Por quinto año se van a celebrar los carnavales del Casco (aquí puedes leer su historia y propuesta para este año), pero entre los actos que se van a llevar a cabo que podéis ver en el cartel que encabeza el post, las organizadoras quien remarcar o el contenido de uno de ellos: el Juicio a Zurrumbon:
En el año 2019 aparece la figura de Zurrunbon, al igual que Markitos en Zalduondo o Miel Ontxin en Lantz, representan las adversidades y los males, con las que es atacada nuestra comunidad: racismo, machismo, especulación en vivienda, políticos/as, situación de los comercios, etc… Este curso queremos centrarnos en explicar la historia de Zurrunbon y que los más pequeños y pequeñas entiendan qué es, qué representa y cómo a través de la denuncia y el fuego, primero las nombramos, las hacemos visibles y luego las quemamos, para, de esta manera, deshacernos y librarnos de ellas de una manera simbólica y en comunidad.
Este año el Juicio a Zurrumbon tendrá lugar el viernes 25 de febrero a partir de las 18 horas en la Plaza de Santa María (habrá también castañas y txokolate, para lo que cada cuál tendremos que llevar nuestro vaso).
Si con este post nos sumamos a darle contenidos a este acto es porque nos parecen sanos y estimulantes momentos como este de denuncia popular espontánea y festiva. Aunque quizá mucha gente no lo sepa, el juicio o quema de un monigote es una tradición carnavalesca bastante más arraigada de lo que pueda parecer, y de forma especial en Araba. Así lo recoge Juan Garmendia en Carnaval en Álava:
La costumbre, bastante extendida en Alava, de preparar con motivo del Carnaval un monigote, que luego se destruye, también queda sometida al gusto local: llamáronle «Judas» en Amurrio y Azáceta; «El Criminal» en Arriola; «El Hombre de Paja» en Eguino y Ocáriz; «Gutiérrez » en Berantevilla y Galarreta; «Toribio» en Campezo; «Don Felipe» en Lermanda; «La Vieja» en Munain y en San Román; «La Abuela» Gn Vicuña; «Marquitos» en Oreitia y Zalduendo; o, simplemente, «El Muñecode Santa Agueda» en Maestu.
Una de las formas de llevar a cabo el acto era parecida a la actual del carnaval del Casco, aunque se celebraba el martes:
El Martes de Carnaval era festivo y por la tarde, desde aproximadamente las cuatro hasta el anochecer, recorrían los “porreros” las calles, entre músicas y carreras. La cumbre del festejo era la muerte de un monigote, indistintamente hombre o mujer, preparado con palos, ropas y paja, relleno de petardos, que en medio de pública algarabía era paseado por las calles en un carro o empalado como si se tratase de un estandarte, para ser juzgado y condenado a muerte en la plaza, durante el sermón ridículo y cómico de un “predicador”, subido a un carro tirado por “porreros” enyugados. Tras la sentencia, el monigote era ajusticiado a golpes, a escopetazos, era ahogado o quemado, más comúnmente, en una gran hoguera de aulagas, que los enmascarados saltaban gritando.
Pero esta tradición tiene su traslado a otras muchas geografías y con muy diversas representaciones. Hay quienes le dan un toque menos reivindicativo y más curativo (¿tendrá que ver que el Ayuntamiento participe en ello?), como en este caso de Purchena (Almería):
La quema del muñeco es una de las tradiciones más típicas de Purchena. Mientras que en otros lugares, el fin del Carnaval lo representa el entierro de la sardina, en Purchena el final del mismo está representado por esta ancestral y original tradición.
Tiene lugar el miércoles de ceniza. Es una fiesta de origen pagano, que pone fin a esos días de diversión y algarabía que son el carnaval, previos al ayuno y la privación de la carne que supone la cuaresma para los cristianos.
