Historia(s) del Casco / Bitxikeriak

HISTORIA(S) DEL CASCO / BITXIKERIAK

 

A lo largo de nuestro trabajo vecinal por diferentes causas hemos ido reuniendo información diversa sobre el barrio: sobre la historia de sus calles; de sus vecindades, o sobre los datos que el PERI (Plan Especial de Rehabilitación Integrada) recogía en sus “fichas edificatorias” (fecha de construcción, estado actual, peculiaridades…) y que , además, recogen información sobre el futuro que el PERI marca a cada uno de los edificios del barrio afectados por el PERI (pues no abarca todo el barrio)…

Siempre hemos pensado que el mejor uso que se le puede dar a esa información es ponerla en manos de todas, y este blog puede ser una humilde herramienta en esa labor. Arrancaremos así con tres grandes apartados iniciales

Pero la información que trataremos de aportar no será tanto la “oficial o habitual” (sobre la historia de los edificios señoriales, museos e iglesias… ) que ya está suficientemente abordada por personas con más conocimientos, sino sobre aquellas más mundanas, cotidianas y populares, entrañables… o más útiles para el vecindario. Si con todo ello, además, se consigue impulsar también cierto orgullo de comunidad vecinal, pues eso que ganamos todas.

 

1. HISTORIA(S) DE NUESTRAS CALLES

Uno de los apartados de esta sección de Historia(s) del Casco va a centrarse en reseñar algunas informaciones sobre el origen de las calles que lo componen, intentando no centrarnos en la monumentalidad edificatoria (más que de sobra abordada por folletos y guías turísticas) sino en otras bitxikeriak y datos tal vez de mayor interés para «hacer más cercanas, más nuestras» esas calles que habitamos o paseamos.

Este apartado pretende también impulsar sentimiento vecinal comunitario en base al cariño que puedan generar los pequeños detalles de la(s) historia(s) de nuestras calles y vecindades y, sobre todo en base a las aportaciones que le queráis hacer llegar, porque pretende ser un recipiente también de su historia viva, recogiendo las aportaciones, detalles, anécdotas, fotos o curiosidades que sobre nuestras calles y vecindades queráis incorporar enviándonos.

Esos son las presupuestos iniciales con los que arranca este apartado de calles, pero en la medida que le vayáis dando vida con vuestras aportaciones, seréis vosotras también quienes decidáis por dónde camine.

LISTADO DE CALLES, CANTONES, PLAZAS… QUE VAMOS INCORPORANDO


          •  
          • ABREVADERO / ASKA KALEA

            Es una de las calles situadas en la ladera Este del Casco. Desciende la ladera desde la calle Nueva Fuera hasta la calle Francia, encontrándose en ese descenso a su izquierda a la calle del Torno.

            Debe su nombre al abrevadero que, al menos desde el siglo XVI[1] y hasta la segunda parte del siglo XX había en la calle, cuyo objeto era servir de bebedero al abundante ganado que por allí transitaba debido a las numerosas cuadras de tratantes de ganado que se encontraban en esa vecindad, como queda perfectamente reseñado en la siguiente instantánea de la recopilación de fotos de Vitoria de 1956-57[2]

            Según Venancio del Val (1979) El abrevadero que le da nombre estaba situado en la pequeña plazuela que se forma entre cada una de las casas que dan a la calle del Torno por un lado y a la de Francia por otro.

            Se sabe que hasta 1887, año en que se crea la calle Abrevadero como tal, las 3 edificaciones que la formaban eran parte de la calle del Torno (que a su vez sólo existía desde 20 años antes, pues se había creado en 1867 de una parte de Nueva Fuera). Y sabemos también que, al menos parte de ellas, en concreto las contiguas señaladas con los números tres y cinco (que anteriormente eran el número 2 de Torno) tenían a su frente sendas huertas donde existía una alberca .[3]

            En sus inicios, sólo contaba con edificaciones a un lado de la calle. Según el Cuaderno de Rotulación de Calles y Numeración de Casas 1887, que es donde aparece por vez primera, sus límites geográficos eran: Linda al Norte con la calle del Torno; Sur, heredades; Este con la de Francia y Oeste Nueva Fuera. Sin embargo, el Nomenclator municipal de 1897 recoge ya en la acera de la derecha 3 edificios (números 2 al 6) y a continuación un solar.

            Durante la primera mitad del XX el número 1 era un almacén y el 7 un taller de carros, mientras que en la acera de la derecha en el número 2 había una taller de carpintería y en el 4 una cuadra que posteriormente se convertiría en almacén.

            En 1910 tenía 3 edificios habitables, 4 inhabitables y 21 habitantes.
            En 1940 tenía una población de hecho de 46 personas, 22 hombres y 24 mujeres

            Igualmente conocemos que en esta calle se encontró un pozo de un diámetro de 10 metros y una profundidad entre los ocho y los doce metros, que, como muchos de los numerosos existentes en el subsuelo del Casco, se habían excavado a la perfección en la roca. Su finalidad era la de captar agua de los niveles freáticos para los diversos usos domésticos, sin llegar a beber su agua.[4]

            Pertenecía a la 1ª vecindad de San Juan, y en 1940 estaba adscrita a la sección 36ª del distrito 6º y a la parroquia de San Vicente. Hoy en día, sin embargo, aunque toda la calle pertenece al Distrito 1 (Casco Viejo), sus portales impares pertenecen a la sección censal 9, mientras que los impares a la 10. No obstante, el Plan Especial de Rehabilitación Integral del Casco (PERI) no la incluyó entre las calles que abarcaba.

            Posiblemente hoy en día para mucha gente de Gasteiz sea la calle de Canuto por ubicarse en esta calle el popular comercio Cerrajería Canuto, lugar donde tantas y tantas personas de Gasteiz hemos acudido a, por ejemplo, hacer copias de nuestras llaves. Aunque en los últimos tiempos para cada vez más gente su referencia sea Algara dantza taldea, punto de encuentro de quienes tienen pasión por enseñar, aprender o disfrutar de la danza y la música vascas tradicionales.

            P1020895

            Vista actual de la calle, pero los «jumentos» ahora son de chatarra

            1. Elena Martínez de Madina, comisión de onomástica de Euskaltzaindia, EITB 07-12-2012
            2. http://es.slideshare.net/pelotazas/vitoria-1956-1957
            3. Knörr (2009) señalando como fuente 1896, AHPA, P. 20.838, f. 3.244).
            4. http://www.vitoria-gasteiz.org/we001/was/we001Action.do?aplicacion=wb021&tabla=contenido&idioma=es&uid=u_44a0bd70_130ab4f1005__7fc0

             

            ANORBÍN (CANTÓN DE) / ANORBIN (KANTOIA)

            Es el cantón de la ladera oeste del Casco que se extiende de la calle Correría (entre las vecindades segunda y tercera de esta calle) hasta la calle de la Fundadora de las Siervas de Jesús, a la altura de la plaza del Marqués de la Alameda. Mide aproximadamente 47,5 metros y acumula una pendiente del 12,83%. Del acceso a

            Hasta 1887 no figuraba en los Nomenclátor y Callejeros de la ciudad pero en ese año pasó a tener denominación oficial como Cantón de Anorbín. En ese 1887 no contaba con edificio, pero sí en 1897, donde aparece el portal nº 2.
            En 1910 contaba ya con dos edificios de viviendas (uno a cada lado) con los números 1 y 2, en los que vivían 33 habitantes. El número de portales de edificios seguía siendo el mismo en 1920, pero ya en 1940 contaba con tres en la acera izquierda (1, 3 y 5) y mantenía el número 2 en la derecha.
            En 1940 tenía 49 habitantes (29 hombres y 20 mujeres).
            Ya a principios del siglo XXI solo contaba con tres portales de viviendas en la acera de los impares (1, 3, y 9, los tres de reciente construcción -finales del XX-) en los que había empadronadas 39 personas vecinas.
            Por su posición, pertenecía a varias vecindades, en concreto a la 3ª de Correría, 4ª de Zapatería y 2ª de Herrería. Estaba adscrita a la Parroquia de San Pedro, y al “distrito médico 1º de la Beneficencia Municipal».

            Sabemos por Venancio del Val que el “callejón sucio y famoso” que debió haber al final del Cantón y que se denominaba popularmente ‘Portal Oscuro’ fue derribado a finales de 1852, construyéndose al año siguiente la escalinata que ocupó su lugar y siendo 1919 el año en el que el cantón tuvo su último ensanchamiento. Al menos hasta mediados del XX, en el centro del cantón, en su tramo de la Correría a la Zapatería, contó con una fuente.

            No obstante hay quien también dice que el nombre de ‘Portal Oscuro” se le daba a todo el cantón:

            De este modo empezó a formarse la Villa de Iuso, es decir la Villa de Abajo con las calles Correería, Zapatería y Herrería, cortadas por cuatro cantones radiales: San Roque, San Pedro, Aldabe y Portal Oscuro.[1]

            Y quienes refieren descripciones y relaciones aún más curiosas entre el Portal Oscuro y un ‘Portal de Anorbin’, lo que llevó a que esté acreditado (AHPA, P. 9.188, f. 209) que en 1625 se le denominara “Portal Escuro Anjeuin de Maturana”:

            En 1853 desapareció uno de los pocos vestigios que quedaban del antiguo Vitoria: el Portal Oscuro, estrecho y lóbrego pasadizo o túnel, en violenta pendiente, que comunicaba la Herrería con las Cercas, atravesando restos de la primitiva muralla, hasta la Poterna o Portal de Anorbín. Este antro maloliente era utilizado por chicos y grandes para sus excusadas necesidades.[2]

            [En 1852] Mediante un arreglo con el Sr. Marqués de la Alameda desaparece el llamado Portal Oscuro, estrecho y lóbrego callejón que comunicaba la Herrería con las Cercas, y en parte de cuyo emplazamiento se levantó la casa que hoy ocupa y pertenece á su nieto D. José María de Zavala.
            Era un pasadizo que hoy llamaríamos túnel, uno de los pocos vestigios que aun quedaban del antiguo Vitoria, y correspondía á la Poterna ó Portal que tenía allí la primitiva muralla, y se llama de Anorbín en el cuadro que se conserva en la casa de la Ciudad. Este oscuro callejón con una pendiente violentísima á las Cercas, y que á pesar de la vigilancia de los Ministros no olía á rosas, era legendario entre los chicos de aquellas y las generaciones que nos precedieran.[3]

            Portal Oscuro (actual cantón de Anorbin) por Juan Ángel Sáez, siglo XIX (Tomado de http://enklabe.blogspot.com.es/2015/04/las-dos-torres-viii.html )

            En cuanto a las hipótesis sobre su nombre, la mayoría de las fuentes apuntan a que el origen de ‘Anorbín’ se debería a la corrupción experimentada por un apellido “Angebin” perteneciente a un vecino significado de la Vitoria del silgo XIV: Angebin Sánchez de Maturana. Como señala Knörr (2009):

            Como han notado ya otros autores, el cantón de Anorbín es producto de una mala lectura de Angevín (con las variantes de cantón de algebin, algibin, aljibil, portal de anjebrin…) vinculado a Angevín Sánchez de Maturana, uno de los cabecillas del bando de los Calleja. Este nombre, que en su origen se refiere al gentilicio de la región francesa de Anjou, pasó a ser un nombre de pila, siendo empleado durante siglos en nuestra ciudad

            No obstante del Val recoge también el dato de una escritura de 1248 en la que se citaba a “Angevín el carnicero” quien para el cronista vitoriano “posiblemente fuera el que popularizó las casas en el cantón que tratamos”.

            Desde 2011 y en el lateral que corresponde al edificio de Zapatería 76, el Cantón luce el mural titulado “La luz de la esperanza” obra de un grupo de artistas y vecinos de la capital alavesa dirigidos por la prestigiosa muralista Michelle Ángela Ortiz, de Philadelphia, junto al creador local Iván García Bartolomé. Un mural que es descrito así por sus propias autoras:

            A través del lenguaje de los colores, donde los tonos fríos contienen el problema y los cálidos la solución, avanzaremos desde la desigualdad y los estereotipos hasta la educación, la justicia, y la esperanza. La imagen predominante es una mujer ya madura, rompiendo las cadenas de su opresión avanzando hacia la consciencia y la sabiduría natural. En el centro, una balanza perfectamente equilibrada.

            Y para terminar, unas imágenes más que curiosas del Cantón de Anorbin que demuestran lo que pueden dar de si la unión entre el clima vitoriano y las empinadas pendientes de algunos de sus cantones.

            1.BEGOÑA Y AZCARRAGA, Ana de; “Arquitectura doméstica y urbanismo”, en “Historia de la ciudad de Vitoria. I. El núcleo medieval”. VV.AA. Bankoa 1977

            2.ALFARO FOURNIER, Tomás; Vida de la ciudad de Vitoria. Editorial Magisterio Español, 1951

            3.VELASCO Y FERNÁNDEZ DE LA CUESTA, Ladislao de.: Memorias del Vitoria de Antaño. Establecimiento Tipográfico de Domingo Sar, Vitoria, 1889

             

            ARQUILLOS (ESCALERA DE LOS) / ARKUPEKO ESKAILERAK

             

            Escalera Arquillos mediados del XX

            Son las que unen la Plaza del Machete bajando hacia la confluencia de las calles de Mateo Moraza y la Cuesta de San Francisco, y que como describen Henrike Knörr y Elena Martinez de Madina en su Toponimía de Vitoria “forman un pasadizo cubierto bajo los Arquillos, en su tramo medio”.

            Aunque el nombre oficial se les dio en 1887 (antes pertenecieron al Paseo de los Arquillos según recoge el Nomemclator de 1910) su existencia data de la construcción de los Segundos Arquillos (Arquillos de San Miguel o del Ala), en los primeros años del siglo XIX. Por eso, referencia de ellas encontramos también en la obra de Knör y Martínez de Medina:

            “Todas las escaleras que hay en la ciudad à saber: la de San Miguel, las dos que conducen desde Los Arquillos à la Plaza del Machete,…”

            (1856, AHPA, P. 13.509, f. 722v).

            Digamos como curiosidad que en 1887 contaban con un edificio habitado en la parte izquierda, con 2 personas vecinas en ese año, que para 1893 eran ya cuatro habitantes. Este espacio es hoy en día ocupado por una sociedad recreativa y cultural.

            ARQUILLOS (PASEO DE LOS) / ARKUPEKO IBILBIDEA

             

            Origen y construcción

            Este singular espacio del Casco, gracias al cual se consiguió conectar la colina con la parte baja de la ciudad, comenzó a construirse a finales del XVIII, en concreto en 1787, tal y como recoge “Recordando Vitoria” quien también nos explica que:

            El proyecto de los Arquillos comenzó en 1787, cuando ya estaban muy avanzadas las obras de la plaza Nueva. Precisamente el nombre popular “Los Arcos” que se le daba a la plaza Nueva hizo que a este paseo se le llamase “Los Arquillos”

            Ese nombre oficial “Los Arquillos” se le dio en 1794. Según los tiempos ha sido considerada oficialmente calle o Paseo (a veces, ni lo uno ni lo otro, simplemente “Los Arquillos”). Algunos datos que aparecen sobre ella en documentos municipales sobre rotulación, numeración y denominación de calles son los siguientes:

                • En el documento municipal de 1855 de “Rectificación de numeración de las casas” aparece “Los Arquillos” (ni calle, ni plaza, ni paseo), dentro de la Vecindad de San Francisco, y recoge que cuenta con 13 portales (números 1 al 13 en la nueva numeración que se les da) todos en la acera izquierda
                • En 1880 tenía 11 edificios (con 13 números, pues eran doble el 8/9 y el 10/11) y 80 habitantes, que en 1910 habían aumentado a 143.
                • En 1887 aparece “Los Arquillos” (en 1897 son “Paseo de los Arquillos” en el índice y “Calle de los Arquillos” en la explicación detallada) con 12 portales en la acera izquierda. Según ese documento “Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas” de 1887, Los Arquillos tenían en sus 12 edificios 96 habitantes en 1884 y 103 en 1887 (en el padrón de 1893 ya eran 133).
                • En 1940 tenía 11 números (los dobles habían pasado a sencillos) todos en la acera de la derecha, y los números 8 a 11 se correspondían con los 1 a 7 de la Cuesta de San Francisco. En ese año contaba con 217 habitantes (85 hombres y 132 mujeres)

            Pertenecía a la vecindad de San Francisco. Se inicia en el pórtico de San Miguel, concluyendo en la terminación de la Cuesta de San Francisco. Linda al Norte con la Plaza del Machete; al Sur con la calle de Mateo B. de Moraza; al Este con la Cuesta de San Francisco, y Oeste con la Iglesia de San Miguel.

            Aunque esa construcción se llevó a cabo en dos fases distintas, que ahora abordaremos, conviene primero intentar hacerse una idea de cómo era ese espacio antes de que comenzaran las obras, porque era una zona muy distinta a la que hoy conocemos, que en aquel entonces estaba en pleno proceso de transformación. Aunque existen numerosos trabajos y fuentes que describen la zona y su urbanización, vamos a hacerlo sirviéndonos de lo recogido en un texto que os recomendamos a quienes queráis profundizar más en esa cuestión, se trata del trabajo de Salvador Andrés Ordax titulado “Urbanismo en Vitoria 1780-1830

            También fue importante la urbanización del espacio que mediaba entre la parte más alta de la ciudad y la inferior que ahora ocupaban las plazas vieja y nueva. En su zona occidental se levantaban la iglesia de San Miguel, la Casa Consistorial vieja que incluía la Alhóndiga y un modesto mercado llamado La Ala. Cruzaba un camino que desde el Hospital subía al portal de San Bartolomé, a través del cual se accedía al Campillo. El resto formaba un triángulo al ser ceñido por la calle que ascendía hacia las de Cuchillería y Pintorería. Este lugar sería urbanizado mediante la organización de su desnivel con la construcción de los edificios que conocemos como «Los Arquillos»,llevada a cabo en dos fases independientes.

            Algunos datos añadidos nos ofrece Ladislao de Velasco y Fernández de la Cuesta en su obra de 1889 Memorias del Vitoria de Antaño

            Dentro de esa gran área solo encontramos en la parte más elevada de la Plaza Mayor, y en su extremos Norte donde hoy la primera manzana de los Arquillos de San Miguel un notable edificio del que nos ocupamos en el Capítulo V, y servía de Alhóndiga y Casa de Ayuntamiento, y muy cercana una extensa construcción llamada la Ala y servía de mercado cubierto. Bajo la casa de Ciudad había una pequeña explanada sostenida por un muro de mampostería, llamada el Petril de los Leones por dos de piedra que adornaban la reducida meseta. Más adelante frente San Vicente había también un gran paredón, muro de contención de otra meseta que se extendía delante de la antigua cárcel, hoy Alhóndiga, y se llamaba Placeta del Juicio. En los últimos tiempos era un derrumbadero peligroso, y no sabemos si la dieron ese nombre por la Cárcel inmediata, ó por que allí se ejecutaban las sentencias de muerte, que es lo más probable.

            Los Arquillos del Juicio o Arquillos de San Vicente o Arquillos de Arriba o Arquillos Orientales o Primeros Arquillos

            Fue la primera fase en construirse, y el propio Andrés Ordax nos describe la situación de partida y el proceso llevado:

            Las «Casas de Segurola», que podemos llamar «Primeros Arquillos», se edificaron a partir de 1787 en la parte oriental del espacio antes citado, alineándose con el camino de la subida a la calle Cuchillería. Era entonces un lugar abandonado y con suelo desigual. (…) el letrado José Nicolás de Segurola, quien presentó en el Ayuntamiento del 17 de octubre un memorial pidiendo el solar mencionado como «sitio que al presente se halla sumamente feo y de mal aspecto», que el paso por él «se halla descubierto y sin resguardo para el tránsito de las gentes», que con su proyecto «no sólo se hermosearía el aspecto y evitaría la presente fealdad sino que se aumentaría la población y la comodidad de sus habitadores» y que «redunda en tan notorio beneficio del público y del estado que se interesan en la grandeza, hermosura y comodidad de los edificios»

            (…) El 23 de noviembre el Ayuntamiento acuerda conceder a Segurola el sitio que solicita para la construcción de casas, suscribiéndose el 28 de diciembre el protocolo en que se disponen las condiciones en veintitrés capítulos con el compromiso el concluir las obras en cuatro años.

            (…) El lugar asignado a las casas tenía, según la medición hecha por Olaguíbel por encargo del Ayuntamiento, 180 pies de largo y 64 de ancho. Se construyeron sobre un muro inferior con el que se salvaba el acentuado declive de la calle, situándose en las partes de mayor altura del mismo algunas tiendas. Encima se levantan las tres plantas de las casas, con un primer cuerpo con soportales en su parte anterior abiertos con arcos de medio punto, y otros dos cuerpos con vanos regulares en su fachada.

            Al margen de la valoración arquitectónica de esta construcción como tipo de viviendas de pisos, es muy interesante como solución en el ordenamiento del espacio urbano y por el adecentamiento de este lugar céntrico de la ciudad. Sus soportales serían públicos, como advirtió al Alcalde el Procurador Síndico General cuando ponderó el proyecto, que era «de comodidad para todos mediante el paso público que ha de quedar bajo de los arcos para paseo y recreo del común, así como V.S. lo está experimentando con los arcos y soportales de la Nueva Plaza». Además, como lugar de comunicación no rodada, ponía en fácil relación a la población de las calles orientales con las plazas nueva y vieja de la ciudad, salvándose los desniveles mediante escaleras.

            En lo que no entra este autor es en la polémica actuación de José Nicolás de Segurola, cuyo proceder recuerda desgraciadamente al comportamiento habitual también hoy en día de quienes se mueven en determinadas esferas del Poder: influencias, favores, privilegios… todo ello acompañado de dinero público para fines privados. Porque las que luego se conocieron como “Casas de Segurola” eran tres casas de tres plantas con las que el letrado y promotor inmobiliario pretendía hacer negocio vendiéndolas a particulares.

            Se construyeron como bloques de viviendas que denominaron Casas del Señor Segurola y que luego el propietario vendió a particulares.

            http://www.vitoria-gasteiz.org/wb021/http/contenidosEstaticos/especial/20140605/48624_AYTO_Vitoria_Neoclasica_12-12.pdf

            Y es que Joseph Nicolás de Segurola, era un hombre con poder e influencias, hasta el punto de que en abril de 1795 el por entonces rey de España Carlos IV le concedió los honores de Alcalde del Crimen de Chancillería de Valladolid. Espabilado desde luego parece que era, pues tras vender las casas que recién había construido en los Arquillos del Juicio, solicitó que le rebajaran a la mitad el derecho de alcabala a pagar por ellas.

            Actas del Ayuntamiento de Vitoria referentes a la solicitud presentada por José Nicolás de Segurola para que se le rebaje a la mitad el derecho de la alcabala por la venta de tres casas que había construído en la Costanilla del Juicio de Vitoria e informe que sobre ello hizo el diputado general

            1792, diciembre, 29 a 1793, diciembre, 3

            ATHA-DAH-FVER-043-039

            Arquillos nevados mediados del XX

            Arquillos del Ala o Arquillos de San Miguel o Arquillos de Abajo o Segundos Arquillos

            Sigamos de nuevo a Andrés Ordax para saber cómo se gestó la construcción de los Segundos Arquillos:

            El planteamiento inicial surge en 1790 como consecuencia de la necesidad de acondicionar la calle de San Francisco que corría ante la fachada exterior de la nueva Casa Consistorial. Considerando como accesorias de las obras de la plaza a las de las calles que la circundaban, Olaguíbel hizo un primer plan sencillo para dejar suficientemente ancha y rebajada la calle de San Francisco. El antiguo consistorio quedaba muy próximo a la nueva plaza, por lo que el mismo arquitecto volvió a hacer otro plan que ascendía a 100.000 reales consistente en demoler la parte anterior del viejo Ayuntamiento dando mayor amplitud a la calle. Además se propuso como de «gran beneficio para la hermosura y comodidad publica el hacer soportales con arcos en todo el largo del antiguo consistorio», indicando que era lógico que lo aceptara el Ayuntamiento «después de hacerlo puesto por condición a los particulares que fabrican casas sobre la misma línea en la subida hacia la calle de la Cuchillería con el importante objeto de proporcionar comunicación al abrigo de las inclemencias entre las tres calles superiores y las tres inferiores, el cual fue también uno de los que se tuvieron presentes para fabricación de la nueva plaza ». Así se recoge en el informe de la Junta de la Plaza el 26 de julio de 1790

            Pero pronto surgieron los problemas que retrasarían la obra:

            Aceptado el plan en Ayuntamiento de 22 de septiembre de 1790, el 1 de octubre se abordó el aspecto económico pensando en la posibilidad de poder hacer uso de los fondos autorizados para las obras públicas accesorias a las de la Nueva Plaza y encargaron un plan y presupuesto a Olaguíbel, que fue presentado por el Alcalde el 3 de diciembre de aquel año. Pero tejió entonces otro plan del maestro Aramburu, más económico que el de aquél. Esto y la petición de facultad al Consejo de Castilla demoró las gestiones. El 27 de enero de 1794 el Consejo reclamó el proyecto, que nuevamente fue elaborado por Olaguíbel 19. La facultad real no llegó hasta el 27 de abril de 1796.

            Hay que esperar a 1801 para ver prosperar la construcción de estos segundos arquillos. Y aun a punto se estuvo de desistir de la idea pues en 1800 se pensó que resultaba costosa al Ayuntamiento la modificación de la Casa Consistorial Vieja por lo que sería mejor derribarla, trasladando la alhóndiga que albergaba al edificio del Hospital, y dejar en su solar tres plazuelas o mesetas para mayor claridad y menor gasto.

            Así las cosas, no sería hasta 1802 cuando se iniciaran las obras:

            El 7 de agosto [de 1801] se aceptó lo sugerido por la Junta y se concedió el sitio a Aramburu y otros vecinos, que habían ofrecido varias mejoras respecto a los demás solicitantes.

            Una semana más tarde se presentó el articulado de 30 puntos con las condiciones acordadas por las dos partes, escriturándose el convenio el 21 de dicho mes. Se indica en varias ocasiones que se tomase como referencia las casas de Segurola y se fija el plazo de construcción en tres años. Se debió comenzar en abril de 1802

            Pero la construcción de las casas iba condicionada al arreglo de la zona en varias cuestiones:

            En efecto, además del bloque de las casas levantadas en consonancia con las primeras, se arreglaron las escaleras de la subida al portal de San Bartolomé, por debajo del pavimento que une a los dos soportales, y el nivel de la calzada de éstos se continuó hasta el pórtico de la iglesia de San Miguel por encima de las citadas «covachuelas» destinadas a comercio. Asimismo, por detrás de las casas se urbanizó la plazuela hoy llamada «del Machete» con las correspondientes escaleras de acceso.

            El resultado fue la comunicación de la circulación no rodada de las calles altas y orientales con la zona pública de las plazas, de la iglesia de San Miguel y del paseo del Espolón.

            Su construcción también alteró la denominación de alguna calle, como así recogen Henrike Knörr y Elena Martinez de Madina en su detalladísimo Toponimía de Vitoria

            A raíz de la construcción de los Arquillos, en 1887 la Calle San Francisco pasó a denominarse Calle Mateo Benigno de Moraza en su tramo actual, y quedó el nombre de la Cuesta de San Francisco para el tramo que unía la parte baja con la alta de la actual Calle San Francisco

            Los diversos cambios en Arquillos en el siglo XXI

            Dando un importante salto en el tiempo, hay que resaltar que durante la última década esta zona de los Arquillos ha sido objeto de numerosos planes, buena parte de ellos abandonados y otros llevados a cabo.

            Así, por ejemplo, en 2009 se procedió a la impermeabilización del falso techo del Paseo dándole tras la obra un nuevo aspecto al anterior con apariencias de vigas de madera, que ahora se sustituía por otro uniforme en color blanco, sobre el que se reflejan luces de diversos colores.

            En mayo de 2011 se nos anunciaba un parking en esa zona:

            Vitoria descarta el parking de El Campillo por otro junto al Banco de España

            Un estudio municipal apuesta por ubicarlo entre la antigua entidad financiera, Los Arquillos y la Subdelegación del Gobierno

            (…) Además, el futuro parking –cuya planta ocuparía 3.825 metros cuadrados de superficie– estaría también conectado por el elevador previsto en el plan de accesibilidad del Casco Viejo, y que pretende salvar el desnivel entre los jardines de la calle Estatuto de Gernika (ubicados precisamente en las traseras del Banco de España) y Los Arquillos.

            El peligro que supondría ese túnel ahora descartado para el conjunto monumental diseñado por Olaguíbel es precisamente uno de los motivos por los que se ha rechazado el primer proyecto. http://www.elcorreo.com/alava/20110520/local/vitoria-descarta-parking-campillo-201105201402.html

            (El Correo 20-05-2011)

            Y tres años después, son diversas las propuestas para los Arquillos:

            Concurso de ideas para los arquillos

            El PP dice tener un plan para reformar la zona tras rechazar el del PNV

            EH Bildu presentará su propio proyecto

            Txus Díez Jorge Muñoz – Miércoles, 17 de Septiembre de 2014 vitoria – La idea pasa por eliminar el tráfico en la cuesta de San Francisco y desviar los coches hacia Olaguíbel por donde en la actualidad se ubica el parking en superficie de la Subdelegación del Gobierno, entre esta sede del Ejecutivo central y el antiguo Banco de España. Con esta actuación, en principio sencilla, propone el grupo municipal vitoriano del PNV ganar la zona de los Arquillos como un nuevo espacio totalmente peatonal de casi 1.700 metros cuadrados. El plan pasa por extender el concepto de la plaza del Machete hacia el Ensanche.

            http://www.noticiasdealava.com/2014/09/17/araba/concurso-de-ideas-para-los-arquillos

            (DNA 17-09-2014)

            Pero el auténtico chorreo de noticias y propuestas llegaría algo más de un año después, en octubre de 2015:

            Urtaran ultima con los vecinos su plan para reformar el entorno de los Arquillos

            Presentará a los vecinos un plan el próximo martes

            (El Correo 04-10-2015, sin versión digital abierta)

            Urbanismo descarta impermeabilizar Los Arquillos por las filtraciones

            (…) la situación se conoce desde 2010

            (El Correo 06-10-2015, sin versión digital abierta)

            Urtaran quiere cerrar la Cuesta al tráfico y desviarlo a Olaguíbel porla Subdelegación

            Pidió ayer a los vecinos que presenten sus aportaciones al plan para reformar el entorno de Los Arquillos y ganar espacio para peatones y ciclistas.

            (El Correo 07-10-2015, sin versión digital abierta)

            Vecinos y comerciantes discrepan sobre la reforma del entorno de Los Arquillos

            Los afectados consideran que el Gabinete Urtaran debe ofrecer alternativas “reales” a la supresión de aparcamientos en la cuesta de San Francisco

            (El Correo 08-10-2015, sin versión digital abierta y con más información)

            Litronas y letrinas en Los Arquillos

            El Ayuntamiento se plantea cerrar este espacio los fines de semana para evitar actitudes incívicas y que se use como urinario

            (El Correo 12-10-2015, sin versión digital abierta)

            A día de hoy, como tantas propuestas y promesas para el Casco, nada se ha cumplido y nada ha cambiado. Pero parece que es una zona que por su condición de entrada principal a la ladera Este del Casco les interesa, y tarde o temprano, mirando al turismo harán algo. Es más, cuando ya habíamos redactado esta líneas, vuelve a publicarse una noticia (El Correo 07-04-2017, sin versión digital abierta) según la cual el Ayuntamiento pretender reorganizar la zona peatonalizando la Cuesta de San Francisco (entre Los Arquillos y el jardín), todo ello de una reforma mayor en varias fases con un coste estimado de 5,6 millones de euros.

            Esta modificación de tráfico permitiría eliminar los aparcamientos y el doble carril de la Cuesta para habilitar una plaza que discurriría entre Los Arquillos y la actual zona verde. El nuevo corredor inclinado se convertiría en territorio exclusivo de los peatones y estrenaría unas terrazas escalonadas en el lateral más cercano al jardín.

            Parece claro, como hemos dicho, el interés municipal por hacer de la zona una nueva sala de estar para la atracción turística, el principal (si no único) motor de actuación municipal en el Casco.

            Arkillos 10, el alma comunitaria y autogestionada del Paseo

            Una entrada de KTT sobre el Paseo de los Arquillos no podía terminar sin dedicar un lugar destacado a la iniciativa popular que le ha cambiado la cara y el alma a parte del Paseo, nos referimos, claro está al edificio okupado conocido como Arkillos 10, lugar en el que se ubica y que ya se ha convertido en la okupa del Casco Viejo con más historia, pues ya son 7 los años que lleva desde que se pusiera en marcha en plena semana santa de 2010.

            Y eso que su historia ha sido todo menos fácil. Primero tuvieron que aguantar una declaración de ruina del edificio. Posteriormente, durante no pocos días, llegó a padecer una especie de asedio de la policía municipal, que no permitía entrar ni salir del edificio. Más tarde se acometió una revisión del PERI para recalificar ese edificio y permitir al Ayuntamiento venderlo para un negocio privado… y es que la okupación de Arkillos 10 duele de forma especial al Ayuntamiento, porque el edificio okupado denuncia alto y claro los intereses de su dueño: el propio Ayuntamiento, con otro edificio más completamente abandonado, esperando a que se caiga. A eso le sumamos que, como en las otras ocupaciones, la fachada del edificio municipal y sus balcones, mediante pancartas y banderolas se utilizan como soporte-denuncia del PERI contra el vecindario del Casco. Todo un evidente ejemplo de la denuncia hecha edificio.

            Pero, tras la fachada, la actividad de Arkillos 10 ha sido y es igual de intensa. Tan famoso como utilizado es su taller autogestionado de reparación de bicicletas. Durante un tiempo también se ubicó allí la oficina de okupación de Gasteiz. Realiza microconciertos, organiza actividades para las personas mayores de la residencia contigua, en él se imparten cursos y talleres de lo más variopinto (desde cómo crear orgonitas, hasta cómo fábricar cerveza artesanal), es el lugar donde se junta y afina un coro feminista… Además de ser uno de los colectivos participantes en las actividades comunitarias del barrio, idea que trata de impulsar con sus diversas actividades.

            Otra placita sin nombre

            Justo antes del inicio del tramo del Paseo de los Arquillos que enlaza con la Kutxi, entre ambas dos y la entrada a la plaza del Matxete se encuentra una placita sin nombre oficial a la que popularmente se conoce como “el Farolón”. Su origen nos lo cuenta Venancio del Val

            Entre los años 1953-54 fue arreglada la recoleta plaza que se halla entre la salida de los Arquillos y la entrada de la Plaza del Machete. Se hizo desaparecer el enverjado que cerraba un pequeño jardín correspondiente a la última casa, fue enlosado el suelo, se dotó de bancos de piedra a la plazoleta y en medio de esta se colocó una cruz de término, a cuyo respaldo se colocó también discretamente la fuente que antes había.

            (Venancio del Val, Calles Vitorianas 1979)

            Este espacio hoy en día es bastante utilizado para concentraciones populares, microconciertos, y hasta bailables y comidas populares en Zaharraz Harro!!!

            ARRIETA (Kalea)

             

            Estado actual tras la reforma del PolideportivoAspecto actual de la calle tras la obras en el Polideportivo

            Según el Cuaderno de Rotulación de calles y numeración de casas de 1887, surgió como plazuela de Arrieta, al darle este nombre en 1885 (luego matizamos esta información) al lugar enclavado “entre la casa taller de ebanistería del Sr. Venancio López de Armentia (Sur), la calle de las Escuelas (Este), el jardín de herederos del Sr. Manuel Echávarri (Norte) y la calle de Santa María (Oeste), sobre el terreno del antiguo Campillo”.

            La indicada publicación de 1887 señalaba que en la acera de la izquierda se encontraba ”el magnífico y soberbio Depósito de Aguas de Gorbea, situado en el centro de la plazuela, que se construyó el 5 de Agosto de 1885” y es en este detalle en el que hemos de fijarnos para conocer el origen del nombre de la inicialmente plazuela y posteriormente calle Arrieta, ya que se le puso este nombre como reconocimiento a Vidal Arrieta y Barcena, según Venancio del Val (1944) “el principal defensor de la traída de aguas del Gorbea e impulsor de la “Sociedad para la traída de aguas del Gorbea”.

            Si la versión de del Val es correcta, la plazuela Arrieta no habría surgido en 1885, sino un año después, ya que según el cronista vitoriano “el día 17 de febrero del año 1886 se aprobó una moción en el Ayuntamiento para cambiar el nombre a la plazuela de Montehermoso, en el Campillo, por el de Arrieta, en homenaje a Vidal Arrieta, muerto días antes a consecuencia de un ataque cerebral”. La argumentación oficial que recoge el documento municipal sobre esta denominación es cuando menos curiosa, tal y como señala Knörr (2009): “… perpetuar la ejemplar abnegación del Presidente que ha sido de la Sociedad de Traida de Aguas de Gorbea Don Vidal de Arrieta y Barcena apóstol de tan gran pensamiento y mártir de la compleja ejecución del mismo” (1886, AMV, sig. C-30-40).

             

            Dada su importancia en la historia de la calle, merece detenerse brevemente en la historia del Depósito de Aguas, lo que hacemos de la mano del muy documentado blog de Jose María Bastida ‘TxapiRecordando Vitoria

            El nombre de la calle Arrieta tiene su origen en el uso primitivo del inmueble. Vidal Arrieta y Barcena constituyó con otros vitorianos una sociedad para la traída de aguas del Gorbea. En 1883, llegaron a un acuerdo con el ayuntamiento de Cigoitia, por el que se daba la concesión de las aguas al municipio vitoriano, una vez surtidos los pueblos que ya utilizaban esas aguas y respetados los derechos de los dueños de molinos y fábricas que pudieran verse afectados. El 21 de septiembre de 1884, la ciudad celebraba con gran alborozo el éxito de la traída en un espectacular acto celebrado en la Plaza de la Virgen Blanca. En 1894, la sociedad creada para la traída de aguas era absorbida por el Ayuntamiento.

            Hoy en día el Depósito de Aguas lleva años inmerso en una polémica sobre la idoneidad o no de construir sobre él el denominado Kafe Antzokia
            (originada hace casi una década en un pacto político entre la antigua EA y el PSE, cuando éste último ostentaba la alcaldía, y que desde entonces ha contado con partida propia en cada uno de los presupuestos municipales aprobados… aunque aún no se haya movido un ladrillo) y a quien las últimas informaciones a la hora de redactar estas líneas siguen marcándole al «proyecto» un horizonte tan largo y oscuro como complicado:

            (Entrevista al nuevo concejal Prusilla)
            -No así el del Gasteiz Antzokia, su proyecto estrella
            – Me parece que eso es mucho decir ahora mismo. Porque de momento no hay nada sobre el papel. Veremos si podrá ser esta legislatura o la siguiente. Pero, claro, eso no tiene nada que ver con un auditorio. Será algo más modesto.
            -¿Siguen empecinados en construirlo sobre un edificio protegido como es el Depósito de Aguas?
            Nosotros no estamos empecinados en nada. De hecho, el primer informe decía que no se podía construir ahí. Por tanto, eso es aventurar mucho. El mantenimiento y la gestión son más importantes que la obra en sí. Y todo eso está también aún por estudiar.
            (El Correo 02-08-2015)

            Pertenecía a la vecindad de Villasuso y a la parroquia de Santa María.

            La inicial plazuela de Arrieta ha ido pasando por varias denominaciones (plazuela, calle, plaza), generalmente con la denominación común de ‘Arrieta’, aunque incluso en 2012 el Ayuntamiento en documentos oficiales la denominara «Calle de Vidal Arrieta”. Su actual nombre oficial es Calle Arrieta / Arrieta Kalea, y su extensión actual aproximada es de 35 metros.

             

             

            BARRENKALE / BARRENKALEA KALEA

             

            Practicando lacomunidad vecinal en Barrenkale

            He aquí una de las calles con más personalidad propia de la Ladera Este del Casco Viejo gasteiztarra, pues aunque en no pocas ocasiones ha sido vilipendiada y olvidada, ha sabido siempre reivindicarse y mostrar orgullosa su condición de calle abierta a gentes tan diversas como sus culturas, tradiciones y religiones, así como exigir medidas para su cuidado y mantenimiento.

            Arranca del Cantón de Santa María (“tomando el relevo” a la calle San Vicente de Paúl) y, tras ensancharse notablemente en su último tramo (dando lugar a lo que popularmente –que no oficialmente- se denomina Plazuela de Barrenkale), finalizar al encontrarse longitudinalmente con la calle del Portal de Arriaga. Durante ese recorrido desde su inicio hasta su final (durante el que Barrenkale forma una marcada curva, producto de su adaptación a la ladera de la colina) encontramos hoy en día 26 edificios de viviendas.

            Si su trazado curvo y con marcada apertura final dota físicamente a la calle de un perfil muy propio. No menos llamativas son las variadas interpretaciones que se han dado al origen de su nombre. Todas las fuentes parecen coincidir en el año de surgimiento de la calle como tal, el siglo XIII (de la mano de la segunda fase de la segunda ampliación de la villa que impulsó Alfonso X), pero no así en el significado de su denominación, ni en su forma de escritura.

            P1020929

            Así, en nomenclátores y callejeros de hasta entrado el siglo XX daban a su entonces denominación de “Calle del Barrancal” el significado de “Calle Nueva”, con la explicación de que Barrancal habría sido una degeneración de la palabra originaria Barrencal, y aclarando que nada tenía que ver con la interpretación inicial de muchas de las personas visitantes que, sin conocimientos de Euskara, relacionaban la denominación con la ubicación de la calle en el lugar de algún antiguo barranco. Esa teoría de Barrencal como “Calle Nueva” era la que mantenía el propio Venancio del Val en la edición de 1944 de su libro “Calles Vitorianas”, donde sostenía que el nombre inicial fue el de Barrencalle.

            Sin embargo, a mediados del siglo XX, Tomás de Alfaro en su libro “Vida de la ciudad de Vitoria” señalaba ya la explicación hoy en día admitida como irrefutable: que el nombre primitivo es Barrenkale y que significa “calle de abajo”, lo que se corresponde con la ubicación de la calle en la ladera Este del Casco. Venancio del Val introdujo ese cambio en su nueva edición de “Calles Vitorianas de 1979.

            P1020923

            Pero, como decíamos, también su grafía ha experimentado diferentes expresiones. Así, recogiendo lo aportado por la obra de Knör y Martínez de Madina “Toponimia de Vitoria” (2009), algunas de las grafías y denominaciones documentadas a lo largo de la historia han sido:

            1523: Barrencal

            1549: Calle Barencal

            1590: Barrio Barrencalle

            1605: Calle el Varrencal

            1732: El Varrancal

            1836: Calle del Barrancal

            1927: Calle el Barrancal

            1942: Calle Barrancal

            1999: Calle Barrenkale

            Los autores afirman tajantes que:

            “El primitivo nombre de Barrenkale se dice que existía desde la ampliación del Campillo en el siglo XIII. No tenemos duda del significado de este topónimo, ‘calle de abajo’, aunque como se ve, en el siglo XX, el nombre ha degenerado en Barrancal, por asociación con ‘barranco’.”

            Hoy en día en las placas de la calle, hay una, en la parte que la calle se ensancha, que todavía la denomina “Calle del Barrancal”

            Aunque, como hemos visto, el surgimiento de la calle data del siglo XIII, durante muchos siglos Barrenkale no respondía a la concepción de calle que tenemos en la actualidad. Por ejemplo, en 1855 sólo tenía un edificio en la acera de la izquierda (impares) y 5 en la de la derecha. A partir de ahí la ¿evolución? fue más rápida ya que en 1887 había cambiado bastante la situación, pues entonces la acera izquierda contaba con 4 portales, mientras que la derecha, tras varias demoliciones, se había quedado en solo 3. La descripción de la calle que se da en la publicación municipal del Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas en ese año 1887, es cuando menos curiosa: “Principia en la calle del Portal de Urbina y concluye enfrente del Hospital Militar. Linda al Norte con la calle del Cubo, Este, con la de Santo Domingo; Oeste, con el mencionado Hospital; y Sur, con la del Portal de Urbina, frente á la del Hospital”. En ese 1887 tenía empadronados 22 habitantes.

            A hacernos una idea de la situación de la calle por aquel entonces nos ayuda la descripción del entorno que hacía Cola y Goiti en 1884 al presentar varias propuestas de modificación de la zona[1]

            (…) Prueba de las anteriores afirmaciones es la estensión (sic) considerable de terrenos que en esa parte de Vitoria hay sin edificar, algunos de ellos convertidos en heredades destinadas al cultivo, como sucede entre esta misma calle del Hospicio y la del Molino y la del Molino de San Ildefonso y las casas de la Ronda y la calle del Barrancal; eso sin tener en cuenta la dificultad de encontrar inquilinos para las casas vacías en esas calles, amen del gran número de aquellas que están desocupadas desde las tiendas a las boardillas.

            En 1910 tenía 11 edificios (7 izquierda y 4 derecha) de los cuales 3 eran inhabitables pues 2 eran cuadras y uno un taller de carpintería. Contaba ya con 54 habitantes. Que en 1940 habían pasado ya a 73 habitantes.

            No obstante la remodelación edificatoria de la calle se emprendería posteriormente ya que en la actualidad de los 26 edificios que tiene ninguno es de construcción anterior a 1900 y sólo 6 son anteriores a 1950, por lo que a principios de 2000 en las fichas edificatorias del PERI sólo se consideraba a 1 edificio en mal estado y a otros 5 en regular. En esas fechas, de las 195 viviendas que tenía la calle, 30 estaban vacías y en las 165 restantes estaban empadronadas 461 personas.

            Foto tomada de Vitoria-Gasteiz, el pasado presente Que cita como fuente a Vitoria-Gasteiz, calle Barrancal. Autor: Santiago Arina y Albizu, 16 de agosto de 1957. ©ArchivoMunicipalVitoriaGasteiz

            Foto tomada de Vitoria-Gasteiz, el pasado presente
            Que cita como fuente a
            Autor: Santiago Arina y Albizu, 16 de agosto de 1957.
            ©ArchivoMunicipalVitoriaGasteiz

            La calle tiene una longitud aproximada de 111 metros y pertenece a la Vecindad de Santa Isabel y a la parroquia de Santa María

            Hoy en día esta calle acoge variados recintos que acercan a gentes muy diversas. Cuenta con varias sociedades gastronómicas, una mezquita, la residencia Ain Karem, una iglesia evangélica, el hogar navarro, el local de la asociación de amigos del bonsái, varios bares heavy, un kebab… en definitiva, una calle abierta y con mucha vida.

            Pero, sin duda, la imagen de la actual calle con la que nos quedamos es la que recoge la dimensión comunitaria del barrio, la que encabez este post y que refleja el acto de reconocimiento al vecindario de origen magrebí que hizo el barrio, tras los ataques racistas, xenófobos y continuados que tuvieron que padecer por parte del, afortunadamente, ya exacalde Maroto. Es la comunidad vecinal floreciendo en Barrenkale.

                • [1] Cola COLA Y GOITI, José: El futuro Vitoria, imprenta de la viuda e hijos de Iturbe, Vitoria 1884

            P1030222

             

            BILBAO (PLAZA DE) / BILBO (PLAZA)

            Hay que empezar por aclarar que nos referimos a la actual plaza de Bilbao, la que se abre al final del Cantón de Santa María en su confluencia con los números impares tanto de la calle San Ignacio de Loyola (por la izquierda) como de la calle Francia (por la derecha). Posteriormente, desde la mitad de la plaza hacia su encuentro con la confluencia de los números pares de la calle Francia (por la derecha) y el parque de Molinuevo por la izquierda, hasta confluir ambas en Portal de Legutiano, es la que pertenece a El Anglo. Pero concretemos que oficialmente sólo dos portales de la plaza de Bilbao pertenecen al Casco Viejo, los señalados con los números 1 y 5, mientras que el otro edificio d vivienda, señalado con el número 2, pertenece a El Anglo.

            Decimos que hablamos de la actual plaza de Bilbao, que ostenta este nombre desde 1969 por hallarse en la salida hacia la carretera de Bilbao, porque anteriormente, desde 1837 y hasta 1929, hubo en Gasteiz (también en los límites del Casco Viejo) otra plaza que durante muchos años ostentó este nombre, la que hoy conocemos como Plaza de los Celedones de Oro, o popularmente “Plaza de Correos”, por estar ubicada en ella la oficina principal del Servicio de Correos.

            Pero centrándonos en la actual plaza de Bilbao, que es la que interesa en esta entrada, las diversas fuentes coinciden en señalar que popularmente ha sido conocida como “Plaza de las Campanas”, por haber estada ubicada en ese lugar desde finales del siglo XIX y hasta su derribo en 1973, la fábrica de relojes y campanas “Lecea y Murua”. Venancio del Val en la versión de 1979 de su “Calles Vitorianas” nos aporta el detalle de que: En el centro de ella hubo una caseta de recaudación de tributos municipales, que luego se trasladó más adelante, en el Portal de Villarreal, hasta poco antes de la desaparición de dichos arbitrios.”

            José María Bastida “Txapi” en su “Recordando Vitoria” nos cuenta cómo hasta 1954 la configuración del espacio de la actual plaza de Bilbao era muy otro. Hasta ese año la actual calle Portal de Legutiano (entonces Portal de Villarreal y anteriormente de Urbina) comenzaba en la calle Barrancal “siendo ese año cuando se decidió prolongar el Cantón de Santa María hasta la actual Plaza de Bilbao, realizándose la configuración actual”… Aunque el comentario de Txapi está hecho en 2009 y desde entonces la plaza ha experimentado una importante reforma/transformación. Pero vamos por partes.

            Foto esta tomada con perspectiva desde el Cantón de Santa María:

            Foto antigua de la plaza Bilbao desde El Casco

            La hemos recogido del blog “Vitoria en fotos” en el que se nos explica cómo a la izquierda se puede ver el antiguo edificio de “Las Hermanitas de los Pobres”. En el centro vemos la misma farola que aparecía en la anterior foto, así como la calle Portal de Legutiano (entonces de Villarreal)

            Pero como decíamos, en los últimos años la Plaza de Bilbao ha experimentado una importante transformación hasta adquirir el aspecto actual que se recoge en la foto inicial de esta entrada. Así, lo que realmente no era una plaza, sino una superficie circular asfaltada que dedicaba casi todo su espacio al tráfico rodado de las calles Francia, Portal de Legutiano, San Ignacio de Loyola y Cantón de Santa María, con una especie de “medianas pintadas” que servían tanto para colocar contenedores de recogida de basuras, como de aparcamiento más o menos ocasional, se ha dado paso a algo más parecido a una plaza, aunque, al estilo de las que tanto proliferan últimamente en Gasteiz, no una plazuela para el encuentro, pues esa manía (consciente) de primar los bancos en línea continua y deliberadamente incómodos para el reposo, ofrece nulas posibilidades a la intercomuniación; añadámosle que los dos árboles de la plaza se ubican justo al lado opuesto del banco corrido. Otra oportunidad perdida… o tal vez ganada por quienes prefieren que la gente “circule”. Ya lo hemos visto en otras muchas plazas “renovadas” en el Casco (la “del Bode”, Virgen Blanca, Santa María…)

             

            BUENO MONREAL KALEA

             

            Panorámica actual de Bueno Monreal desde San Ildefonso (Sur Norte)

            Panorámica actual de Bueno Monreal desde San Ildefonso (Sur Norte)

            La actualmente denominada calle Bueno Monreal, es la calle ubicada en la ladera Este del Casco Viejo que se extiende de Sur a Norte (con una extensión aproximada de 71 metros) entre la calle San Ildefonso y el Cantón de Santa María, haciéndolo de Oeste a Este entre la calle de San Vicente de Paúl, por un lado, y a la Plaza de San Antón y un tramo de la calle Francia (números 37 a 43), por el otro. Aunque el PERI del Casco Viejo dejaba fuera de sus límites a la acera de los pares de la calle, ella por completo pertenece oficialmente al barrio. Como es una de las calles del Casco poco conocida, conviene que nos extendamos más de lo habitual en su historia y pormenores.

            Pero decimos que se denomina actualmente así porque la calle recibió este nombre -en fechas relativamente cercanas (el 21 de Agosto de 1959)- como forma de recordar a José María Bueno Monreal, quien fue obispo de la Diócesis de Vitoria entre los años 1950 y 1954. Y a nosotras la decisión nos parece un desacierto, porque entre recordar a una figura religiosa de marcado perfil “dialogante” con el dictador franquista, que además sólo residió 4 años en la ciudad, o recordar a uno de los elementos que más ha caracterizado a ese lugar durante siglos, el molino que en él se encontraba, nos parece mucho más adecuado el nombre que poseía con anterioridad: calle Molino de San Ildefonso, nombre que se le dio en 1867, cuando adquirió carácter de calle lo que hasta entonces había sido parte de la calle de La Cruz, en la segunda Vecindad de Pintorería.

            Conviene detenerse un poco en las razones de ese nombre inicial de calle “Molino de San Ildefonso”, porque sirve también para conocer la historia del propio espacio que ocupa la calle. La explicación nos la da el historiador César González Mínguez:

            (…) la concesión que hizo en 1281 Alfonso X en favor de Romero Martínez de Vitoria de dos molinos. Romero Martínez, vasallo real tiene capacidad económica suficiente para construir «a su cuesta e a su misión», siguiendo las indicaciones de Alfonso X, una traída de aguas desde Olárizu y Mendiola hasta Vitoria, para que dicha villa «ualiesse mas e fuesse mas fuerte e mas abonada». El monarca, para compensarle por la inversión realizada, le concedió en exclusiva la posibilidad de construir en su cauce cuantas ruedas y molinos quisiera, lo que se materializó por el momento en la construcción de dos molinos, uno situado cerca del monasterio de Santo Domingo y otro próximo a la nueva iglesia de San Ildefonso. La concesión fue hecha totalmente exenta de cargas y con derecho a disponer libremente de los molinos, tanto por parte de Romero Martínez como de sus herederos, necesitando únicamente la autorización real para el caso de que quisieran darlos o venderlos a iglesia, orden religiosa o clérigo. En el fuero de Vitoria se establecía que todo vecino que construyera un molino o un horno no pagaría impuesto alguno por ellos. Si la construcción se efectuaba en aguas o en heredad del rey, estaría exenta de impuestos en el primer año para amortización de los gastos, dividiéndose posteriormente los beneficios a partes iguales entre el rey y el propietario

            A PROPOSITO DEL DESARROLLO URBANO DEL PAIS VASCO DURANTE EL REINADO DE ALFONSO X

            CÉSAR GONZÁLEZ MÍNGUEZ, Universidad del País Vasco (Vitoria)

            http://estudiosmedievales.revistas.csic.es/index.php/estudiosmedievales/article/viewFile/645/656.

            Es la “traducción” a nuestros días que nos ofrece González Mínguez del siguiente texto de la época:

            Sepan quantos esta carta vieren e oyeren como nos Don Alfonso por la gracia de Dios rey de Castiella, de Toledo, de Leon, de Gallizia, de Sevilla, de Cordova, de Murçia, de Jahen e del algarbe mandamos a Romero Martinez de Bitoria nuestro omme, por que la dicha villa de Bitoria valiese mas e fuese mas fuerte e mas abonada, que moviese el agua de Olariçu e de Mendiola a la mincava que nos mandamos fazer y en Vitoria. E trayola a su cuesta e a su mission. E nos por el serviçio que nos fizo e por le fazer bien e merçed e por el trabaio que levo mandamosle que fiziesse y ruedas e molinos e quanto pro pudi/ese fazer en esta agua que fuese todo suyo.

            (…) E otrosy fizo un molino que es çerca Sant Yldefonso que ha por linderos de la una parte Guillen Ihohan e de la otra parte la cava e de la otra parte la puente. E estos molinos sobredichos le damos con entradas e salidas e con todos sus derechos e con todas sus pertenençias quantas han e deven aver e otorgamosle que las haya libres e quitas por iuro de heredat por siempre iamas el e sus fijos e sus nietos e quantos del vinieren que lo suyo ovieren de heredar, para dar en ven/er e empennar e cambiar e enagenar e para fazer dellos e en ellos todo lo que quiiere como de lo suyo mismo en tal manera que los non pueda vender ni dar ni enagenar a eglesia ni a orden ni a omne de religion sin mio mandato. Et otrosy que pueda fazer ruedas e moilnos quantas el y podiere fazer e otro ninguno que non pueda fazer rueda ni molino en esta agua donde Romero Martinez la tomo mientras fuere en el termino de Vitoria. E defendemos que ninguno sea osado de yr contra esta carta para quebrantarla o para minguarla en ninguna cosa nin de embargarle en esta agua nin de quebrantar las presas. E a qualquier que lo fiziese oviere la mia yra e pecharnos y e en coto dos mill maravedis de la moneda nueva. E a / Romero Martinez el sobredicho o a quien lo suyo heredase todo el dapno doblado. E por que esto sea firme e estable mandamos seellar esta carta con el mio seello de plomo. Fecha la carta en la çibdad de Castiella sabado primero dia del mes de março en era de mill e trezientos e diez e nueve annos. Yo Johan Peres la fiz por mandado del Rey en veynte e nueve annos que el rey susodicho regno

            A.M. Vitoria, Secc. 27, leg. 2, n.º 5. Orig. pergamino

            Aclaremos que el molino estaba destinado para moler harina y que Romero Martínez era el noble dueño del molino por “gracia real”, y el que cobraba los derechos de uso (como hemos visto, dividiendo beneficios con el propio monarca), pero no el molinero que en él trabajaba.

            Panorama actual de Bueno Monreal desde el Cantón de Santa María (Norte Sur)

            Panorama actual de Bueno Monreal desde el Cantón de Santa María (Norte Sur)

            Sea como fuere, y aproximándonos a la actualidad, en 1855, cuando la calle Molino de San Ildefonso aún no existía y era parte de la calle de La Cruz, lo que sí permanecía en pie era el propio Molino de San Ildefonso, que con la rectificación de la numeración de las casas que se aprobó en aquel año pasó a ser el número 8 de la calle de La Cruz. (Fuente documental: Proyecto de rectificación de numeración de las casas, aprobadas en Marzo de 1855, siendo alcalde Francisco Juan de Ayala y Secretario Mateo de Moraza)

            En 1867 cuando se aprobó crear la nueva Calle del Molino de San Ildefonso, que junto con la calle del Hospicio formaban hasta entonces parte de Segunda Vecindad de Pintorería, pasa a formar parte de la Vecindad de la Cruz (junto con la calle del Hospicio) Se hizo constar que comprendería:

                • Acera izquierda: El número 1, la casa junto a la Capilla del Cristo.
                • Acera derecha: el número 2 el Molino de San Ildefonso (que era antes era el número 8), y de ahí seguir correlativamente
                • Concluía su trayecto en el límite que cruzaba con la entonces Portal de Urbina

            (Arreglo de la rotulación de las Calles y numeración de las Casas. Ayuntamiento de Vitoria, 1867)

            En 1881 seguía perteneciendo a la Vecindad de la Cruz (junto a la calle del Hospicio). En ese año tenía sólo dos números en la acera izquierda (impares), la Casa junto a la capilla del Cristo (número 1) y la Casa de Tolosana (número 3). Mientras que en la acera de la derecha contaba con 11 números (del 2 al 22) [Estas mismas numeraciones en impares y pares las mantiene en 1887, pero este año se especifica que en el número 2 hay Casa y Molino) (Cuaderno por orden alfabético que comprende todas las calles que actualmente constituyen la M.N. y M.L. ciudad de Vitoria, con la antigua y moderna numeración de casas y Vecindad a que pertenecen. Aprobado por su Excmo. Ayuntamiento en sesión ordinaria de 23 de Marzo de 1881, siendo su Alcalde Presidente D. Alvaro Elio y Mencos)

            Si hacemos caso a la descripción de la zona que nos hace Cola y Goiti en 1884, además de ser muy distinta su configuración a la de hoy en día, parece que su estado era de cierto abandono:

            [propuesta de Cola y Goiti para reforma de la calle del Hospicio]

            (…) Prueba de las anteriores afirmaciones es la estensión (sic) considerable de terrenos que en esa parte de Vitoria hay sin edificar, algunos de ellos convertidos en heredades destinadas al cultivo, como sucede entre esta misma calle del Hospicio y la del Molino y la del Molino de San Ildefonso y las casas de la Ronda y la calle del Barrancal; eso sin tener en cuenta la dificultad de encontrar inquilinos para las casas vacías en esas calles, amen del gran número de aquellas que están desocupadas desde las tiendas a las boardillas.

            (…) La primera parte de esta reforma consiste en convertir en plazuela todo el trozo comprendido entre el primer cantón y el Portal de S. Ildefonso cuyo primer trozo abarca toda la fachada principal del edificio que da nombre a la calle. Esta plazuela podía dársele de anchura todo el fondo de los terrenos fronteros al Hospicio hasta el caño que los separa de la parte posterior de las casas de la Pintorería.

            Las construcciones levantadas en esos terrenos son insignificantes bajo el punto de vista de sus valor arquitectónico y metálico; casi todos son solares, escepto (sic) dos tejavanas y un casucho viegísimo (sic), perenne amenaza de los transeúntes en días de viento o agua.

            (…) La segunda parte de la reforma es aun más fácil de realizar que la primera. Consiste lisa y llanamente en convertir en una muy regular plaza, plantad de árboles, el terreno comprendido entre dicho segundo trozo de la calle del Hospicio, el Portal de San Ildefonso la calle del Molino de San Ildefonso y el Portal de Urbina.

            Ese terreno casi en su totalidad es una tierra de pan llevar, de poquísimo valor, dos o tres pequeñas casuchas y la capilla de S. Ildefonso, propiedad del Municipio.

            (…) El riachuelo que al descubierto corre por uno de los ángulos de la proyectada plaza había de embocinarse y el desnivel del terreno por aquella parte terraplenarse con el sobrante de tierras resultantes al hacer la explanación.

            COLA Y GOITI, José: El futuro Vitoria, imprenta de la viuda e hijos de Iturbe, Vitoria 1884

            Sin embargo la calle siguió creciendo en viviendas y en 1897 tenía 16 edificios. Igual sucedía con el número de personas vecinas y que según el censo general de 1887 su población de derecho era de 117, al mismo tiempo que el número de habitantes según el padrón de 1893 era de 74. En este 1897 se detalla que tenía 6 edificios en la acera de los impares (del número 1 al 11, siendo el 5 un pajar) y 10 en los pares (del 2 al 18), pero especifica que anterior al 2 está el antiguo 2, ya derribado (por lo que hemos venido viendo, con toda probabilidad se trataba del edificio del Molino de San Ildefonso) y que pasó a ser la trasera de la fábrica de aserrar madera número 5 de la calle San Ildefonso. (Año de 1897. Nomenclator de las entidades de población, vías y edificios del Ayuntamiento de Vitoria)

            En 1910 tenía 14 edificios habitables y 1 inhabitable, con 147 habitantes. En los impares había 7 edificios (el número 5 había un pajar y en el número 13 un Grupo Escolar) y en los pares había del número 2 al 18, aunque se hacía constar que el número 4 era un solar por haberse derribado recientemente el edificio que allí había. (Año de 1910. Nomenclator de las entidades de población, vías y edificios del Ayuntamiento de Vitoria)

            En 1940 en el número 3 había un almacén de sillas y en el 13 seguía el Grupo Escolar.Ese año tenía 189 habitantes (87 hombres y 102 mujeres) y estaba encuadrada en la sección 34ª, en el distrito 6º. Pertenecía a la vecindad de La Cruz, y a la Parroquia de Santa María. (Año de 1940. Nomenclator de las entidades de población, vías y edificios del Excmo. Ayuntamiento de Vitoria)

            Como ya hemos comentado, sería en agosto de 1959 cuando se le quitaría el nombre de calle del Molino de San Ildefonso para darle el actual de Bueno Monreal. Haciendo referencia a este cambio, Venancio del Val en su obra “Calles Vitorianas” (edición de 1979) nos ofrece los siguientes detalles sobre la calle:

            En la calle de su nombre [Bueno Monreal] hizo construir el primer grupo de viviendas para familias humildes por medio de la Constructora Benéfica “San José”, creada para ello. La edificación se levantó sobre el solar que había dado nombre anteriormente a la calle, debido a que en su lugar existió un molino aprovechando el paso del río que discurre bajo las casas, procedente de la parte del barrio de San Cristóbal, a donde llega de los montes de Vitoria.

            En esta calle desde 1903 había uno de los lavaderos públicos, desaparecido cuando se comenzó a llevar el agua a los domicilios por el segundo cuarto del siglo XX.

            Después de construidas las casas levantada por iniciativa del cardenal, que son tres, se edificaron algunas otras, haciendo cambiar la anterior fisonomía de la calle. En ésta eran conocidas hasta entonces, y siguieron algunos años después, varias casas de traza rural, con sus graneros y pajares.

            Al final de la calle, a mano izquierda, con fachada también por la de San Vicente de Paúl, estuvo el Grupo escolar conocido por el de San Ildefonso o de Urbina, dada la proximidad al que se llamó Portal de Urbina, hoy de Villarreal.

            Lo que hay que añadir al párrafo de del Val es que los fondos necesarios para la construcción de las viviendas no salieron de los presupuestos del obispado, ni de institución alguna, sino de las aportaciones del vecindario de Gasteiz (al que se le llamó a ello)

            En la actualidad, sigue siendo una calle “con carácter propio”, porque a la singularidad de ser una de las pocas calles del Casco en las que no hay bares o tabernas, en las lonjas, bajos y locales de su acera de los pares se ubica un buen abanico de variopintos colectivos sociales e iniciativas populares de las que se suele nutrir el vecindario en particular y la ciudad en general. Veamos algunos ejemplos:

                • CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugidado), en el número 10

                • Otsogorrigaina Mendi Taldea, en el 16

                • Hala Bedi Irratia, también en el 16

                • Gero Arte (espacio cultural para el arte) en el 18

                • Saregune (centro de desarrollo comunitario) cuya entrada principal se ubica al final de la acera (aunque su dirección oficial sea en Cantón de Santa María)

            Coqueta placita sin nombre entre Bueno Monreal y San Vicente de Paúl

            Coqueta placita entre Bueno Monreal y San Vicente de Paúl

            Su acera izquierda o de los impares, guarda también otra pequeña curiosidad. Entre el número 11 y el edificio de la escuela infantil Haurtzaro (también oficialmente con entrada por el Cantón de Santa María) y extendiéndose de Bueno Monreal a San Vicente de Paúl se ubica una tranquila placita, uno de esos lugares coquetos del Casco… que además no tiene nombre.

             

            BURULLERIA PLAZA

            Este pequeño espacio de nuestra Alde Zaharra reúne un montón de curiosidades, dudas, problemáticas e incluso denuncias e iniciativas vecinales sobre su pasado y presente. Intentemos abordar algunas de ellas.

             

            En torno al origen del nombre y su anteriores configuraciones

            Si comenzamos por saber desde cuándo existe una plaza con este nombre en Gasteiz, no tenemos que remontarnos muchas décadas ya que, como recoge la obra de Knör y Martínez de Madina “Toponimia de Vitoria” (2009)

            El 15 de febrero de 1985, el Ayuntamiento otorgó este nombre a la plaza resultante de la remodelación de la manzana de la Torre de los Anda

            Pero si lo que nos interesa es indagar el porqué de ese nombre y cómo era anteriormente lo que hoy es esa plaza, entonces sí que debemos “volver la vista atrás” unos cuantos siglos.

            Para aclarar la cuestión sobre el origen del nombre valga la completa aportación que nos ofrece la que en tiempos fue Archivera Municipal, Pilar Aróstegui

            ¿PLAZA DE LA BURULLERIA O DE LA BURELLERIA?

            La existencia del topónimo en Vitoria, parece remontarse al siglo XIII. Así lo afirman en 1863 Fernández de Navarrete y Manteli en su obra Sede Vascongada (pág. 26) indicando que el espacio situado al Norte que unía los ensanches formados cada uno por tres calles gremiales al E y al O d ella villa de Suso “dieron los nombres de Burullería, donde se fundó el convento de Santo Domingo, y de Barrencalle”.

            El término perdura en el s. XVI y, aunque indica Venancio del Val en Calles Vitorianas (1944) que debía corresponder a la parte alta del actual Cantón de Santa María, más inmediata a la catedral, tal localización no debe ser exacta pues, si bien, como se recoge en el Catálogo Monumental de la Diócesis “en 1540 a petición de los canónigos, se abre la puerta de la Burullería para facilitar el acceso a la Colegiata de los vecinos correspondientes a los barrios situados a la cabecera de ella”, el 9 de junio de ese mismo año encontramos en la Actas del Consejo un “acuerdo e razón del empedrar de la calleja que sube de la Burellería a la Villa de Suso”.

            El topónimo, sin embargo, no debió quedar suficientemente enraizado. No lo hemos encontrado en Landázuri, cuando describe la ciudad. Tampoco se recoge en los planos de la ciudad del siglo XIX, los más antiguos que se conservan.

            También debió quedar olvidado el sentido del vocablo, hasta el punto de que Tomás Alfaro en la Vida de la ciudad de Vitoria” (pág. 29) no sólo identifica los dos topónimos -Burullería y Barrencalle- que en Navarrete y Manteli aparecen perfectamente separados (quizá interpretando mal la cita que de los mismos recoge Serdán en El Libro de la Ciudad I, 55, n) sino que transcribe el primero de ellos como Barullería, con manifiesto desconocimiento del significado de la palabra original.

            Pilar Aróstegui, en el «Boletín de información municipal», número 50, del año 1984, páginas 35-36.

            Ahora, que si lo que pretendemos es saber cómo era el espacio que hoy conocemos como Burulleria Plaza, aún podemos remontarnos unos siglos más, concretamente hasta el siglo XII. Esa es al menos la información que nos aporta Revista Ibérica, en su apartado “Vitoria. La ciudad perdida”:

            En 1983 se procedió a realizar una amplia excavación en la plaza de la Brullería para confirmar los sondeos realizados. Bajo dicha plaza se encontraba el antiguo cementerio medieval, encontrado gracias a las obras de restauración de la Torre de los Anda, familia hidalga responsable de la custodia de la muralla alta de la ciudad y que erigió la torre en el siglo XV.

            La excavación sacó a la luz una necrópolis medieval, un aljibe y restos de cerámicas y metales de diferentes periodos culturales de Vitoria. La necrópolis constaba de tres niveles de enterramientos, por lo que se consideró al más antiguo como el correspondiente a la villa de Sancho VI de Navarra. Sobre éste, se desarrollaron dos niveles de inhumaciones que usaron las cubiertas del nivel anterior como fondo de las nuevas sepulturas. Las tumbas, orientadas de este a oeste y con los enterrados en posición de decubito supino, databan de los siglos XII, XIII y XIV. El camposanto pertenecería a una iglesia emplazada donde hoy está la catedral de Santa María.

            (Vitoria. La ciudad perdida. Revistaiberica.com

            http://www.revistaiberica.com/Suscripcion/Apoyos_gr/la_ciudad_perdida.htm )

            No obstante, la polémica sobre la existencia previa a la actual plaza de un lugar del Casco (barrio, calle, portal…) va más allá de lo reseñado en el anterior documento reseñado de Pilar Aróstegui, pues a lo ya visto en él hay que sumarle lo que recogen al respecto Azkarate, Cámara, Lasagabaster y Latorre en el Volumen 02 del Plan Director de Restauración de la Catedral de Santa María, donde nos dan a conocer un documento que, además de fijar una nueva ubicación para la calle Brullerías (así la escriben los autores, para quienes se correspondería con la actual Fray Zacarías) nos describe con cierto detalle las características físicas del entorno próximo a mediados del siglo XVI:

            Conservamos un documento, escrito pocas décadas después (1539), en el que se solicita licencia a la Corona para hacer uso de una puerta en este mismo punto. Otro documento del año siguiente (1540) recoge el pago de 21.448 mrs. por la construcción de una puerta nueva hacia la Brullería y empedrado de la calleja. El primero resulta de notable interés. Habiendo sufragado las “dignidades, canónigos e parrochianos” de Santa María una nueva puerta y su calleja empedrada en las Brullerías (actual calle de Fray Zacarías) y no pudiendo usarla (por algún problema con las autoridades de la ciudad) solicitan a la Corona que vuelva a dar licencia de apertura puesto que “los vezinos e moradores de esta çiudad que biben en las calles de la burullería e cuchillería e pintorería e calle nueba… a causa de estar la dicha yglesia apartada y en parte fraguosa y en esta tierra hazer grandes inviernos asi de aguas commo de niebes no podian gozar ni benir a las procesiones”.

            (www.catedralvitoria.eus/adjuntos/mediateca/recurso_639.pdf)

            También agrega su propia aportación documental el libro ‘Toponimía de Vitoria’ de Henrike KnÖrr y Elena Martinez de Madina, donde se mencionan la Calle Burullería y la Calle Real de la Burullería:

            “Unas casas sitas en la Calle de la Burulleria y por la parte de delante con la Calle Real de la Burulleria y por la parte de atras con el caño publico…” (1593, AHPA, P. 4.713).

            Pero hay documentos que indican que en 1628 seguía existiendo en Vitoria una “calle Brullería”. Así nos lo indica este documento que recogemos de la Tesis doctoral de José Rodríguez Fernández, publicada por la UPV con el título de “Agua, Poder y Sociedad en el mundo urbano alavés bajomedieval y moderno” (2014)

            Sepan quantos esta carta de arrendamiento vieren como yo Domingo de Cerio vezino de la ciudad de Vitoria otorgo y conozco por esta carta que tomo y rescivo en renta y por renta de Pedro de Sarria vecino de esta dicha ciudad unas cassas con su pozo y jardin sitas en la calle de la Brulleria de esta ciudad, que alindan por una parte con cassas del canonigo Lopez y por otra parte con cassas de Martin de Lessa vecinos de esta ciudad y por la delantera la calle real que son notorias […] por nueve años y dieciocho ducados en cada uno de ellos y corre de primero de mayo deste año de 628 (sic) (AHPA, prot. 6.059, escr. Juan de Ullívarri, año 1628, fol. 263).

            https://addi.ehu.es/bitstream/10810/16106/1/9082-242-5-RodriguezTH2.pdf

            En nuestra breve y limitada búsqueda hemos de dar un gran salto de más de dos siglos. En concreto hasta 1855, año en el que el Ayuntamiento, con motivo de la aprobación de unas nuevas bases para la numeración de las casas, genera un documento en el que aparecen todas ellas, repartidas por Vecindades. No hay referencia alguna a calle, plaza, barrio o Vecindad que se designe con los nombres de Burullería, Brullería o cualquier de los similares ya citados. Probablemente es espacio hoy ocupado por Burulleria plaza se encuentre repartido en ese documento entre el “solar” nº 7 en el que concluía la calle Chiquita y parte de los números pares intermedios de la calle Santo Domingo-Fuera. La explicación a esto último vendría dada por el hecho de que la entonces calle Santo Domingo-Fuera terminó siendo absorbida en 1887 por la calle Correría, y en el “Cuaderno de Rotulación de Calles y Numeración de Casas” de ese año 1887 se especifica que, a partir del número 118a (que era la trasera del entonces Seminario Conciliar) hasta el porta numerado con el 136 hasta entonces habían pertenecido a la en aquel año suprimida calle de Santo Domingo Fuera. Pero repetimos, es sólo una hipótesis.

            Un nuevo salto de un siglo debemos dar en el tiempo hasta llegar al momento en el que otra “reordenación” del espacio va a dar lugar al “surgimiento” de la Plaza de la Burullería. Quien nos ofrece un testimonio gráfico del lugar antes de esa reordenación y nos da algunas pistas sobre ella, es el documentado blog de José María Bastida “Txapi” titulado “Recordando Vitoria” https://recordandovitoria.wordpress.com/ quien además nos ofrece una imagen de la plaza… cuando aún no era plaza, esto es, cuando desde la calle Correría no se podía observar el espacio de la actual plaza, ya que había edificios construidos.

            Enrique Guinea/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

            Enrique Guinea/Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

            Recogemos del propio Txapi la explicación de la fotografía de Enrique Guinea:

            En la parte derecha, las casas derribadas donde actualmente está la plaza de la Burullería, fruto de la rehabilitación de esa zona del casco medieval según proyecto de los arquitectos José Luis Azcárate y Luis Navarro con la colaboración de la también arquitecto Isabel Martí. En ellas hubo un estanco y la taberna de Alfonso Martitegui, esta última en la esquina con la calle Chiquita.

            https://recordandovitoria.wordpress.com/2009/05/15/el-portalon-y-la-burulleria/

             

            El mangoneo de la Plaza por parte de la Fundación Catedral y sus “ilustres diseñadores”

            Sin embargo, para este trío que tanto daño ha hecho a buena parte del vecindario del barrio (pues su Plan Director de la Catedral, que ha condicionado a su vez el PERI del Casco, no es que se haya hecho sólo sin la participación vecinal, sino que se ha pensado y realizado dando prioridad absoluta a “las piedras” por encima del vecindario que vive tras ellas, aunque ello supusiera expulsar de sus viviendas al vecindario y condicionar el futuro del barrio, sin que el barrio pudiera opinar) la obra realizada no parece que fuera de su agrado… y son los que parecen tener licencia para casi todo. Así, en su Plan

            Los otros dos puntos de intervención que proponemos son la plaza de la Catedral de Santa María– y la del actual Museo Provincial –plaza de la Burullería–. (…) Del otro lado, también es importante cortar o limitar el tráfico en el cantón de Santa María, demoler el edificio de la bolera y la pobre solución de plataformas de adoquín a distintos niveles para “salvar” el tremendo desnivel natural con la plaza de la Burullería; otorgar a esa parte norte de la Catedral un tratamiento de “ladera” frente al de plataformas, tratamiento que permita recuperar la sensación de “castillo” que tuvo –y todavía tiene aunque esté muy estropeada–. Además, un tratamiento urbano más amable, de un urbanismo menos duro, permitiría que la plaza fuera utilizada por la gente del barrio. Se podría incluir, asimismo, arbolado, juegos infantiles, bancos cómodos, una pavimentación menos dura, etc.

            Curiosamente, además, en la remodelación llevada a cabo, se hizo casi todo lo que propusieron… menos lo que decían hacer pensando en el vecindario: “arbolado, juegos infantiles, bancos cómodos, pavimentación menos dura”. Nada de ello hemos visto. Además, si hubieran preguntado al vecindario, probablemente lo primero que habría mostrado era su rechazo a que acabaran con la bolera del barrio, uno de los pocos lugares de encuentro y esparcimiento (cubierto) para, sobre todo, los abuelos del barrio, que acudían a ella a jugar o ver jugar. La bolera se había convertido en un referente en Gasteiz:

            EL TORNEO INTERPUEBLOS DE LA MODALIDAD ALAVESA
            Si ha existido un torneo que haya reactivado la afición a los bolos de los alaveses es sin duda el Campeonato Interpueblos, patrocinado desde su origen por la Caja de Ahorros Municipal de Vitoria y la Diputación Foral de Alava. Este torneo nacido en 1977 ha convertido la modalidad alavesa en mayoritaria, al tiempo que su éxito de participación ha servido de acicate para la reforma, la rehabilitación, la mejora o el recubrimiento de muchas boleras.Antonio Susaeta, José Díaz de Marigorta, Santiago Fernández, Elias Isasi, José Anda y Francisco Lausín, han sido directivos destacados de esta variante que ha arrinconado a otras. La sede de esta modalidad ha pasado del “Centro Obrero Católico” al Centro socio-cultural “El Campillo” y posteriormente a la bolera de “la Brullería”.

            http://www.clubaraba.com/?page_id=15

            Su desprecio por la voluntad vecinal es “entendible” si tenemos en cuenta que su Pero, como decimos, el verdadero objetivo de los redactores del Plan Director Catedral era hacerse con la plaza, a costa de arrebatársela al vecindario. Y una vez más, con el parabién municipal, impusieron su voluntad

            la antigua bolera y sus anejos de la Plaza de las Burullerías, es propiedad de la Agencia Municipal de Renovación Urbana y Vivienda, S.A. (100% del Ayuntamiento de Vitoria), y su uso se ha cedido a la Fundación en virtud de un Convenio suscrito el 3 de abril de 2001

            (Informe Tribunal Vasco de Cuentas Públicas, BOTHA 11-08-2006)

            El dislate cometido es de tal calado que la privatización de la plaza ha llegado hasta el punto de realizar actividades en la misma cobrando por acceder a la plaza, como la que tuvo lugar con la actuación de “El Brujo”, “cerrando” para ello el perímetro de la plaza utilizando un armazón de madera y plástico negro que impidiera al vecindario y paseantes disfrutar de la obra aunque fuera desde los alrededores de la plaza. Para colmo, han colocado en esa plaza unos “elementos” que denominan farolas sobre los cuales nos vamos a ahorra comentario alguno, y que juzgue cada cual viendo la imagen. Por si ello fuera poco, la tela que forma parte de las “farolas” se rasga por el viento con bastante frecuencia, dejando una imagen bastante desoladora.

            p1030257-copia

             

            La alegría de las iniciativas vecinales

            Sin embargo, no todo en ella es negativo, hay también algunas iniciativas que la embellecen y alegran… curiosamente iniciativas populares y vecinales, que no institucionales.

            Así, esta plaza cuenta con el primer mural del Itinerario muralístico, el titulado “Al Hilo del Tiempo” que como cuentan en la página web de la iniciaitiva http://www.muralismopublico.com/p/es/murales/vitoria-gasteiz/al-hilo-del-tiempo.php :

            proviene de la realidad histórica de la plaza, que en tiempos medievales fue un mercado de telas y paños.
            La pared mide más de 225 m2 y participaron 13
            voluntarios: tanto artistas como aficionados

            El proyecto estuvo dirigido por las hermanas Verónica y Christina Werckmeister, con vinculaciones vecinales con el Casco.

            La otra iniciativa vecinal es el huerto comunitario creado a lo largo del caño que se extiende por detrás de la acera de los impares de Txikita y llega hasta la propia plaza de Burullerias (por donde tiene su entrada). Es un huerto con vocación de “cultivar las relaciones vecinales”. Pero dejemos que sean sus propias impulsoras quienes lo describan:

            Los fines de semana y sobre todo si hay fiesta nuestro callejón acababa lleno de suciedad. Hace algún tiempo el muro lucia una cubierta verde de hiedra que hacia mas agradable el espacio pero con el inconveniente de albergar suciedad y malos olores. El mantenimiento puntual era a cargo del ayuntamiento y claramente insuficiente. Acabaron quitando la hiedra con lo que perdimos la poca cubierta vegetal que quedaba.

            (…) Dado que no tenemos experiencia nos informamos todo lo que pudimos y poco a poco vamos aprendiendo con la ayuda e inspiración de Jabier Herreros (Autor vitoriano de varias publicaciones sobre cultivo ecológico) y la aportación de las personas de nuestro entorno con cierta experiencia. Quisimos dar un paso mas y compartir con los vecinos la idea de montar el huerto en nuestro patio.

            (…) y comenzamos prácticamente en el mes de julio de 2014. Inicialmente abrimos el proyecto a todos los vecinos y comerciantes del bloque. Finalmente el proyecto lo sostenemos tres familias y las artesanas ceramistas de Lur, todos somos vecinos de la vivienda.

            (…) Queremos que el funcionamiento sea lo más autónomo posible y por ahora no ha faltado el agua.

            El objetivo del autoabastecimiento esta por ahora bastante lejos. Más bien tratamos de disfrutar aprendiendo a cultivar nuestras propias hortalizas, hierbas medicinales y culinarias y dignificar entorno de nuestras viviendas. El tipo de cultivo tenia que ser necesariamente basado en el cultivo ecológico adaptado a nuestras necesidades y conocimientos.

            Las plantas elegidas van en función de nuestra experiencia y adaptadas al clima de la zona teniendo en cuenta las horas limitadas de luz. En Otoño hemos recogido puerros y cebollas, alguna que otra lechuga y zanahorias. No nos falta el perejil ni el cebollino, también plantas aromáticas

            (…) Cada cual aporta lo que sabe al proyecto y nos vamos reuniendo regularmente para aclarar objetivos y ver las necesidades que van surgiendo. Es un lugar de encuentro vecinal y también de disfrute y descanso.

            Nos gusta vivir en este lugar tan bonito de Vitoria- Gasteiz y somos conscientes de que hay mucho por hacer aún en el uso de los espacios comunes y la relación vecinal. Nosotros queremos aportar nuestro granito de arena y ser de alguna manera el cambio que deseamos ver en el barrio.

            p1030264-copia

             

            COLEGIO DE SAN PRUDENCIO / SAN PRUDENTZIO IKASTETXEKO KALEA

             

            Analizando el origen del nombre de esta calle, vamos a descubrir motivos más que sobrados para avergonzarnos de él.
            Es ésta otra de las pequeñas calles que encontramos en el Casco. Y su historia como calle tampoco es demasiado extensa porque, lo que en 1887 recibió la consideración de nueva calle, anteriormente no era sin un tramo de la calle Nueva Dentro. La descripción de la extensión de la nueva calle creada nos la ofrece el Cuaderno de Rotulación de calles de ese 1887:

            Principia en la calle Nueva Dentro, entrada a la Capilla del Hospicio, y concluye en la calle de Francia”

            No obstante, resulta llamativo comprobar que aquella remodelación de nombres de 1887, si bien era lógica en cuanto a separarla de Nueva Dentro (una con disposición transversal y la otra longitudinal con respecto a la ‘almendra’ que dibuja el Casco) no lo parece tanto en cuanto a crear una nueva calle, pues bien mirada, no es sino la continuación ‘natural’ de un Cantón de San Francisco Javier que a partir de su encuentro con Nueva Dentro pierde su nombre. Vaya usted a saber los motivos de tan curiosa decisión. De hecho el citado cantón durante años terminaba en una de las puertas de Gasteiz, precisamente denominada “puerta del Colegio”:

            Igulamente que á las tres calles de Correria, Zapateria, y Herreria, atraviesan de arriba abaxo á las de Cuchilleria, y Pintoreria quatro cantones, que terminan en tres portales, con salida al campo, llamados de Urbina, San Ildefonso, y el Colegio.