El día previo al miércoles de ceniza, con ropas viejas y usadas rellenas de serrín o paja y petardos, se fabrican los muñecos, protagonistas imprescindibles de esta fiesta y que, según la tradición, representan los excesos cometidos durante la fiesta carnavalesca. Estos muñecos se distribuyen entre las diferentes calles del pueblo para ser colgados en las mismas. Al anochecer del miércoles y después de que todo aquel que lo desee sea “señalado” religiosamente con la ceniza, se va procediendo a la quema de los muñecos por los diferentes barrios, quemando así los excesos cometidos durante esos días y preparando al cuerpo y al espíritu para iniciar la cuaresma.
Esta fiesta en los últimos años, ha sido recuperada con fuerza por diferentes asociaciones de jóvenes (Illipula, Ifitos…) y mujeres (Montecarmelo) de la localidad, contando para ello con el apoyo del ayuntamiento.
Mientras que en otros su carácter es mucho más subversivo y de denuncia, como éste de Ribes de Freser (Girona):
Ribes de Freser (Girona) ha cerrado la semana del Carnaval con la tradicional quema del monumento diseñado para la ocasión en la Plaça del Mercat. Este año el protagonista ha sido un muñeco del paracaidista del ejército que se accidentó con una farola el 12 de octubre en el tradicional desfile de las fuerzas armadas. Al militar le acompañaban un policía nacional y un guardia civil con porra y un Mosso disparando un proyectil de foam. Los tres situados dentro de un contenedor donde se podía leer “mesa de diálogo”. El director del Carnaval de Ribes, Eudald Casals, explica que eligen la temática en función de la actualidad y que esperan a la última semana para decidir el tema. “La decisión se toma a partir de una lluvia de ideas después de una comida que se alarga”, ironiza.
La quema del monumento, sin embargo, es el último acto de una serie de actividades que comienzan una semana antes. Al día siguiente es cuando se descubre y se inaugura el monumento que después acabará quemando una semana más tarde.
Algo igualmente habitual en muchas zonas de Galicia, donde al muñeco se le llama meco:
El meco representa a un personaje público. Se trata de una representación satírica de alguien vinculado al mundo de la política o la Iglesia y, en muchas ocasiones, es transformado en un cerdo con forma humana. Con los mecos se busca denunciar ciertas situaciones que perturban a una localidad de una manera visualmente impactante durante un período pagano como es el carnaval.
La quema del meco va acompañada de un sermón en el que se exaltan los pecados del personaje en cuestión. Esta tradición varía mucho según la localidad gallega donde se celebre el carnaval, pero su simbolismo supone un cierre apoteósico a la época previa a la cuaresma, donde tradicionalmente se imponían restricciones muy severas a la población. Precisamente las restricciones por el coronavirus, o el rechazo a leyes sobre la libertad sexual, han motivado que este año personajes como Pedro Sánchez, Feijóo o Carmen Calvo hayan sido mecos. Por lo tanto, esta figura no está directamente asociada a la violencia ni tiene una intención intimidatoria, solo se trata de una denuncia satírica. Muy visual y llamativa, eso sí.
En algunas zonas de México también es reivindicativo, pero se realiza al inicio de los carnavales:
En México el carnaval da comienzo con una tradición muy querida: la Quema del Mal Humor. El ritual empieza con un muñeco enorme de papel maché que representa a un político o un famoso al cual la gente aborrece –como una gigantesca y caricaturesca piñata– y que cuelga sobre la multitud. Se le prende fuego mientras la gente vitorea y celebra el momento. Se trata de una tradición simbólica: mientras arde el muñeco, la gente se desprende de sus problemas cotidianos y disfruta del inicio de las fiestas.
La Quema del Mal Humor está presente en los carnavales de todo México, pero sobre todo en Veracruz y Mazatlán, donde los muñecos a veces representan personajes: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha estado muy presente los últimos años.
Así mismo son curiosas la distintas interpretaciones que sobre esta costumbre se suelen dar. Por ejemplo, esta interpretación argentina sobre la quema del Momo:
Por qué lo queman a Momo
Desde las tradicionales fiestas paganas de hace más de 5.000 años, la aparición de Momo, considerado el dios de la burla, amo de la sátira y la ironía y rey de los carnavales, significa el comienzo de ese festejo. Y su quema simboliza el cierre de carnaval.