            (LANDÁZURI, José Joaquín de; HISTORIA civil, eclesiástica, política y legislativa DE VICTORIA, sus privilegios, esenciones, franquezas, y libertades. (Tomo III) Diputación Provincial de Álava, 1930, pero escrito en 1798-1799)

            Pero en fin, siguiendo lo recogido en el Cuaderno de Rotulación de 1887, en el momento de su creación como calle, en la acera izquierda (impares) no había edificios de viviendas, pero en los impares sí, el nº 2, que hasta entonces había sido el nº 8 de la calle del Torno. El nomemclator de 1897 sin embargo especificaba que en la acera de los pares se hallaba el Torno de la Casa de Misericordia. Y en la acera de los impares ya había dos edificios. En 1910 contaba con 2 edificios habitables y 12 habitantes, la totalidad en la acera de la derecha, que sin embargo en 1940 se habían reducido a tres (2 mujeres y 1 hombre). A primeros del siglo XXI sólo contaba con un edificio (el número 2, construido en 1970) y con un sólo habitante empadronado.

            Sabemos también que Pertenecía a la primera vecindad de San Juan. Pero ¿de dónde le viene el nombre a la calle?

             

                1. A) Un fundador xenófobo e inquisidor

            Las informaciones más habituales nos dicen que esta calle recibió este nombre cuando fue creada en 1887 por haber estado ubicado allí el Colegio San Prudencio, que se había fundado en 1590 y construido en 1638. Posteriormente, en 1780 pasó a ser Casa de la Misericordia, para ubicar luego el Hospicio y finalmente acoger como hoy en día a la residencia de personas mayores San Prudencio, que cuando ello tuvo lugar, en 1959 (y hasta posterior reforma en 1973) tenía la entrada por esta calle del Colegio de San Prudencio (‘Toponimia de Vitoria I – Gasteizko toponimia I’ (Euskaltzaindia, 2009), elaborada por Henrike Knörr Borrás y Elena Martínez de Madina Salazar)

            Algunas fuentes detallan también que su fundador fue Martín de Salvatierra (donó en vida los caudales para que se construyera tras su muerte), natural de Gasteiz, y quien fue Obispo de de Albarracín, Segorbe y Ciudad Rodrigo. Y que el colegio, por voluntad de su fundador fue realmente un Colegio-Seminario dedicado a la educación de sacerdotes. Algo que queda patente en la siguiente imagen de 1730.

            Pero lo que es más complicado es encontrar quién nos cuente la oscura historia del fundador, Martín de Salvatierra, ya que además de obispo, desde 1562 y hasta 1570 ejerció como inquisidor en las inquisiciones de Murcia, Llerena, Valencia y en el Consejo General de la Suprema.

            Una vez llegado como obispo a su último destino, Ciudad Rodrigo, tal como recoge el Centro de Estudios Mirobrigenses, una de las primeras actuaciones del nuevo prelado fue la convocatoria de un Sínodo Diocesano, conforme a los mandatos del Concilio de Trento. Dado su pasado inquisidor no es de extrañar que en el Sínodo se advierta:

            (…) contra hechicerías, adivinos, conjuros y contra los que usan de ensalmos y supersticiones,

            Pero lo más grave de este inquisidor fue su campaña de persecución contra “los moriscos”, que ya había emprendido en Segorbe, llegando incluso a proponer su exterminación:

            En Segorbe intentó reformar las costumbres de la población morisca, y sobre la cuestión escribió y mandó imprimir un memorial dirigido a Felipe II. González Dávila dice acerca de esto que “suplica en el acabe con esta gente, declarandola por enemiga del bien publico. Supieronlo los Moriscos, trataron de matarle…“. El obispo era partidario no sólo del destierro sino del exterminio

            Todo un vitoriano… del que avergonzarnos profundamente y, sin embargo, su principal obra en Gasteiz, el Colegio San Prudencio, cuenta con una calle a su nombre.

             

                1. B) PAULO FREIRE, un posible nuevo nombre digno para la calle

            Pero cuando se habla de la calle Colegio San Prudencio, casi tan difícil como encontrar reseñas sobre el oscuro perfil de su fundador resulta ver citado un centro que hoy ocupa parte de aquel edificio, con entrada por la misma calle y que con su nombre rinde homenaje a un personaje en las antípodas del xenófobo Martín Salvatierra. Hablamos del Centro de Educación para Adultos (EPA) Paulo Freire, ubicado desde 1985en dependencias del antiguo Colegio (desde 1975 Residencia de mayores), que pese al desconocimiento público general (y el poco impulso institucional a ello), destaca en su ámbito:

            El centro de Educación de Personas Adultas Paulo Freire, ubicado en el casco medieval de Vitoria, es la escuela más grande de Euskadi en este ámbito. Este curso supera las 4.000 matriculaciones.

            http://www.eldiario.es/norte/euskadi/Educacion-adultos-rescate_0_178832871.html

            (El diario.es 13-10-2013)

            Quienes eligieron este nombre no tanto porque sigan su método educacional sino porque:

            El nombre de Paulo Freire (1921-1997) nos evoca la memoria del gran pedagogo que nació en Recife (Brasil) y sus inicios como educador. A lo largo de su vida trabajó, sufrió y luchó por conseguir que la Cultura y la Educación llegasen a las personas adultas menos favorecidas. Promovió una educación humanista que buscase la integración de la persona en su realidad.

            Su ardor, su ideología, su método pedagógico y sus publicaciones traspasaron países y continentes.

            (“Tres siglos de historia”. Luis Díaz; La Voz de la Experiencia nº 10, Mayo 2008)

            Como vemos, Paulo Freire se sitúa en las antípodas de Martín Salvatierra y podría ser un perfecto candidato a dar nombre a la calle, más si consideramos que el pedagogo brasileño no cuenta con calle en Gasteiz. Desde luego, quienes contra la xenofobia inquisidora apostamos por el impulso comunitario del barrio, pasaríamos de la vergüenza a la alegría. Porque el nombre de la calle es tan sólo un reconocimiento. Pero hay quien se lo merece, y quien, lejos de ser ensalzado, ocupar lugar entre la historia de los naturales de Gasteiz de quien avergonzarse.

             

            CORRERÍA / HEDEGILE KALEA

             

            La Correría tiene una historia llena de curiosidades. Además, hoy en día ha sido el “banco de pruebas” de la gentrificación en el Casco gasteiztarra. Tratemos ambas cuestiones intentando aportar también datos poco o nada conocidos.

             

                1. SOBRE LA HISTORIA DE LA CALLE

            La cuestión del nombre y la extensión de la calle

            Se le dio este título en el reinado de Alfonso VIII de Castilla, el de Las Navas, cuando sobre 1.202 se llevó a cabo la primera ampliación de la villa de Vitoria, añadiendo a las originarias calles de Gasteiz las entonces creadas en ladera Oeste de la colina a quienes se dio los nombres de Correría, Zapatería y Herrería. O mejor dicho, por esos nombres las conocemos ahora. Una fundada hipótesis de cómo pudo ser ese proceso de creación de la Corre nos lo ofrece José Javier López de Ocariz Alzola en su texto Un trazado regular sucesivo: oval y envolvente. La villa medieval de Vitoria (2008):

            Imaginamos, por tanto, que la puebla empezaría formada por un arrabal arrimado a San Miguel. De hecho, aun actualmente, la lotificación d ella 1ª vecindad es muy apretada y la calle muy estrecha, lo que parecen indicios de antigüedad. Pero quizá no podemos fiarnos de que el parcelario actual sea fiel reflejo del original del siglo XIII. Al menos podemos asegurar que el orden de vecindades, tras la de Villa Suso, siempre ha empezado por este primer tramo de la calle Correría. Eso está bien documentado.

            El trazado de esta primera calle sigue una línea paralela a la muralla alta, liberando en las traseras por ese lado un espacio libre para pequeñas huertas, o porque había servidumbre en cuanto a la muralla para su mantenimiento. En cambio, la manzana del lado bajo de la calle habilita detrás un caño de desagüe, que respetarán los siguiente habitantes cuando una nueva calle por abajo se articule en paralelo, aprovechando en común ese espacio de vierteaguas.

            Centrándonos ya en el caso concreto de la hoy Correría, son diversas las hipótesis sobre su nombre inicial y las distintas denominaciones que se le han dado a lo largo de la historia. Buena parte de ellas las resumen Knör Borrás y Martínez de Madina en su encomiable trabajo Toponimia de Vitoria /Gasteizko Toponimia (Euskaltzaindia 2009):

            También se le denominó de Correjelería y Pellejería. Sospechamos que igualmente se conoció como Calle Boterías.

            “También se le atribuyeron [a la Correría], por razones análogas, los nombres de Correjelería y de Pellejería, teniendo en cuenta que en esta calle abundaba el comercio de venta de correlejes y derivados, tan directamente relacionado con la guarnicionería, y, por otro lado, el de pellejos y corambres para los vinos que en tiempos pasados se recogían en las viñas existentes en las afueras de Vitoria” (CV, 11).

            “En antiguos tiempos, en Vitoria había una calle denominada Pellejería, en la que, por lo visto, residían los fabricantes de corambres o pellejos para vinateros, artesanos que eran vulgarmente conocidos por los pellejeros” (VCG, 59-60).

            Varios son los autores (como Ricardo Becerro de Bengoa en su El libro de Alava de 1877; o Venancio del Val en sus Calles vitorianas de 1979, quienes defienden que el nombre correcto de la calle debería ser (o incluso así habría sido en su origen) el de Correería. Del Val, nacido en la Corre, afirma:

            Más correcto sería la denominación de Correería, puesto que así se llamaba esta conocida calle, debido a la preponderancia en ella del comercio que antiguamente tenía, destinado a la venta de correas y demás artículos relacionados con la guarnicionería. Que nada tiene que ver con la significación de la palabra correría en ninguna de las acepciones del diccionario de la lengua castellana.

            También se le atribuyeron, por razones análogas, los nombres de Correjelería y de Pellejería, teniendo en cuenta que en esta calle abundaba el comercio de venta de correjeles y derivados, tan directamente relacionado con la guarnicionería, y, por otro lado, el de pellejos y corambres para los vinos que en tiempos pasados se recogían en las viñas existentes en las afueras de Vitoria.

            Y es verdad que según el documento Proyecto de Reforma en la numeración de las casas de esta ciudad Ayuntamiento de Vitoria, de 1855 (Siendo el Alcalde 1º Presidente Francisco Juan de Ayala, y Secretario Mateo Moraza), la denominación oficial de la calle era Correería.

            Pues bien, a todo ello añadámosle una hipótesis más, que creemos puede ser la explicación acertada al hecho de tantos nombres distintos para la misma calle: la posibilidad de que en tiempos cada tramo de calle (coincidiendo con lo que era cada una de las vecindades, esto es, el tramo que va de cantón a cantón) tuviera un nombre propio. Para sustentar esta hipótesis nos valemos del siguiente texto de Fernández Marco, J.I.; Jesuitas en Vitoria. Año cincuentenario de “Jesús Obrero”.( Bilbao 1995) en el que aparecen los siguientes párrafos (el subrayado es nuestro):

            De todos modos, el canónigo envió un criado a «llamar a Diego de Paternina, escribano… y como esta testigo estaba ya con recato, de lo que pasaba, entendió que el dicho canónigo… hizo donación de las casas que tenía en el barrio tercero de la Correría, llamado la Pellejería«. Casas que tenía arrendadas a Martín de Aramayona y cuyo contrato había rescindido dos días antes el donante. En el plano del siglo XVI hemos señalado dónde debían estar las casas donadas por el canónigo: porque lo de la «pellejería» parece se refería a las carnicerías municipales que hacían esquina con el Cantón de las Carnicerías.

            (…) Se retiró el P. Osorio del consistorio y «luego, a muy poquito tiempo, que podría ser a medio cuarto de hora, entró en el dicho regimiento un hombre, que cree era un portero» y les dijo: ha venido Martín de Aramayona para decirles que los jesuitas habían «dicho misa y puesto el Sacramento y campana» en la tercera vecindad de la Correría , que llaman la Pellejería.

            En la actualidad, con sus 637 metros, la Correría es la calle más larga del Casco Viejo gasteiztarra. Pero su extensión no ha sido siempre ésta. Efectivamente, hasta 1887 la calle era más corta, pues no es hasta ese año cuando se le agregan a Correría 14 edificios más en la acera izquierda (impares) y otros 9 en la derecha, todos ellos provenientes de la hasta entonces calle Santo Domingo Fuera que a partir de ese momento desaparece (a modo orientativo, digamos que, más o menos, hasta entonces la Correría terminaba a la altura del Cantón del Seminario) Todos estos datos nos los ofrece el documento municipal de 1887 Cuaderno de rotulación de Calles y numeración de Casas, quien nos describe de esta tan curiosa como extraña manera (¿y errónea?, puede ser, pero se repite en 1897) la calle Correría:

            Principia en la Plaza Vieja, junto á la escalinata de la Iglesia de San Miguel, y concluye en las calles del Portal de Arriaga y Chiquita. Linda al Norte con estas calles; Sur, con los cantones de San Roque, Soledad y Carnicerías; Este con la Plaza Vieja; y Oeste, con los cantones de Anorbin y Carnicerías, y el final del Campo de los Sogueros.

             

            Edificios históricos reseñables que no aparecen en las guías turística de palacios y casas señoriales

            Los mapas turísticos y visitas guiadas que organizan las instituciones, intentan conducir la mirada de las personas que nos visitan sólo hacia las casas señoriales y palacios. Por ello, cuando hacen referencia a Correría sólo citan la Casa de los Uriarte (nº 2), la de los Corcuera (nº 14); la Casa gremial (41); la Torre de los Anda (nº110); la Casa armera de los Gobeo y Landazuri-Guevara (nº116); el Palacio Maturana-Verástegui (nº 141); el Portalón (147), y la Casa de los Maturana (nº 157). Información abundante sobre todas ellas se puede encontrar en las webs institucionales, o blogs que nos hablan sobre el Casco señorial y monumental. Pero ese no es nuestro caso. Por cierto, que si algún lumbrera piensa que ha descubierto la pólvora con las visitas guiadas, que se caiga ya del burro, que como podemos ver en la siguiente imagen, se practicaban desde, al menos, hace ya 60 años.

            Visita guiada al Casco (entre 1940 y 1960) Fuente: ATHA-DAF-GUE-21638-1

            Desde KTT y nuestras limitadas capacidades, intentamos acercar otra realidad, la que vivía o vive las poblaciones de nuestras calles, esas que son las que realmente dan vida al barrio… aunque se las intente mantener oculta tras las piedras monumentales. En esa dinámica, nos interesa acercar otro tipo de edificios que han estado o están ubicados en la Corre.

             

                1. a) La Canicería y la Pescadería de la Ciudad

            Por ejemplo, hablar de la Carnicería, la Pescadería o el Matadero. Así nos describe estos espacios en 1877 Ricardo Becerro de Bengoa en su El libro de Alava:

            Carnicerías. Situadas en la tercera vecindad de la calle Correería, al pié de la antigua muralla del Campillo, debajo del Seminario. Ocupan un vasto local dividido en tres partes: La Carniceria con multitud de bancos ó puestos esmeradamente limpios y bien dispuestos y entre ellos el banco de la

            Cíudad regulador equitativo del precio de la carne. Hay ademas una dependencia llamada El Repeso á donde han de acudir necesariamente todos los compradores antes de salir del establecimiento para ver si llevan el peso justo. La Pescadería, con limpias y hermosas mesas de mármol blanco, servidas por muy limpias vendedoras. Matadero recientemente reformado, con aguas abundantes, y con un curioso aparato para la suspensión y traslado de las reses muertas, aparato debido al ingenioso artista Sr. Angulo.

            Pero la Carnicería existía al menos desde principios del siglo XVII,como atestigua este documento que aportan Knör y Martínez de Madina:

            “Vnas cassas que yo tengo en la Calle de la Correria que alindan con la calle publica y con la guerta de las carnicerias mayores de esta dicha ciudad” (1630, AHPA, P. 5.737, f. 69).

            Sabemos que la Carnicería tenía una importancia vital en aquellos tiempos, como lo narra este texto que hace referencia a la vecina capital navarra:

            Según informe José Fermín Garralda Arizcun en el siglo XVIII “la carne era en importancia para los vecinos el segundo abastecimiento de Pamplona, después del pan. Como en otros géneros la Ciudad, conforme a un modelo económico proteccionista, monopolizaba el abastecimiento ovino y vacuno, con la finalidad de asegurar, a sus vecinos, tanto esta necesaria provisión, como unos precios de venta asequibles a todos ellos, especialmente a los más pobres”.

            http://www.oficiostradicionales.net/es/urbanos/carniceros/

            Y por la misma fuente conocemos que era un oficio especialmente masculinizado:

            Durante siglos, el cabeza de familia fue el encargado de matar y despedazar las reses destinadas al consumo doméstico, hasta que fueron paulatinamente sustituidos por los carniceros, oficio que, entre los romanos, empezó a «desempeñarse por hombres libres y respetables, que establecieron puestos para la venta de carne al por menor en un barrio tan especial, tan mal afamado, que a él no acudía ninguna mujer de buenas costumbres, si no era esclava; en cambio, era corriente que los hombres fueran a comprar la carne en vez de enviar a un esclavo».

            Pues bien, tal y como señalan Paloma Manzanares y Francisca Vives en su libro La vida cotidiana de las mujeres en la Vitoria de los siglos XVIII y XIX, la Carnicería de la Correría era una gratificante excepción a esta masculinización del gremio:

            Las mujeres en la Vitoria del XVIII se ocupaban de la venta de carne en alguno de los puestos de la carnicería municipal. Este era un hecho excepcional, ya que en el resto de España lo habitual era que los hombres se dedicaran a estos trabajos, mal vistos por la sociedad del momento.

            Según señala del Val el final de la Carnicería y la Pescadería se dio a finales del siglo XIX, ocupando su lugar la Plaza de Abastos, y trayendo con ello un importante declive de la calle

            Unos dos siglos y medio hace que se conocía en este lugar de la Correría la Pescadería y Carnicería. Con la construcción de la nueva y actual Plaza de Abastos en 1899, comenzó a perder su vida intensa la calle (…) Hasta entonces el mercado vitoriano se hacía allí y se extendía por la misma calle, en la que se efectuaba venta de aves, huevos, pescado de río y corderos. Delante de la carnicería fijaban sus puestos los hortelanos del barrio de Santo Domingo para la venta de verduras.

            La mencionada Plaza de Abastos tampoco tendría muy larga existencia ya que para 1940 el Nomenclator de las entidades de población, vías públicas y edificios del Ayuntamiento de Vitoria señalaba que en el lugar que éste ocupaba hasta aquel momento, se ubicaba a partir de entonces el Cuartel de la Policía Armada… justo al lado del hasta entonces Matadero Municipal… toda una alegoría.

             

                1. b) El Matadero y la Casa de Duchas

            Por lo que respecta a este Matadero viejo, al que del Val calcula dos siglos de existencia, el cronista nacido en la Corre nos relata que habían comenzado las obras para su desaparición en 1936, que se vieron interrumpidas por la guerra, pero que fue definitivamente demolido en 1942 para dar paso a uno de los edificios municipales que más ha agradecido durante años buena parte de la población gasteiztarra, de forma muy especial la del Casco: la “Casa de las Duchas”, inaugurada en 1948 y que permitía contar con este servicio sanitario a un montón de personas vecinas del Casco que no disponen de él en sus hogares.

            50 personas se asean cada día en la casa de duchas al carecer de baño en sus pisos

            Inmigrantes y ancianos, en general vecinos del Casco Viejo, son los principales usuarios

            (…) lejos de tratarse de un servicio infrautilizado, sigue teniendo mucha razón de ser. Prueba de ello es el balance facilitado por el Ayuntamiento: 12.598 usos al año.

            (…) Este resultado tiene una clara lectura por parte del director del Departamento Municipal de Salud y Consumo (Demsac), Juan José Estíbalez. «Muchos inmigrantes y algunos vitorianos del Casco Viejo residen en infraviviendas. Esto significa que no tienen cuarto de baño completo o que, en caso de tenerlo, está en pésimas condiciones y, por ello, prefieren utilizar las duchas municipales».

            (El Correo 23-12-2007)

            Tan llamativa como el hecho del razonar con tintes xenófobos del responsable del DEMSAC (vitorianas somos todas las personas que vivimos en el Casco -o en el resto de Gasteiz-, sea nuestro origen el que sea) nos resulta la decisión adoptada años después por el Ayuntamiento: cerrar la Casa de Duchas. Dentro de su “extraordinaria” política de desatender las necesidades sociales del barrio, parece que pensó: total, si como la mayoría son pobres y cada vez más (¡y muchos no tienen derecho a voto!)… Porque si en 2007 los usos anuales eran 12.598, en 2013, cuando cierra el servicio, habían alcanzado los 20.000 usos anuales.

            El Ayuntamiento cierra la histórica Casa de Duchas

            (…) Aunque la comodidad de la que disfrutamos muchos de nosotros nos haga pensar en algo propio de comienzos del siglo XX, aún hoy hay en Vitoria viviendas sin duchas. Pisos en su mayoría ubicados en el Casco Viejo, que obligan a sus ocupantes a hacer uso de la Histórica Casa de Duchas. Sin embargo, la instalación ubicada en la Correría (junto al Cantón de las Carnicerías) está a punto de ser cerrada. El próximo sábado atenderá a los últimos usuarios, que a partir de ahora deberán asearse en los centros cívicos o en el centro de acogida Cmas. Según datos municipales los usuarios habituales de la instalación son entre 200 y 300 al año, a los que ya se les ha comunicado el cierre.

            (…) Bildu tacha este cierre de recorte social. Según la coalición, el mantenimiento del centro cuesta 33.000 euros y tiene 20.000 usos al año.

            https://www.gasteizhoy.com/el-ayuntamiento-cierra-la-historica-casa-de-duchas/

            (Gasteiz Hoy 26-03-2013)

             

                1. c) El edificio multiusos

            Ocupando parte del final de la Correría, Cantón del Seminario, Fray Zacarías y la Plaza Santa María hay un entramado de edificios que ocupan un lugar común, al que nos referimos con la calificación de “edificio multiusos”, pues a lo largo de la historia ha tenido muy diversos usos. A veces destinados a mejorar la salud y la vida de la población… otras para lo contario. Entre las muchas fuentes que nos hablan de su historia, quizá quien recoge mayor número de los usos que tuvo el espacio es Antonio Arroyo, quien nos cuenta que (los subrayados son nuestros)

            Las primeras referencias nos dicen que en este recinto fue edificada por los pobladores de Nueva Victoria la llamada Casa del Obispo (aún sin tenerlo), con la pretensión de conseguir algún día una silla episcopal que en aquel momento correspondía por derecho a Armentia, siendo citado en algunos documentos como el primer palacio episcopal que tuvo Vitoria. En 1428 se estableció como hospital de la ciudad bajo el nombre de Santa Ana, pasando más tarde a denominarse de Santa María. En realidad se trató más bien de un albergue de pobres y necesitados, cumpliendo sus funciones durante unos tres siglos y medio, hasta 1788.

            A partir de entonces tuvo los más variados usos: casa de maternidad, cárcel, audiencia y hasta panadería municipal, siendo conocida en determinada época como La Casa de Perris. En 1878 el edificio fue cedido al obispado con objeto de crear un Seminario Conciliar, para lo cual fue derribado junto a la contigua casa solariega de los Urbina, levantándose sobre su superficie el actual conjunto que fue inaugurado en 1880 y mantuvo sus funciones hasta 1930, fecha en que se construyó el actual Diocesano.

            (…) Del viejo hospital de Santa María se conserva una parte de su portada renacentista de estilo plateresco, que tras el derribo del edificio fue montada sobre uno de los actuales portales del patio interior. (…) El amplio patio acabó siendo una suerte de museo al aire libre donde, además de un antiguo pozo, se conserva una puerta procedente del desaparecido jardín de los Verastegui, así como una hermosa portada románica trasladada desde el pueblo alavés de Bolivar tras venderse su iglesia a unos particulares.

            A la izquierda el antiguo Hospital de Santa Ana. Fuente: http://www.ochate.com/casaperris_Text1_2.JPG

            A todo ello todavía hay que añadir los varios usos más que le adjudica Venancio del Val (Calles vitorianas; 1944):

            En el antiguo Hospital de Santa María debía estar la llamada “Casa de la Hermosura”, destinada a cárcel de mujeres y cuya situación no han podido precisar los historiadores. (…) En este edifico debió estar algún tiempo el Archivo del Ayuntamiento. Probablemente se utilizó también en alguna ocasión para Audiencia.

            Siendo el mismo autor quien en la edición ampliada de 1979 nos ofrece más detalles de las ampliaciones que fue experimentando el Seminario Conciliar:

            El Seminario Conciliar quedó inaugurado el día primero de octubre de 1880 y permaneció hasta que se inauguró el actual, el 28 de septiembre de 1930. Se realizó una importante ampliación en el gobierno del tercer obispo de la Diócesis, Mariano Miguel Gómez. En 1909 fueron adquiridas cinco casas de la calle Correría para nueva ampliación, con destino a biblioteca, gabinetes de física, química e historia natural, frontón y sala de juegos. En el edificio del Seminario Conciliar había estado inmediatamente antes la panadería municipal

            El citado Seminario no se construyó solo sobre el solar que ocupó en tiempos la denominada Casa de Perris, tal como explica Tomás Alfaro Fournier (Vida de la ciudad de Vitoria, 1955):

            El segundo Obispo de la Diócesis alavense, Monseñor Sebastián Herrero y Espinosa de los Monteros, obtuvo del Ayuntamiento la concesión de la casa de Perris, en lo alto del cantón de Santa María, contigua al palacio de los Urbina, que se adquirió también, y, sobre los terrenos de ambos edificios derruidos, se construyó el Seminario Conciliar, inaugurado en 1880 y ampliado posteriormente.

            Parece que durante la guerra civil fue nuevamente utilizado como cárcel o campo de concentración. Eso al menos es lo que apunta David García Goñi:

            Por el patio, entre rosas y abetos, todavía parece escucharse el eco de los presos que escondían en la guerra civil sus puertas. Durante este tiempo los edificios fueron convertidos en campo de concentración y habilitaron sus estancias como cárcel.

            Algunos de sus últimos usos los recoge una publicación municipal reciente (Testigos de la Historia. Un recorrido por las casas señoriales, torres y palacios del Casco Histórico):

            En 1937 la Caja de Ahorros Municipal encargó al arquitecto Miguel Mieg el proyecto para habilitar diecisiete viviendas económicas en el ala de la calle Fray Zacarías Martínez, mientras que el ala de la calle Correría albergó hasta mediados de los 90 en cuartel de la Policía Nacional.

            Por si todo ello fuera poco, también hay quien nos habla de su uso como Correccional (según Ladislao Velasco en Memorias del Vitoria de Antaño, 1889)

            Terminemos la descripción de las mil caras del edificio “multiusos” haciendo referencia a su patio. Y no sólo por los restos monumentales que en él se conservan, como detalla el siempre documentado Txapi en su Recordando Vitoria:

            En el patio se pueden contemplar entre otros elementos, la portada románica procedente de la iglesia de Bolivar, la del jardín de los Verástegui que existía en la calle Fundadora de las Siervas de Jesús, donde está actualmente la plaza del Marqués de la Alameda,.y la puerta de la entrada del antiguo Hospital de Santa María que existió en el solar donde se edificó este Seminario.

            Hay algún otro aspecto más “mundano” que nos interesa de este patio. Aunque relativamente conocido por haberse filmado en él alguna escena de la película Alas de Mariposa de Juanma Bajo Ulloa, en la actualidad empieza a ser conocido entre parte del vecindario por la autoorganizaicón vecinal en el cuidado de su jardín y pequeña huerta, para lo que llegan a convocarse auzolanes, de tal manera que hay quien en el barrio comienza a denominarlo el “patio maravillas”. Un patio con mucha vida e historia, como también nos recuerda el blog Vitoria en fotos

            El patio de viviendas del Seminario Viejo, un rincón con mucha historia en lo más alto de la ciudad.

            En el año 1966 José Antonio Cristóbal, entonces presidente de la Asociación de Vecinos y años más tarde Celedón de Oro, solicitó a la entidad propietaria de las viviendas (Caja Municipal) la instalación en el patio de una pista de Minibasket, para disfrute de los más pequeños. Así se fundó el C.B. Gazteiz, presidido por el mismo Cristóbal.

             

            Las 3 Vecindades de la Correría

            Aunque en su día ya ofrecimos datos más amplios y concretos sobre estas vecindades ( ver Las Vecindades Vitorianas: Una experiencia de Comunidad Vecinal), recordemos los más básico y añadámosles alguno nuevo.

            La forma de organización popular vecinal que en Gasteiz existía al menos desde inicios del siglo XV (probablemente bastante antes) conocida como Vecindades, en las calles largas de la vieja ciudad, como es la Corre, abarcaba los edificios de ambas aceras comprendidos entre cantón y cantón. En la Corre existían 3 vecindades, ya que la última extensión de la calle, aquella que se le añadió a finales del XIX con la desaparición de Santo Domingo Fuera, siguió existiendo como anteriormente a la Vecindad de Santa Isabel.

             

                1. a) La primera vecindad de la Corre

            La primera Vecindad abarcaba por tanto desde el inicio de la calle en la Virgen Blanca hasta el Cantón de la Soledad, y su patrona era Nuestra Señora de la Blanca, celebrando su festividad el 6 de agosto, aunque Venancio del Val la marca en el primer sábado después de la Blanca. Curiosamente el cronista nacido en la Corre erraba en su obra de 1944 Calles Vitorianas al señalar que esta primera Vecindad terminaba en el Cantón de San Roque y no en el de la Soledad, cuando, entre otros datos, la primera Vecindad de la Corre poseía su propia Casa de Vecindad, donde se reunía, en el número 53 de la calle, mucho más allá del Cantón de San Roque y muy próximo al de la Soledad. No es el único autor que limitaba así la vecindad Paloma Manzanos y Francisca Vives también lo hacen en su obra Las mujeres en Vitoria-Gasteiz a lo largo de los siglos. Recorridos y biografías, de donde recogemos este importante dato de la Vecindad, que nos habla de cómo se organizaba la solidaridad vecinal:

            Desde el principio de la calle Correría hasta el cantón de San Roque se extendía la primera vecindad, que poseía una Obra Pía para dotación de doncellas pobres. Las vecindades llevaban a cabo una labor benéfica entre el vecindario más necesitado. En el año 1744 se reunieron los vecinos de esta primera vecindad de la Correría para proceder a la elección de una doncella pobre de la misma vecindad para entregarle una dote con la que casarse o entrar como monja en un convento. Los vecinos de esta vecindad, convocados por sus mayorales, se congregaron en la casa de la vecindad, escribieron sus nombres en unas papeletas que fueron introducidas en unos canutos de madera y éstos a su vez, en un sombrero. Los canutos fueron bien revueltos y un niño de la vecindad, “la mano inocente”, extrajo tres de ellos. Se leyeron los nombres y estas tres personas, junto con los dos mayorales de la vecindad, hicieron la elección de la doncella.

            Gracias al blog Conociendo Álava, sabemos que una de las agraciadas fue Rosalía Bolangero, perteneciente a una familia natural de Toulouse (Francia), e hija de un relojero que pasaba por dificultades económicas y que sin esa ayuda no podía costear la dote para que su hija se casara. Parece que el vecindario de origen extranjero ya conocía por entonces de la acogida vecinal del Casco. Nos sentimos orgullosas de ello.

                1. b) La segunda vecindad

            Se extendía ésta desde el Cantón de la Soledad al Cantón de las Carnicerías, teniendo como patrona a Nuestra Señora de la Vega y celebrando su fiesta vecinal el 8 de septiembre. Es curioso que Becerro de Bengoa en su obra de 1877 El libro de Alava, señalara que la patrona de esta vecindad era la Virgen del Rosario, cuando esta en realidad lo es de la segunda vecindad de Zapatería.

            Como datos curiosos sobre esta segunda vecindad reseñemos lo que encontró el arqueólogo Miguel Loza Uriarte (Arekoikuska 11) en la parte trasera del local situado en Correría 60: un tramo de caño abovedado de 16 metros de longitud, con una anchura que oscila en 1,20 y 1,40 metros y una altura que varía entre los casi 1,85m en su zona más alta y 1,55 en la más baja. La construcción de este caño abovedado no obstante se calcula que fue llevada a cabo en el siglo XIX, así lo explica el experto:

            Esta nueva obra sustituyó al antiguo caño al aire libre y se realizó a finales del siglo XIX, posiblemente a la vez que se edificó el propio inmueble actual de Correría 60.

            La construcción del caño supondría una remodelación total de este tramo de la calle Correría. De esta forma, parece evidente que el edificio actual se corresponde con dos inmuebles anteriores, probablemente originales medievales, y que el tabique actual U.E.1 fue anteriormente la medianera que separaba dos edificios independientes.

            También bastante llamativo nos parece el hecho del descubrimiento de un pozo en el número 93 de la Corre. Pero no por el pozo en sí mismo (algo muy frecuente en el Casco) sino porque el pozo está inserto en el muro original del inmuelbe actual. Veamos cómo lo describe la arqueóloga Rebeca Notoria Muro (Arkeoikuska 00):

            Fue durante los trabajados de desescombro, muy
            dilatados en el tiempo, y de remodelación de los muros
            de carga de los inmuebles cuando se descubrió un
            pozo en el inmueble Nº 93
            El pozo se encontraba detrás de un falso muro
            existente en la pared este del inmueble Nº 93, (la cual
            constituye la fachada exterior del edificio que da a la
            Calle Correría.
            El pozo se encuentra inserto en el muro original del
            inmueble actual, a 225 cm de la pared Sur. Se accede
            al pozo por medio de una arcada circunfleja compues-
            ta por 16 ladrillos (de 26 a 28 cm de longitud por 5 cm
            de anchura) formando la clave y sillares pequeños en
            las paredes laterales, que conforma un nicho donde se
            encuadra el pozo. El nicho posee forma cuadrangular
            (66 cm de ancho x 91 cm de fondo x 100 cm de altu-
            ra) y está realizado a base de sillarejo; estos muros late-
            rales se adosan a otra pared que forma el fondo del
            nicho.

             

            Vista de la Corre desde el Cantón de Anorbín. (entre 1940 y 1960) Fuente: http://www.araba.eus/arabadok/images/raw/1/4@13269/26200111111

                1. c) La tercera de Correría

            Abarcaba desde el Cantón de las Carnicerías al Cantón del Seminario Viejo y celebraba su fiesta de vecindad el 26 de julio en honor de su patrona, Santa Ana.

            Comentemos que aunque el Marqués de Alameda tenía su conocido palacio en la calle Herrería, poseía también otra casa en esta tercera vecindad de la Correría, así se desprende del contrato de arrendamiento que éste otorga en 1804 (aunque el documento se firma en diciembre de 1803), por un periodo de nueve años y una renta anual de 50 ducados de vellón a Vitoria de Liazondo, viuda de Ugarte, quien presenta como fiador a Antonio Mármol, siendo ambos vecinos de Vitoria.

            Recibimos en arrendamiento del Sr. Marqués de la Alameda, vecino de esta nuestra Ciudad, una casa sita en la tercera vecindad de la Calle de la Correría de ella, y su acera de hacia la Villa de Suso, con su jardín y huertas que para ambos lados se atiene

            Lamentablemente el documento de 4 páginas que guarda la Fundación Sancho el Sabio no ofrece más pistas para ubicar totalmente la casa, pero está clara su localización en esta tercera vecindad.

            Como la foto que encabeza este documento recoge esta tercera vecindad, aprovechemos para colocar una imagen curiosa de la parte de la Correría que pertenecía a la vecindad de Santa Isabel:

            Autor: Salvador Azpiazu

            2. LAS GRAVES CONSECUENCIAS DE LA REHABILITACIÓN GENTRIFICADORA

             

            La Corre como “banco de pruebas” de una gentrificación que comenzó en los 90

            El proceso de gentrificación (expulsión más o menos forzada de parte del vecindario de un barrio para sustituirlo por uno “más adecuado” a los planes que para el barrio tienen las instituciones y los agentes económicos de una ciudad) que se inició en el Casco viejo gasteiztarra con el PERI (Plan Especial de Rehabilitación Integral) aprobado a mediados de los 80 ha utilizado a la Corre como “banco de pruebas” con el que experimentar los efectos de ese proceso gentrificador. Y lo ha hecho en varios aspectos, unos más conocidos que otros.

             

                1. a) Gentrificación comercial y hostelera

            Así, por ejemplo, el más evidente por ser muy visual, aunque el último cronológicamente, se ha basado en el impulso de un “lavado de cara” al sector comercial y hostelero de la zona. Algo contra lo que no tendríamos nada que objetar si se hubiese basado en el apoyo a los negocios existentes en la calle o el impulso del comercio local: las “tiendas de barrio”, tan necesarias para la vida vecinal como abandonadas por las instituciones. Pero lo que ha impulsado den la Corre es todo lo contrario. Así, de la mano de unas cuantiosas ayudas y subvenciones, se propició el desembarco de “marcas de éxito”, quizá el ejemplo más exagerado, el protagonizado por la firma “Adolfo Domínguez”:

            El grupo gallego Adolfo Domínguez ha iniciado un desembarco en el casco antiguo vitoriano que terminará de materializarse a lo largo de la primavera de este año. Hasta seis serán las tiendas que el diseñador tiene previsto concentrar en los dos primeros cantones de la Correría. Dos tiendas de moda de hombre y mujer ya están abiertas, así como otra de la línea U –ropa joven-. Adolfo Domínguez, que se ha desplazado hasta Vitoria en varias ocasiones para supervisar personalmente la ambiciosa operación, inició su implantación en el casco medieval el pasado verano, con la apertura de una tienda de complementos ADC. Pero habrá más: moda para niños, tallas grandes y mobiliario. Su objetivo es que abran en primavera de este año.

            (El Correo 04-11-2008)

            Una desafortunada política de impulso comercial que hizo aguas cuando “el invitado de honor”, después de aprovechar todas las subvenciones, abandonó el lugar pocos años después:

            Por otra parte, el impulso que tomó la actividad económica con la apertura de nuevos locales hace tres años, hasta una treintena entre la calle Correría y Pintorería, ha perdido fuelle por el cierre de varios establecimientos, entre ellos, el de las carismáticas tiendas de Adolfo Domínguez.

            Las hoy lonjas vacías de la Corre siguen sin contar con ayudas para el impulso del comercio local, y la calle y el barrio seguimos padeciendo las consecuencias.

            Algo similar sucedió con el sector hostelero de la calle, donde, tras padecer muchos locales la falta de ayudas y una normativa imposible de aplicar a sus antiguos locales sin apoyo institucional, hasta el punto de verse obligados a cerrar, tenían que contemplar ojipláticos cómo esas ayudas y apoyos manaban en abundancia hacia un mismo grupo de hosteleros que llegaron a abrir hasta 3 establecimientos en la propia calle en pocos años (media docena más por el resto del Casco), establecimientos que buscaban atraer un público diferente (con más dinero, adecuado a los mayores precios de estos establecimientos y a su “oferta más selecta”). Así lo reflejaba un medio local:

            No es la Quinta Avenida neoyorquina, ni tampoco la parisina Montmartre, pero la ‘Corre’ ofrece muchísimas posibilidades, y es un buen resumen del mundo en apenas medio kilómetro.

            Tabanco.¿Quieres un local diferente? ¿Algo que te lleve al calorcito de Jerez en pleno invierno vitoriano? Pues esta puede ser una elección adecuada: papas aliñás, pescadito frito, salpicón, pulpo o coquinas. Un vinito, un rebujito o un finito. Dirección Correría, 46.

            Kokodrilo.En este local, recientemente remozado, podemos escuchar todo tipo de música y disfrutar de sabrosos pintxos morunos. Dirección Correría, 47.

            La Malquerida. En un marco de estética rompedora ofrece pintxos y copas, según la hora. En las paredes, escrito a mano, encontrarás las más sugerentes ofertas para saciar el hambre y la sed. Dirección Correría, 10.

            (El Correo 04-11-2008)

             

                1. b) La tan grave como silenciosa gentrificación vecinal

            En la década transcurrida entre los años 1989 a 1998 el Ayuntamiento, de la mano del PERI acometió toda una operación de cambio vecinal (gentrificación) en algunas manzanas concretas de las calles Zapatería, Herrería y, principalmente Correría, ello trajo consigo tanto una renovación casi completa de algunas vecindades de la Corre, como, y he aquí lo más grave, la “expulsión legalizada” de su vecindario y sustitución por otro más joven y con mayor poder adquisitivo. Aunque no este el lugar indicado para hacer un análisis profundo de la cuestión, señalemos algunas de sus características y consecuencias principales sobre el vecindario de la Corre.

            El proceso relatado tuvo una primera herramienta en las modificaciones del PERI que se aprobaron para declarar Unidades de Actuación de Gestión pública a una serie de edificios y manzanas que antes eran unidades de actuación privada, aduciendo criterios tanto técnicos, problemas urbanísticos y dificultades de gestión, como económicos y teleológicos (sic). Esto posibilitaba su expropiación. Ese proceso tuvo las siguientes fases en lo que respecta a la Corre:

                • En junio de 1989 la Manzana N, afectando a los números 59 a 81 de Correría.
                • En marzo de 1990 la Manzana M, afectando a los números 23 a 31 de Correría.
                • En marzo de 1995, la Manzana O, afectando a los números 85 a 99 de Correría
                • En abril de 1996 la Manzana S, afectando a los números 76 a 94 de Correría.
                • En febrero de 1998, de nuevo la Manzana S, pero ahora a los números 68 a 74 de Correría

            Todo ello supuso, una renovación tanto vecinal como edificatoria de toda la segunda vecindad de la Corre, como parte de primera, y la mitad de la tercera. Buena parte de ese vecindario eran personas mayores con pensiones muy bajas y la forma de expulsarle sin que se notara demasiado y sin crear escándalo público tuvo distintas formas de ejecución. La cuestión principal era intentar no llegar a la ejecución de la expropiación, lo que sí habría provocado un escándalo público, pero todas las estrategias partían de “poner sobre la mesa” esa amenaza de expropiación que la modificación del PERI había habilitado. Con ella en la mano la Agencia de Renovación Urbana iba contactando personalmente con las personas propietarias ofreciéndole varias opciones para “ayudarles” a evitar la expropiación:

                • Una primera más formal que real: la posibilidad de que tras la reedificación volvieran a sus hogares, abonando la diferencia entre la valoración de la vivienda nueva con respecto a la anterior. En la mayoría de los casos, dada la situación económica de las familias, resultaba imposible de afrontar.
                • Una segunda consistía en un trueque de viviendas. El Ayuntamiento se quedaba con las viviendas que pretendía para acometer la remodelación en la Corre y a cambio les daba una vivienda antigua de propiedad municipal (algunas en el propio Casco, otras muchas en otros barrios de la ciudad) de precio similar a la que habían poseído en la Corre.
                • La tercera y más sangrante se basaba en que el Ayuntamiento les hacía ver la imposibilidad de que afrontaran los gastos que suponía la operación de rehabilitación integral, al mismo tiempo que les ofrecía “una salida”: una plaza en una residencia de personas mayores hasta el final de sus vidas… eso sí, a cambio el Ayuntamiento se quedaba con la propiedad de sus casas.
                • La amenaza de expropiación entre otras cosas significaba que si alguien era expropiado el Ayuntamiento sólo se viera obligado a indemnizarle con el denominado “justiprecio” (que tasa la vivienda muy por debajo del valor del mercado). Valiéndose de ello el Ayuntamiento se disfrazaba de “benefactor” ofreciendo a las personas afectadas cantidades algo superiores a las que posibilitaba el justiprecio, acuerdo que permitía no concluir el proceso expropiatorio y que fue elegido principalmente por personas originarias de otras zonas del Estado que, ante la coyuntura de no poder con ese “justiprecio” adquirir una nueva vivienda en Gasteiz, decidían retornar a sus pueblos de origen donde sus entornos familiares les acogían.

            El bajo coste económico que suponía toda la operación a las arcas municipales (el humano y social no le importaba demasiado) posibilitaba al mismo tiempo que (junto con la ayudas de las diferentes administraciones que apoyaban este plan de rehabilitación) el Ayuntamiento pudiera ofertar los nuevos edificios como viviendas oficiales protegidas a las que, eso sí, para tener acceso tenían preferencia quienes cumpliesen una serie de condiciones que se centraban en unidades familiares jóvenes, con ingresos y perspectivas de aumentar la familia.

            Y, efectivamente, lo consiguió. Aunque el movimiento vecinal de aquel momento no pareció ser muy consciente de lo que estaba sucediendo, ni ningún colectivo u organización popular supo poner nombre y apellidos, situaciones y penalidades a lo que fue una tragedia para mucha de la población afectada, y por ello no haya datos recopilados de todo ello, sí contamos con una cifras que hablan a las claras de ese “éxito gentrificador”.

            Con datos de principios del siglo XXI, es decir, una vez que había terminado el proceso, podemos observar cuál es el tanto por ciento de hogares compuestos sólo por personas mayores de 64 años que a partir de ese cambio vivía en las manzanas afectadas:

                • En la actual manzana O un 12% de mayores de 64 años solos
                • En la manzana M un 10,79%
                • En la manzana S un 10,66%
                • En la manzana N un 9,33%

            En todos los casos muy inferior al % que estaba presente en ese momento en las zonas del Casco donde los pasos gentrificadores del PERI no se habían iniciado:

                • En Barrenkale 26,94%
                • En San Vicente de Paúl, 26,82%
                • En las Escuelas 24,05%
                • En Bueno Monreal (impares) 23,40%
                • En la Manzana 8 de Cuchillería (números del 56 al 98) 22,13%
                • En la Manzana 6 de la Cuchillería (números del 2 al 36) 20%
                • En Santo Domingo 19%
                1. c) La expropiación de huertas para el Paseo de Ronda

            Otro aspecto que ha quedado social y públicamente bastante silenciado es el del proceso de expropiación que, con el objetivo de crear la ruta turística del Paseo de Ronda, han padecido buena parte de las huertas y espacios a los caños de las viviendas de la acera de los pares de la Corre. Y este proceso es relativamente reciente, pues se puso en marcha con la aprobación de la revisión del PERI aprobada en 2007. Como denunciaba un colectivo vecinal hace años:

            Por lo que se refiere al Paseo de Ronda la decisión ahora es la de “la recuperación de la Muralla fundacional, mediante la formalización de un Paseo de Ronda con diferente tratamiento en ambas laderas”. En la ladera Oeste se plantea, en los terrenos privados, la expropiación de 3 metros (más 2 de ejecución) como espacio libre de dominio público y uso restringido en las manzanas R, S y T (Correría pares).

            (PERI del Casco Viejo. Plan Especial de NO Rehabilitación; Asamblea ANTI-PERI; https://lagenterula.files.wordpress.com/2009/11/planespecialdenorehabilitacion.pdf.)

             

            No es un tema menor. Y conste que no ponemos en cuestión el que se recuperen para la ciudad los restos de su muralla, pues no es ése el motivo que ha provocado esas expropiaciones sino, como el propio PERI señala, la creación del Paseo de Ronda, objetivo ideado básicamente para la promoción turística. Esa política institucional nunca ha tenido en cuenta que no eran pocas las personas vecinas que cuando adquirieron sus viviendas (o comerciantes sus lonjas) en la Corre lo hicieron comprando (incluso escriturando y pagando impuestos por ello) también el espacio trasero de sus edificios, ya fuera por la posibilidad de huerta, ya para mantener en ellos elementos imposibles de ubicar en sus pequeñas viviendas (cuartos de baño de las que muchas de ellas no disponían, pequeños almacenes para los comercios…). La prioridad turístico gentrificadora del PERI terminó con todo eso, cambiando con ello también otra de las características propias de la Corre y, una vez más, sometiendo las necesidades vecinales a los intereses del negocio turístico, un negocio que aportará beneficios a otras arcas, pero no a las del vecindario afectado, entre los que se encuentran buena parte de las rentas más bajas de la ciudad (la renta media familiar en el Casco es casi un 30% inferior a la media de la ciudad)

             

                1. d) Dejando morir viviendas y palacios

            Si muy grave nos parece implementar una política de pretendida rehabilitación integral basada en la gentrificación del vecindario del barrio, mucho más lo es aún iniciar esa política y, en mitad del proceso, abandonar no sólo la gentrificación (lo que sería saludable), sino el proceso de rehabilitación casi al completo (ahora sólo centrado en la Catedral, el Paseo de Ronda y su entorno). Eso es lo que está sucediendo en el barrio desde hace años, algo fácil de ver en la Corre.

            Quizá el caso más grave (o más escandaloso) ha sido el protagonizado por los edificios de Correría 127 y 129, al que en KTT ya hemos dedicado un documento completo: “La tan escandalosa como bochornosa historia de Correría 127” y que ha contado con la acción-denuncia de la juventud que con su okupación ha visibilizado una realidad que se pretendía ocultar: Nueva okupación-denuncia en Alde Zaharra (Corre 127) la juventud desnuda de nuevo las tropelías de la “Rehabilitación social”. Gora Gazteak!!!

            Correría 127 okupada

            Pero la medida de la escandalosa dejadez institucional probablemente se comprenda mejor al observar cómo incluso está practicando el abandono, hasta llevarlo prácticamente al riesgo de derrumbe, de uno de los palacios de propiedad municipal, que durante años se nos había presentado como uno de los proyectos estrella en la rehabilitación del barrio. No es especulación nuestra, así se ha reflejado incluso en algunos medios:

            El 23 de enero del año 2008, el Gobierno vasco, la Diputación y el Ayuntamiento de Vitoria firmaron un acuerdo para rehabilitar el Palacio Maturana Verástegui e instalar allí la sede de Zain, un nuevo centro de investigación del patrimonio cultural. De aquello nada se sabe y el proyecto se ha ido desvaneciendo con el paso del tiempo.

            También se especuló desde las instituciones con que el palacio podría albergar el Museo de Ciencias Naturales, que en su actual ubicación está atenazado por la falta de espacio. Pero esta idea tampoco fructificó.

            El edificio de la calle Correría -y de propiedad del Ayuntamiento de Vitoria- sigue vacío, y con el paso del tiempo, se ha ido deteriorando gravemente, hasta el punto de que el Consistorio ha tenido que instalar unas mallas para evitar que elementos de la fachada caigan sobre los peatones.

            El problema de fondo, según el Gobierno de Urtaran, es que su rehabilitación y mantenimiento requieren una inversión muy alta a la que no se puede hacer frente. En ese sentido, el Ayuntamiento busca promotores privados que estén interesados en hacerse con el palacio

            http://cadenaser.com/emisora/2017/11/27/ser_vitoria/1511785867_738704.html

            (Cadena SER 27-11-2017)

            Fuente: : Gasteiz Hoy

            Si ésta es la política rehabilitadora que el consistorio practica con sus viviendas y palacios, podemos hacernos una idea de en qué ha quedado la tan necesaria rehabilitación social en la Corre. Algo que las famosas visitas turísticas guiadas nunca mostrarán. Por eso aquí dejamos constancia de ello.

             

            CUBO / ANTEPARA (KALEA)

             

                1. HISTORIA DE LA CALLE
                1. a) Origen de la calle y su nombre

            Según señala (entre otras muchas fuentes) Venancio del Val en 1944, Cubo es el nombre primitivo que se le dio en el siglo XVI:

            (…) al camino que va a continuación de la calle del Molino de San Ildefonso, entre las de los portales de Urbina –hoy Villarreal– y Arriaga. Se llamó con el nombre que aún lleva esta calle por pasar por ella el cubo o cauce del molino de Santo Domingo. Hoy apenas se ve correr el riachuelo por delante de las huertas, habiendo sido cubierta una parte no hace muchos años y otra recientemente, al iniciarse la construcción del grupo de casas económicas que el Ayuntamiento ha edificado al comienzo de la calle, a la derecha. Hasta entonces conocimos en ese lugar varias casas rústicas.

            Pero antes de entrar en los pormenores de la historia de una calle “muy poco calle”, parémonos un momento a conocer el porqué de ese nombre. Para ello acudimos, como tantas veces, a la obra Toponimia de Vitoria I – Gasteizko toponimia I’ (Euskaltzaindia, 2009), elaborada por Henrike Knörr Borrás y Elena Martínez de Madina Salazar, donde nos dicen:

            El nombre de esta calle, conocido desde el siglo XVI, se debe a la existencia en el lugar del último tramo del agua que procedía del Cauce de los Molinos, donde se situaba un cubo o presa que estancaba las aguas, y una casa asociada a dicho cubo. Este lugar formaba parte del Barrio de Santo Domingo.

            Dada la (hoy en día) curiosa acepción de la palabra “cubo” que se esconde tras la denominación de la calle, reparemos un poco más en su significado de la mano de las mismas autoras, lo que además nos facilitará pistas para conocer el porqué de “Antepara” como denominación en euskara a la calle:

            Carlos Martín en su obra Ruedas y Molinos de Alava (2002) describe todas las partes de los diferentes tipos de molinos y ruedas, y efectivamente, muestra cubo, llamado también: charca, arca, antepara, o represa. Y añade que es el depósito construido al final del cauce (o calce en alavés) para almacenar una cierta cantidad de agua capaz de surtir a la maquinaria del molino en época de escasez (…) Señala, también, que el cubo podría alargar el período de molienda, de ahí su importancia que se refleja en una gran cantidad de topónimos en la geografía alavesa.

            Pero aunque empiece a quedarnos claro el origen del nombre de Cubo o Antepara, lo que vemos es que se pone siempre en relación con el cauce de un río que en tiempos atravesaba la zona. La propia Elena Martínez de Madina aclaraba la cuestión hace unos años en un programa de radio:

            A principios del siglo XX se dice que por debajo de un edificio que se posee en la calle del Cubo pasa un río que se denomina Cauce de los Molinos, que entra por el Camino de las Trianas, pasa por el Hospital Civil, la calle Francia, Nueva Fuera, Hospicio, calles de San Ildefonso, Cubo y Portal de Arriaga..

            Sin embargo, en la ya mencionada obra de toponimia que la autora realizó junto a Knörr, se recoge un documento del Archivo Municipal que dice lo siguiente:

            El Rio Zapardiel que desde La Ventanilla atraviesa cubierto por la población por las calles de San Antonio, Constitución, Cercas Altas, Campo de Los Sogueros, entra en los terrenos del antiguo y derribado Convento de Santo Domingo y con un trozo al de la Casa llamada del Serrador continuando por la antigua acequia al descubierto hasta una casa en cuya punta se une con otro ramal de menos caudal y unidos ambos continuan a cielo abierto en dirección al Zadorra” (1924, AMV, sig. 25/019/014).

            OBS. Parece ser que la Casa del Serrador se localizaba junto al molino de la Calle del Cubo, y pertenecía a Pedro Ugarte, apodado el Serrador, posiblemente por utilizar el molino como aserradero.

            … fue el rey Alfonso XI el que hizo la concesión para aprovechamiento de las aguas de Mendiola, Olárizu, etc. [Cauce de Los Molinos] y que, entre otros, las poseyó el diputado general don Valentín Verástegui. Últimamente perteneció a Pedro Ugarte, El Serrador, en cuya finca de la Calle del Cubo estuvo el último de los molinos, y de lo que tomó su nombre la calle”

            Sea como fuere (y la mayoría de datos indican que el río que atravesaba la calle del Cubo era el Cauce de los Molinos), lo que queda claro es que en la actual calle del Cubo se encontraba, además del “cubo”, un molino, que se usaba como serrador. Añadamos también, de la misma fuente, que la del Cubo fue una de las últimas calles en las que se embocinó un río que hasta entonces transcurría al descubierto.

            Conforme iba creciendo la ciudad, el Cauce de los Molinos se fue embocinando y quedando cubierto bajo las calles. Hasta las primeras décadas del siglo XX hubo tramos al descubierto. El último de ellos fue el de la Calle del Cubo, llamada precisamente así por encontrarse el cubo o presa del último de los molinos.

            Pero, además del Cubo propiamente dicho, parece ser que había en el lugar, al menos desde 1738, una denominada “Casa el Cubo”:

            “Una casa sitta juntto al Porttal de Arriaga que llaman la Casa del Cubo” (1738, AHPA, P. 846, f. 562).

            Como explican Knörr y Martínez de Madina:

            El Cubo y la Casa del Cubo se localizaban al final de la actual Calle del Cubo. Todavía se recuerda cómo hasta no hace muchos años permanecían en el lugar un lavadero y abrevadero, que fueron cubiertos para construir viviendas.

            Resumiendo, según los datos que vamos recogiendo, en la Calle del Cubo, además del propio cubo de la presa, ha habido un molino que se usaba como serrador, una casa que llamaban “Casa del Cubo”, un lavadero y un abrevadero. Y el río que pasaba por allí (probablemente Cauce de los Molinos) no fue embocinado hasta las primeras décadas del siglo XX, coincidiendo el cierre total del embocinamiento con la construcción del grupo de “casas económicas”, momento en el que también fueron derruidos el lavadero y el abrevadero.

            Todavía algún dato más que nos aporta Venancio del Val: en el año 1910 consta que hubo una casa para pobres transeúntes; y en el lugar ocupado por las “casas económicas” había anteriormente varias casas rústicas. Una calle atípica en Gasteiz y su Casco Viejo del siglo XX, que más recuerda a una calle de algún pueblo, con su riachuelo, huertas y casas rústicas.

            Pertenecía a la Vecindad de Santa Isabel

             

                1. b) Evolución del parque de edificios y la población residente (hasta mediados del XX)

            De ser todo esto así, la Calle Cubo debería haber sido una extraña calle, sin apenas edificios ni habitantes. Veamos qué nos dicen al respecto los nomenclátor y callejeros antiguos. El más antiguo que hemos podido consultar es la circular dirigida en 1855 por el Ayuntamiento a los Señores Mayorales de todas las Vecindades, con el estado del proyecto de rectificación de numeración de las casas, en el que se adjunta un documento donde aparece el ORDEN observado en la colocacion de las vecindades y calles dé esta ciudad. En él podemos comprobar que por aquel entonces la calle Cubo, efectivamente, contaba sólo con casas en una acera, en concreto un total de 11 casas que a partir de ese 1855 cambiaron su extraña numeración hasta ese momento (del 49 al 62 ¿continuando la de Santo Domingo Fuera que acababa en el 48?) por una nueva que abarca los números pares del 2 al 22. Si la numeración de entonces se establecía de la misma forma que hoy en día, la acera en concreto debería ser la derecha, ya que es la que en nuestra ciudad corresponde a los números pares.

            Por un documento posterior, el Cuaderno de rotulación de Calle y numeración de Casas del Distrito Municipal de Vitoria, de 1887 conocemos la descripción de la ubicación de la calle en ese 1887:

            Principia en la calle del Portal de Urbina y concluye en la calle del Portal de Arriaga. Linda al Norte con el final de la calle de Francia; Sur, con la del Portal de Urbina; Este, con huerta; y Oeste, con la calle del Portal de Arriaga.

            Según esta descripción, la acera edificada sí parece ser la izquierda (u Oeste), correspondiendo la derecha (o Este) a huertas. Algo que no es de extrañar, entre otras cosas por la riqueza del terreno ubicado junto al río. Sin embargo ese documento de 1887 aporta alguna otra novedad con relación a lo visto en el documento de 1855. Por un lado, porque aparece una primera edificación en la acera izquierda (impares) a la que se le otorga el número 1, y se especifica que eran las Dependencias de la Casa-Cuartel del Portal de Urbina (que para 1897 había dejado lugar a un “Taller de torneros”). Por lo que respecta la acera de la derecha (pares) también hay variación, ya que ahora agrupa sólo del número 2 al 18, porque los antiguos 14, 16 y 18 son sustituidos por un nuevo edificio, marcado con el 14 que agrupa a esos tres anteriores. También sabemos que el ahora 16 (anteriormente 20) es una fábrica de aserrar madera, probablemente la que en la obra de Knör y Martínez de Madina hemos visto reseñada como “la Casa del Serrador”, ubicada junto al molino. En 1887 la calle agrupaba un total de 10 edificios. La situación edificatoria no experimenta grandes novedades hasta lo recogido en el Nomenclator de 1940, ya que mientra la acera izquierda (impares) se mantenía con un único edificio (el número 1, que sigue figurando como “taller”), en la acera derecha de los pares se indica que los números 4, 6, 8 y 10 habían pasado a ser cuadras, y el número 12 era una carpintería. Por tanto, los únicos edificios habitados correspondían al número 2 y al 14.

            Por lo que respecta al número de personas vecinas de la calle, el dato más antiguo que hemos localizado nos lo proporciona el Nomenclator de 1910 que nos dice que en 1880 la calle Cubo tenía 70 habitantes que, sorprendentemente, para 1887, según el documento de tal fecha ya citado, se habían reducido a 36. Más aún, en 1910 el número de habitantes de Cubo se había quedado en tan sólo 9, para un total de 7 edificios habitables y 1 inhabitable). La sorpresa nos la encontramos sin embargo en el Nomenclator de 1940, porque mientras, como ya hemos visto, nos habla sólo de dos edificios habitados, los datos de población de la calle que recoge, y que podemos ver en el siguiente cuadro, hablan de una población de derecho de 54 personas y una población de hecho de 63.

            POBLACIÓN DE DERECHO

             

            POBLACIÓN DE HECHO
            V H Total V H Total

            31

             

            23

             

            54

             

            34

             

            29

             

            63

             

            La probable explicación a este aparente desfase entre los tres edificios y las 54 personas vecinas se encontraría en el hecho de que, justo en torno a la fecha de 1940, tuvo lugar la construcción de edificios de viviendas tanto en los números impares (el 5 y 7 se construyeron en 1937), como en la acera de los pares (el 4, 6, 8 y 10 se construyeron en 1943, donde como hemos visto anteriormente había cuadras). Pero a la cuestión de estos edificios de los pares merece la pena dedicarle un apartado.

             

                1. c) La expansión residencial de la calle

            A principios de la década de los 40 del siglo pasado, el Ayuntamiento de Vitoria, ante la escasez de vivienda de la ciudad, acometió la construcción de 140 viviendas municipales de alquiler, divididas en dos grupos, uno en la calle Correría, y el otro entre las calles Calvo Sotelo (actual Francia) y Cubo. Eran viviendas de tres alturas, organizadas en torno a patios de manzana. Las superficies de las viviendas oscilaban entre los 40,75 metros cuadrados en planta baja y los 63,40. Se repartían en vestíbulo, aseo, cocina y 2 ó 3 dormitorios. Esos detalles y algunos más nos ofrece el trabajo de Francisco Javier Muñoz Fernández titulado “Reconstrucción y vivienda. La arquitectura de postguerra en el País Vasco” (Ondare: cuadernos de artes plásticas y monumentales, Nº. 25, 2005). Por ejemplo, estos sobre la financiación de las viviendas:

            (…) ante la escasez de habitaciones que vivía la ciudad Vitoria, en 1942 el Ayuntamiento aprobó de forma puntual y al margen de cualquier ayuda estatal, la construcción de 140 viviendas municipales. Seguidamente la Obra Sindical del Hogar invitaba al Ayuntamiento, a colaborar en la construcción de viviendas, pero la propuesta llegaba tarde a un consistorio que ya se había comprometido en la construcción en solitario.

            El arquitecto municipal Miguel Mieg se encargó de los proyectos municipales que contaron con la financiación de la Caja de Ahorros Municipal. La gestión de las viviendas, a falta de un organismo específico que no se creará hasta 1958, se adjudicó a los Centros Benéficos de la ciudad, el Hospital y el Hospicio.

            Ese fue el origen de los actuales 4, 6, 8 y 10, los edificios más antiguos de la acera de los pares de la calle Cubo. Pocos años después, en los años 50, se levantarían los números 2, 12 y 14, siendo el resto de los edificios de la acera de los pares próximos a la década de los 70, salvo el actual 16, construido en 1995. En la acera de los impares, de los 4 edificios existentes, como ya hemos comentado, dos de ellos (el 5 y el 7) se construyeron en 1937, mientas que los otros dos (los actuales 1 y 3) son de la década de los 60. En ambos casos el conjunto de los edificios de la calle es “mucho más moderno” que la inmensa mayoría de los casos en el Casco. Parece claro que sí, que la calle Cubo es una calle “especial” en el ámbito del Casco.

            Una imagen parcial de la calle en el año 1956 es ésta de Santiago Arina y Albizu que guarda el Archivo Municipal de Vitoria

            Tomada de: https://scontent-mad1-1.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/14322690_712606888902728_4800623676571093467_n.jpg?_nc_cat=0&oh=665620f7dfbf99f79d5d7a9b6c474a2d&oe=5B63B928

            Sería una foto de la calle  Cubo tomada desde la calle Barrenkale. El solar que se ve, según comentan antiguos vecinos, correspondería al actual número 18 de Barrenkale, lo que supondría que  las casas que se ven de la calle del Cubo corresponderían a los actuales edificios 22-24 y 26.

             

                1. UN FUTURO MÁS QUE INCIERTO

            El abandono municipal ¡¡¡de unas viviendas municipales!!!

            Unas casas municipales, relativamente recientes (en comparación a la media del barrio) y desde su origen con un marcado objetivo social, a poco que hubiera un mínimo interés real por el impulso de políticas sociales, podrían ser motivo de orgullo no solo para el barrio, sino para el conjunto de la ciudad. Sin embargo, la realidad de las viviendas municipales de la calle Cubo es justo la contraria: motivo de vergüenza, demostración de abandono, e incluso puesta en riesgo de la salud del vecindario. Parece exageración, lo admitimos, pero vamos a ver que no lo es.

            El primer dato sobre la falta de interés municipal por sus propiedades en esta calle, es que increíblemente ni sabe cuántas y cuales tiene. Y tiene bastantes (o al menos tenía hasta hace poco). Vayamos recopilando datos:

            Según los antecedentes obrantes en el Departamento de Hacienda, en el año 1988, por el entonces Departamento de Centro Histórico, se señalaron varias viviendas de propiedad municipal que merecían su interés por considerarse aptas para su utilización como  alojamiento  provisional  por  personas  afectadas  por  programas  de  rehabilitación.

            Posteriormente, y sin formalización alguna, se fueron poniendo a disposición de la Agencia viviendas municipales que quedaban vacías y que podían servir a los fines expuestos.

            En  el  momento  de  la  disolución  de  la  Agencia  para  la  Revitalización Integral  de  la  Ciudad  Histórica  de  Vitoria-Gasteiz el listado de inmuebles afectados por la mercantil a estas finalidades era el siguiente:

                • PISO EN C/ CUBO, 10-1º DCHA.
                • PISO EN C/ CUBO, 10-3º IZDA.
                • PISO EN C/ CUBO, 4-3º IZDA.
                • PISO EN C/ CUBO, 6-3º DCHA.
                • PISO EN C/ CUBO, 6-3º IZDA.
                • PISO EN C/ CUBO, 6-BAJO DCHA.
                • PISO EN C/ CUBO, 8-BAJO IZDA.

            Sólo con estos datos, que seguro que son parciales, vemos que el Ayuntamiento, al margen de las que consta que ha vendido, ha tenido o tiene algunas de las siguientes 25 viviendas en la calle Cubo

                • Cubo 4, 3º derecha
                • Cubo 4, 3º izquierda
                • Cubo 4, 2º derecha
                • Cubo 4, 2º izquierda
                • Cubo 4, 1º derecha
                • Cubo 4, 1º izquierda
                • Cubo 4, Bajo derecha
                • Cubo 6, 3º derecha
                • Cubo 6, 3º izquierda
                • Cubo 6, 2º izquierda
                • Cubo 6, 1º derecha
                • Cubo 6, bajo derecha
                • Cubo 6, bajo izquierda
                • Cubo 8, 3º izquierda
                • Cubo 8, 2º derecha
                • Cubo 8, 1º derecha
                • Cubo 8, 1º izquierda
                • Cubo 8, bajo izquierda
                • Cubo 10, 3º izquierda
                • Cubo 10, 2º derecha
                • Cubo 10, 2º izquierda
                • Cubo 10, 1º derecha
                • Cubo 10, 1º izquierda
                • Cubo 10, bajo derecha
                • Cubo 10, bajo izquierda

            Pensaréis que a qué viene tanta insistencia en estas viviendas. En seguida se comprenderá.

            Aunque el PERI (Plan Especial de Rehabilitación Integral) del Casco sorprendentemente deja fuera de su área de protección la acera de los pares de la calle Cubo, tenemos algunos datos que nos indican el “perfecto estado” de cuidados y mantenimiento que lleva a cabo el Ayuntamiento con sus viviendas, en consonancia con lo que exige a todas las personas propietarias.

            Por ejemplo, en 2007 el Departamento de Salud y Consumo, publicaba la siguiente notificación:

            (…) “A raíz de reclamación presentada en dependencias municipales sobre las deficientes condiciones higiénico sanitarias en patio interior con acceso desde la calle San Ignacio de Loyola y El Cubo, el Servicio de Inspección Sanitaria y de Consumo giró visita al indicado lugar el día 03 de septiembre de 2006. A continuación se emitió un informe por el mencionado servicio, en el que se hace constar:

            “El patio está cubierto por malas hierbas, ortigas y maleza de altura. En el momento de la inspección no se observan roedores, pero si abundantes insectos.” Dado que la normativa vigente exige a los propietarios de locales y viviendas el mantenimiento de las mismas en las debidas condiciones de higiene, salubridad y ornato.

            Por ello, buscando la protección de la seguridad y salubridad públicas en el Término Municipal, (…) RESUELVO:

            Requerir a Comunidad de propietarios San Ignacio, 1, con N.I.F.: H01316041; Comunidad de propietarios San Ignacio, 3, con N.I.F.: H01314590; Comunidad de propietarios San Ignacio, 5, con N.I.F.: H01315233; Comunidad de propietarios San Ignacio, 7, con N.I.F.: H01315480; Comunidad de propietarios San Ignacio, 9, con  N.I.F.: H01315514; Comunidad de propietarios Cubo, 4, con N.I.F.: H01317916; Comunidad de propietarios Cubo, 6; Comunidad de propietarios Cubo, 8, con N.I.F.: H01221639 y Comunidad de propietarios Cubo, 10 ; como obligados, para que en el plazo de QUINCE DIAS, que comenzará a contarse una vez transcurrido el plazo para alegaciones, procedan a realizar una limpieza del patio objeto de inspección, cortar la maleza existente y tomar las medidas necesarias de desratización para evitar la presencia de insectos y roedores.

            (…) En Vitoria-Gasteiz, a 24 de enero de 2007. LA CONCEJALA-DELEGADA DEL ÁREA DE MEDIO AMBIENTE

            Hemos visto que en los números 4, 6, 8 y 10 de la calle Cubo, el propietario mayoritario es el Ayuntamiento, con lo que el requerimiento a que abandonen su dejadez en el mantenimiento y mantengan la limpieza y cuidado suficientes para no poner en riesgo la seguridad y salubridad públicas, se lo hace el Ayuntamiento al propio Ayuntamiento. Surrealismo aparte, demostración de la dejadez municipal en el cuidado de esos edificios y pertenencias. Es como si el Ayuntamiento quisiera devolver a estas viviendas la anterior función de los edificios que ocupaban su lugar: el de cuadras.

            Pero la falta de cuidados no reside sólo en el patio interior, porque 3 años después, en 2010, es el Servicio de Edificaciones del Departamento municipal de Urbanismo quien publica una notificación, en este caso en exclusiva a las Comunidades de Propietarios de los números 6, 8 y 10 de la calle Cubo, a las que dice que ha intentado notificar y no ha podido. Insistimos, el propietario mayoritario (casi exclusivo) es el Ayuntamiento). Sin comentarios. Pero más grave aún es el motivo de la notificación:

            (…) La Arquitecta Municipal, con fecha 21 de diciembre de 2009 giró visita de inspección en Cubo nº 6, nº 8, nº 10 y emitió informe en los siguientes términos:

            En la fachada principal se han producido desconchamientos que han provocado que cayeran trozos a vía pública. Los bomberos acudieron a limpiar y quitar las partes que consideraron más sueltas y colocaron vallas en la zona más peligrosa que es la del edificio nº 10.

            A pesar de que se han limpiado las zonas más peligrosas (peligro de desprendimiento), sigue habiendo zonas muy desconchadas que pueden caer a la vía pública. Por lo tanto, estimo necesario que se rehabiliten dichas fachadas de manera similar a lo ejecutado en el edificio 4 de la misma calle.

            A la vista del informe antes citado, se deduce que el propietario no ha cumplido con el deber de mantener su edificio en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público, establecido en el Art. 199, párrafo 1 de la Ley 2/2006, de 30 de junio de Suelo y Urbanismo.

            El abandono del propietario mayoritario de estos edificios, el Ayuntamiento, llevaba a poner en riesgo la seguridad de las personas, por los desprendimientos de las fachadas. La notificación tenía lugar en 2010. Pero la situación en el interior del edificio era todavía peor. En ese mismo 2010 parte del segundo piso del número 10 se precipitó sobre el primero, cambiando drásticamente la vida de una de las vecinas, que se vio absolutamente abandonada por la institución municipal. Así se recogía 3 años después en los medios:

            Hace tres años, parte del segundo piso del número 10 de la calle Cubo se precipitó sobre e primero. Ahora, María Eugenia, ha tenido que abandonar la casa. Su vida ha quedado precintada. Ya lo preveía. Sin embargo, el Ayuntamiento de Vitoria, propietario del 85% del inmueble, dejó pasar el tiempo. No hace falta que ella hable para entenderse el alcance de la tragedia. Las imágenes son suficientes para retratar la rabia, la aflicción y la incertidumbre de su víctima. Nadie supo o quiso saber cómo ayudarla en los departamentos municipales de Hacienda, Urbanismo y Edificaciones.

            (DNA 08-08-2013)

            Veamos ahora el estado actual de alguna de esas fachadas. Por ejemplo, la correspondiente al número 10:

            La cuestión no afectaba al número 4 de Cubo, porque por aquellas fechas el Ayuntamiento había puesto en marcha, en colaboración con el INEM, un programa de empleo-formación de rehabilitación de viviendas municipales dirigido a las personas perceptoras de ayudas sociales municipales… pero que en la calle Cubo no alcanzó más que al número 4 (por eso está bien). Sin embargo, por la descripción que sobre la rehabilitación del número 4 se hace en la Revista Eraiki de noviembre de 2010, podemos imaginarnos la situación de las viviendas del 6, 8 y 10 de la calle Cubo. En palabras de las personas rehabilitadoras “bastante deteriorados”:

            Los pisos estaban bastante deteriorados. «La estructura de Cubo y San Ignacio es de madera y nos hemos encontrado bastantes contratiempos. Había puntos que estaban dañados por humedades y tuvimos que hacer varios cambios sobre el proyecto inicial. Estructuralmente la madera es buena, lo que pasa es que suele tener deformaciones.

            Estos pisos estaban muy deformados, por lo que tuvieron que bajar niveles y sacar todo a cota», recuerda. Por otra parte, el techo de los pisos era directamente el suelo de vecino, por lo que no existía un aislamiento, inconveniente que tuvieron que subsanar con otras soluciones técnicas.

            Si cualquiera de nosotras nos indignamos al ver esta increíble dejadez municipal ¡qué sentirá el vecindario de esas viviendas! En el “buzón ciudadano” de la propia página web municipal encontramos algún ejemplo (mantenemos la ortografía original):

            5 viviendas en ruina en calle cubo 10

            El ayuntamiento tiene hay 5 viviendas que yo sepa desde hace dos años, puede que mas, cerradas por no poder habitarse, con el riego que conlleva para las viviendas contiguas, Ademas paga 600 al mes solamente de comunidad por lo que en dos años se podrian haber ahorrado 14.400 mas lo que les ofreci por comprar y arreglar esa ruina, si dicen que necesitan dinero tampoco hacen nada por conseguirlo ya que ni contestaron ni negociaron.

            (…) Para cuando arreglar esas viviendas tener seguro que al ser el ayuntamiento el propietario mayoritario con el 50% de votos si pasa algo reclamare directamente al ayuntamiento en los tribunales por dejadez en sus funciones.

            YA ESTA BIEN

            saludos

            e.E.d.     16/11/2016 03:24:34     

            Y, claro, tarde o temprano los problemas salen a la luz. Uno que lo denunció fue el anterior Síndico, en noviembre pasado, poco antes de dejar su cargo:

            Gartziandia explica que, desde que comenzó su mandato como Síndico hace ya cinco años, las reclamaciones de vecinos del Casco Viejo relacionadas con el precario estado de las viviendas o con la imposibilidad de acometer las reformas requeridas por el Ayuntamiento han constituido un goteo constante. En este sentido, refiere un total de 25 expedientes relacionados con situaciones anómalas en el Casco Histórico desde enero de 2012 hasta la actualidad.

            (…) Entre los 25 casos contabilizados por el Síndico figura, como ejemplo, el derrumbe de un piso de la segunda planta de un edificio de la calle Cubo. Aquel suceso truncó la venta de una vivienda situada en el tercer piso de la misma mano. “Aproximadamente el 85% del inmueble es propiedad del Ayuntamiento, pero no actúa para evitar la futura ruina del edificio a pesar de la insistencia de la vecina, que ha tenido que abandonar la vivienda y plantearse un alquiler”

            (DNA 05-11-2017)

            Ahí es nada, el propio Síndico denunciando que el Ayuntamiento no actúa para evitar la ruina de un edificio. Más claro, agua.

            Lamentablemente, no es el único techo que se ha caído en meses recientes. Como se puede ver en esta foto que acompaña la noticia, como ya habían avisado las personas que rehabilitaron el nº 4, el suelo de un piso era directamente el techo del de abajo. El suceso tuvo lugar en Cubo nº 8:

            CAE UN TECHO EN LA CALLE CUBO

            El techo de un primer piso en la calle Cubo cedió ayer y cayó sobre la cocina, en un accidente que se saldó sin heridos. Policías locales y los bomberos peinaron el edificio, en muy mal estado, y poblado por varias personas. En su inspección descubrieron que desconocidos habían quitado los precintos de varias viviendas vacías.

            (El Correo 06-04-2018)

            Y, como cerrando el círculo de la desidia, cuando a la historia de la impresentable estulticia municipal, se le unen los orígenes de la calle… todo vuelve a su cauce, y el río que originalmente fluía por la zona, se hace presente. Eso ni más ni menos es lo que está sucediendo en la confluencia de los edificios 8 y 10 de la calle donde, como podemos ver por la siguiente foto tomado en abril de 2018, el agua brota de las paredes de la fachada buscando la calle. Es como si el primitivo ‘cubo’ que le dio origen, quisiera volver a ocupar su lugar:

            Como se puede observar, el musgo o verdín de la fachada, la cuestión viene de lejos. ¿Y cuál ha sido el “remedio” municipal?, dar una capa de pintura a la fachada para ocultar la mancha…

             

            Los problemas se recrudecen en la actualidad

            Cuando ya habíamos finalizado una primera versión de este documento, desde el vecindario de la calle nos hacen llegar nuevos datos. Así, por las personas vecinas sabemos que el pasado 9 de julio los bomberos acudían de nuevo a la calle Cubo, y en concreto a inspeccionar su número 10, ése que ya hemos visto que en su inmensa mayoría es de propiedad municipal. ¿La razón? Pues según nos cuenta el vecindario no se debía a una actuación de urgencia por incendio, derrumbe o similar, sino algo incluso más grave de cara al estado del edificio: estuvieron trabajando durante varias horas en el edificio, desde el bajo hasta el tercer piso, colocando pilares de obra y tablas de madera, y salieron del edificio por una ventana, por lo que el vecindario piensa que alguna/s vivienda/s quedaron clausuradas. Para que no hubiera dudas, nos adjuntaban también fotos de los hechos como ésta:

            Días después, por una nota informativa de los bomberos, nos enteramos de lo ocurrido.

            Aviso por fuga de agua en edificio de viviendas. Recursos del SPEIS acuden al lugar y detienen la fuga. Constatan además que el inmueble está en muy mal estado de conservación con lo que se pasa aviso a Departamento Municipal de Régimen Jurídico de Edificaciones, para que lleven a cabo las actuaciones que procedan.

            Días después ese mismo servicio colocaba una nota en la puerta del edificio avisando del corte temporal del suministro de agua. El vecindario no es consciente de que haya habido ningún otro tipo de actuación desde entonces.

             

                1. BREVÍSIMA CONCLUSIÓN

            Parece evidente que, como a otras calles (con todos sus habitantes, no lo olvidemos) de la zona Norte de la Ladera Este del Casco (por ejemplo, Santo Domingo), las instituciones, con el Ayuntamiento a la cabeza, han decidido condenarlas al abandono. En la calle Cubo, para más Inri, ese abandono se protagoniza y abandera por el propio Ayuntamiento, dueño de buena parte de las viviendas en peor estado y que, como hemos podido ver, ponen en riesgo la salud de habitantes y paseantes. Todo apunta a que en esta calle se reproducirán situaciones tan graves como las que se están viviendo en Santo Domingo, con desalojo y desamparo vecinal. Será curioso ver si en esta ocasión el Ayuntamiento se culpa a sí mismo por dejadez. Eso, si antes no ocurre ninguna grave desgracia, tanto a personas que viven en esos edificios (algunas ocupando las viviendas vacías), como a transeuntes.

            Pero no queremos cerrar esta mirada a la historia de la calle Cubo con la imagen del bochornoso espectáculo municipal que la condena al no futuro. En la calle hay personas vecinas decididas a no dejarse arrastrar a ese abismo. En las casas vacías municipales hay oportunidades para quienes no tienen casa para buscar un hogar (si es que mantienen una mínima habitabilidad). Y, también, en la calle Cubo hay quienes desde hace mucho tiempo participan activamente en todas las iniciativas populares y comunitarias que la población del barrio lleva a cabo para que sea el vecindario quien decida y construya su futuro. Y lo hacen con su arte. Sin retribución económica alguna. Por compromiso personal y grupal con la sociedad en general y el vecindario del Casco en particular.

            Las esperanzas para el futuro de la calle sólo podrán venir de la mano de este vecindario comprometido y del apoyo y la solidaridad que reciban del resto del vecindario del barrio las personas vecinas de la calle Cubo dispuestas a hacer frente a la actual situación. Tenemos mucho trabajo por delante. Organicémonos y acometámoslo. No permitamos que con premeditación y alevosía lleven adelante sus planes gentrificadores y especulativos. ANTEPARA KALEA ETA ALDE ZAHARRA BIZIRIK!!!

             

            CUCHILLERÍA / AIZTOGILE KALEA

            Colección de Tarjetas Postales de la Provincia de Álava en el Archivo Histórico Provincial de Álava

            Datos generales e introducción

            Tal y como mencionan algunos Nomenclator de finales del XIX y principios del XX, “Cuchillería” es el “nombre primitivo” que le dio el rey de Castilla Alfonso el Sabio, entre los años 1254 y 1256, durante su estancia en Vitoria, debiendo su nombre a los numerosos comercios que se ubicaban en dicha calle relacionados con las armas y cuchillos.

            La descripción de la localización de la calle que hace en 1887 el “Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas” es la siguiente:

            Principia en la calle de San Francisco y concluye en el Cantón de Santa María. Linda al Norte con dicho Cantón; Sur, con la calle de San Francisco; Este, con el Cantón de San Francisco Javier y el de Santa Ana; y Oeste, con estos dos cantones y el de San Marcos.

            Según el fundamental trabajo toponímico de Henrique Knör y Elena Martínez de Medina[i], la calle ha tenido diversas formas concretas de denominarse a lo largo de los siglos: Cochelleria (1484), Barrio Cuchillería (1584), Calle Cuchillería (1685), Calle de la Cucheleria (1694), de nuevo Calle Cuchillería (1825), Calle de la Cuchillería (1867)… incluso parece que, a finales del siglo XIX, en algún documento público aparece denominada como Portal de la Cuchillería, quizá en homenaje al unas décadas antes derribado Portal de Cuchillería.

            Fuente: Óleo de Juan Ángel Saez en el que se puede observar en la parte superior el Portal de Cuchillería (y los anteriores de Pintorería y Calle Nueva), tomada de Catálogo Artium.