Una de las varias versiones en torno a la tradicional quema señala que su origen tiene que ver con la historia de Baco, el Dios del Vino en la mitología romana (basado, a su vez, en el Dioniso de la mitología griega). Y era presentado con las características propias del bufón: gorro con cascabeles, cetro y máscaras.
Otra versión, ubicada en el mismo tiempo y también en el Imperio Romano, relata que los romanos 30 días antes de finalizar las fiestas saturnales (donde le rendían culto a Saturno) elegían como rey al más bello de los soldados, el cual durante esos 30 días tenía poder absoluto, y en el último día era obligado a matarse en el altar del dios Saturno.
A través del tiempo la Iglesia Católica intentó cooptar estas celebraciones populares, las cuales fueron incorporadas al calendario cristiano y concebidas como un período de excesos permitidos antes de la Cuaresma.
Igualmente llamativa esta otra explicación, que une además la quema con el entierro de la sardina:
El hábito de quemar la sardina tiene origen en Madrid, de donde se dice que el miércoles de ceniza, gente disfrazada de mendigos y religiosos en tono burlesco recorrían las calles portando escobas, jeringas y orinales. En el centro, sobre una camilla, llevaban un pellejo de vino con una careta, de cuya boca colgaba una sardina. Al atardecer, la sardina era enterrada y el vino repartido entre la gente.
¿Y por qué una sardina? Todo parece indicar que se trata de una deformación fonética. En la antigüedad se enterraba carne, que era lo que verdaderamente representaba el pecado de gula que tanto rechazaba la iglesia con la Cuaresma. Se trataba de un cerdo abierto en canal o una ‘cerdina’, que ha acabado convirtiéndose en sardina.
Como se puede ver, el fuego está muy presente en los ritos carnavalescos no sólo de la comarca, sino también de casi todo el mundo occidental.
Terminemos con otro ejemplo de una zona cercana, y cuyo carnaval tiene bastante prestigio. Nos referimos al carnaval de Lantz:
El carnaval de Lantz es el más multitudinario de Navarra y una de las fiestas más importantes que se celebran en la villa. Cada martes de carnaval se vive el apresamiento, juicio y muerte en la hoguera del mítico y malvado bandido Miel Otxin.
Un carnaval rural y lleno de color el que se vive estos días en Lantz. Durante estos días, las fuerzas del mal y del bien salen a las calles de la villa para enfrentarse en una batalla donde la justicia mueve las rabias populares. Uno de los momentos más esperados cada carnaval es la aparición del maligno Miel Otxin. Se trata de un malvado bandido que representa a los malos espíritus y cuyo nombre viene de la antigüedad por el robo de mil otxines (moneda usada antaño en Navarra).
Este muñeco, de tres metros de altura, porta los brazos en cruz, viste blusa estampada, pantalón azul y faja roja, y corona su cabeza un gorro cónico cuyos adornos y colores llaman especialmente la atención.
El lunes es capturado y paseado por el pueblo a ritmo de txistu y tamboril mientras que el martes de carnaval, tras recorrer las calles del pueblo, es ejecutado y quemado en la hoguera, mientras sus vecinos bailan el zortziko alrededor de la misma.
Volviendo a las organizadoras del juicio al Zurrumbón en nuestro Casco Viejo, aquí quedan las indicaciones que nos dejan para que nos animemos:
Quienes queráis tomar parte tendréis que escribir un pequeño texto explicando por qué queréis quemar a Zurrunbon. El texto no tiene que ser muy largo, 2-3 líneas y pueden utilizarse diferentes idiomas.
Buf, si por deméritos hacia el Casco fuera, mucho nos tememos que la Plaza Santa María iba a quedarse pequeña para tanto Zurrumbon a juzgar y quemar. 999 eZker atolatzailei tradizio bat errekuperatzeagatik, mamiz beterik!!