            La calle tiene 422 metros de longitud total, pero hay que tener en cuenta que, desde que se conocen testimonios escritos, ha estado dividida en 3 vecindades:

                • Primera Vecindad (o Vecindad de San Roque), que ocupa los 160 metros que hoy en día abarca el tramo entre la Calle San Francisco y el Cantón de San Francisco Javier, que cuenta con una anchura media de 7 metros.
                • Segunda Vecindad (o Vecindad de San Antonio), que abarca los 107 metros que van desde el Cantón de San Francisco Javier al Cantón de Santa Ana, con una anchura media de 6 metros.
                • Tercera Vecindad (o Vecindad de San Marcos), que yendo desde el Cantón de Santa Ana hasta el final de la calle en el Cantón de Santa María, ocupa 155 metros, con una anchura media de 7 metros.

            Información detallada sobre estas tres vecindades podéis encontrarla en el apartado de este blog dedicado a la “historia(s) de nuestras vecindades” Añadamos otro dato sorprendente sobre la Cuchillería, que escapa a la mirada incluso de los ojos más atentos. Ahora entenderéis el porqué. Hace unos pocos meses un hallazgo realizado en un solar de la Kutxi que iba a ser reedificado, llevaba a los medios la siguiente noticia: “Encuentran un pozo de la Edad Media en un edificio de la Kutxi”. La noticia recogía la opinión de varios expertos:

            No es tan raro encontrarse restos medievales cuando hacemos este tipo de demoliciones”, asegura el miembro de Mim Arquitectos. De hecho, cuando los arquitectos alaveses trabajan en lugares antiguos como el Casco Medieval lo hacen acompañados de un equipo de arqueólogos. Joseba López de Ocariz es uno de los que está realizando la investigación. El arqueólogo corrobora la versión de su compañero: “Tenemos varios de estos pozos por todo el Casco. Hay dos o tres en la calle Correría, otro en la Herrería, y otro no muy lejos de aquí, también en la Kutxi”.

            La noticia se acompañaba de una foto del hallazgo:

            Fuente: Gasteiz Hoy

            Pues bien, hay quien ha investigado con bastante profundidad la existencia de estos pozos en la ciudad, y los datos que revela su estudio nos hablan de una realidad mucho mayor que la que recogen estos arquitectos y arqueólogos. Así, el detallado trabajo de José Rodríguez Fernández[ii], recoge los datos aportados por un documento hallado en el Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz[iii] (un reglamento de incendios de 1854, al que se anexa un apéndice de título Relación de pozos de propiedad particular existente en la ciudad de Vitoria). Según el citado documento los pozos privados (en el listado no se reseñan los públicos, que el autor considera que serían muchos menos) referenciados en la ciudad eran ni más ni menos que 331. De ellos se ubican en Cuchillería la increíble cifra de 51, suponiendo la mayor densidad por metro cuadrado de Gasteiz.

            Como señala el estudio, esos pozos (que define como una estructura artificial que alberga agua para diferentes usos) “parece evidente que a mediados del siglo XIX, como ya ocurría antes, estaban dirigidos al regadío a pequeña escala”. Añadamos que los 51 pozos reseñados en Cuchillería son circulares, que 20 de ellos estaban ubicados en cuadras, 13 en patios, 16 en huertas, 3 en las puertas y 1 en un obrador. Todo ello nos habla de las características de la Kutxi en el siglo XIX, algo que concuerda con esta descripción de una casa de Cuchillería de aquel entonces que recoge la obra citada de Knör y Martínez de Medina:

            “Una casa en la tercera vecindad de la Calle de la Cuchillería en la cera o lado del Portal de San Marcos con su patio y pozo y la mitad de la huerta o jardín que llega a la muralla de la ciudad” (1808, AHPA, P. 10.291, f. 8).

            O, como veremos posteriormente, la descripción que se hace en junio de 1862 de la casa situada en Cuchillería 69, cuando la adquieren las instituciones para ubicar en ella “las Escuelas Normales de Maestras y Párvulos”: “Venta de una casa situada en la calle de la Cuchillería de Vitoria con su huerta, su pozo, granero y estercolero[iv]

            Vamos a continuación a intentar primeramente recoger algunos datos sobre lo que ha sido parte de la historia de la calle Cuchillería en sus más de 763 años de existencia, pero para ello se hacen necesarias unas advertencia previas.

            En primer lugar, que estas líneas no pretenden ser un trabajo académico, y por ello nos remitiremos a recoger algunas pinceladas aportadas por trabajos académicos reales, o datos que hemos ido recopilando de diferentes archivos y publicaciones. Y segundo y fundamental, que como en este apartado del blog venimos haciendo, intentaremos apartar nuestra mirada de esas cuestiones que ya abordan guías turísticas o resúmenes históricos al uso (quien tenga interés en palacios, casas, grandes personajes históricos, etc. que acuda a ellas) para centrarla en cuestiones que tengan que ver más con la vida de las gentes más normales y comunes de la calle, sus hogares, sus problemas y necesidades, sus formas de organización comunitaria, sus rebeliones… Y, claro, de todo ello, como ya hemos dicho, recogiendo simples pinceladas, pero que nos sirvan para acercarnos al conocimiento de la historia de las gentes que habitaron esta calle.

             

            Los orígenes de la Cuchillería

            Gracias al más que minucioso trabajo de Ismael García-Gómez[v] (cuyo enfoque ‘irreverente’ con lo establecido tantas puertas abre a un mejor conocimiento) sabemos algunos detalles hasta ahora desconocidos de los orígenes de Cuchillería. Dejemos que sea él quien nos lo cuente:

            (…) antes de que Alfonso X ordenara la construcción del nuevo recinto amurallado (…) ya había un importante contingente inmigrante que al no haber podido asentarse intramuros –ni en el bloque B1, ni en el bloque B2[vi]– había optado por establecer su residencia en las afueras, en la ladera oriental de la colina de Gasteiz.

            Existen algunos indicios que quizá nos permitan concretar algo más cómo era esa puebla de fuera. (…) el caserío parece agruparse no tanto por calles, como por barrios, tres barrios en concreto; tendríamos así una “primera callejada” pegada a la “senda” V1, una “segunda callejada” agrupada en torno al actual cantón de Santa Ana, y una tercera denominada “Barrencal” que estaría ubicada entre las “sendas” V2 y V4

            En nota al pié del texto, García-Gómez especifica que la “primera callejada” estaba “Compuesta por las denominadas “Puebla somera” y “Puebla de medio” (arranques meridionales de las actuales calles de la Cuchillería y Pintorería respectivamente)”

            También nos aporta el mismo autor otro importante hecho que desdice lo que hemos visto que nos cuentan los diversos nomenclator sobre que Cuchillería sea el “nombre primitivo” que le dio Alfonso el Sabio entre los años 1254 y 1256:

            Así, la calle que en 1489 ya aparece como “Cuchillería”, en 1434, todavía se cita con la denominación de “puebla somera” y la que aparece como “Pintorería se cita como “puebla de medio”

            Aclaremos que el significado de “somera” era el de “superior o de arriba”, y por eso el de Pintorería era el de “puebla de medio”.

            Pero no es Ismael García-Gómez el único que aporta datos en este sentido, ya que Juan Carlos Gómez de Carrero[vii] (médico del hospital Santiago), hablando de la gran devoción que despertaba la Virgen del Cabello, nos cuenta que:

            Se propagó tanto la devoción a la Virgen que se estableció en Vitoria una Cofradía en 1433 a la que pertenecieron la mayoría de vecinos de Vitoria, muchas de sus aldeas y personajes de Castilla que contribuían con sus limosnas para ayudar al sostenimiento del Hospital que aparecían en los libros de cuentas enumerados por calles Zapatería, Correría, Aldabe de Yuso, Aldabe del medio, Aldabe de Suso, en Villa del Suso, en la Puebla Somera, en la Puebla de Medio, la Segunda Callejada, Barrencal, Prados, Junto al Mercado, etc.

            Parece claro, pues, que antes que el de Cuchillería, el primitivo nombre de nuestra calle habría sido “Puebla Somera”.

             

            La Cuchillería en el siglo XVI

            Gracias a los trabajos, entre otras personas, de Ernesto García Fernández[viii] y Rosario Porres[ix] podemos conocer algunos datos de la población que habitaba en Cuchillería en el siglo XVI.

            Así, por ejemplo, sabemos que el número de hogares (en realidad, de individuos fiscales, que solían corresponder con la figura del “cabeza de familia”) que había en Cuchillería en 1537 eran 107, para un total en la ciudad (intramuros) de 797. De esos 107 hogares, 7 de ellos eran pobres. La Cuchillería reunía en sus calles un total de 61 oficios, tan sólo 1 de ellos correspondiente al primer sector (agricultura, ganadería y manipulación y transformación de sus productos, del que había 26 en la ciudad); 35 al segundo sector (artesanos del textil, de la piel, el metal, la construcción, oficios artísticos y oficios varios, que en la ciudad reunía a 256), y 25 al sector terciario (comercio, transporte, alimentación, salud, profesiones liberales, oficios concejiles y varios, de los que la ciudad contaba con 134).

            Cuarenta años después, los vecinos “individuos fiscales o cabezas de familia” en Gasteiz habían pasado de los 797 a 1.248; y los de Cuchillería en concreto de 107 a 194 (138 varones, 18 mujeres, 32 viudas y 6 huérfanos[x]). Este importante incremento (de algo más del 80% en el caso de Cuchillería), no obstante, viene determinado no solo por el crecimiento de la población sino, principalmente, por la inclusión en la contabilización de clérigos y huérfanos menores (ya que viudas y pobres cabezas de familia ya se contabilizaban en 1537). Basándonos en los cálculos que hace Rosario Porres para ‘traducir’ a habitantes los datos de los individuos fiscales de la ciudad (4.408 personas), podemos aventurarnos a fijar la población total real de Cuchillería en 1578 en torno a las 680 personas. Todo ello, en cuanto a lo que eran consideradas personas vecinas, ya que las denominadas como “moradoras” u otras categorías, no se incluían.

            Un primer análisis de los datos, como es el elevado tanto por ciento de pobres y viudas (en Cuchillería un 16,5% de viudas) lleva a concluir a la autora que se vivían tiempos difíciles en lo económico, probablemente impulsados por la crisis agraria que se padecía en esos años.

            Veamos ahora en la siguiente tabla, tomada también de los datos que aporta el trabajo de Ernesto García Fernández, las distintas profesiones del vecindario de la Cuchillería en esos años.

             

            PROFESIONES DEL VECINDARIO DE LA CUCHILLERÍA EN 1537-1538

             

             

            SECTOR SUBSECTOR PROFESIÓN NÚMERO
            Primario Agricultura Total Sector 0
            Secundario Textil Burullero 3
              Sastre 1
            Pañero 1
            Soguero 1
            Tejedor 5
            Colchero 3
            Tundidor 1
            Total Subsector: 15
              Piel Zapatero 6
              Cordonero 1
            Borceguillero 1
            Botero 1
            Total Subsector 9
              Metal Calderero 1
              Cerrajero 7
            Herrador 1
            Total Subsector 10
              Construcción Cantero 1
            Total Subsector 1
              Oficios artísticos Entallador 2
            Total Subsector 2
              Varios Total Subsector 0
            Total Sector Secundario 36
            Terciario Comercio/Transporte Mercader 5
              Mercero 4
            Total Subsector 9
            Alimentación Frutera 1
            Panadera 1
            Total Subsector 2
              Salud Boticario 1
            Barbero 2
            Médico 2
            Total Subsector 5
              Profesiones liberales Escribano 1
                Bachiller 1
            Licenciado 1
            Doctor 1
            Total Subsector 4
              Oficios concejiles Andador 1
            Total Subsector 1
              Varios Capitán 1
                Hombre de armas 1
            Tamborilero 1
            Organista 1
            Total Subsector 4
             
            Total Sector Terciario 25
             
            TOTAL TODOS LOS OFICIOS 61

            El primer dato que nos llama la atención, y que describe en parte la actividad de la calle en aquellos tiempos, es el hecho de que en la Cuchillería no existiera nadie dedicado al Sector Primario de la Agricultura (que recogía entonces las profesiones de labrador, casero, jornalero o molinero), más teniendo en cuenta que eran profesiones relativamente corrientes en la ciudad (reseñadas en 26 casos) y que están presentes en todas las calles salvo Cuchillería y Villasuso.

            Igualmente es llamativo el hecho de que no existiera en una calle denominada así ningún cuchillero (sólo uno en la ciudad), ni ballestero o espadero (cuatro en la ciudad), mientras que la mayoría de herreros sí estaban en la Herrería, y la mayoría de los Zapateros en la Zapatería. La profesión más habitual en el vecindario de Cuchillería era la de cerrajero (7, más de la mitad de los 13 de la ciudad), zapatero (6), mercader (5) y tejedor (5, en este caso también, la mitad de los 10 de la ciudad).

            Es de reseñar que las dos únicas profesiones en las que se deduce una actividad profesional reconocida a las mujeres (están recogidas en femenino) son las de frutera y panadera, de cada una de las cuales consta una presencia en Cuchillería.

             

            Algunos datos de población y viviendas entre 1537 y 1910

            Siguiendo con los datos que nos pueden ayudar a leer cómo era la realidad de la Cuchillería en los tiempos pasados, fijémonos ahora en la evolución del número de su población (que no siempre lo hace de manera ascendente) y sus viviendas. Son varias las fuentes que nos proporcionan datos cuantitativos entre 1537 y 1910.

            DATOS DE POBLACIÓN Y CASAS/EDIFICIOS DE LA CALLE CUCHILLERÍA (1538-1910)

             

            AÑO POBLACIÓN[1] CASAS / EDIFICIOS
            1538

             

            (cabezas de familia varones y viudas)

            107  
            1578

             

            (varones y mujeres cabezas de familia, viudas, huérfanos menores y clérigos)

            194  
            1683[2]

             

            (vecinos cabezas de familia y viudas)

            100  
            1732[3]

             

            (vecinos y moradores cabezas de familia y viudas)

            104  
            1747[xi] 123  
            1809

             

            (familias)

            160  
            1809

             

            (almas)

            729  
            1828[4]

             

            (población y casas)

            951 102
            1855[5]

             

            (edificios)

              116
            1880[6]

             

            (habitantes y edificios)

            1.437 117

             

            (4 no habitables)

            1884[7]

             

            (habitantes)

            1.241  
            1887[8]

             

            (habitantes y edificios)

            1.273 112
            1897[9]

             

            (habitantes y edificios)

            1.438 111
            1910[10]

             

            (habitantes y edificios)

            1.821 109

             

            (3 inhabitables)

            [1] Insistimos en la necesidad de tener en cuenta las explicaciones previas que acabamos de comentar en todo lo referente al concepto ‘población’.

            [2] Fuente: Archivo del Territorio Histórico de Álava; documento 47/1/91, páginas 13 a 21 caja 105A, nº.1.

            [3] Imizcoz [1995a] que cita como fuente : A. P. A., Leg. D. H. 1238, Nº. 1-B, Año 1732, “Acopio de todos los vecinos, moradores y viudas de que se compone la M. N. y M. L. Ciudad de Vitoria y lugares de su jurisdicción”. Datos facilitados por Paloma Manzanos.

            [4] Fuente: Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz, documento L/008/088; Población de Vitoria según el Padrón de 1828.

            [5] El nomenclátor de 1855 que señala que:

            Han dejado de figurar en este arreglo todos los edificios públicos, como son las cuatro parroquias, los tres conventos de monjas, los dos cuarteles, las casas de ciudad y provincia, los hospitales civil y militar, el hospicio, cárcel, alhóndiga, carnicería, instituto, teatro, plaza de toros y los dos albergues.

            [6] Fuente: Nomenclator de 1910.

            [7] Fuente: Cuaderno de Rotulación de calles de 1887.

            [8] Fuente: Cuaderno de Rotulación de calles de 1887.

            [9] Fuente: Nomenclator de 1897.

            [10] Fuente: Nomenclator de 1910.

             

            La Cuchillería, una calle con mucha escuela (siglo XIX)

            De la mano del impulso dado por la evolución del número de población y viviendas, aprovechemos para dar un ‘salto en el tiempo’ y ofrecer otra mirada distinta sobre la Cuchillería, en esta ocasión de la Cuchillería del siglo XIX.

            Para buena parte de la gente de Gasteiz, la mayoría de la que visita la ciudad, y no pocas de las personas que incluso en ella viven, ‘la Kutxi’ es como la bodeguilla de la ciudad, el rincón de Gasteiz a donde muchas personas dirigen sus pasos de jueves a domingo (según edades y costumbres) en busca de poteo, jarana, fiesta, ruido, ambiente, algunas veces diversión, y la mayoría espacio para la distensión desahogada… y desaguada, pues además de los escándalos nocturnos que impiden el descanso al vecindario que habita en la calle, no pocas de aquéllas practican la marrana costumbre de vaciar sus esfínteres (cuando no sus estómagos) en cualquier pared o rincón de la calle. Sin duda que en ello tiene mucho que ver también el hecho de que tan solo en la Kutxi, se puedan contabilizar 39 bares, con diferencia, la calle con mayor número de bares de la ciudad[xii].

            Pero ‘la Kutxi’ no siempre ha sido una calle repleta de bares y tabernas. Es más, ha habido momentos de la historia de nuestra ciudad en que ninguna de las tabernas existentes en ésta se ubicaba en Cuchillería. Así, por ejemplo, según sabemos por Ernesto García Fernández[xiii], de las 20 tabernas o mesones que existían en la Gasteiz de principios del siglo XVI, ninguna de ellas estaba en la Cuchillería (por aquel entonces las calles receptoras de estos establecimientos eran principalmente la Zapa y la Herre).

            No obstante, sin necesidad de remontarnos al medievo, hace ‘tan solo’ siglo y medio, a la Cuchillería se le podía haber definido como ‘una calle con mucha escuela’, pues estos establecimientos educativos abundaban en ella. Para entender la situación contextualicémosla un poco. Según narran quienes han estudiado la historia de Gasteiz, el siglo XIX, y principalmente su segunda mitad, además de ser un periodo convulso en el que tuvieron lugar varias guerras y revoluciones, fue al mismo tiempo una época donde en Gasteiz la cultura, el conocimiento y la educación que estaba en la base de todo ello, recibieron un importantísimo impulso en nuestra ciudad, hasta el extremo de que llegó a ser denominada en aquel entonces como “la Atenas del Norte”[xiv]. Baste como referencia sólo un dato: el 75% de la población gasteiztarra de entonces estaba alfabetizada, dato muy superior a cualquier otra capital o ciudad del entorno. Como ya hemos dado a entender, buena parte de ello tenía que ver con las numerosas escuelas existentes en aquel entonces en Gasteiz que adiestraban en esas capacidades a su población.

            Aunque no todas las escuelas de Gasteiz se ubicaban en la Cuchillería (ni tan siquiera era la calle con mayor número de ellas, que por algo la calle de Las Escuelas tiene ese nombre), sí que un llamativo número de ellas (tanto públicas como privadas) eran acogidas en la Cuchillería. Veamos algunas de ellas siguiendo un criterio cronológico.

            Según los datos que hemos podido recabar, tal y como recoge Paloma Manzanos Arreal[xv]:

            En Vitoria en octubre de 1831, don Andrés Pablo de Idígoras abrió en el número 19 de la calle Cuchillería una de las primeras escuelas laicas privadas (lo que hoy llamaríamos colegio), orientada a la enseñanza de los hijos varones de las clases pudientes de la sociedad vitoriana. El edificio contaba con espaciosas salas y aulas para el estudio y un gran jardín, en donde los alumnos podían jugar a la hora del recreo y hacer gimnasia. Ya en aquellas fechas el deporte y los juegos se consideraban fundamentales tanto para el desarrollo físico como mental del niño.

            Pero sin duda quien más datos aporta sobre la realidad de las escuelas en Gasteiz en esos tiempos es el detallado trabajo (toda una tesis) de Beatriz Garai Ibáñez de Elejalde[xvi]. Ella nos cuenta, por ejemplo, que:

            La Escuela Normal de Maestros comienza a funcionar en el año 1856, en un principio se instala en una casa de la calle Zapatería, propiedad del Marqués de Legarda, luego se trasladaría a un edificio de la calle Cuchillería (en la casa número 69, propiedad de Mariano Jalón), comprado entre el Ayuntamiento y la Diputación, ubicándose junto a esta Escuela Normal de Maestras, una escuela de párvulos. (…) en 1864 se construyó en el solar que ocupaban las antiguas escuelas gratuitas de niños, escuelas de Mendoza y San Esteban, en las casas y terreno situados entre la Cuchillería 69 y la conocida con el título de latinidad en la calle las Escuelas y adherentes En este edificio de nueva planta se instalan también, las escuelas de niñas, y la escuela de párvulos. Tiene adosada la casa con fachada a la calle de la Cuchillería propiedad del Ayuntamiento y la Diputación

            Esta casa de la que nos habla, se compró por 115.500 reales, y tenía huerta, granero y estercolero. Garai Ibáñez de Elejalde también añade el significativo detalle de la previsión con la que se funcionaba, al poner ciertas condiciones a la casa que ocupaba la familia Manteli, que en esa misma esquina de la segunda vecindad de Cuchillería tuvieron durante mucho tiempo la imprenta Manteli:

            Algún pequeño problema hubo que superar al construir este edificio para la Normal de Maestras, ya que existían edificios muy cercanos al mismo, que podían dificultar en un futuro las buenas condiciones de orientación y luz que en ese momento dispone. Así pues, señalan como condición que los dueños del terreno contiguo, Hijos de la Viuda de Mantelli, tengan precauciones al edificar en un futuro para que no quiten luz al edificio de la nueva Escuela Normal. “(…) que no podrán los dueños de los terrenos levantar ningún edificio que pase de la altura de los marcos inferiores de las ventanas bajas del establecimiento y a una distancia mínima de 30 pies a contar de la muralla que sirve de base a su fachada (…) , y que corresponde a la sala de descanso de los párvulos”

            En estos edificios, no era raro que, además, tuviera su vivienda algún maestro de la escuela. En esta en concreto vivía el maestro de párvulos. De hecho, con el paso del tiempo, a primeros del siglo XX, este edificio pasó a cumplir funciones de “Casa para las maestras”, hasta que en fechas posteriores se dedicó a “Casa Cuna”.

            A lo ya contado hay que sumar el siguiente dato:

            Una vez construidos los edificios de ambas Escuelas Normales, la mayor parte de las escuelas de la ciudad se instalan en ellos.

            Durante el último cuarto del siglo XIX se asiste también al incremento de las escuelas privadas o libres, varias de la cuales se instalan también en la Cuchillería:

            Los datos de la década posterior confirman el aumento de las escuelas particulares en la ciudad, en 1886 existen 39 escuelas particulares o libres (…) [en 1887] Carmen Acero, maestra elemental solicita permiso para abrir un colegio de 1ª enseñanza para niñas en la calle Cuchillería nº37, solicitud que es autorizada por el alcalde José Echanove”

            (…) En esa misma época aparecen solicitudes de apertura de escuelas particulares; en 18951505 se abre una escuela particular de párvulos en la calle Correría; y en 1899, otra en la calle Cuchillería

            Esta de Cuchillería en 1899, se solicita a cargo de Francisca Pinedo e Ibarrola, y se ubica en la planta baja del número 103 de la calle.

            Por lo que respecta a la educación elemental religiosa de niñas, sabemos por Francisca Vives Casas[xvii] que la primera escuela se instaló en la Cuchillería:

            De la enseñanza privada, además de lo relativo a la educación elemental, solamente en las últimas décadas del siglo se asentaron en Vitoria algunas congregaciones religiosas femeninas de las que nacieron los primeros colegios privados de niñas de fi n de siglo: Carmelitas y Ursulinas. Las primeras, al parecer, fueron las Carmelitas de la Caridad, según consta en una estadística municipal de 1878, según la cual el 21 de junio de 1870 esta asociación, llamada Colegio del Niño Jesús, obtenía la autorización del obispo de la diócesis y de todas las autoridades de la provincia y la ciudad, instalándose en una casa particular en el nº 114 de la calle Cuchillería, bajo la dirección de 9 hermanas Carmelitas de la Caridad. En el momento de la estadística, se afirmaba que el número de alumnas era de 225, de las que 140 asistían a la enseñanza de pobres externas, 70 externas de pago y 15 acogidas internas.

            Volviendo al detallado trabajo de Garai Ibáñez de Elejalde, conocemos que al principio del siglo XX hubo más escuelas privadas ubicadas en la Cuchillería. Por ejemplo, el colegio San Francisco de Asís, situado, al menos desde 1911, en el número 24, 1º piso de la calle. En 1915 se intentó así mismo instalar una escuela de primera enseñanza de manera provisional en el bajo de ese mismo número 24, pero solo se le autorizó como escuela de párvulos y si no admitía más de 70 alumnos, ya que no reunía las condiciones higiénico-pedagógicas que para el proyecto inicial se requerían.

            Pero si acudimos a otra fuente, en este caso al cronista de la ciudad Venancio del Val[xviii], encontramos todavía más escuelas ubicadas en esos tiempos en la Cuchillería:

            En 1887 se estableció una escuela en el número 34, y dos años más tarde funcionaba otra, también mixta, en el 42. A principios de siglo hubo una en el 24, y asimismo en la relación de 1915 figuraban otras tres de párvulos en los números 85, 94 y 110. Anteriormente se fundó otra en la casa signada con el número 99.

            Así, si recopilamos los datos vistos hasta ahora, nos encontramos con que por aquellos tiempos llegó a haber algún tipo de escuela al menos en los siguientes edificios de la Cuchillería: 19, 24, 34, 37, 42, 69, 85, 94, 99, 103, 110 y 114, teniendo en cuenta además que en algunos casos esos edificios recogían a más de una escuela, no nos parece exagerado afirmar como hemos hecho que por aquel entonces la Cuchillería era una ‘calle con mucha escuela’. Sin olvidar que el cobijo que ofrecía la calle al impulso a las actividades culturales no se limitaba exclusivamente a las escuelas en ella ubicadas. Porque durante el siglo XIX había un edificio (con entrada primero por la Pintorería y posteriormente por la Cuchillería) que acogía en su interior a la que se consideraba la más importante sociedad cultural de aquel siglo. Hablamos del conocido como ‘El Liceo’ o Teatrillo, tal y como nos lo describe el interesante blog Historias de Vitoria-Gasteiz, quien también nos ofrece el dibujo del local que acompañamos a continuación:

            EL LICEO (también llamado el Teatrillo): Fue la más importante sociedad cultural que hubo en el siglo XIX (en los primeros años de la década de los 40). Era una sociedad artístico-literaria con sede en la calle Pintorería (aunque en 1845 se le dio entrada por la calle Cuchillería) y tenía un salón de actos donde se representaban obras musicales, lecturas y dramatizaciones teatrales, sobre todo con actores-socios aficionados de la ciudad). El dibujo que ilustra cómo podría ser este teatro es del periódico El Lirio, de 22 de enero de 1846)

            Fuente: Historias de Vitoria-Gasteiz

             

            Los datos sobre la calle sacados de los Nomenclator y Callejeros entre 1855 y 1940… y salto hasta el 2000

            Aprovechando ahora los datos que aportan los Nomenclator y Callejeros que, a medida que Gasteiz se iba extendiendo, iba realizando el Ayuntamiento, podemos ver algunas de las transformaciones que se operaron en la Cuchillería entre 1855 y 1940.

            En marzo de 1855 siendo Alcalde Juan de Ayala y Secretario Mateo de Moraza, el Ayuntamiento aprobó unas bases para “metodizar la numeración de las casas”. A resulta de ellas la Cuchillería quedó configurada de la siguiente manera:

            Primera Vecindad:

                1. Acera izquierda: números del 1 al 39
                2. Acera derecha: números del 2 al 38 (se especifica que en el 28 estaba el “Salón Minerva” y el 30 era una “cochera”).

            Segunda Vecindad:

                1. Acera izquierda: números del 41 al 69
                2. Acera derecha: números del 40 al 60 (se especifica que el 58 era el “Taller de Irurzun”)

            Tercera Vecindad:

                1. Acera izquierda: números del 71 al 117 (se especifica que los números 109 y 111 eran “Dependencias de la Colegiata”)
                2. Acera derecha: números del 62 al 114

            Con lo que queda claro que la calle contaba por aquel entonces con 116 edificios.

            En mayo de 1867 el Ayuntamiento debe elaborar otro informe para conseguir el “arreglo de la rotulación de las Calles y numeración de las Casas”. Por lo que respecta a Cuchillería el informe dice:

            El número 63 de la acera izquierda se reformará por estar borrado, y el 69 colocarse encima de la puerta principal de la casa por hallarse sobre la ventana que hace esquina al cantón.

            En la acera derecha hay dos números 8, teniendo el segundo la palabra Bis; mostrándose toda ella conforme. Entre el nº 104 y 106 hay un solar cerrado sin número que debe corresponder a la casa nº 106.

            En 1881 el Ayuntamiento edita el “Cuaderno por orden alfabético que comprende todas las calles que actualmente constituyen la M. N. y M. L. ciudad de Vitoria, con la antigua y moderna numeración de casas y Vecindad á que pertenecen, aprobado por su Excmo. Ayuntamiento en sesion ordinaria de 23 de Marzo de 1881, siendo su Alcalde Presidente D. Alvaro Elio y Mencos”. Según ese documento, la Cuchillería tenía idéntica numeración a la de 1855, incluso todos los edificios que se hacían constar como observación, seguían existiendo de la misma manera.

             

            En 1887 el “Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas” no separa ya por Vecindades, sino por los tramos entre cantón y cantón, describiéndola así:

            Acera izquierda:

                • Del inicio de la calle hasta el Primer cantón o travesía a la calle de Escuelas: números del 1 al 39 (se especifica que el 3 es un solar y que el 7 y 9 son todo un edificio)
                • Del primer cantón o travesía a la calle de Escuelas al Segundo cantón o travesía a la calle de Escuelas: números del 41 al 69.
                • Del segundo cantón o travesía a la calle de Escuelas al Tercer cantón o subida a la Catedral: números del 71 al 97.
                • Del tercer cantón o subida a la Catedral hasta el final: números del 99 al 117 (se especifica que los números 109 y 111 son Dependencias de la Catedral).

            Acera derecha

                • Desde el inicio hasta el Primer cantón o bajada a la Pintorería: números del 2 al 38 (se especifica que en el 4 “nació el insigne patricio alavés, Don Mateo Benigno de Moraza; que el 24 es la “Casa llamada del Cordón” donde el año 1522 estando hospedado en ella el Cardenal Adriano, fue nombrado Papa, y que el número 30 es un taller).
                • Desde el Primer cantón o bajada a la Pintorería al Cantón de Santa Ana, segundo de la Cuchillería: números del 40 al 60 (se especifica que el 58 es un Taller y que el 60 es el Palacio de marqueses de Bendaña).
                • Desde el Cantón de Santa Ana, segundo de la Cuchillería al final: números del 62 al 110

            Como podemos observar, a pesar del tiempo transcurrido desde 1855, no ha habido grandes cambios. En la acera izquierda de los impares prácticamente ninguno, alguno más en la de los pares, que pierde dos edificios.

            El “Nomenclator de las entidades de población, vías y edificios del Ayuntamiento de Vitoria” de 1897 no nos muestra casi variaciones, salvo las siguientes:

                • Que en 1864 el Ayuntamiento adquirió la casa del número 69 para las maestras de la Escuela.
                • Que el número 30 que antes era un taller ahora ya es casa.
                • Que el número 38 se había derribado para ensanchar el cantón.
                • Que el número 58 era un taller de torneros.

            En el Nomenclator de 1910 tampoco aparecen grandes cambios salvo:

                • Que la casa del número 71 había sido derribada, pasando a tener la numeración 69 y 71 la Casa para las Maestras.
                • Que el anterior número 38 ahora era un solar.
                • Que las casas de los números 62 y 64 estaban en ruinas.

            Pocos cambios también en el Nomenclator de 1920 salvo que el solar que había en el número 3, recogido desde 1887, ya había dejado de ser solar.

            Más cambios se registran en el Nomenclator de 1940, con lo que procede hacer una descripción de toda la calle en ese momento:

            Acera izquierda:

                • Desde el inicio de la calle hasta la Travesía al Cantón de San Francisco Javier: números del 1 al 39 (pero se especifica que los antiguos edificios numerados 1, 3 y 5, ahora forman parte de un solo edificio con los tres números; igual que los números 7 y 9 siguen formando parte de un solo edificio).
                • Desde la Travesía al Cantón de San Francisco Javier hasta la Travesía al Cantón de Santa Ana: números del 41 al 71 (pero especifica que los números 69 y 71 forman parte de un sólo edificio, que en los anteriores Nomenclator había sido “Casa para las Maestras” y ahora era la “Casa Cuna”).
                • Desde la Travesía al Cantón de Santa Ana hasta la Travesía al Cantón de San Marcos (que hasta ahora no se hacía constar): números del 73 al 97.
                • Desde la Travesía al Cantón de San Marcos al final: números del 99 al 117 (se especifica que mientras las Dependencias de la S.I. Catedral antes estaban numeradas con los números 109 y 111, ahora solo lo están con el 109).

            Acera derecha:

                • Desde el inicio de la calle hasta la Travesía al Cantón de San Francisco Javier: números del 2 al 38 (especifica que el 24 seguía siendo la Casa del Cordón, y que los antiguos 36 y 38 habían pasado a ser un sólo edificio numerado con ambos números).
                • Desde la Travesía al Cantón de San Francisco Javier hasta la Travesía al Cantón de Santa Ana: números 40 al 62 (se especifica que el 58 corresponde al “Palacio que fué del Marqués de Bendaña”, y que el 60 y 62, que en 1920 eran un solar, ahora era un edificio sólo, una carpintería).
                • Desde la Travesía al Cantón de Santa Ana hasta el final de la calle: números 64 a 110.

            De ese 1940 hemos de dar un salto de unos 60 años, para recoger ahora los datos que sobre la calle nos aportan las fichas urbanísticas elaboradas para la redacción de la revisión del PERI que se aprobaría en 2006.

            Según la recopilación que hemos hecho de esos datos individualizados por edificios, a primeros del nuevo milenio la calle Cuchillería contaba con 101 edificios, de los cuales 97 eran viviendas (sólo 2 contaban con ascensor), 2 museos (el BIBAT) y otros dos almacenes (los de la Catedral en la tercera vecindad). Así mismo, contaba con un solar, el de la antigua carbonera del número 28 (que, como luego veremos) las iniciativas en auzolan de la comunidad vecinal transformaron en dos ocasiones en la bolera “Bolo-bolo. Esos 97 edificios sumaban un total de 529 viviendas, de las que 120 se hallaban vacías. En 30 de las habitadas, las vecinas que en ellas residían padecían hacinamiento. En 105 del total de 409 viviendas habitadas (esto es, en una de cada cuatro) las personas empadronadas eran todas mayores de 65 años. El total de personas empadronadas en la calle Cuchillería era de 849 personas vecinas.

             

            Mujeres de la Kutxi con mucha historia silenciada: cuatro casos a modo de ejemplo

            Es bien sabido que en eso que denominan “Anales de las Historia” y que recogen más o menos la ‘Historia oficial’, no hay apenas espacio dedicado a recoger la historia de la mitad de la población: las mujeres. Y las pocas que por alguna circunstancia logran ‘colarse’, suelen serlo habitualmente por su condición de “esposa de”, “madre de” o “hermana de”. Eso, o porque su condición de relevancia sociopolítica o fortaleza económica (bases principales sobre las que habitualmente ‘se escribe la Historia’) hace que su inclusión sea ‘justificada’. Nosotras nos participamos de esa lectura sesgada y manipulada de la Historia. Sabemos además que los hechos verdaderamente destacables son los protagonizados por las sociedades, y que esas sociedades son habitualmente sostenidas por el esfuerzo, empeño y sabiduría de las mujeres con su denodado trabajo cotidiano de reproducción de la vida, algo que no tiene cabida en la ‘Historia oficial’ que se nos transmite.

            Por todo ello se hace muy complicado encontrar detalles, por pequeños que sean, de la historia de las mujeres de la Cuchillería. Vamos no obstante a intentar reseñar varios casos de mujeres que han vivido en la Kutxi, bien sacándolas de su anonimato, bien, en el de las algo conocidas, intentando aportar a lo ya reseñado en sus biografías algunos matices ‘insignificantes’ para quienes escriben la Historia, pero que a nosotras nos hablan de lo que más nos importa: la fuerza y la determinación de esas mujeres. Solo hemos conseguido reunir unos pocos detalles, pero ojalá sirvan para gritar bien clarito la importancia de la historia de las mujeres, también en el caso de la Cuchillería. Somos conscientes, no obstante, que son muchas las mujeres de la Kutxi (de razas, colores, ideologías, religiones, culturas y costumbres muy diversas) que con su inconmensurable trabajo cotidiano (dentro y/o fuera de casa) son verdaderas heroínas que a pesar de todas las penurias económicas y la desatención institucional, sacan adelante a sus familias; sin ellas la Kutxi (como el resto del barrio) no tendría ni pasado ni presente ni futuro. Cada una de ellas merecería estar en esta limitada reseña de mujeres de la Kutxi que ofrecemos.

             

            Martina de Gorostiza y Acedo

            Gracias a la labor de algunas historiadoras (especialmente de Paloma Manzanos Arreal y Francisca Vives Casas[xix], hemos podido conocer los nombres propios de algunas mujeres vitorianas que hasta ahora figuraban en el anonimato, o tan sólo aparecían en los libros de historia en su condición de “mujeres de”. Es el caso de Martina de Gorostiza y Acedo (1787-1862), hija de Matías de Gorostiza y Teresa Acedo (también gasteiztarras) y durante décadas tan sólo conocida como “Viuda de Manteli”, ello por el hecho de haber enviudado de Agapito Manteli e Ibarrondo, quien daba nombre a una de las primeras imprentas que hubo en Gasteiz, ubicada en el entonces número 63 de la calle Cuchillería (en la segunda vecindad, enfrente del Palacio de Bendaña) y que editó muchos de los textos oficiales y de la Real Sociedad Bascangoda de los Amigos del País. La historia oficial pone sólo el acento de que tras la muerte de Agapito Manteli (quien había tomado el relevo a su padre Baltasar Manteli, que es quien había puesto en marcha el negocio) la imprenta se mantuvo como “Viuda e Hijos de Manteli”, aunque un año después (en 1831) cambió de nombre por el de “Viuda de Manteli e Hijos”, en una época en que las viudas eran las únicas mujeres que podían dirigir la empresa familiar.

            Obra curiosa impresa en “Viuda de Manteli é hijos” (fuente: todo colección)

             

            Donde la ‘Historia oficial’ no pone su mirada es en las circunstancias en que Martina de Gorostiza tuvo que llevar a cabo esa tarea. Porque Martina, que se había casado con Agapito en 1811, vio como éste enfermaba gravemente sólo 13 años después, en 1824, muriendo 6 años más tarde, teniendo que asumir Martina no sólo las riendas del negocio durante 32 años, sino la crianza de las seis hijas e hijos que había tenido la pareja, y que a la muerte del marido contaban entre 6 y 18 años. Además de ello, tuvo que encargarse también del cuidado de su suegro (Baltasar Manteli) durante los dos últimos años de la vida de éste, ya que convivía con la familia en su domicilio de Cuchillería 56 (la numeración de esos años no era estricta en cuanto impares a la izquierda). Todo ello en una familia con una situación económica difícil que, como recoge Julio-Cesar Santoyo[xx], ya en 1804 solicitaba a las Juntas Generales que le diera “alguna ayuda de costa para alivio de mantener a la familia”, siéndole concedidos “200 reales de vellon”.

            A pesar de todo ello, Martina de Gorostiza no parece que descuidara la preparación académica de sus hijos, como lo demuestra el hecho de que su hijo Sotero Manteli (quien tomó el relevo de su madre en la imprenta a la muerte de ésta, aunque solo por 8 años) terminara siendo “una de las figuras destacadas de la cultura vitoriana en la segunda mitad del siglo XIX” desde su condición de “literato e intelectual inquieto”.

            Valga este reconocimiento a las capacidades de Martina de Gorostiza en su doble vertiente de empresaria y viuda responsable de una familia numerosa, pare reconocer de paso el de todas aquellas otras mujeres vecinas de la Cuchillería que a buen seguro atesoraron y atesoran al menos las mismas cualidades, pero de las cuales la ‘Historia oficial no tiene noticia’.

             

            Rafaela Valdivia y Bravo

            De las cuatro mujeres de la Cuchillería cuya historia intentamos rescatar a modo de ejemplo, es Rafaela Valdivia y Bravo (1783-1862, y por tanto coetánea de Martina de Gorostiza y Acedo) la menos desconocida por la ‘Historia oficial’. Habitualmente se reseña sobre ella tanto el hecho de haberse casado con Antonio Porcel, Marqués de Villa Alegre y San Millán, como por el hecho de haber establecido ella, en la casa familiar de Cuchillería 11 y 13, un observatorio astronómico. Así se referían a ella algunos de los cronistas más o menos oficiales de la ciudad:

            Distinguíase en Vitoria por sus aficiones científicas D. Trinidad Porcél, marques de Villa-Alegre y San Millan, dedicado á las aplicaciones de la Química; y su esposa entusiasta de la astronomía, para cuyo estudio construyó un pequeño observatorio en su casa de la Cuchillería.

            (Becerro de Bengoa en su “Libro de Alava” de 1877)

             

            En los números 11 y 13 tenía un Observatorio astronómico, desde 1870, la ilustre dama Marquesa de San Milián, señora del sabio don Trinidad Porcel.

            (Venancio del Val en su “Calles vitorianas” de 1979)

            En ambos casos vemos que la señora del sabio marqués no tenía nombre… solo parece llamar la atención su observatorio astronómico. Afortunadamente, Francisca Vives[xxi] nos ofrece una mirada más profunda sobre su persona:

            Este breve dato nos lleva a detenernos en una mujer culta y preparada científicamente, no sólo en los principios básicos habituales, sino en otros muy específicos e incluso extraños y difíciles para muchos varones.

            Pero indaguemos un poco más en su persona. Pues bien, para empezar la “señora del sabio marqués”, sí tenía nombre, Rafaela de Valdivia y Bravo, natural de Granada y, lo que es más, si hacemos caso al detallado trabajo de Jesús Fernández de Bobadilla[xxii], el Marqués no llegó nunca a poseer ninguno de los dos marquesados: “no llegando a suceder ni en el marquesado de Villa-Alegre ni el de San Millán, al morir antes que su padre y que su abuelo materno”, que eran quienes poseían los títulos respectivamente. Sobre quien sí recayeron fue sobre el hijo de Rafaela Valdivia y Antonio Porcel, Luciano Porcel y Valdivia, de quien Rafaela fue madre, tutora y curadora, pues su padre murió cuando solo tenía 3 años de edad.

            No obstante, tras la muerte de Antonio Porcel (quien llegó a ser alcalde de Vitoria), según recogemos del Archivo Histórico Provincial de Alava[xxiii] se reveló otro dato bastante llamativo para la época, y que denota tanto la relación entre el matrimonio como el carácter de Rafaela de Valdivia y Bravo. Sucede que Antonio Porcel había entregado su testamento al notario seis días antes de su muerte, en un sobre lacrado para que solo se abriera después de su fallecimiento. Los puntos 5º y 6º del testamento guardaban toda una bomba de relojería:

            “5º Declaro que estoy casado in facie eclesiae con la señora Rafaela Valdivia, en quien he tenido y tengo por hija legítima y única a Dª Epifanea de Porcel y Valdivia, pues aunque la expresada mi consorte tiene otro hijo llamado Luciano, de tres años escasos de edad, no es mío, por no haber cohabitado con dicha señora mucho tiempo antes de su concepción, pues se pasaron dos o tres años sin haber tenido acceso carnal ni cohabitación maritable…”

            “6º En consecuencia declaro mi única y universal heredera de todos mis bienes a mi hija Epifanía sin parte alguna y con exclusión del expresado Luciano porque protesto delante de Dios que acabo de recibir sacramentado que no es mi hijo y espero que, en caso necesario así se declare en un tribunal de justicia…”

            Es decir, que el supuesto marqués no decía sino que su supuesto segundo hijo no era suyo, pues desde mucho tiempo antes de su nacimiento no había cohabitado con Rafaela de Valdivia.

            No podemos juzgar sobre la veracidad del asunto, pero sí sabemos, y con ello encontramos también un rasgo definitorio del carácter de Rafaela de Valdivia que ésta, lejos de venirse abajo ante lo que eso significaba en aquellos tiempos, hizo frente al asunto, hasta lograr darle la vuelta:

            A su viuda no agradó en absoluto semejante declaración y acudió a los tribunales a solicitar la nulidad de estas cláusulas que ponían en evidencia su honor y excluían a su hijo pequeño de la herencia. Y la justicia falló a su favor: se declara a Luciano hijo legítimo del testador y, por lo tanto, coheredero con su hermana Epifanía y se ordena “que se borren dichas cláusulas…de modo que no puedan leerse ni entenderse…por considerarlas “ofensivas al honor, estimación y buena reputación de Dª Rafaela de Valdivia…”

            Desde luego todo un carácter del de Rafaela, y una demostración de ser una mujer muy adelantada a sus tiempos no sólo en astronomía y otros saberes científicos, sino también en sus relaciones personales y en su determinación.

             

            Fernanda Gómez de Arrieta

            Poco podemos contar de esta navarra (natural de Genevilla), vecina de Gasteiz, casada y con dos hijos, más que el importante dato que nos aporta Ascensión Badiola Ariztimuño[xxiv]:

            (…) fue acusada de dar gritos subversivos en la madrugada del día 18 de septiembre de 1936, tras un bombardeo en la capital alavesa. El denunciante dijo haber oído, aunque no pudo precisar el número concreto de la calle Cuchillería donde se oyó ―¡Viva Rusia!‖ y ―¡Ametrallarlos que los podemos (…) El informe del Ayuntamiento tachaba a Fernanda Gómez de mujer pendenciera y de carácter exaltado. Por esas fechas José María Sarachaga Larrea era todavía un juez eventual de causas, pero fue el encargado de este sumarísimo de urgencia y de que Fernanda fuese encarcelada preventivamente en el Convento de las Hermanas del Corazón de Jesús, que entonces era la cárcel de mujeres de la provincial alavesa. La trasladaron a la prisión Central de Saturraran a cumplir cadena perpetua, pena que finalmente fue conmutada por la de ocho años el 1 de junio de 1943

            Vemos cómo se las gastaban los golpistas con las “mujeres pendencieras y de carácter exaltado” que osaban “dar gritos subversivos”: cadena perpetua, posteriormente conmutada a 8 años. Lo que nos sale es gritar ¡viva la vecina pendenciera de la Kutxi!, gora Fernanda Gómez de Arrieta!!!

             

            Tomasa y su oposición al PERI por amor al barrio

            La historia de Tomasa sí que no aparecerá en ningún texto de ‘Historia oficial’ de la Kutxi, ni tan siquiera en el relato de cronista alguno, pero, sin embargo, buena parte de la gente más comprometida con el barrio la conoce perfectamente, por ser todo un ejemplo de amor al barrio por encima de intereses o comodidades personales.

            Tomasa era (nos dejó hace unos pocos años) a principios del siglo XXI una mujer de 80 años que llevaba viviendo (en compañía de su hija Helena) medio siglo en su casa de la Kutxi 101 cuando un día le llegó de la Fundación Catedral Santa María una notificación: su casa, como el resto de viviendas habitadas en los portales contiguos que denominaba “Manazana 4”, iban a ser expropiada porque la Fundación decía necesitarlas de forma urgente para construir en ese lugar un gran museo de la Catedral.

            Tomasa y Helena lo hablaron y llegaron rápidamente a una conclusión: sólo admitirían la expropiación de su casa si en ese lugar se iba a ubicar algo que fuera útil o necesario para el barrio, y como el museo no lo era, se negarían. A partir de ese momento iniciaron una oposición decidida (repleta de esfuerzos y sinsabores) contra toda la maquinaria legal, administrativa y política de las instituciones; oposición que se extendió durante más de una década, hasta que la Fundación renunció (al menos temporalmente) a su proyecto. La “urgencia” que alegaban se ha plasmado con el paso de los tiempos en que, tras expropiar al resto de vecindario de la manzana (decenas de personas), 18 años después la Fundación no ha acometido ningún plan en ese lugar.

            Pero dejemos que sea la propia Tomasa la que lo explique, a través del texto que nos leyó al vecindario con motivo del homenaje que en el marco de las fiestas populares del Casco (Zaharraz Harro 2010) el barrio le dedicó por su compromiso y amor al Casco. Por aquel entonces Tomasa ya contaba con 90 añazos:

            Hola. Buenos Días a todas y todos. Me llamo Tomasa y, junto a mi hija Elena, somos las vecinas que llevamos viviendo medio siglo en esta casa, el nº 101 de la calle Cuchillería, la Kutxi de la que nos quieren echar.

            Hace ya más de 10 años que la Fundación Catedral Santa María decidió encargar a un grupo de expertos la elaboración del llamado Plan Director de la Catedral.

            (…) Así, de buenas a primeras, decidieron que todas las personas que vivíamos en esta manzana debíamos abandonar nuestras casas, ¡ y eso que el propio Plan Director reconoce que nuestras viviendas no le son imprescindibles para sus planes de expansión!

            Claro, que pensaréis ¿y nosotras por qué no aceptamos como el resto la propuesta del Ayuntamiento y nos fuimos con nuestros trastos a otro lado? Pues veréis, (…) es muy sencillo: pensamos que ser vecina de un barrio es algo más que compartir calles y edificios con otras personas, es, sobre todo, un compromiso cotidiano por intentar conjuntamente entre todo el vecindario hacer de nuestro barrio algo de lo que nos sintamos orgullosas (sí como vuestro lema Zaharraz Harro), porque sepamos dotarle de todo aquello necesario para vivir don dignidad y porque huyendo de individualismos egoístas logremos una dimensión colectiva, de Vecindario con mayúsculas, tanto para disfrutar conjuntamente de unas fiestas como para afrontar colectivamente los problemas que nos afectan.

            Por eso le hemos dicho y le diremos las veces necesarias a la Fundación Catedral que para colaborar en la musealización del Casco, con nosotras que no cuente. Y por eso la respuesta que hemos recibido de ella ha sido primero un inicio de expropiación y ahora la amenaza velada de que igual declaran el edificio en ruinas porque los pisos superiores a nuestras viviendas están en mal estado.

            (…) Corre brisa fresca por el Casco. La organización de estas fiestas y las muestras de solidaridad que estamos recibiendo y que tanto agradecemos son buen indicativo de ello. Ojala que ante los negros nubarrones que sobre el barrio ciernen la Fundación Catedral y el PERI, sepamos entre todas convertir esa brisa en un huracán de compromiso vecinal que aleje los nubarrones y nos devuelva el cálido sol de la solidaridad que tan a menudo ha lucido en este barrio del que, nosotras también, nos sentimos realmente orgullosas. ZAHARRAZ HARRO!!

            Tomasa y Helena en conversación vecinal (Zaharraz Harro 2010)

            Valga esta reseña de la historia de compromiso vecinal de Tomasa para hacerla extensible a todas esas otras amonas del barrio que, también de forma anónima, tanto colaboran a dar vida y calor a la Kutxi.

             

            Algunas casas y edificios también olvidados

            Aunque ‘las piedras’ nos importan mucho menos que las gentes que viven detrás de esas piedras, en la ‘Historia oficial’ de la Kutxi también hay casas y edificios olvidados que merece mencionarse, no tanto por su “noble arquitectura” o “aspecto señorial”, sino por sus usos o utilidades, fueran estas positivas o negativas, que de todo hay. Porque cualquiera que acuda a folletos y guías turísticas o a textos históricos, podrá encontrar siempre reseñas de la Casa del Conde de Oñate (Kutxi 4), de la Casa del Cordón (24), del Palacio de Bendaña (56), de la Casa parroquial de Santa María (85) o la ya desaparecida Casa de los Cubos… y en la historia de la Kutxi ha habido y hay otros edificios de los que hablar.

            Por ejemplo, algunas casas ya derribadas que en tiempos dieron a la Kutxi un aspecto muy distinto al actual. Es el caso de la Casa Fuerte o Torre de los Guevara, situada hasta 1924 al inicio de la acera izquierda de la calle, dando una imagen tan distinta de la entrada de la calle que hace difícil incluso identificarla. La descripción que sobre ella daba Colá y Goiti en 1900 era contundente:

            En uno de los sitios más públicos de Vitoria existe una fábrica que ni es casa ni fuerte ni palacio, no sirve para vivienda de particular ni para casa de vecindad a pesar de tenerla, ni para alojar fuerza armada ni menos para albergue señorial; mezcla indefinible de todo eso tiene habitaciones come tabucos unas, como páramos otras; gruesos aunque no sólidos muros, por haber formado parte de la antigua muralla de la vieja ciudad; caminos subterráneos, hoy obstruidos, que la ponen ó al menos la pusieron un tiempo en comunicación con el próximo templo parroquial de San Vicente, dándola humos de fortaleza antigua ó feudal castillo; excelente para su tiempo, ridícula para la época presente, impropia para el servicio a que hoy se la destina y tan perjudicial para el ornato como para la comodidad de las comunicaciones. (…) las necesidades de la ciudad han aumentado y por lo tanto el tráfico de la Alhóndiga municipal a la cual da acceso la cuesta de san Vicente, cuya entrada inferior tan necesitada se halla de mayor anchura al par de que arrancando su rasante algunos pies más inmediata a la entrada en la calle de la Cuchillería, suavizando el declive tan pronunciado actualmente.

            Finalmente fue derribada en 1925.

            Fuente: Memoria Digital Vasca

             

            Entre los usos que nosotras consideramos negativos está el caso de la Casa original de Diego de Salvatierra, la primera por la derecha en la primera vecindad de Cuchillería, en la que, según Venancio del Val[xxv], se ubicó la Capitanía General, hasta que en 1853 se trasladó a la plaza del General Loma, aunque Tomás Alfaro Fourier[xxvi] dice que estuvo en Cuchillería hasta 1866. Probablemente por eso Knör recoge la reseña de una “Plazuela de la Capitanía General” en un mapa del año 1866, en el espacio formado por la confluencia de la calle San Francisco, su cuesta y la entrada a la Cuchillería. Menos mal que posteriormente, tal como testimonia Eulogio Serdán, el bajo de este mismo edificio, en la primera mitad del siglo XX albergó un uso mucho más civilizado y útil para la población: fue la sede del Correo General de la Ciudad.[xxvii]. Hay que destacar además que, según recoge el ya citado trabajo de Ismael García Gómez, esta casa aún hoy en día, conserva sorpresas:

            Por sorprendente que pueda parecer lo cierto es que en este punto aún hoy en día se conserva parte del alzado de la muralla; nos referimos a un tramo de muro público que actualmente se encuentra embutido dentro del nº 2 de la calle Cuchillería. Basta un vistazo a los planos del citado edificio (nosotros hemos consultado los referentes a la reforma de 1864, cuando el inmueble era sede de la Capitanía General) para concluir que el desmesurado grosor –aún observable- de su cierre meridional tiene que corresponder al trazado del viejo muro público.

            No faltan tampoco las casas o edificios conocidos y resaltados en folletos turísticos o crónicas ciudadanas de las que se desconocen ciertos detalles que nos hablan de su historia con matices distintos a la propaganda oficial. Por ejemplo, es difícil encontrar textos que recuerden, como hace M. Camino Urdiain Martínez[xxviii], que la Casa de los Manriques Arana (por entonces con el número 28, hoy en día el 32) fue sede de la Diputación provincial entre 1822 y 1823, y que allí se reunió también la Junta Particular tanto en 1823 como de 1830 a 1834. Por cierto, que esa casa entonces pertenecía a Epifanía Porcel y Valdivía, hija de los Marqueses de Villa Alegre y San Millán, de quien ya hemos hablado anteriormente. O que, según Alfaro Fournier, en el antiguo Palacio de Bendaña hubo un taller de sillería y, además, allí se cebaban cerdos para la popular rifa de San Antón. Tampoco es muy conocido el hecho de que este Palacio de Bendaña, según recoge José Cola y Goiti[xxix] haya tenido (o tenga) un camino subterráneo que, según sus antiguos dueños, alcanzara por entonces hasta el “campo de Yudizmendi”, donde se ubicaba un polvorín militar; aunque el propio Cola y Goiti lo pone en duda, pensando que como mucho llegaría hasta la calle Nueva Fuera, que era donde estaba la parte oriental de la muralla cuando se construyó el palacio. Pero visto por dentro, como en la siguiente foto, lo distinto que era a lo que hoy día conocemos el interior del Palacio de Bendaña, todo es posible.

            Fuente: Gasteiz Atzo

             

            Por lo que respecta al último edificio de la izquierda de la segunda vecindad, Venancio del Val (1979) ubica entre 1936 y 1951 la “Casa Cuna”, una residencia benéfica para madres gestantes y con niños menores de dos años, abierta a mujeres que hubiesen recibido malos tratos y sin recursos económicos. Según el cronista vitoriano, en este mismo edificio estuvieron posteriormente la Cruz Roja y la Farmacia Municipal, y más tarde el Dispensario Antivenéreo. También recoge que en el último edificio de la izquierda de la tercera vecindad justo antes del cantón de San Marcos, se estableció al fundarse el Centro Gallego. Consta también[xxx] que en el entonces número 22 de Cuchillería se ubicó por primera vez en Vitoria la congregación religiosa llamada “Hermanitas de los Pobres”, en 1878.

            Hay edificios de la Kutxi que ‘no son como parecen’. Por ejemplo, ¿quien diría que el edificio del número 3 alberga ni más ni menos que 15 viviendas (más trastero y 2 bajos) con una superficie edificada de más de 1.360 metros cuadrados, cuando, por ejemplo, el número 7 sólo tiene 300 m.c. de superficie edificada?

            No podemos terminar la reseña de edificios, viviendas y solares de la Kutxi olvidados por la ‘Historia oficial’ sin hacer referencia a un solar muy querido por la gente de la Kutxi que anima la comunidad vecinal y el uso del auzolan como herramienta reivindicativa y práctica. Nos referimos, claro está, a Bolo-bolo y el solar correspondiente al número 28 de la Kutxi. Sabemos por Venancio del Val (1979) que:

            En el número 28 hubo el pasado siglo un elegante salón de baile, titulado «Minerva», donde se daban animadas fiestas, y que en los años de guerra fue destinada a almacén de galletas, para las que se daban a los soldados. Asimismo estuvo la Sociedad «El Liceo», a la que concurrían muchos vitorianos amigos de las Bellas Artes. Se cultivaban en ella la música, la pintura, la literatura y la declamación. Tenía también acceso por la calle Pintorería. Luego se convirtió en carbonería.

            La carbonera momentos antes de empezar su derribo (foto: Manu Arakama)

             

            Pues bien, esa carbonera resistió en pie hasta octubre de 2006, en que fue derribada, quedando ese solar vacío en plena Kutxi… hasta que la iniciativa popular vecinal, convocatoria de auzolan de por medio, decidió intervenir. Los hechos con detalle os los describimos en un texto que ofrecimos hace unos meses[xxxi], y que a grandes rasgos pueden resumirse en este párrafo:

            (…) justo en mitad de esa calle, y pasando desapercibido para un buen número de personas al estar limitado a la vista por un muro de casi dos metros, existe desde hace años un solar vacío desde que, tras el derribo de la carbonera que existió allí en tiempos, los desacuerdos entre la familia heredera y la reglamentación sin sentido del PERI habían condenado al espacio a simple vertedero.

            Lo que se planteaba en esta ocasión era mostrar las absurdas consecuencias de un proceso de pretendida rehabilitación integral que no sólo no atendía las necesidades del barrio, sino que le originaba nuevas. Porque esa rehabilitación del barrio centrada en la atracción turística de la Catedral había supuesto también la pérdida de otro espacio público, en este caso muy apreciado por las personas mayores, como era su antigua bolera alavesa25, ahora reconvertida en las oficinas de acogida a las visitas de la Catedral. Al mismo tiempo que condenaba a la inutilización a un espacio privado que tampoco podía ser utilizado públicamente. Siendo esto así, la lógica vecinal llegaba a una clara conclusión: utilicemos ese espacio amurallado y devolvámosle su utilidad convirtiéndolo en una bolera alavesa.

            Así nació ‘Bolo-bolo’, la nueva bolera que el barrio ofrecía a sus personas mayores. Bolera que al día siguiente clausuraba el Ayuntamiento. Un año después se volvió a abrir en un nuevo auzolan vecinal, para ofrecer, en una sesión de “cine al aire libre”, con asistencia de más de un centenar de personas vecinas y amigas, el documental protagonizado y rodado por el barrio: “Tras las piedras vive un barrio”.

             

            El vecindario en Bolo-bolo disfrutando de “Tras las piedras vive un barrio”

             

            En cuanto a la calle en sí, su empedrado se llevó a cabo en el primer tercio del siglo XIX. Según Alfaro Fournier a mediados de ese mismo siglo se derribó el arco de su antiguo portal y se cubrieron los caños que corrían al descubierto por las traseras de las casas, para lo que parece que sirvió como experimento un trozo de la Cuchillería:

            El 27 de Diciembre de 1854 la Comisión de Obras presentaba un proyecto sobre embocinamiento de los caños de las vecindades, habiendo construido como modelo un trozo en la calle de la Cuchillería, y casa de D. Cándido Angulo. El Ayuntamiento acordó que se cubrieran todos los caños de la Ciudad entre calles por los dueños de las fincas en el plazo de cuatro meses, pues en otro caso la Corporación Municipal, procedería á realizarlo á expensas de los mismos. No llegó á cumplirse ese acuerdo, á pesar de la perspectiva del cólera que venía invadiendo á España.

             

            Las traseras de la Kutxi: torres, huertas, patios, graneros, trinquetes…

            Ya hemos visto cómo a principios del XIX, la casa que se ubicaba en el hoy edificio del número 32 tenía en su trasera nada más y nada menos que huerta, cochera y trinquete. O que de los 51 pozos que en Cuchillería se contabilizaban en 1856, 20 estaban ubicados en cuadras, 13 en patios y 16 en huertas.

            Igualmente hemos contemplado también cómo al describir en 1862 la entonces casa nº 69 de la Kutxi que iba a ser dedicada a Escuela Normal de Maestras y Párvulos, se nos decia que constaba de huerta, pozo, granero y estercolero.

            Azkarate y Solaun[xxxii] por su parte, nos hablan de las 3 ó 4 torres de la muralla de la ciudad que debieron estar ubicadas en las traseras de la acera izquierda de la Kutxi. Una de ellas, por ejemplo, localizada en la trasera de los actuales portales 77-79.

            Añadamos también que en el excelente trabajo de Ismael García-Gómez ya citado, se establece una hipótesis sobre el trazado de las antiguas murallas de Vitoria-Gasteiz, según el cual en las traseras de la Kutxi habrían estado ubicadas nada más y nada menos que 9 torres.

            Son muchas, por otra parte, las referencias a las partes traseras de la Kutxi que se pueden encontrar referenciadas en documentos de los diversos archivos. Veamos otro ejemplo, en esta caso correspondiente a un documento de 1808:

            “Una casa en la tercera vecindad de la Calle de la Cuchilleria en la cera o lado del Portal de San Marcos con su patio y pozo y la mitad de la huerta o jardin que llega a la muralla de la ciudad” (1808, AHPA, P. 10.291, f. 8).

            Inimaginables son, en definitiva, los ‘diversos mundos’ que se pueden encontrar en las traseras de los edificios de Cuchillería. Porque, además de seguir albergando hoy tanto los imprescindibles añadidos edificatorios para que muchas viviendas pudieran contar con wáteres de los que carecían, así como almacenes para bares y tiendas o las no pocas huertitas, nos consta que, al menos hasta hace pocos años, la trasera de un edificio de la primera vecindad contaba con una pequeña piscina (¡dónde y en Gasteiz, en lo alto de la colina!). Baste como punto final el señalar que las dos fotos que (según la época del año) presiden la cabecera de este blog, pertenecen precisamente a la trasera de uno de sus edificios.

             

            La Tercera Vecindad de la Kuxti: olvidada por pobre y rebelde.

            En nuestra intento por rescatar de la ‘Historia olvidada’ tanto formas de organización popular como personas y hechos no contemplados por la ‘Historia oficial’, no podemos cerrar este texto sobre la Kutxi sin parar nuestra mirada sobre su Tercera Vecindad, la parte más olvidada de la calle, tal vez por ser, como vamos a ver, la considerada más pobre materialmente (tanto en la ampulosidad de sus edificios como en la economía de su vecindario) y, al menos en las últimas décadas, quizá la más rebelde. En la que, además, han vivido algunas de las persona vecinas de la Kutxi más peleonas y de dedicadas a la reivindicación social y vecinal del Casco.

            Un ejemplo de demostración del desprecio con el que algunos cronistas han tratado a esta tercera vecindad (que va desde el Cantón de Santa Ana hasta el final de la Kutxi) es la forma en la que, después de dedicar un buen montón de referencias sobre las otros dos vecindades, Becerro de Bengoa, en su “Libro de Alava” despacha su mirada sobre esta tercera vecindad de Cuchillería:

            La tercera vecindad es la de San Marcos, y no hay en ella ninguna construcción notable, si no es la moderna fachada de la sacristía y dependencias de la Catedral.

             

            Un vecindario económicamente empobrecido

            Más allá de la cuestión sobre la ‘notabilidad’ o no de sus ‘piedras’, vamos a intentar poner el acento en su población. Acabamos de decir que quizá uno de los ‘pecados’ de esta tercera vecindad es que, en comparación con las otras, su vecindario era especialmente pobre económicamente, lo que además le suponía otros males mayores. Algo que ya sucedía hace más de cuatro siglos, como se recoge en este texto de finales del siglo XVI, en el contexto de una plaga de peste en Gasteiz, reseñado por Manuel Ferreiro y Juan Lezaun[xxxiii]:

            “en el ospital de olaricu y en la hermita de san cristobal no ay lugar donde se puedan rrecoger los que adelante enfermaren y ba ocurriendo la enfermedad especialmente en los barrios de santo domingo, y ha comen.ado a tocar en la tercera bezindad de la cuchilleria, donde ay mucha gente pobre”

            (A.M.V., AA.MM. 1597-1602, lib. 26, fol. 134v.)

            Podemos ver también en el “Diario de Madrid” del domingo 30 de abril de 1809 cómo se anuncia de la salida a subasta de dos viviendas de la tercera vecindad de Cuchillería, en la que vivían alojadas personas vecinas gracias a “obras pías”, una forma de beneficencia:

            (…) Ventas judiciales

            De orden del señor alcalde y juez ordinario de la ciudad de Vitoria y su jurisdicción, como comisionado regio, tiene señalado para sacar a remate en pública subasta el día 14 de mayo próximo, en una de las salas de su casa consistorial (…) otra casa con su huerta y patio, sitas en la tercera vecindad de la calle de la Cuchillería, en que habita Doña Ana de Rico, pertenecientes a Obras Pías, instituidas en la insigne iglesia colegiata de Sta. María de esta dicha ciudad, por la renta anual de 440 rs. (…) otra casa sita en la tercera vecindad de la calle de la Cuchillería, de dicha ciudad, en que habita D. Antonio de Arco, correspondiente a fundación piadosa, instituida en la insigne iglesia colegial de Santa María, al contado 9680 rs., y al fiado 14520.

            Finalmente, y para no alargarnos mucho, reseñemos lo recogido por Knör y Martínez de Medina en su citada obra toponímica. Un documento de principios del siglo XIX en el que se habla de la “casa de viudas de la vecindad”, siendo estas “casas de viudas” establecimientos benéficos donde se albergaba a las viudas sin posibilidades económicas. Hay que deducir que el número de ellas en la tercera vecindad era importante, al haber tenido que crear una “casa de viudas” para la propia vecindad:

            “… una casa de alto en bajo sita en esta ciudad y tercera vecindad de la Calle de la Cuchilleria señalada con el número noventa y cinco, que confina por oriente à la calle publica, por mediodia con Casa titulada de las Viudas de la vecindad, por poniente con la Iglesia Colegiata de Santa Maria y por Norte con un solar propio de la misma insigne iglesia colegiata”

            (1826, AHPA, P. 8.542,f. 663v).

             

            La digna resistencia vecinal en 1852

            Pero hemos dicho que la Tercera Vecindad de la Kutxi, además de por su pobreza económica se distingue también por su dignidad y espíritu rebelde, y aunque para demostrarlo vamos a centrarnos en diferentes aspectos de los últimos veinte años, hay datos no recogidos en las crónicas ni en los manuales de historia que hablan de esa actitud también en siglos precedentes. Uno de ellos lo dimos a conocer en su día en el libro sobre las Vecindades Vitorianas[xxxiv].

            La cuestión estaba en que en 1852 la Tercera Vecindad eligió como Mayoral[xxxv] a un vecino, profesor de la Casa de la Piedad. Éste, descontento con su nombramiento, presentó una alegación ante el Ayuntamiento argumentando que era profesor de instrucción primaria en el citado centro, lo que le ocupaba todo el día y algunas noches, haciéndole imposible cumplir con las tareas de Mayoral. El Ayuntamiento le aceptó la alegación y le eximió de cumplir sus tareas de Mayoral. Pues bien, eso no fue sino el principio de un curioso litigio entre la 3.ª Vecindad de Cuchillería y el Ayuntamiento.

            Al año siguiente, en 1853, la Vecindad volvió a elegir Mayoral al profesor que había sido eximido y éste volvió a recurrir ante el Ayuntamiento, quien de nuevo le eximió de su nombramiento de Mayoral. Ante ello, la Vecindad, con fecha 15-05-1853, dirigió un escrito al Ayuntamiento en el que afirmaba que la Vecindad “obedece pero no cumple” lo ordenado por el Ayuntamiento hasta que éste no les dijera en qué ley u ordenamiento se basaba para tomar tal decisión.

            La respuesta por parte del Ayuntamiento no se hizo esperar, y en escrito de fecha 18-05-1853, en el que hacía constar claramente su malestar, ordenaba obedecer a la Vecindad, advirtiéndole de que, en caso contrario, le impondría una multa de 300 reales.

            Pero la Vecindad, lejos de arredrarse ante las amenazas del Ayuntamiento, con fecha 07-06-1853 presentó un recurso ante el Gobernador Civil, en el que, entre otras cosas, decía:

            [La Vecindad] se compone de más de 40 casas, y no son más que diez y ocho los vecinos que cuenta, por estar habitadas las más por eclesiásticos, viudas y aforados de guerra y hacienda.

            […] La carga de Mayoral en Vitoria esta gravada Excmo. Sr. Como ninguna otra en todo el reyno, pues además de comunicar las órdenes del Ayuntamiento a sus vecinos, tiene que acudir a los incendios bajo multa de tanto o cuanto, y llevar agua a las órdenes de un alguacil como si fuera un verdadero peón; la de acudir a los entierros haciendo de ceroferario; acudir a las rogatorias, y alojar a la tropa a las órdenes del mismo alguacil que le entrega en la plaza un pelotón y le dice llévalas a tu Vecindad, teniendo pagado un boletero de los fondos del Ayuntamiento.

            […] [si el elegido Mayoral por la Vecindad no lo hace] de otro modo tendrán que hacerlo personas que tienen que ganar la subsistencia diaria al jornal, de lo que resultarían quejas y perjuicios.

            […] ¿a quién mejor puede dirigirse la Vecindad para saber la exención de la Ley que al guardán de la misma Ley? Y en un tiempo que se dice que todos somos iguales ante la Ley!!! Pues si todos somos iguales Ibáñez tiene que llevar la carga como los demás vecinos […].

            Argumentadas razones las expuestas por la Vecindad y denodada defensa de su autonomía para, desde el mejor conocimiento de las circunstancias, proceder como estimara oportuno.

            Maravillosa demostración de “pase foral vecinal” (se obedece pero no se cumple) de la Tercera Vecindad.

             

            La digna resistencia vecinal en el siglo XXI

            Pero demos un salto en la historia de casi siglo y medio. A las puertas del siglo XXI, y demostrando una vez más la poca consideración que las instituciones tenían con esta Tercera Vecindad de Cuchillería, la Fundación Catedral Santa María decide que toda la cera izquierda desde el cantón de San Marcos (la que el PERI denomina “Manzana 4”) la quiere dedicar a un museo de la catedral, y que por tanto todo el vecindario que en ella residía (unas 50 personas) tenía que abandonar sus hogares (vía expropiación) para dejar lugar al Museo.

            Proyecto el del museo (ni ningún otro) que 18 años después sigue paralizado, entre otras cosas porque después de obligar al vecindario a abandonar sus hogares la Fundación se topó con que la protección urbanística sobre esas viviendas impedía hacer el “Museo escaparate” (con fachada de cristal que permitiera su vista desde la calle) que pretendía. Ese es el respeto por el vecindario que demostró la Fundación Catedral.

            Sobre este asunto ya hemos comentado la dignísima resistencia vecinal que llevaron a cabo Tomas y Helena, las vecinas del 101, pero no fue la única. En consonancia con la idea de comunidad vecinal que se viene alimentando en el barrio desde hace bastantes años, en 2006 un grupo de personas jóvenes decidieron intervenir, okupando el inmueble contiguo al de Tomasa y Helena, naciendo así “la kasa okupada de Kutxi 103”.

            Y lo hacían con un objetivo doble: por un lado para denunciar las maniobras de especulación, musealización, gentrificación y demás que impulsan el PERI y el Plan Director Catedral, y, por otro, apoyar y dar calor a Tomasa y Helena en su resistencia al despropósito institucional. Ambas objetivos los estuvieron cumpliendo durante cinco años, hasta que llegó la venganza institucional vía desalojo policial. La historia de denuncia y resistencia de las personas vecinas de ambos edificios está resumida en un texto del colectivo vecinal Egin Ayllu[xxxvi].

             

            No son los del 101 y el 103 los únicos ‘focos de resistencia’ que le surgieron al PERI y a la Fundación Catedral en esta Tercera Vecindad. Pocos meses después de la okupación del 103, el colectivo Hemen eta Munduan okupó también la lonja del 99 (expropiada igualmente por la Fundación Catedral a sus anteriores dueñas); nacía así el Kutxitril Ateneo. Se okupaba como espacio para las reuniones y actos de los colectivos del barrio, y que entre otras muchas funciones llegaría a cumplir la de ¡¡oficina de apostasía en un edificio de la Fundación Catedral!!

            Tiempo después el Kutxitril Ateneo fue el lugar de reuniones de uno de los colectivos vecinales del barrio que más iniciativas impulsó en aquellos años, Egin Ayllu (hacer comunidad, en una mezcla de euskara y quechua). Pues bien, aprovechando el escaparate de esa lonja, durante varios años existió un gran cartelón fijado en él y dirigido a las personas que visitaban el Casco, que entre otras cosas decía:

            A LAS PERSONAS QUE NOS VISITAN

            Bienvenidas. Si estáis visitando el Casco o la Catedral, disfrutad. Pero al vecindario del barrio nos gustaría que, además de conocer sus piedras, conocieseis la realidad que se oculta tras ella: las graves situaciones que padece buena parte del vecindario y que no os cuentan ni en los folletos ni en las visitas guiadas. Porque

            ¿SABÍAIS QUE:

            Mientras las instituciones llevan gastados 40 millones en la Fundación Catedral, hay más de 1.500 viviendas del Casco (una tercera parte), las más pobres, que no pueden acceder a ayudas para su urgente rehabilitación por no tener los ingresos mínimos exigidos.

            (…) Mientras la Fundación Catedral se va a hacer (incluso vía expropiación) con toda esta manzana para no se sabe qué, en el Casco reclamamos desde hace años nuevos edificios para la deteriorada Escuela y el pequeño Centro de Salud… y el Ayuntamiento no encuentra locales.

            El Ayuntamiento ha gastado en los últimos años más de 6 millones en comprar locales para negocios enfocados al turismo, al mismo tiempo que ha prohibido la apertura de locutorios, cambio de moneda, sales de té y similares, algunos de los pocos negocios que pueden poner en marcha el 20% de la población del barrio, de origen inmigrante.

            Las familias del Casco necesitadas de ayudas económicas públicas para sobrevivir suponen el 40,74% (más de 1.700), mientras en el conjunto de la ciudad es del 10,28%.

            Mientras llenan el Casco de museos que atraigan al turismo, el vecindario no tenemos en el barrio ninguna biblioteca pública, y nuestro Centro Cívico es el único de los 12 de la ciudad que no tiene el Club Joven destinado a 14 y 18 años, y uno de los pocos que no tiene acceso al programa de ocio para menores de 5 años.

            (…) Lo dicho, no queremos amargaros vuestra visita, ojalá disfrutéis por nuestras calles, pero sí os pedimos que cuando contéis por ahí las grandezas de los museos y catedrales, no olvidéis comentar también la realidad de un vecindario olvidado y empobrecido, pero alegre, combativo y socialmente muy rico; que no aparece en las postales, pero es quien da vida al barrio día a día. Con vuestra complicidad solidaria será más fácil conseguir que las instituciones presten la imprescindible atención al vecindario que hoy nos niegan.

            Un cordial saludo

            Rafa un maravilloso ejemplo de luchador vecinal

            Lo dicho, la Tercera Vecindad de la Kutxi tiene una historia muy reivindicativa en lo vecinal y lo social. Pero hablando de reivindicación vecinal y social de la Tercera Vecindad no podemos (ni queremos) terminar este apartado sin hablar de un vecino especial que en ella habitaba hasta que hace unos años nos dejó: Rafael Ruiz de Zárate, ‘Rafa’.

            Rafa, a quienes tuvimos la suerte de tener entre nosotras en el Casco desde 1965 (cuando ya contaba con un amplio historial de peleón que, con 12 años, en plena guerra, le llevó a ser acusado de “espía”), involucrándose activamente en la lucha vecinal. Ello condujo a que en 1979 fuera uno de los principales impulsores de la gestora que luego daría paso a la entonces naciente asociación vecinal “Gasteiz Txiki”, donde uno de sus primeros logros (y de los que más contento se sentía) era haber conseguido poner en marcha un pequeño centro de salud, en un barrio, el Casco, que por entonces no contaba con ninguno.

            Por la lucha vecinal de Rafa parecían no pasar los años, y buena parte de la explicación de este hecho la encontramos en su capacidad para adaptar el compromiso vecinal a lo más conveniente para el barrio. Así lo explicaban las gentes de Egin Ayllu en su despedida a Rafa:

            Rafa, cuántas veces nos has dicho lo que en los últimos años has aprendido de “la gente joven”, y cómo te habían demostrado que la acción directa, la calle, son herramienta mucho más válidas que los despachos. Pero esa “gente joven” nunca hemos sabido decirte a ti lo que para nosotras significa (ánimo, apoyo, energías, impulso) ver que alguien como tú, con tu historial vecinal peleón y reivindicativo a cuestas, hayas sabido escucharnos y atendernos primero, entendernos y apoyarnos después y, finalmente pasar a ser (así te sentimos) uno de “esos jóvenes”, uno de los nuestros. Rafa se nos ha ido, pero como todo lo suyo para con el Casco, lo ha hecho delicadamente, sin protagonismos. una enciclopedia vecinal de la que seguir sacando enseñanzas para el compromiso vecinal, enciclopedia escrita con la voz y el testimonio de quien en los últimos cuarenta años más se ha preocupado, más ha defendido y más ha luchado por el presente y el futuro del Casco Viejo.

            Afortunadamente, en este caso el vecindario no había esperado a su fallecimiento para demostrarle toda su gratitud y cariño, lo que hizo en el marco de las fiestas del barrio de Zaharraz Harro de 2013 con un acto popular en el Gaztetxe que concluyó con la inauguración de una plaza que por decisión vecinal popular se renombró como “Rafa plaza” (la antigua Etxauri), donde ahí sigue la placa que él mismo descubrió.

            Pero Rafa, era un hombre de acción, que continuó así hasta el final de su vida. Sirva como ejemplo esta fotografía en la que le vemos durante la okupación de Kutxi 28 para crear la bolera Bolo-bolo, colaborando con el bastón al que aquellos días le había llevado una lumbalgia, a derribar el muro que impedía el paso.

             

            Rafa ha sido desde siempre también un apasionado de la forma popular de organización de las Vecindades vitorianas (nos consta que a finales de los 90 intentó, fallidamente, recuperar alguna iniciativa desde la Tercera Vecindad de la Kutxi). Por eso nos parece que no hay mejor forma de acabar con esta historia de la Kutxi que con unos párrafos del prólogo que realizó para el ya comentado libro de las Vecindades Vitorianas:

            Prologar este estudio analítico de la vida social de nuestro Barrio es para mí, un viejo empecinado en aquello de que todo tiempo pasado fue mejor, casi una pérdida de tiempo, porque volveré a caer una y otra vez en la misma aburrida muletilla, pero es que mirando a ese pasado, a través del Casco Antiguo –nuestro Barrio– y embrión de la Ciudad, con harto sentimiento e incluso nostalgia, no puedo por menos de caer en el mismo ‘defecto’, ya que habiendo llegado a convivir con uno de los últimos representantes de aquel gobierno vecinal de Mayorales y Sobremayorales que ‘gobernaban’ casi en la intimidad, pues ‘su territorio’ se extendía de Cantón a Cantón, pero que por ello mismo estaba impregnado del calor humano de la cercanía, de la intimidad, de la relación social tan necesaria para la relación comunitaria para la defensa de las necesidades comunes, por lo que no puedo sino añorarlo.

            (…)¿Extinta esa forma de vida personal, cercana, debemos pensar en nuevas formas de trabajo social más amplias y eficaces, de relación más colectiva que individual, para una mayor eficacia de esa nuestra labor colectiva de empoderamiento ciudadano?

            El vecindario de la Kutxi tenemos el reto de, con palabras que se trasladen a hechos, dar respuesta a la pregunta invitación de Rafa y escribir en primera persona nuevos capítulos de dignidad vecinal en la Kutxi (y en todo el barrio)

             

            [i] KNÖR BORRÁS, Henrique y MARTÍNEZ DE MADINA SALAZAR, Elena; “Toponimia de Vitoria I”, Euskaltzaindia, 2009.

            [ii] RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, José; “Agua, poder y sociedad en el mundo urbano alavés bajomedieval y moderno”, Servicio editorial de la UPV/EHU, Vitoria-Gasteiz 2014

            [iii] AMV, secc. 37, leg. 26, num. 19, año 1856.

            [iv] Archivo del Territorio Histórico de Álava, Signatura DH-951-7

            [v] GARCÍA-GÓMEZ, Ismael; “Vitoria-Gasteiz y su Hinterland. Evolución de un sistema urbano entre los siglos XI y XV”, UPV/EHU, 2017.

            [vi] Nota aclaratoria nuestra: el bloque B1 se correspondería con la zona alta de Villasuso, y el bloque B2 con la ampliación en la ladera occidental.

            [vii] GÓMEZ DE CARRERO, Juan Carlos; “Don Fernán Pérez de Ayala y la fundación del Hospital Civil de Santiago”, disponible en: https://www.vitoria-gasteiz.org/docs/a25/000000000/000354000/354954.pdf

            [viii] GARCÍA FERNÁNDEZ, Ernesto; “Una fotografía social de la población urbana vitoriana: el “prestamo” de 1489 y los censos de alcabalas de 1537 y 1538”; en la obra colectiva editada por el mismo autor “Bilbao, Vitoria y San Sebastián: espacios para mercaderes, clérigos y gobernantes en el Medievo y la Modernidad”, Servicio editorial de la UPV/EHU.

            [ix] PORRES, Rosario; “Vitoria ante la crisis del último cuarto del siglo XVI”, Eusko Ikaskuntza – Sociedad de Estudios Vascos, Separata del Cuaderno de Sección Prehistoria-Arqueología 4.

            [x] Nos recuerda Rosario Porres que sea cual sea el número de hijos de una viuda siempre aparecen anotados como medio vecino, con lo cual la cifra debería multiplicarse por dos).

            [xi] Fuente: http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/en/vitoria-gasteiz-historia/ar-128747-122059/

            [xii] https://www.gasteizhoy.com/bares-casco-viejo/

            [xiii] GARCÍA FERNÁNDEZ, Ernesto; “Una fotografía social de la población urbana vitoriana: el “prestamo” de 1489 y los censos de alcabalas de 1537 y 1538”; en la obra colectiva editada por el mismo autor “Bilbao, Vitoria y San Sebastián: espacios para mercaderes, clérigos y gobernantes en el Medievo y la Modernidad”, Servicio editorial de la UPV/EHU.

            [xiv] Ver, por ejemplo, en https://ibasque.com/vitoria-gasteiz-la-atenas-del-norte-el-siglo-de-oro-alaves/

            [xv] MANZANOS ARREAL, Paloma; “El “colegio” de la calle Cuchillería. La enseñanza privada en la Vitoria de 1830”; Gaceta Municipal nº 20, octubre de 2002.

            [xvi] GARAI IBAÑEZ DE ELEJALDE, Beatriz; “Modernización y educación en Vitoria (1865-1931): Espacio escolar e Higienización

            [xvii] VIVES CASAS, Francisca; “La enseñanza privada. Las mujeres en la Vitoria de los siglos XVIII y XIX”; Vasconia nº 35, 2006.

            [xviii] DEL VAL, Venancio; “Calles vitorianas”, edición de 1944

            [xix] Ver, por ejemplo, MANZANOS ARREAL, Paloma; VIVES CASAS, Francisca. Las mujeres en Vitoria-Gasteiz a lo largo de los siglos. Vitoria-Gasteiz: Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, 2001.

            [xx] SANTOYO, Julio-Cesar; “La imprenta en Álava. Historia, obras, documentos. Vol. II, El siglo XIX 1801-1850” Caja de Ahorros de Vitoria y Álava, 1997.

            [xxi] VIVES CASAS, Francisa; “La enseñanza privada. Las mujeres en la Vitoria de los siglos XVIII y XIX”. Vasconia nº 35, 2006.

            [xxii] FERNÁNDEZ DE BOBADILLA, Jesús; “Reseña genealógica de la Casa de Porcel”, 2018.

            [xxiii] ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE ÁLAVA: El testamento misterioso (AHPA,PRO,08775,Fol.0116r), https://www.facebook.com/arabakopah/posts/testamentu-misteriotsua-el-testamento-misterioso-ahpapro08775fol0116ren-castella/2047599508850570/

            [xxiv] BADIOLA ARIZTIMUÑO, Ascensión; La represión franquista en el País Vasco. Cárceles, campos de concentración y batallones de trabajadores en el comienzo de la posguerra”, 2015.

            [xxv] DEL VAL, Venancio; “Calles vitorianas”, edición de 1979.

            [xxvi] ALFARO FOURNIER, Tomás; Vida de la ciudad de Vitoria. Editorial, Magisterio Español 1951.

            [xxvii] SERDÁN Y AGUIRREGAVIDIA, Eulogio; “Rincones de la Historia Vitoriana”, Vitoria, 1922.

            [xxviii] URDIAIN MARTÍNEZ, M. Camino; “Sedes históricas de las Juntas Generales de Álava en Vitoria y Tierras Esparsas. S. XVI-XIX”; Juntas Generales de Álava, Vitoria-Gasteiz, 2015.

            [xxix] COLÁ Y GOITI, José; “La Cuchillería”; Euskal Erria, T. 43, San Sebastián, 2º semestre de 1900.

            [xxx] Anuario ZAUS 1927-1928.

            [xxxi] Ver https://kutxikotxokotxikitxutik.files.wordpress.com/2017/09/casco-viejo-de-vitoria-gasteiz-de-la-prc3a1ctica-de-la-autogestic3b3n-colectiva-a-la-comunidad-vecinal-autogestionada-2.pdf

            [xxxii] AZKARATE GARAI-OLAUN, Agustín y SOLAUN BUSTINZA, José Luis; “Arqueología e Historia de una ciudad. Los orígenes de Vitoria-Gasteiz (II)”; UPV/EHE, 2013.

            [xxxiii] FERREIRO, Manuel y LEZAUN, Juan; “Historia de la Enfermería en Álava”; Colegio Oficial de Enfermería de Álava, Vitoria-Gasteiz, 2008.

            [xxxiv] EGIN AYLLU; “Pasado y futuro de las Vecindades Vitorianas. Una experiencia de comunidad vecinal”. Autoedición, 2013.

            [xxxv] Un cargo no remunerado, y elegido por el vecindario con criterio rotativo, que asumía responsabilidad particular debiendo de atender diversas necesidades cotidianas de la Vecindad y aplicar las ordenanzas vecinales y las decisiones de las juntas de vecindad.

            [xxxvi] EGIN AYLLU; “La historia de la manzana 4 de la Kutxi” (2010), descargable en https://lagenterula.files.wordpress.com/2010/10/la-historia-de-la-manzana-4-de-la-kutxi-egin-ayllu.pdf

          •  
          •  
          • DIPUTACIÓN FORAL DE ÁLAVA / DIPUTAZIO KALEA

          • Esta, si hablamos de las calles del Casco, relativamente pequeña (134 metros de largo, eso sí, con una anchura media de 7 metros, extendiéndose en la parte baja de la ladera Oeste del Casco, desde la Plaza de la Virgen Blanca a la Plaza de la Provincia) y ‘moderna’ calle (con la configuración que hoy la conocemos no comenzó a existir hasta 1822) es una de las que más quebraderos de cabeza nos ha generado a la hora de tratar de hilvanar su historia y comentar su presente.Su historia porque, como vamos a ver enseguida, las personas cronistas, historiadoras, geógrafas y ‘expertas varias’ sobre los acontecimientos de la ciudad, no consiguen ponerse de acuerdo acerca de la forma en que se originó.

            Sobre su presente, porque es una de las calles más atípicas del barrio: por sus características físicas, por su idiosincrasia, por su forma de ser vista y vivida por la población, por su poco ‘aroma a barrio’… se diría que para mucha gente responde más a las características de la zona de la ciudad denominada ‘El Ensanche’. Y no anda descaminada esa mirada, pues en la división administrativa de los barrios de la ciudad sólo una de sus aceras (la derecha, la de los números pares) pertenece al Casco Viejo, siendo la otra acera parte del barrio de Lovaina. De la misma manera, el Plan Especial de Rehabilitación Integral (PERI) del Casco, sólo incluye su acera derecha, y la mayoría de los estudios y planes municipales sobre comercio local, por ejemplo, tienden a incluirla en la zona comercial de “El Ensanche”. La mayoría de sus viviendas está socioeconómicamente muy por encima de los precios medios del Casco, y el consiguiente perfil de la población que por ello tiene acceso a las mismas es igualmente muy distinto al habitual en el barrio. Es, por decirlo de alguna manera, y como a menudo sucede con el borde perimetral del Casco, una ‘zona VIP’ especialmente atractiva para quienes pertenecen a una clase económicamente ‘acomodada’ que ¿vive? en el Casco, sin tener que afrontar el abandono y carencias socioeconómicas a la que las instituciones condenan a la mayoría de su vecindario. Y, por ello, también objeto de deseo para los inversores y las constructoras que viven del pelotazo inmobiliario (a costa de, como consecuencia, encarecer sin límites el acceso general al derecho a la vivienda).

            Pero vayamos sin más preliminares a conocer en detalle los pormenores de esta Diputazio Kalea.

            Las diversas teorías sobre su origen

            Si, para intentar acercarnos a su origen, nos retrotraemos un par de siglos, lo primero que tenemos que hacer es un esfuerzo por borrar de nuestras retinas la actual configuración de la calle pues, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de las del Casco, en el caso de la calle Diputación (así se la conoce popularmente aunque su nombre oficial hoy en día, en castellano, sea el de Diputación Foral de Álava), su aspecto no tenía nada que ver con el actual. Al menos en lo que respecta al lado izquierdo de la calle que, hace dos siglos también, era muy distinto al de su lado derecho.

            Como podemos ver en el plano que nos facilita SER Vitoria, realizado en 2013 por el ingeniero Andrés Fernando de Fuentes (basándose en el elaborado por el capitán francés Mailliart en 1813 y en otros documentos gráficos de la época), la acera izquierda de la calle ni tan siquiera existía, siendo por entonces parte del conocido Paseo del Espolón. O, mejor dicho, fijándonos atentamente en el mapa, sólo existía una pequeña porción de acera izquierda edificada, el último tramo señalado en rojo que llega hasta el cantón de San Roque. Es una hipótesis que ahora examinaremos porque, de momento, lo que nos importa es resaltar que, en ese 1813, entre esa ‘acera impar no existente’ y la parte trasera de los edificios de la calle Herrería de la acera par ¡¡había ni más ni menos que un riachuelo (el Zapardiel) y una muralla o cerca!!.

            Y es que, efectivamente, es con el inicio de la década de 1820, y más concretamente durante el llamado ‘trienio liberal’ (1820-1823) cuando, según nos cuentan José Luis Villanova, María Luisa Palanques y Miguel Calvo en su “El Plano de Vitoria de Dionisio Casañal. 1888” (citando a A. Zárate), se acometen varias obras que van a cambiar el aspecto de esta parte del Casco y la ciudad:

            Ya en el siglo XIX, la Guerra de la Independencia comporta un paréntesis en la expansión urbana que no se reanudará hasta la década de 1820, especialmente durante el Trienio Liberal (1820-1823) y coincidiendo con la reorganización de la Junta de Obras en 182042.

            En esta época, como si se tratara de “planes parciales”, y entre otros proyectos, se procede a organizar y urbanizar el sector suroeste de la ciudad con la apertura de varias calles y la realización del Parque de la Florida (1820-1823), se embocina el río Zapardiel (1822) -preparando “el camino para las futuras ampliaciones de la ciudad por este sector Oeste de la ciudad”-

            Previo a ese embocinado del Zapardiel se había acometido la obra de derribo de la muralla de esta parte de la ciudad. Seguimos en esta ocasión a José Ignacio Linazasoro e Ignacio Galarraga en su “Vitoria, una ciudad en el País Vasco

            1820:

            Derribo de la muralla de las calles Cercas Altas y Cercas Bajas

            La estampa de la calle anterior al derribo de murallas y embocinamiento del Zapardiel podría ser parecida a la que vemos en este cuadro de Benito Casas de 1838, que es copia de un cuadro antiguo que está en la Casa Consistorial.

            GasteizXVII wikipedia

            GasteizXVII wikipedia

            Manuel Ferreiro y Juan Lezaun en su “Historia de la enfermería en Álava” ven en estos cambios una clara influencia de las corrientes higienistas:

            No será hasta el 1820 cuando se materialicen las reformas mas típicamente higienistas: derrumbamiento de parte de la muralla, construcción de la calle de Santa Clara (Prado) y jardines del Espolón (Florida), embocinamiento parcial del río Zapardiel,

            La fecha de la construcción de la calle, 1822 (recordemos, el ‘trienio liberal’), es la que determinó el nombre inicial de ésta: Calle de la Constitución (en homenaje al reestablecimiento de la Constitución Liberal de 1812, denominada popularmente ‘La Pepa’). Pero ¿anteriormente no había edificaciones en esta zona? ¿es posible que incluso existiera una calle con otro nombre a quien sustituyera?. A estas necesarias preguntas para conocer el origen de la calle las fuentes consultadas nos dan respuestas desiguales y contradictorias.

            Por ejemplo, si recurrimos a la muy trabajada obra de Henrike Knörr y Elena Martínez de Madina “Toponimia de Vitoria I – Gasteizko toponimia I”, nos describe así el origen de la calle:

            La zona comprendida entre las actuales plazas de la Virgen Blanca y la de la Provincia, formaba parte de las Cercas, extramuros de la ciudad, en este caso de las Cercas Altas. Cuando se trazó la actual calle, se ocupó parte de lo que fue el Paseo del Espolón, que daba acceso al Parque la Florida. En ese momento, 1822, esta nueva calle se nombró como Calle de la Constitución

            Sin embargo, si fijamos nuestra mirada en el mapa de Vitoria elaborado en 1821 por el ingeniero Manuel Ángel Chavarri, que recogemos aquí de la reproducción que nos ofrece en su página 147 el texto de José Rodríguez Fernández “Agua, poder y sociedad en el mundo alavés bajomedieval y moderno”, podemos observar claramente que la calle aparece denominada como “Santa Clara”.

             

            En esta misma línea, la de considerar que el nacimiento de la calle Constitución se hizo sobre una parte de la anteriormente denominada calle de Santa Clara, argumenta la historiadora M. Camino Urdiain en su “Sede actual de las Juntas Generales”:

            (…) en las primeras décadas del siglo XIX, tras la guerra de la Independencia y con la recuperación económica de la ciudad, se inician determinadas reformas constructivas en la zona Oeste.

            Una vez derribado el Portal de Santa Clara, que cerraba la ciudad por su lado Oeste y desde el cual se accedía a la Plaza Vieja (hoy de la Virgen Blanca) y la Plaza Nueva, ésta construida a finales del siglo XVIII por Justo Antonio de Olaguíbel, se inicia un lento y moderado crecimiento urbanístico en esa dirección, a lo largo del denominado camino de Postas, vía de comunicación entre la ciudad y la capital del reino.

            Paulatinamente se va formando una calle que inicialmente se denominó de Santa Clara, precisamente porque arrancaba del punto donde estuvo dicho portal y también en alusión al convento situado en la zona.

            En esta dirección se van levantando edificaciones sobre terrenos hasta entonces ocupados por huertas y casas de labranza y por áreas de solaz de los ciudadanos de Vitoria, como fue el más antiguo paseo ajardinado de la ciudad o espolón, conocido por el Mentirón.

            El 28 de enero de 1820, la Junta de Obras, compuesta por los señores, Valentín Echabarri, Procurador y segundo Alcalde, Iñigo Ortes de Velasco, Síndico Procurador del Consistorio, y Pedro Velasco, Síndico Personero, presentó el Plan topográfico de las “obras nuevas que se trataban de ejecutar, el de las tres geometrías alzadas para las nuevas casas que deben hacerse en el Espolón”.

            Derribados los árboles, comienzan en estas fechas la construcción de los edificios conocidos como “casas de Echevarría”.

            Estos edificios fueron ideados como un plan general de viviendas, siendo su propietario Luis Velasco. Las casas fueron diseñadas por el arquitecto Silvestre Pérez y abarcan en un principio hasta el número 11 de la actual calle Diputación y el nº 10 de la calle El Prado.

            Pero encontramos una nueva versión del origen y nombre inicial de la calle en las palabras de Venancio del Val en su “Calles de Vitoria” de 1944:

            Esta calle, sita entre las plazas de la Virgen Blanca y la de la Provincia, trazada en parte de lo que fue el principal paseo vitoriano que, con el nombre de “El Espolón”, antecedió al parque de “La Florida”, había sido conocida antes con el nombre de calle de las Huertas. Sin duda porque en este lugar comenzaban ya antes las huertas vitorianas, que todavía las hemos visto desaparecer en sus inmediaciones a fines de los años 1950. Luego se llamó de las Cercas Altas, habiendo llegado hasta Aldave.

            Aunque parece que la denominación para esta zona de “calle de las Huertas” existió en algún tiempo, sin embargo, no está claro cuándo fue. Porque, si Venancio del Val dice que fue con anterioridad a la denominación de “calle de la Constitución”, Ladislao Velasco en su “Memorias de la Vitoria de antaño”, recoge otra versión:

            “La calle de las Cercas, que se denominó de la Constitución en 1821, perdió este nombre en 1823 ó 1824, tomando el de las Huertas, volviendo á recobrar el primitivo [Calle de la Constitución] que conserva, en 1834.”

            Para terminar de enredar la madeja, encontramos en Tomás Alfaro y su “Vida de la ciudad de Vitoria” una nueva versión, que, haciendo referencia al año 1823, contendría y daría explicación a las dos anteriores:

            Estaba Vitoria atestada de tropas. Utilizáronse las casas cerradas para alojamiento, y como cuartel, las apenas terminadas de la calle Constitución, cuyo nombre fue repuesto en el anterior de las Huertas

            Lejos de acabar aquí los embrollos, si observamos con detenimiento algunos de los documentos ya citados y otros nuevos, encontramos nuevas informaciones contradictorias.

            Para empezar, porque en su ya comentada obra Henrike Knörr y Elena Martínez de Madina, a la hora de hablar del origen de la calle Prado, vuelven a complicarnos la historia de la calle Constitución cuando, en contra de lo que habían dicho antes al hablar de la creación de la calle Constitución (que fue creada en 1822 en parte del antiguo paseo del Espolón y en parte de las Cercas Altas), ahora afirman que:

            En el año 1838 los números del 7 al 30 de la Calle Santa Clara pasarán a formar parte de la Calle el Prado, y los restantes formarán la Calle de la Constitución.

            Esta nueva fecha para la creación de la calle coincide con una nueva versión sobre su origen y el porqué del nombre, que nos ofrece Becerro de Bengoa en su “El Libro de Álava”:

            Llégase a la primera vecindad de San Roque, toda llena de tiendas y se sale a la Plaza de Castilla o Mentirón. Dando vuelta a la acera, sobre la que se alza una casa de elegante y moderno trazado, se encuentra la calle de la Constitución (así llamada en memoria de la de 1.837). Es de construcción reciente, y por debajo de ella, así como por su continuación, va embocinado el arroyo Zapardiel.

            Al mismo tiempo, también Knörr y Martínez de Madina, al referenciar la denominada “Puerta del Alberque” nos dicen que era una:

            Puerta o portal localizado en la muralla, en el tramo de las Cercas Altas, a la altura de la Alberca Vieja. Este lugar pasó a ser parte de la Calle de la Constitución, actual Calle Diputación Foral de Álava.

            Para afirmar eso se basan en un Mapa de Vitoria de 1836 que en su número 2 recoge la “Puerta del Alberque”. Ello genera nuevas dudas tanto sobre la fecha de origen de la calle Constitución como acerca de la fecha en la que fue derribada la muralla, pues indica que en ese 1836 al menos parte de ella seguía en pie.

            Hay todavía más documentos oficiales que generan nuevas dudas. Así, por ejemplo, si tomamos como referencia el documento que nos aporta Julio César Santoyo en su texto “La imprenta en Álava. Historia, obras, documentos. Vol. II. El siglo XIX 1801-1850” nos encontramos con una curiosísima dirección que aúna, como si fueran la misma, las calles Constitución y Cercas Altas. Este es el texto:

            La primera publicación periódica de Manuel Vita en Vitoria fue el Boletín

            Oficial de la Provincia de Alaba, cuya edición se inicio, conforme a la contrata

            indicada, el Io de enero de 1843. Contó con tres distintos pies de imprenta. Hasta el martes 14 de mayo de 1844 (n° 39):

            VITORIA: Imprenta del Boletín Oficial

            En la cabecera de la publicación se Leia: ≪Imprenta y redacción del mismo:

            calle de la Constitución, Cercas Altas, numero 8≫.

            Con todo ello, nos es difícil esbozar una explicación convincentemente aclaratoria del origen de la calle Diputación. Así que mejor será que cada una de vosotras saque sus propias conclusiones.

             

            Más cambios en la denominación de la calle

            Si ya hemos registrado un buen ramillete de nombres que tuvo o pudo tener la actual calle Diputación en sus orígenes (ser parte de Santa Clara, calle de las Huertas, ser parte de calle de las Cercas, de las Cercas Altas…), así como variaciones en su extensión (desprendiéndose de la que pasaría a ser “callejón de la Alberca Vieja”, sobre lo que luego volveremos), no pensemos que con ellos termina la historia de los cambios en esta calle.

            Durante bastantes décadas, el tramo de calles continuas que hoy conocemos como Diputación y Fundadora de las Siervas de Jesús, estaba dividido en tres partes: una, desde la entonces Plaza Vieja (hoy Virgen Blanca) hasta la Plaza de la Provincia, era la que venimos analizando como calle Constitución. A ésta le seguía la entonces calle de Cercas Altas, que desde 1855 era continuada por la denominada Campo de los Sogueros (que hasta entonces no era sino parte de la calle Portal de Aldabe), que llegaba hasta el Portal de Arriaga.

            Sin pararnos ahora más en la retorcida historia de estas calles (que lo es), lo que queremos señalar es que el 14 de julio de 1921, el tramo que entonces se denominaba calle de Cercas Altas, pasó a denominarse calle Fundadora de las Siervas de Jesús… pero solo por 10 años, ya que el 14 de julio de 1931 desapareció como tal, siendo absorbida ¡por quién y por la calle Constitución!, que se veía así notablemente ampliada. Pero la situación narrada duró también poco tiempo, pues el 26 de agosto de 1936, se acordó devolverle a este tramo el nombre de calle Fundadora de las Siervas de Jesús, estableciendo el final de la calle Constitución de nuevo en la Plaza de la Provincia.

            No tardarían en volver los cambios a la calle, esta vez en su denominación. En 1939, tras el golpe militar franquista que provocó la guerra civil, el dictador promovió la glorificación de su persona, tanto en el rango que se autoconcedió (generalísimno), como en impulsar su presencia pública en calles y edificios. Y fue la calle Constitución (probablemente por ser su nombre “constitución” concepto incompatible con la dictadura franquista) quien desde el 22 de febrero de 1939 perdió esa denominación para tener que sufrir la vergonzosa de “calle del Generalísimo Franco”.

            Afortunadamente para esta calle, los delirios de grandeza del pequeño (en tamaño) dictador eran parejos al servilismo con el que le intentaban agasajar sus protegidos aduladores, por eso, decidieron que por su tamaño (el de la vía) era mucho más apropiado otorgar el nombre de “Avenida del Generalísimo Franco” a la que hasta entonces se conocía como Gran vía del pintor Díaz de Olano (la que hoy conocemos como Avenida de Gasteiz), para lo cual retiraron a la calle del Casco que analizamos en este post el nombre del dictador, para darle el de “calle Diputación Foral de Álava” . Ambos cambios se oficializaron con fecha 1 de enero de 1964.

             

            La evolución de la calle

            Hemos comentado ya que anteriormente a la creación de la calle, en lo que después será su recorrido, transcurría junto a la cerca o muralla el río Zapardiel. Aclaremos ahora que su curso natural no era éste, sino que se había forzado para utilizarlo como ‘foso natural’ en la defensa de la ciudad medieval. Así lo señala José Rodríguez Fernández en su ya citada “Agua, poder y sociedad en el mundo alavés bajomedieval y moderno:

            Vitoria no se contentó con aprovechar un arroyo que discurría a los pies del cerro, sino que modificó su curso para adaptarlo a la puebla nueva. La artificialidad del supuesto río natural queda de manifiesto en el registro material analizado en diversas intervenciones arqueológicas (…) Las propias noticias documentales demuestran que el Zapardiel estaba fuertemente antropizado. Se colocan estacadas de madera y muretes de piedra para contener y reforzar las márgenes de un cauce que se ha dirigido artificialmente para abrazar el límite occidental de la ciudad e, incluso parece ser que el lecho de algunas zonas al menos estaba enlosado, posiblemente para facilitar las periódicas tareas de limpieza y dragado: en 1776 se ordena limpiar y profundizar el cauce hasta llegar al empedrado o enlosado de dicho río que se hizo para que sirviese de foso y defensa a la ciudad.

            Pero la presencia del Zapardiel, además de numerosas ventajas a la zona (más allá de las defensivas hay que subrayar el suministro de agua que posibilitaba el abastecimiento humano, el riego de las huertas de la zona o la instalación de ciertas ‘actividades industriales’ en torno al río, relacionadas con la harina o las tenerías, por ejemplo) también fue causa de inconvenientes. Por ejemplo, importante foco para la propagación del cólera, como para la epidemia de 1834 (cuando ya se había embocinado parcialmente el Zapardiel) señala Manuel Ferreiro Ardións en su “El cólera en las transformaciones del siglo XIX en Álava. La epidemia de 1834”:

            En este sentido, ya había advertido en el estudio del estadillo vitoriano el alto porcentaje de agricultores afectados por el cólera, e igualmente, una zona muy afectada fue la que bordeaba el río Zapardiel que, al propio riesgo del río, unía la peculiaridad de asentar a un gran número de hortelanos dada la proximidad a los terrenos que labraban.

            (…) Partiendo de la distribución sobre el mapa197 puede apreciarse mejor el desequilibrio que señalo. El predominio de la ladera oeste no sólo es claro respecto a la colina, sino en el conjunto de la ciudad, llamando poderosamente la atención cómo desde los conventos de las Brígidas y Santa Clara al suroeste, hasta el de Santo Domingo al norte, los casos se distribuyen a ambos lados del río Zapardiel

            Veamos ahora un poco cómo era la configuración de las dos aceras de la calle, con historias muy distintas.

            1. a) La acera izquierda (hoy en día de los impares)

            La presencia de edificios en la entonces calle Constitución parece evidente para la acera izquierda, como ya hemos constatado en el trabajo de M. Camino Urdiain cuando, haciendo referencia a 1820, nos comentaba que “Derribados los árboles, comienzan en estas fechas la construcción de los edificios conocidos como “casas de Echevarría”.Estos edificios fueron ideados como un plan general de viviendas, siendo su propietario Luis Velasco. Las casas fueron diseñadas por el arquitecto Silvestre Pérez y abarcan en un principio hasta el número 11 de la actual calle Diputación y el nº 10 de la calle El Prado”. Las casas a que se refiere la historiadora son las que en la actualidad podemos contemplar como aparecen en esta imagen:

            En esa misma acera izquierda, Knörr y Martínez de Madina aportan un documento de 1840 en el que se recoge que había un denominado “Frontón de Abajo”:

            FRONTÓN DE ABAJO

            DOC. Fronton de Abajo (1840, AHPA, P. 8.793, f. 472).

            “Una casa sita en el terreno llamado del Fronton de Abajo, con entrada

            por la Calle de la Constitucion” (1840, AHPA, P. 8.793, f. 472).

            En aquellos tiempos la acera izquierda de la calle Constitución tenía un total de 18 casas numeradas correlativamente del 1 al 18 (aun estando todas en la misma acera), con lo que cualquiera podría deducir que esa acera izquierda ocupaba más espacio que hoy en día (en la actualidad esa acera izquierda tiene 13 edificios). Y estaría en lo cierto. Lo que sucede es que las 5 últimas casas (números del 14 al 18) se hallaban situadas en el “callejón del alberque antiguo”, que no se ‘independizaría’ de la calle Constitución hasta 1867. Así lo recoge el documento municipal “Arreglo de la rotulación de las Calles y numeración de las Casas” (1867):

            Calle de la Constitución:

            La calle debe dividirse en dos atendida su singularidad, denominadas Calle de la Constitución y Callejón del Alberque Viejo

            Calle de la Constitución: Comprenderá los números desde el 1 al 13 inclusive.

            Callejón del Alberque Viejo: Comprenderá los números 1. 2. 3. 4 y 5 correspondientes al 14. 15. 16. 17 y 18 de la Calle de la Constitución.

             

            1. b) La acera derecha (hoy en día de los pares)

            Los primeros edificios propios de la acera derecha de la calle no aparecen reseñados hasta el “Nomenclator de las entidades de población, vía y edificios del Ayuntamiento de Vitoria” de 1910. Hasta entonces los portales que aparecían no eran sino las puertas accesorias de los edificios que tenían su entrada principal por la Herrería. El espacio que hoy en día ocupan los edificios de los pares de Diputación Foral estaba ocupado por la cerca o muralla o los restos de ella. Así, según Ismael García-Gómez en su “Vitoria-Gasteiz y su Hinterland. Evolución de un sistema urbano entre los siglos XI y XV”:

            la franja de terreno –el suelo- que ocupaba el trazado de lo que denomina “murallas del bloque B2”, fue progresivamente vendido a diferentes promotores privados que construyeron nuevas manzanas de viviendas, motivo por el cual, la mayor parte de los restos de esta línea de murallas, se encuentran hoy en día ocultos bajo los edificios que separan la calle Herrería de las calles Siervas de Jesús y Diputación, ya que aunque los restos en alzado de la muralla fueron útiles todavía en época decimonónica, con motivo de la Primera Guerra Carlista, ya desde finales del XVIII empezaron a considerarse un elemento del pasado. Las autoridades prefirieron eliminarlas para favorecer el crecimiento de la ciudad, de modo que, ya a principios del siglo XX eran muy pocos los tramos de esta muralla que se mantenían en pie.

            (…) Las investigaciones han puesto al descubierto un pequeño segmento del tramo de muralla (…). En concreto se trata de una porción de muro público de 7 m de largo y 2 m de ancho que se conserva hasta una altura de 1,20 m, el cual apareció al excavar junto al Cantón de San Roque, concretamente en el número 18 de la Calle Diputación.

             

            Si atendemos a los “Nomenclator de las entidades de población, vía y edificios del Ayuntamiento de Vitoria” habría que deducir que los 5 primeros edificios propios de la acera derecha de la calle Constitución se construyeron en el pequeño intervalo de años que va entre 1897 (el Nomenclator de ese año no recogía ningún edificio) y el ya citado de 1910 (que reseñaba 5, señalados con los números 2, 6, 8, 24 y 26).

            En línea con ello, las fichas urbanísticas elaboradas a principios de este siglo XXI para la “Revisión del PERI” determinan que los edificios de la acera derecha o pares (recordemos que los de la acera izquierda o impares no están incluidos en el ámbito del PERI) fueron construidos entre finales del siglo XIX e inicios del XX, y que en su suelo hay “vestigios de la muralla de 1202”. Entre los que tienen fecha concreta de construcción el más antiguo es el actual número 6 (1882) y el menos antiguo el 10 (1938).

             

            1. c) Los datos sobre su población y edificios

            Los datos que hemos encontrado sobre la población de la calle también son contradictorios. Porque si en el “Nomenclator de las entidades de población, vía y edificios del Ayuntamiento de Vitoria” de 1910 se dice que en 1880 la calle tenía 199 habitantes, por su parte el “Cuaderno de rotulación de Calles y numeración de Casas” de 1887, señala que en 1884 la calle contaba con 229 habitantes, que en 1887 se habían incrementado hasta los 231.

            No obstante es fácil deducir que hasta 1867 contara con más vecindario, pues hasta esa fecha, como ya hemos señalado, pertenecía aún a la entonces calle Constitución el, a partir de esa fecha, nuevo “callejón de la Alberca Vieja”, que en 1884 contaba con 34 personas vecinas. ‘Desanexiones’ al margen, la calle seguiría perdiendo vecindario durante el final de ese siglo XIX, pues en el padrón de 1893 se recoge un total de 215 personas vecinas.

            En cualquier caso, de la mano de la construcción de los nuevos edificios de viviendas de la acera derecha, que ya hemos visto que comenzaron a construirse entre finales del XIX y principios del XX, la población, lógicamente fue aumentando. Así, el Nomenclator de 1910 recoge ya una población de 321 habitantes para un número de edificios (todos habitables) que había pasado de 13 a 18.

            El Nomenclator de 1940, ya con la denominación de la calle como “calle del Generalísimo Franco”, reseña que ésta contaba con 25 números: 19 propios de la calle y otros 6 eran puertas accesorias de edificios de la calle Herrería. De los 19 propios, la mayoría estaban en la acera izquierda, que mantenía sus 13 números impares del 1 al 25. La acera de la derecha contaba con 6 edificios propios (los números 2, 6, 8, 10, 20 y 26) señalándose que el 10 era una “industria”.

            En cuanto a población de la calle, el Nomenclator de 1940 aporta los siguientes datos curiosos:

            Como “población de hecho” contaba con un total de 516 personas (285 mujeres y 231 hombres), así distribuidas según las siguientes clasificaciones:

              • Residentes presentes vecinos: 237 (101 mujeres y 136 hombres)
              • Residentes presentes domiciliados: 233 (153 mujeres y 80 hombres)
              • Con menos de dos años de residencia: 46 (31 mujeres y 15 hombres)

            Como “población de derecho” (incluía también los “residentes presentes” tanto “vecinos” como “domiciliados”, a los que sumaba los “residentes ausentes” tanto “vecinos” como “domiciliados”, y excluía a quienes tenían menos de dos años de residencia) contaba 481 personas (260 mujeres y 221 hombres) así distribuidas:

              • Residentes presentes vecinos: 237 (101 mujeres y 136 hombres)
              • Residentes presentes domiciliados: 233 (153 mujeres y 80 hombres)
              • Residentes ausentes vecinos 9 (6 mujeres y 3 hombres)
              • Residentes ausentes domiciliados 2 (ambos hombres)

            El último dato de población que tenemos es el de las fichas del PERI sólo para la acera derecha de la calle Diputación. En esta acera derecha se registraban 9 edificios de viviendas (numerados del 2 al 18), de los que solo uno contaba con ascensor, y en las que estaban empadronas 43 personas vecinas.

             

            La actual calle Diputación Foral de Álava / Diputazio kalea

            Decíamos al principio que la calle Diputación Foral de Álava (popularmente conocida como la calle Diputación) es en la actualidad una de la más atípicas del barrio. Para cualquier visitante, como incluso para mucha gente de Gasteiz que no conozca sus divisiones administrativas, un simple vistazo puede llevarle a deducir que esta calle, más que al Casco, pertenece a lo que se denomina “el Ensanche decimonónico”, con el que linda. Al menos si centramos la mirada principalmente en su acera izquierda, que ya hemos comentado que, administrativamente, no pertenece al Casco, sino a Lovaina.

            Por fechas, ya hemos visto que tanto la creación de la calle como la de los edificios que la habitan, ayudan a la confusión. No estamos ante una calle medieval, sino de ‘tan solo’ dos siglos. Por características físicas actuales, también. Una anchura entre 7 y 10 metros se corresponde más con el Ensanche que con el Casco.

            Pero es que sucede lo mismo con buena parte de las características de las viviendas (bastante más amplias que las habituales del Casco) y, como consecuencia, con el nivel socioeconómico de buena parte de sus habitantes. Un ejemplo de las ofertas inmobiliarias de esta acera izquierda de la calle aclara lo que queremos decir:

            Piso en venta en Diputación Foral de Alava Kalea, Vitoria-Gasteiz

            85 m² 2 hab. 1ª planta exterior con ascensor

            Segunda mano/buen estado

            474.000 €

            Precios más que de escándalo. Claro, que la cosa varía mucho si nos fijamos en la acera derecha, la que sí pertenece al Casco, pues aun siendo muy caros como para garantizar el derecho a la vivienda, no llegan los precios demenciales que hemos visto en el ejemplo de la acera izquierda:

            Piso en Diputación, Casco Viejo Vitoria-Gasteiz

            En venta piso reformado de 62 m2 distribuidos en 2 dormitorios, 1 baño , cocina montada y equipada, salón, trastero, ascensor a cota 0

            175.000€

            Las características físicas y socioeconómicas ya narradas no ayudan en absoluto a la relación vecinal, que sí se da habitualmente en el resto del barrio. Otro obstáculo para ella es, además, la carencia de comercio de proximidad, en una calle que, a pesar de ser de las más importantes comercialmente, cada vez pierde mayor número de comercios, como vamos a ver a continuación.

            Pero antes de ello conviene reseñar cómo el informe municipal “Análisis dinámico de la estructura urbano-comercial y hostelera del Casco Viejo de Vitoria-Gasteiz 2007-2017” también señala las diferencias de esta calle con el resto del Casco:

            Este eje se encuentra fuera de lo que antiguamente eran las murallas medievales y transcurre por donde discurría el rio Zapardiel, barrera natural de la parte oeste de la ciudad medieval. Además de ser parte del casco viejo, comprende parte del barrio de Lovaina (hasta el cantón de Anorbín) y el barrio de Coronación.

            Es el único eje analizado dentro de este barrio y que además no se encuentra dentro de la “almendra medieval” En contraposición a las demás calles del casco viejo, este eje presenta una estructura más moderna, ya que se edificó cerca de 1820, con calles más anchas y luminosas, mayor equipamiento urbano y sin desniveles. Comparte características urbanas con las calles del Ensanche y también respecto al mix comercial, ya que en este eje el protagonista vuelve a ser el comercio y se censan muchos menos locales sin actividad.

            En concreto y para realizar el estudio en detalle, se ha dividido la calle en 5 tramos, incluyendo el frontal de la plaza de la provincia como un tramo más.

            El primer tramo, que corresponde con la calle Diputación, une la Plaza de la Virgen Blanca con la Plaza de la Provincia. Es un tramo muy dinámico, con gran flujo de personas donde y donde se contabilizan un buen numero de actividades económicas. En este tramo se observan que muchos de los bajos comerciales tienen acceso/salida por la calle Herrería

            Aunque lo que interesa más de ese informe es ver lo que nos dice sobre el comercio de la calle Diputación, y su comparación con el resto del barrio:

            El comercio es sin lugar a duda el protagonista de esta calle al agrupar el 44,79% del total de locales y es con diferencia la calle más comercial de todas las comprendidas en el casco viejo. Este eje agrupa un 42,57% del comercio del barrio, es decir, que casi la mitad de todas las actividades comerciales se localizan solamente en esta parte del barrio. Sin embrago, este sector ha perdido fuerza en comparación con el 2007 ya que ha perdido 11 establecimientos y ha disminuido un 20,37%. Respecto al comercio, este eje presenta unos números y unas características más acordes con las calles del Ensanche aunque pierde más comercios que la mayoría de las calles de este barrio.

            (…) Tomando como referencia la tabla 1, resalta que el 42% del comercio se localiza en el primer tramo, es decir, casi la mitad de todos los comercios del eje se encuentran en la calle Diputación. Este dato es evidente, ya que este tramo es con diferencia el más atractivo para implantar una actividad comercial por su situación estratégica entre la plaza de la Virgen Blanca (barrio del Ensanche) y la plaza de la provincia (barrio de Lovaina). A parte de en este tramo, el comercio se distribuye por todos los tramos con diferente relevancia y encontramos el tramo 3 con un 19% del comercio en sus locales como segundo tramo en importancia en este sector. El tramo menos comercial es el cuarto con únicamente 4 comercio censados.

            Como queda recogido en el informe, “La calle Diputación es una de las más comerciales del Casco Viejo y la que mayor número de comercios concentra por cada 100 metros”, sin embargo, y a pesar del poco comercio de proximidad con el que ya contaba, el análisis sobre lo acontecido en la última década (que coincide con el periodo en el que se nos decía que iba a tener lugar un tremendo impulso para el comercio local, tan importante para el barrio, tal y como prometían la ARICH y su gerente vendehúmos, Gonzalo Arroita) indica claramente cómo se agrava la situación (aunque en esta parte del informe se refiere al conjunto de Diputacíón y Siervas):

            Dentro del grupo de “Alimentación, bebida y tabaco” todas sus ramas pierden actividades excepto la rama de Carnes, charcutería, aves, casquería y huevos y la rama de Tabacos y artículos de fumador que se mantienen con 1 comercio (Carnicería Elvira y Expendeduría Nº7.). La rama de Frutas, verduras, hortalizas y tubérculos ha perdido su único comercio censado en 2007, la rama de Pan, pastelería, confitería, dulces y helados pierde la mitad de sus comercios y se queda con 2 (Pastelería Sosoaga y Panadería Azucena) y la rama de Alimentación y bebidas (sin predominio), ultramarinos solo pierde 1 comercio y permanece con 2 actividades (Alimentación Sandy y La fuente). Las ramas más importantes con el 33% de presencia cada una son las de Pan, pastelería, confitería, dulces y helados y Alimentación y bebidas (sin predominio), ultramarinos.

            Igualado en cuanto a número de comercios y presencia en el eje está el grupo de “Equipamiento del hogar”) que también ve como su conjunto de actividades ha disminuido. En cuanto a la distribución de sus ramas, se han dejado de contabilizar comercios en las ramas de Textil para el hogar, tapicería y alfombras y Otros artículos de equipamiento del hogar.

            Visto lo visto, todo apunta a que en el futuro próximo esta calle Diputación Foral de Álava / Diputazio Kalea seguirá convirtiéndose en calle escaparate, y formando parte del que ya en alguna otra ocasión hemos denominado “cinturón de oro” que se está impulsando alrededor del Casco (Diputación, Virgen Blanca, Mateo de Moraza, próximamente Cuesta de San Francisco y Portal del Rey…), donde, ayudada por los diversos planes de reurbanización de la zona que se llevan a cabo por las instituciones (para ello sí parece que encuentran presupuesto, no para ayudas a la rehabilitación de las casas del vecindario que no cuenta con ingresos), la iniciativa privada ha visto la oportunidad de negocio para pisos de lujo. Extraña manera de entender la rehabilitación del barrio. Eso sí, los datos socioeconómicos que aporta al conjunto del barrio ese “cinturón de oro” ayudan a las instituciones que lo impulsan a maquillar considerablemente la pobreza económico-social de la mayoría del Casco.

             

            EL TORNO / TORNU KALEA

            A) Surgimiento y evolución

            La calle El Torno o Tornu kalea, es una de las “más modernas” del Casco, ya que oficialmente no se creó esta calle hasta el 21 de agosto de 1867. También es una de las calles pequeñas del barrio, pues tiene una longitud de sólo unos 108 metros. Añadamos que durante algún tiempo en ella residían más animales que personas, pues contaba con muchas cuadras y pocas casas de vivienda. Cuenta con otra importante particularidad: en la actualidad no tiene ningún portal de viviendas en su acera izquierda (impares). En la acera derecha cuenta con 5, siendo la numeración del primero un nuevo rasgo curioso de la calle (poco habitual hoy en día) ya que ostenta el 2A, siendo el resto numerados del 2 al 8.

            La ubicación de la calle que describen diversos Nomenclator y que sigue siendo actual es:

            Principia en la calle del Abrevadero y concluye en la calle del Colegio de San Prudencio. Linda al Norte, con esta última calle; Sur, con la del Abrevadero; Este, con la de Francia; y Oeste con la de Nueva Fuera”.

            Dejando para tratar en profundidad más adelante la cuestión del nombre de la calle (y nuestra opinión sobre la necesidad/conveniencia de su cambio), comencemos por abordar “cómo” o “de dónde” surge la calle en 1867, incorporándose a la 1ª Vecindad de San Juan.

            La calle del Torno (en su nacimiento se le denominó “del” Torno). Según el documento en el que se propuso su creación (“Arreglo de la rotulación de las Calles y numeración de las Casas”) ésta fue producto de la extraña configuración que hasta entonces mantenía la calle Nueva Fuera, lo que llevó a la propuesta de Nueva Fuera pasara a “dividirse en dos por su irregularidad, dándoles el nombre de Calle Nueva Fuera y Calle del Torno”

            Cómo se formaría la calle del Torno lo relata el mismo documento:

            Se compondrá esta nueva Calle de las casas que se encuentran a la espalda del Hospicio Teniendo su límite en el cantón o camino que baja a las casas nuevas de Beovide.

            También señala que la acera izquierda estaría compuesta por los números impares del 1 al 13, que eran los antiguos 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 19 de Nueva Fuera. Y que los números de la acera derecha serían “2 al 12 duplicado de la Nueva Fuera”.

            Pero aunque podamos pensar que por el hecho de surgir del “desgaje” de otra calle estuviera compuesta por casas de viviendas, luego vamos a ver que no era así, sino que no pocos de los edificios eran cuadras. Una explicación al hecho nos la da Becerro de Bengoa en su “Libro de Alava” de 1877:

            Entre esta calle [Nueva Fuera] y la ronda de Oriente [actual Francia] hay algunas casitas de labradores y artesanos que forman la Calle del Torno, así llamada por estar frente á ella el de los Expósitos.

            En el “Cuaderno por orden alfabético que comprende todas las calles que actualmente constituyen la M. N. y M. L. ciudad de Vitoria con la antigua y moderna numeración de casas y Vecindad a que pertenecen”de 1881 se detalla que en su acera izquierda (impares) está compuesta por 7 casas numeradas del 1 al 13, mientras que la derecha de los pares está compuesta a partir de ese momento por 3 casas: la número 2, de Jorge Ullívarri (que antes era la 13), la número 4, de Francisco Arciniega (que antes era la 12) y la número 6 de Pedro Beovide (que antes no constaba)

            Pero la configuración de las calles de la zona era confusa, lo que trajo nuevos cambios. Así, en 1887, con parte de los hasta entonces edificios de la calle del Torno, surge la calle del Abrevadero. En ese año, igualmente, “cede” otro edificio a la calle del Colegio de San Prudencio. Así el “Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas” de 1887, en cuanto a las casas de la izquierda especifica la desaparición de la numerada con el 13, por haber sido demolida para colocar una fuente. En cuanto a la acera derecha de los pares, indica que a partir de ese 1887 la calle solo contará con una casa numerada con el nº 4 (la antigua nº 6) ya que las casas de los antiguos números 2 y 4 han sido agregadas a la calle del Abrevadero, mientras que la hasta entonces numerada con el 8 ha sido agregada a la calle del Colegio de San Prudencio. Por eso, el total de edificios de la calle queda en 7. Consecuentemente, las 46 personas vecinas que tenía la calle en 1884, en 1887, tras los cambios, quedan reducidas a sólo 9.

            Diez años después, en 1897 el “Nomenclator de las entidades de población, vías y edificios del Ayuntamiento de Vitoria” vuelve a mostrar cambios. La acera izquierda ve de nuevo reducirse el número de edificios que ahora se queda en 4 (3, 5, 9, y 11, correspondiendo el 1 y el 7 a las puertas traseras del 30 y 32 de Nueva Fuera), mientras que en la acera derecha se mantiene sólo el 4, aunque especifica que el 2 es la puerta accesoria del nº 1 de Abrevadero, y que entre ésta y el número 4 hay un pajar.

            El Nomenclator de 1910 nos aporta como datos nuevos de la “calle del Torno” que en 1880 tenía 35 habitantes y en ese 1910 solo 3. En ese 1910 contaba con 6 edificios (todos de un solo piso), uno de ellos inhabitable. Esos edificios eran el 3 y 5 (unión de los anteriores 3 y 5), el 9 y el 11 en la acera izquierda, y los números 4 y 6 en la derecha, éste último especifica que era una casa nueva. Antes del número 2 seguía existiendo un pajar.

            El Nomenclator de 1920 nos habla ya de sólo dos edificios en la acera izquirda, el 3 y 5 más el 9, manteniéndose otros dos en la acera derecha (el 4 y el 6) así como el pajar anterior a ellos.

            El Nomenclator de 1940 señala solo dos edificios en la acera izquierda, el 7 y el 9, siendo el 1, 3, 5 y 11 las puertas accesorias de los edificios de Nueva Fuera 24, 28, 30 y 34.

            Por lo que respecta a la acera derecha, cuenta con otros dos edificios, el 2 y el 14, siendo cuadras los restantes números, esto es, el 4, 6, 8, 10 y 12. En ese año tenía 11 vecinos y 3 vecinas residentes, más otras 13 personas no vecinas domiciliadas (6 hombres y 7 mujeres), a lo que había que sumar 3 hombres y 1 mujer con menos de dos años de residencia, lo que hacía una población de hecho total de 31 personas (20 hombres y 11 mujeres).

            Si tenemos en cuenta que en la calle había cuatro edificios de viviendas y 5 cuadras, se entiende ahora lo que decíamos al inicio de que en este periodo posiblemente habitaban la calle más animales que personas. Hay datos gráficos que ayudan a pensar en esa línea.

            Esa foto del Archivo Municipal que nos ofrece Iñaki Armentia es de 1962, y tal y como comenta el propio Armentia:

            Las últimas cuadras que se pudieron ver estuvieron en la calle El Torno, donde en la foto antigua se ve picotear sobre el asfalto a unas cuantas gallinas, con la dueña atenta a sus movimientos y al fondo aparece una vaca entrando en la cuadra.

            Por eso no es de extrañar la descripción de la calle que hace Venancio del Val, aunque podemos apreciar los pequeños cambios que iban teniendo lugar en la calle si comparamos las diferencias entre la descripción de del Val en su “Calles de Vitoria” de 1944:

            Es esta calle de traza verdaderamente aldeana, pues todas sus casas tienen la correspondiente cuadra para el ganado, a cuyo trato se dedica con preferencia la vecindad.

            Y la que hace en la edición de 1979:

            Hasta hace muy pocos años conservó un aspecto rural, con la existencia de varias cuadras en ella. A su entrada por la calle del Abrevadero, existía una pequeña plazuela, en la que había un pequeño abrevadero que utilizaba el ganado de aquéllas. Últimamente está siendo transformado el aspecto de esta calle, con la construcción de nueva edificaciones.

            De la actual calle El Torno, pocos datos podemos aportar. Quizá el más importante es un tanto exrraño: siendo claramente una calle del Casco, el Torno no haya sido incluida por las instituciones dentro del ámbito del Plan Especial de Rehabilitación del barrio (PERI), lo que ha supuesto problemas a la hora de acceder a las ayudas que, tanto para el vecindario como para los comercios, ha tenido opción la gran parte del resto del barrio.

            La calle fue peatonalizada en 2003, y su vecindario se ha quejado con bastante frecuencia del abandono del servicio de limpieza municipal, cuestión que se agrava teniendo en cuenta el inadecuado uso que de la calle hacen algunas personas que transitan en búsqueda de ocio/consumo alcohólico (orinan en ella, aprovechando su poca visibilidad y escaso trasiego de personas). El aspecto actual de la calle es poco más o menos el que nos ofrece su imagen en Wikimedia Commons:

            1. B) Las razones para proponer el cambio de nombre

            Ya hemos visto en el pie de foto que hemos colocado al inicio de este texto que el objeto que da nombre a esta calle, el Torno del hospicio, era un armazón giratorio que se ajustaba al hueco de una pared para pasar criaturas abandonadas al hospicio sin que se viera a las personas que los daban.

            Sobre el torno de Gasteiz, encontramos pocos datos. Sabemos que se construyó a finales del siglo XXVIII:

            En 1777 se pone en marcha la actividad asistencial del hospicio de Vitoria. Sus promotores, un grupo de ilustrados alaveses encuadrados en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, no quisieron reproducir en Vitoria el sistema asistencial al desfavorecido (niño o adulto) que estaba implantado en el resto España. Su idea de no levantar un edificio magnífico por sus piedras, sino por sus obras les lleva a adoptar y adaptar, a las características sociales y culturales alavesas, el sistema asistencial que en París presta la “Sociedad San Sulpicio” de aquella ciudad.

            Así pues, erigieron una “Casa de Piedad” para la atención de pobres y vagabundos y como anexo a la misma el “Ramo de Expósitos”. Fue este “Ramo de Expósitos” una unidad autónoma dentro de hospicio, desde la que se llevó la delicada y especializada atención integral a la infancia abandonada —expuesta— en cruces de caminos, en pórticos de iglesias, en cunetas o en el propio torno del hospicio.

            http://www.euskonews.eus/0650zbk/gaia65004es.html

            Y conocemos algún detalle que José María Irribarren en su “Vitoria y los viajeros del siglo romántico” atribuye a Colá y Goiti:

            Hablando luego del Hospicio, Colá explica que el torno tiene un blando colchón de gamuza y un ingenioso aparato de timbre eléctrico que suena con la presión de una libra, de manera que mientras el expósito permanece depositado en el colchón, sigue sonando la señal de aviso.

            Es la “descripción poética” de un instrumento, el torno, que, como vamos a ver, debería llenarnos de vergüenza, y que, según la Sociedad Landázuri, hasta 1907 ‘recibió’ criaturas.

            Pero analicemos el porqué se atribuyó este nombre a la calle. Las explicaciones que existen nos hablan de un hecho concreto: cuando se le dio tal nombre, al final de la calle se encontraba el Torno que se ubicaba en el Hospicio. Así lo relataba Venancio del Val en 1944:

            Por la irregularidad de la que se llamaba calle Nueva Fuera, se le dio en 1867 el nombre del Torno al trozo inferior, designándosele de aquel modo por hallarse frente al torno en el que eran depositados los niños expósitos para comenzar su vida en el Hospicio. Ese torno desapareció ya hace unos años, por haber sido trasladada la Inclusa al Asilo Provincial.

            Aunque Knörr y Martínez de Madina señalen que se le dio el nombre “en recuerdo del torno que había”:

            La Calle del Torno ostenta su nombre desde el 12 de octubre de 1867, en recuerdo del torno que había en el Hospicio y donde se depositaban los niños abandonados. Precisamente, la Calle del Torno desemboca frente al Hospicio.

            En esta ocasión creemos que la razón está de la parte de del Val, pues, como ya hemos visto, Becerro Bengoa se refería 10 años después de la creación de la calle, al Torno que seguía allí

            “(…) forman la Calle del Torno, así llamada por estar frente á ella el de los Expósitos”

            Hay también documentos que así lo atestiguan, como éste del Archivo del Territorio Histórico de Alava, con la signatura DH-1195-29 y cuya descripción es:

            LA REAL JUNTA DIPUTACION DE POBRES DE VITORIA COMUNICA A LA DIPUTACION DE ALAVA QUE, EN EL TORNO DE LA CASA DE PIEDAD, HA SIDO DEPOSITADA UNA NIÑA PROCEDENTE DE MIRANDA.

            Pues bien, como recoge el documento, está fechado en 1892, lo que quiere decir que 25 años después del surgimiento de la calle El Torno, éste seguía existiendo. Si hacemos tanto hincapié en esta cuestión, es porque podemos entender que la calle se nombrara así mientras el torno existía, lo que cuestionamos es que se mantenga después de su desaparición, pues el elemento que le da nombre a la calle es el símbolo de un compendio de actitudes y comportamientos sociales que no merecen ser recordados en positivo, sino con mucha vergüenza. Nos explicamos. O mejor dicho, damos la palabra a quien nos lo puede explicar mejor.

            Así, Bárbara A. Revuelta eugercios, en su tesis doctoral Los usos de la inclusa de Madrid, mortalidad y retorno a principios del siglo xx (1890-1935), señala:

            La imagen de la mujer estaba asociada a la negación del sexo y del cuerpo femenino. El pudor y la vergüenza de las mujeres se habían integrado en la mentalidad de las mujeres para controlar su comportamiento. Así, la virginidad de la soltera y la fidelidad y castidad de la casada eran garantes del honor familiar, que debía ser protegido por los hombres. Y precisamente se buscaba reforzar la identificación de la mujer con la religión para asegurar ese control

            (…) El comportamiento fuera de este ideal era rechazado ya que violaba no sólo las leyes morales y sociales sino también las religiosas. Por un lado, la presencia de las mujeres en ámbitos distintos del hogar era completamente rechazada, ya fuera en el mercado laboral, la intelectualidad, la política, aunque existieran ciertas excepciones. Por otro lado, la centralidad del matrimonio y la reproducción (y su unión indisoluble) hacía que los nacimientos fuera del matrimonio fueran inaceptables. A las mujeres solteras sólo se les ofrecían dos opciones. O bien podían criarlos ellas mismas enfrentándose a la sociedad, cuyas reglas habían violado, acarreando consigo la humillación y la deshonra del embarazo ilegítimo. O bien se les ofrecía la posibilidad de abandonarlos.

            Así, bajo este discurso, se llegaba a la justificación del abandono de niños ilegítimos que se había producido desde siglos anteriores. En este momento, dado el renovado énfasis en el matrimonio y la necesidad de guardar el honor, incluso fomentándolo hasta niveles desconocidos hasta entonces. Según la lógica, el abandono era la opción más adecuada. Una mujer soltera, frente al oprobio y rechazo que la esperaban tras un parto ilegítimo, era incapaz de amar a la prueba viva de su caída, e incluso podía rechazarlo de tal manera que podía verse abocada al infanticidio. Ese hijo bastardo, por su parte, jamás podría dejar de despreciar a la madre que le había traído al mundo en esa condición social marginada. Por tanto, las madres solteras eran por naturaleza incapaces de ser “madres”, reflejando la glorificación exclusiva de la maternidad dentro del matrimonio

            Pero el abandono de las hijas e hijos en las inclusas y hospicios no era producto solo de la moral y sexualidad retrógrada de aquellos tiempos (habrá que ver cómo juzgan las nuestras generaciones venideras), sino que también tenía una relación directa con la situación socioeconómica y la grave pobreza a la que se veían sometidas muchas familias. Así lo recogemos esta vez de la tesis doctoral de Carmen Maceiras Rey Las niñas abandonadas: la inclusa de Madrid y el Colegio de la Paz, (1807-1934):

            1.1. Pobreza institucionalizada y cultura de la pobreza El objetivo de las Inclusas, en España y en Europa, era acoger a criaturas abandonadas ilegítimas. Así lo hemos constatado a lo largo de esta investigación. Pero además de las ilegítimas, llegaban al torno de las Inclusas una altísima cifra de criaturas abandonadas por sus legítimos padres a causa de las condiciones de pobreza en que vivían. “Los motivos básicos del abandono fueron siempre dos: el temor a la deshonra, en el caso de los nacidos ilegítimos, o la miseria que impedía a sus padres criarlos.” “Los expósitos eran hijos de la pobreza y de la vergüenza.” La pobreza era una de las principales causas del abandono de los hijos por sus padres legítimos.

            El temor al rechazo por la deshonra y la vergüenza es el fundamento de la figura del torno, que así permitía el abandono sin ser vista. La imagen siguiente (tomada de la portada del Trabajo fin de Máster de Arián J. Alarcón Márquez titulado “Los expósitos de la hijuela de Vera (1736-1901)”) traslada perfectamente la idea de vergüenza.

            Por si todo ello fuera poco, en no pocos lugares en el torno se hacían figurar inscripciones que denigraban la desalmada actitud de los progenitores que abandonaban a sus criaturas, ensalzando al mismo tiempo la caridad divina de quienes les acogían en el hospicio o inclusa

            Sin embargo, la realidad era muy otra, aunque la hipocresía social intentara esconderla. Las atenciones que recibían los recogidos por la “caridad divina” dejaban mucho que desear, lo que a menudo les conducía a la muerte. Véanse los datos de mortandad recogidos de Aragón Digital:

            (…) en la inclusas la mortalidad se disparaba; así en la inclusa de Zaragoza se recogieron 2.446 niños entre los años 1.786 y 1.790 de los cuales sólo sobrevivieron 200; por esas mismas fechas, en Logroño y Vitoria se recogieron 610 de los que murieron 400.

            Y a los pocos que sobrevivían tampoco les esperaba un futuro envidiable, como señala este texto sobre los niños expósitos en Salamanca:

            Rechazados por una sociedad, la del siglo XVIII con una fuerte convicción religiosa que no admitía a esta clase de niños entre ellos, pues eran sospechosos de haber sido concebidos en pecado, estos críos crecían desde el momento que penetraban en la Inclusa con el estigma del aborrecido.

            Teniendo en cuenta todo lo visto hasta ahora, la pregunta es evidente: ¿hemos de rendir homenaje dándole el nombre de una calle a un objeto como éste que representa parte del proceder más vergonzoso y repudiable de las generaciones que nos antecedieron en el llamado Antiguo Régimen?

            Nuestra respuesta es obvia: NO. ¡Será por nombres alternativos que le ocurran al barrio!

             

            FRANCIA / FRANTZIA KALEA

            La calle Francia es otra de las calles que tal vez no debería estar incluida en el Casco Viejo. De hecho, oficialmente solo su acera izquierda (impares) pertenece a él. El exdirector del Artium Dani Castillejo la calificaba como “la brecha” que separa el Casco Viejo de la expansión de Vitoria por esa zona. La cuestión va más allá de que no tenga la antigüedad de las del Casco (“sólo” 3 de sus 36 edificios actualmente en pie son anteriores a 1950) o de que sus características físicas sean muy distintas; la estructura media de sus casas mucho más moderna, así como la de sus establecimientos comerciales; la anchura media de la calle mucho más amplia (15,58m; su longitud de 457m)… y bastante más caras sus viviendas y locales. Todo ello lleva a que el vecindario residente diste también del prototipo típico del barrio, y de las carencias y necesidades que éste tiene.

            No es que reivindiquemos que para ser del Casco haya que ser pobre y tener carencias (todo lo contrario, eso es lo que denunciamos, que las instituciones pretendan que en el Casco asumamos carencias sociales y económicas que en otras barrios no tienen), lo que no queremos es que esas carencias y necesidades del vecindario o del sector comercial del barrio se vean maquilladas en las estadísticas y estudios sociológicos porque dentro del denominador colectivo “Casco Viejo” se incluyan -premeditadamente con este objetivo- calles que sin mucha lógica se han introducido en la división administrativa “Casco Viejo”, buscando ese “efecto maquillador”. De hecho, cuando de planes de rehabilitación (PERI) o ayudas para las viviendas del Casco se trata, la calle Francia no es considerada Casco. Ni queremos tampoco que, con la excusa de que el Artium esté en esta calle, buena parte de recursos para el barrio (esos que se regatean para las necesidades sociales) se dediquen a crear una Zona de Inversión Prioritaria concebida expresamente para el Artium. De todo ello hablaremos en este documento.

            Dicho lo anterior, emprendamos ya la pequeña crónica de la historia de la calle Francia, una calle con poca antigüedad (casi 140 años), pero con diversos nombres y vicisitudes. Para ello hemos elaborado el siguiente documento (que podéis decargar aquí) con este índice:

             

            ÍNDICE DEL DOCUMENTO

            • El Camino de Ronda y dos de sus divisiones como antecedente de la futura calle Francia (que también absorbe parte de Portal del Rey)
            • “Retrato” de la calle Francia en las últimas décadas del siglo XIX
              • Sobre las casas que hasta entonces pertenecían a la Ronda de Oriente 1ª Sección:
              • Sobre las casas que hasta entonces pertenecían a la Ronda de Oriente 2ª Sección:
              • Sobre las casas que hasta entonces pertenecían a la Ronda del Norte:
            • Los importantes cambios durante el siglo XX
            • La Plaza del Mercado de Ganado como elemento determinante de la calle
            • Otros edificios que han caracterizado a la calle
            • De la Estación de Autobuses al Artium, y la influencia de éste en el PERI del Casco Viejo

            El Camino de Ronda y dos de sus divisiones como antecedente de la futura calle Francia (que también absorbe parte de Portal del Rey)

            La inmensa mayoría de los trabajos sobre la historia de nuestras calles señalan que el origen de la calle Francia está en el antiguo Camino de Ronda de(l) Oriente. Creemos que a esta afirmación habría que incluirle varios matices importantes. El origen en realidad es el Camino Real a Francia, que daría paso en 1854 al Camino de Ronda, que se dividiría en tres (Camino de Ronda de Oriente, Camino de Ronda Norte y Camino de Ronda del Mediodía). Pero es que, además, la calle Francia surgió absorbiendo tanto al Camino de Ronda de Oriente (que también en su origen había absorbido parte de Portal del Rey) como al Camino de Ronda Norte (aunque posteriormente se desprendiera de éste). Veamos en qué nos basamos para añadir todos esos matices.

            La descripción de este Camino de Ronda o “primer anillo de circunvalación” nos la hace Antonio Zárate Martín en su “Vitoria, estudio geográfico de la ciudad española de mayor evolución entre 1950-1975” (hay que tener en cuenta que, en el momento que escribe el autor, la calle Francia se denominaba Calvo Sotelo):

            (…) El primer anillo de circunvalación está constituida por las actuales calles de Diputación, Fundadoras de Siervas de Jesús, San Ignacio de Loyola, Calvo Sotelo, Paz y Postas, se formó al pie del recinto amurallado exterior de la Edad Media, durante el siglo XIX (…) En 1855, el Ayuntamiento compró al Estado unos terrenos pertenecientes al convento de San Francisco, que permitieron reunir las calles de Postas, Rioja y de Francia, hoy Calvo Sotelo, por lo que en los años 60 se encontraba realizado el primer cinturón de ronda.

             

          • Posteriormente a la elaboración de este texto Unai Fdez. de Betoño nos ha hecho llegar este plano de 1864, de Antonio Rodríguez Tejero, coloreado por Iñaki Galarraga, donde la actual calle Francia aparece denominada como “Camino de Circunvalación”
          •  
            • Pero, siguiendo con el surgimiento de la calle, Henrike Knörr y Elena Martinez de Madina, en su fundamental Toponimía de Vitoria, nos ofrecen un documento en el que se aprecia que el origen de la calle Francia está en el camino real:

              “Una heredad sita en jurisdiccion de esta ciudad de Vitoria, titulada Chiviria, sita detras del Hospicio de la misma, linda por Oeste con camino real hoy Calle de Francia” (1892, AHPA, P. 20.738, f. 3.656)

              Y Venancio del Val en su Calles de Vitoria es el que nos ofrece datos sobre cómo surgió el Camino de Ronda:

              La calle de este nombre ha venido siendo conocido por los vitorianos viejos hasta no hace muchos años por «La ronda», en razón a que, cuando en 1854 el Ayuntamiento acordó abrir el camino de ronda entre las carreteras de Bilbao y Navarra, se llamaba Ronda de Oriente el tramo que comprende la calle

              El resto de matices señalados tienen como fuente el documento municipal de 1867 denominado “Arreglo de las rotulaciones de las Calles y numeración de las Casas” que, por lo que respecta a lo que entonces era esta parte de la ciudad, proponía (a sugerencia de la Comisión de estadística, empadronamiento y alojamientos) que el hasta entonces Camino de Ronda se dividiera a partir de ese momento en “tres secciones o calles”, que pasarían a denominarse Camino de Ronda del Mediodía, Camino de Ronda de Oriente y Camino de Ronda del Norte.

              En lo referente al Camino de Ronda de Oriente, dice:

              Se compondrá desde la bajada de la Calle del Portal del Rey á mano izquierda ó sea desde la casa señalada con el número 25 de dicha calle, hasta el Portal llamado de Urbina.

              Vemos así que, efectivamente, la Ronda de Oriente absorbe varias casas de Portal del Rey, en concreto las que se numeraban del 25 al 33, que pasaban a ser los números 3 a 11 del Camino de Ronda de Oriente.

              El citado documento señala así mismo que, por lo que en su adscripción a las Vecindades se refiere, el Camino de Ronda de Oriente podrá agregarse a las Vecindades de San Juan y la de la Cruz. Para ello, propone una división de la calle en dos secciones (cada una con su propia numeración de casas y perteneciendo a Vecindad distinta, una a San Juan y la otra a la Nueva de la Cruz).

              La relación de casas que se encuadraría en cada sección nos permite hacernos una idea de que, efectivamente, estamos hablando de un camino, con muy poco de calle. Porque en aquel tiempo en la acera derecha (pares, la que no pertenece al Casco) no había sino dos casas (y una de ellas en construcción), mientas que en la acera izquierda, además de las ya comentadas 5 casas que absorbió de Portal del Rey, sólo encontramos cuatro casas más (una de ellas la “casa del caminero”), junto con un taller de carros, una cuadra, un solar y 6 pajares.

              En ese mismo 1867, como queda dicho, se desgajaba también la que a partir de entonces se denominará Camino de Ronda del Norte, cuyas características define así:

              Dará principio con las casas que se hallan edificadas y que en lo sucesivo se edifiquen desde la caseta de recaudación de Portal de Urbina hasta el Portal de Arriaga

              Y la adscribe a la Vecindad de Santa Isabel “por estar dentro de su término”. Diréis, que por qué nos paramos tanto en este Camino de la Ronda del Norte, cuando por la descripción estamos hablando de la actual calle San Ignacio de Loyola, y no de la calle Francia que es nuestro objeto de análisis. Y tenéis razón, sin tenerla al mismo tiempo. Nos explicamos. Sucede que en la división en tres del anterior Camino de Ronda, es verdad que dos de las calles que se crean (Camino de Ronda de Oriente y Camino de Ronda del Norte) corresponden más o menos con las actuales Francia y San Ignacio de Loyola, pero esto no ha sido así desde que se crearon hasta nuestros días.

              Como recogen Henrike Knörr y Elena Martinez de Madina, en septiembre de 1880 el Ayuntamiento decidió otorgar el nombre de calle Francia a la que hasta ese momento se denominaba Camino de Ronda de Oriente (las dos secciones), pero esta situación se mantuvo solo unas semanas, ya que en octubre del mismo año se decidió añadir también a la nueva calle Francia la hasta entonces denominada Camino de Ronda Norte. El texto de la propuesta de tal cambio aparece en un documento municipal titulado “Sobre nueva rotulación de calles y reforma de la numeracion de ciertas casas”, que adjunta un informe que dice:

              “Como complemento al proyecto de variación de nombres en algunas calles que V.E. se sirvió acordar en la sesion del 24 de Setiembre último, y con objeto de normalizar convenientemente este importante servicio, tengo el honor de proponer a V.E. las siguientes modificaciones.

              1ª Que a la Ronda del Norte que está en la misma línea que las de Oriente 1ª y 2ª seccion, se la de cómo a éstas el nombre de calle de Francia.

              Este nuevo tramo ya no se desgajaría de la calle Francia hasta 1956, momento en que se rebautiza el tramo con el nombre de calle San Ignacio de Loyola. Como veremos inmediatamente, las casas que aporta el antiguo Camino de Ronda del Norte cuando es incluido en la calle Francia tampoco son muchas. Con todo, en ese 1880 la calle Francia tenía 20 edificios habitables y 13 inhabitables, con 256 habitantes.

               

              “Retrato” de la calle Francia en las últimas décadas del siglo XIX

              Al año siguiente, 1881, se publica el “Cuaderno, por órden alfabético, que comprende todas las calles que actualmente constituyen la M. N. y M. L. Ciudad de Vitoria, con la antigua y moderna numeracion de casas y Vecindad á que pertenecen. Aprobado por su Excmo. Ayuntamiento en sesion ordinaria de 23 de Marzo de 1881, siendo su Alcalde Presidente, D. Alvaro Elio y Mencos”. Recojamos la descripción de los edificios de la calle que se hace en él:

               

              1. A) Sobre las casas que hasta entonces pertenecían a la Ronda de Oriente 1ª Sección:

              Acera izquierda:

              Números impares correlativos del 1 al 19 (que mantienen la misma numeración que ya tenían desde 1867), aclarando que el número 7 es de D. Narciso Buesa (callejón); el número 13 un taller de carruajes; el número 15 la caseta del caminero y el número 17 la cuadra de Beovide.

              Acera derecha (números pares)

              • 2, Cuartel de la G. Civil (era ya el 2)
              • 4, Faustino Múgica (era ya el 4)
              • 6, (anteriormente tenía también el 2)
              • 8, Ullívarri (anteriormente el 4 segundo)
              • 10, Viteri (anteriormente el 4 bis)
              • 12, Vicuña (anteriormente el 6)
              • 14, Márcos (anteriormente el 8)
              • 16, Taller de Márcos (anteriormente también el 8)
              • 18, Hilario Gonzalez (era ya el 18)
              • A, De Llorente (que especifica que “está fuera de línea”)
              1. B) Sobre las casas que hasta entonces pertenecían a la Ronda de Oriente 2ª Sección:

              Acera izquierda:

              Números impares correlativos del 21 al 33 (especificando que anteriormente al 21 hay un solar sin número). Eran los antiguos números del 1 al 15 de la 2ª Sección de la Ronda de Oriente. Especifica que los números 21, 23, 25, 27 y 29 son cuadras; que el número 31 es el Taller de Presa, y el 33 la Casa de Arizmendi.

              Acera derecha:

              Números pares correlativos del 20 al 28, situándose entre el 26 y el 28 uno con la numeración “B” (por estar fuera de línea). Como hemos visto, en 1867 en este tramo de calle y acera sólo había una casa, con el número 2 que pertenecía a Estéban Otazu (y que ahora se corresponde con la 26, aunque ahora es de sus herederos). También comenta que el número 20 es de Presa y que el 28 es el Taller de Múrua.

               

              1. C) Sobre las casas que hasta entonces pertenecían a la Ronda del Norte:

              Acera izquierda:

              Números impares correlativos del 35 al 47 (que se corresponden con los antiguos números del 1 al 9 de la Ronda del Norte). Especifica que todos ellos son almacenes del Excelentísimo Ayuntamiento.

              Acera derecha:

              Sólo tiene un edificio numerado con el 30 (antiguo 2 de la Ronda del Norte) que especifica que es la Fábrica de Ibarra.

              En el posterior “Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas” de 1887 se describe la calle de la siguiente manera:

              Principia en la Plazuela del Hospital y concluye en la calle del Portal de Arriaga. Linda al Norte con la calle del Portal de Arriaga y camino de Santa Isabel; Sur, con la calle del Portal del Rey y Plazuela del Hospital; Este, con el Portal de Urbina y calle de Arana; y Oeste, con las de San Ildefonso, Abrevadero y la del Colegio de San Prudencio

              En ese 1887 se dice que pertenecía al distrito 1º de la Beneficencia Municipal; que contaba ya con 45 edificios y que los 322 habitantes que tenía en 1884 habían pasado a 346 en 1887.

              Diez años después, en 1897, el “Nomenclator de las entidades de población, vías y edificios del Ayuntamiento de Vitoria” sigue reflejando las variaciones que experimenta la calle. Así, por un lado, en cuanto al distrito médico de la Beneficencia Municipal al que pertenece, pasa del 1º al 3º. También, con la referencia “sin número”, aparece por primera vez la Plaza del Mercado de Ganado, inaugurada en 1895.

              En ese 1897 el número de edificios de la calle es de 48 y el de habitantes 488, lo que supone que la calle, en lenta pero continua expansión de nuevas casas y edificios, en tan sólo 17 años casi había duplicado el número de sus personas vecinas. El crecimiento, no obstante, se mantiene en la siguiente década ya que el Nomenclator de 1910 señala ya que la calle tenía 10 edificios inhabitables y 37 habitables, en los que vivían 703 habitantes. El auge que iba tomando la calle se puede también comprobar en un documento que recoge el Acta de la sesión de la Diputación Provincial del 25 de noviembre de 1895, por el que conocemos que un particular había ofrecido por la caseta de peón caminero (que ya aparecía reseñada en 1867 en el número 15 de la que entonces se creaba como 1ª Sección del Camino de Ronda de Oriente), ni más ni menos que 6.000 pesetas ¡acordándose que se desestimara la citada oferta!

               

              Los importantes cambios durante el siglo XX

              En cuanto a la denominación, delimitación y configuración de la calle, los cambios habidos durante el siglo XX fueron, efectivamente, importantes. Por un lado, el cambio de denominación de “Calle de Francia” a “Calle Calvo Sotelo” lo impusieron en 1937 los partidarios vitorianos de los vencedores del golpe militar de 1936, quienes, como recogen Knörr y Martínez de Medina, justificaron dar a la calle el nombre del que había sido jefe de la Confederación Española de Derechas Autónomas, con las siguientes palabras:

              “… del cumplimiento, el próximo día 13, del primer aniversario de la muerte villana y alevosa del insigne e inmortal Calvo Sotelo, protomártir de la Santa Cruzada Nacional” (1937, AMV, sig. 28-2-31)

              Trascurridos los 40 años de dictadura, por fin el 31 de julio de 1979 recobró el nombre de Calle Francia.

              Pero durante esos años, además del cambio de nombre sufrió también dos importantes modificaciones. A una ya hemos hecho referencia antes. La nacida en 1867 como Camino de Ronda del Norte, pasó en 1880 a ser parte de la calle Francia pero, siguiendo la lógica de su trazado, esta parte recuperó personalidad propia el 7 de marzo de 1956, siendo desde entonces conocida como Calle San Ignacio de Loyola.

              No sería el único “recorte” que padecería la calle, ya que en 1965, se creó, “rompiendo” en parte la continuidad de la calle, lo que hoy conocemos como Plaza de San Antón. Esta plaza absorbía al tramo de la izquierda de la calle Francia que arrancaba de la travesía con la calle San Ildefonso hacia la hoy Portal de Legutiano, y que estaba hasta entonces ocupado por la huerta del Hospicio. Reanudándose la calle tras la plaza con el actual número 37 de la calle Francia. Las razones de ello nos las narra Venancio del Val:

              (…) El 28 de marzo de 1968 se otorgó este nombre de San Antón a la plaza que resultó entre la calle San Ildefonso y las últimas casas de la de Francia, como consecuencia de la construcción de un grupo de casas a espaldas de las de la calle Bueno Monreal. Grupo y plaza sobre la que hasta entonces había sido la huerta del Hospicio.

              Plaza de San Antón, cuando aún era la huerta del hospicio. Autor: Santiago Arina y Albizu, 25 de enero de 1963. ©ArchivoMunicipalVitoriaGasteiz

              Gracias a la información facilitada por José María Bastida (mila esker Txapi) sabemos que al otro lado, en la acera de los pares, para configurar la plaza se aprovechó el espacio que había delante de la factoría de cartuchos “Hijos de Orbea”. La imagen previa de esos espacios, antes de la creación de la Plaza de San Antón, es la que recoge esta foto que arabadok (de donde la hemos tomado) describe así:

              Vista del espacio urbano en que actualmente se ubica la Plaza de San Antón, aquí ocupado por las huertas del Hospicio. En primer término, tenderetes con ropa tendida. Al fondo, el pabellón de la factoría Orbea

              La Plaza del Mercado de Ganado como elemento determinante de la calle

              Si la calle Francia con tal nombre surgió en 1880, y ya hemos visto que por aquel entonces, por lo que respectaba a viviendas o tiendas y comercios se asemejaba más a un camino que a una calle, pocos años después, en 1895, se va a producir un hecho que va a marcar el devenir de la calle. En ese año se alza la Plaza del Mercado de Ganado que, a partir de entonces, sería referencia de la calle. En palabras de Venancio del Val:

              Ha sido una calle que siempre ha tenido mucha animación. Durante buen número de años contribuyó a dársela el encontrarse en ella la plaza del Mercado de Ganado y hallarse próxima a la ya desaparecida estación del ferrocarril Vasco-Navarro; y ahora, por hallarse en la misma calle la Estación de Autobuses.

              La circunstancia de encontrarse emplazada en la calle la Plaza de Ganado dio ocasión a que en esta calle tuvieran sus cuadras varios ganaderos o tratantes. (…) El mismo motivo de ser frecuentada la calle por gente del campo hizo aparecer varios comercios de artículos propios para labradores, como maquinaria agrícola, abonos, cordelerías; algunas de éstas aún persisten.

              Pero sin duda quien más detalle nos ofrece sobre la calle Francia y la influencia sobre ella de la Plaza del Mercado del Ganado es esta descripción de Antonio Rivera (La Estación de Autobuses y la Vitoria del primer franquismo; publicado en El edificio ARTIUM eraikina, Artium, Vitoria, 2007)

              Toda la provincia rural en una calle urbana

              La popular calle Francia –que nunca consiguió ser “de Calvo Sotelo”- se confirmó como el espacio por excelencia del campesino cuando éste venía a la ciudad. La extraña relación que Vitoria tenía con la provincia –una única urbe en todo ella, pero capital de un hinterland eminentemente rural- parecía resolverse en el trajín de ese lugar. En realidad, como hemos visto, la nueva estación de autobuses y la condición agropecuaria de parte de sus usuarios vinieron a reafirmar el carácter de la calle que ya le venía de mucho antes, de cuando allí estaba la plaza del Mercado de Ganados y allí acudían los jueves tratantes, ganaderos y campesinos, en camionetas, a pie o descendiendo en la Estación del Norte, en la plazuela de los Carros o en la inmediata estación del Vasco-Navarro. También los jueves, los aldeanos subían a la segunda planta de la Plaza de Abastos y vendían allí sus productos. Esas circunstancias habían desarrollado en torno a la calle Francia un universo de encuentro en un extremo de la ciudad, en un escenario confusamente urbano. Más allá, al este, no había nada, salvo los campos y huertas de Arana y la Cruz Verde, más cerca la estación del Vasco-Navarro y, ya en la ciudad, el hospicio y la frontera del “barrio chino” de Nueva Dentro. En un extremo estaban la fábrica de campanas y la de cartuchos, y en medio el colegio “Samaniego”, hospital de sangre en la guerra; en el otro, el viejo hospital de Santiago y la cárcel, cerrando la calle La Paz. El lugar estaba salpicado de tabernas y restaurantes donde rematar un trato o reparar el gasto del cuerpo, de fondas y cuadras para el ganado o de tienditas de menaje rural. Cuadras regentaban “El Canico”, Ubaldo Ipinza, “Zapatones”, Aísa y Viteri, e incluso algunas fondas también las tenían. De estas últimas, las importantes eran la de Pedruzo, “La Morena” o “La Paca” (en el lugar donde luego estuvo “La Bilbaína”), o la “Fonda del Rabo” y el restaurante de Marcelino del Rey, ya en la calle La Paz, o la popular “La Pacha”, en Nueva Fuera, muy transitada por los tratantes de ganado. Había bares no menos populares, como “El 9” y el “Miraflores” o “La Estrecha”. Se daban banquetes en el salón de baile de “El Recreo”, a principios de siglo –más conocido por “La Pachanga”-, y también estuvo allí la primera sociedad gastronómica de la ciudad, “La Globa”, que antes se llamó “Gasteiz” y, tras el 36, “La Concordia”, aunque aquí la clientela era más urbana. Además de la importante Panificadora Vitoria, había numerosos almacenes de granos, de patatas y hasta de plátanos, y tiendas y talleres de cordelería, de guarnicionería y de artículos para los labradores, como maquinaria, abonos y utensilios y herramientas.

              Estas imágenes ayudan también a hacerse una idea de lo que podían ser estampas cotidianas de la calle Francia en aquellos tiempos:

              Autor: Gerardo López de Guereñu Galarraga: http://www.araba.eus/arabadok/doc?q=%22calle+Francia%22&start=11&rows=1&sort=score%20desc&fq=norm&fv=albala&fo=and

               

              Otros edificios que han caracterizado a la calle

              Sabéis que no somos partidarias de dar especial protagonismo a edificios señoriales, palacios, iglesias o catedrales, que, además, habitualmente nos hablan poco de la vida real de la calle, la de su población, además de poder encontrarse en guías turísticas, estudios históricos o académicos. Pero en este caso sí creemos oportuno citar, aunque solo sea de pasada, algunos otros edificios que han marcado la historia de la calle Francia.

              Antonio Rivera comentaba la Panificadora Vitoriana (con su fábrica de harinas propia), fundada el año 1903 con la fusión de todos los panaderos vitorianos que entonces había (al comienzo de la calle en su parte derecha). Más allá, a la altura de su encuentro con la calle Arana, ya hemos comentado que estuvo la fábrica de cartuchos de “Hijos de Orbea”. Al final de la calle a la derecha estuvo la fábrica de relojes y campanas de Lecea y Murua (que llegó a dar sobrenombre a la hoy plaza de Bilbao, conocida popularmente como “la plaza de las campanas”). El popular cronista vitoriano nos hace también una curiosa descripción de algunos de los edificios de su acera izquierda:

              Toda la parte izquierda del tramo comprendido entre las calles del Colegio de San Prudencio y Arana-San Ildefonso está ocupado por plantas comerciales, de la propiedad del Hospicio, que hasta el año 1950 tenía en dicho lugar el acceso a sus cochiqueras. Se tiene prevista su próxima desaparición y el acceso inmediato por dicho lugar a la nueva Residencia de la mencionada Institución, habilitada el año 1973.

              En la primera esquina se encuentra el Albergue de transeúntes, que fue inaugurado el 24 de diciembre de 1973. (…) En la opuesta se estableció la «J.A.E.», cuyas siglas corresponden al título de «Juventud de Antiguas Escolares», y que se refiere a las jóvenes que habían permanecido en el Hospicio y a las que, con otras de la Ciudad, les fue facilitada una amplia formación humana y para el hogar.

              Todo el tramo derecho de la calle, entre la de Monseñor Estenaga y la plaza de Bilbao, lo ocupa la Fundación de las Escuelas Profesionales «Jesús Obrero». Dieron comienzo las obras de estas Escuelas –objeto de sucesivas ampliaciones- el 14 de agosto de 1944 y se verificó la inauguración el 17 de septiembre del año siguiente. En una de las obras de ampliación le fue dado el acceso que actualmente tiene en el chaflán de las dos calles a las que da el edificio.

              En principio ocupó el que había pertenecido al Patronato de Nuestra Señora del Pilar, construido en 1905 y dedicado a la enseñanza por parte de los sacerdotes salesianos, cuya construcción fue costeada por la benemérita dama doña Felicia Olave. El 11 de febrero de 1908 se hizo cesión a los padres de la Compañía de Jesús, que establecieron su Colegio Apostólico. (…) En mayo de 1978 fue derribado el antiguo Patronato para dar lugar al nuevo edificio que ha sido levantado para las mencionadas Escuelas Profesionales.

              Lo que no comenta en ese texto Venancio del Val es que para la inauguración oficial de Jesús Obrero, en 1945, aparecieron por la calle Francia (entonces Calvo Sotelo) ni más ni menos que “la collares” y el dictador que la solía acompañar. Mejor no hacemos comentarios.

              Pero, siguiendo con este tipo de edificios existentes en la calle Francia, sabemos por el texto de Beatriz Garai Ibañez de Elejalde Modernización y educación en Vitoria (1865-1931): Espacio escolar e Higienización, que hubo aún más establecimientos de educación o asistencia:

              En 1925 la Cruz Roja construyó un hospital para niños pobres en un edificio al final de la calle Francia. En el mismo edificio también estuvieron instaladas otras instituciones: primero es la Casa Cuna, que hasta entonces funcionaba en una casa de la calle Cuchillería, antes en el Campillo; y también estuvo ubicada aquí la Gota de Leche.

              (…) En 1896 se abre en esta calle en los números 27-29 (en una propiedad de Rudesindo Zuloaga) la Escuela elemental completa de niñas, con una matrícula de 120 niñas. En 1895 en una escuela particular de párvulos sita también en la calle Francia, se detectaron malas condiciones higiénicas, ya que carecía de la luz necesaria, de ventilación y de excusados.

              Como bitxikeria comentemos finalmente que según Javier Díaz Noci (El periodismo alavés en lengua vasca: una aproximación histórica (1888-1936)) el periódico en euskera Arabarra, tuvo durante unos meses su redacción en Francia 28, ni más ni menos que entre 1932 y 1933.

               

              De la Estación de Autobuses al Artium, y la influencia de éste en el PERI del Casco Viejo

              Si en 1947 abría sus puertas por última vez la Plaza del Mercado de Ganado, tres años después, sobre el mismo espacio abría sus puertas la Estación de Autobuses de Vitoria, que también tuvo una importante influencia en la calle, marcando el inicio de la aparición de tiendas de accesorios de vehículos y talleres de reparación. Así lo narra Antonio Zárate, que nos habla también de la importancia comercial de la calle, y de algunas de las diferencias que ya hemos comentado en relación a las casas del Casco:

              En 1975 en el número 21 de la calle Calvo Sotelo había una empresa de construcción con 66 empleados. Por esos años, esta calle, era una de las más comerciales (que contaba con más comercios) de la ciudad. Especialmente en lo relativo a accesorios de automóviles, venta de motos, bicicletas, máquinas y lubricantes. También existían numerosos bares. En la Calvo Sotelo, los edificios que en 1975 tenían en su mayoría menos de 25 años (el 66%), tenían una media de 7 pisos de altura (4 en el Casco)

               

              La calle crecía en nuevas edificaciones y en renovación de las antiguas. Así, entre 1950 y 1980 se construyeron o reconstruyeron nada más y nada menos que 15 de los 19 edificios actuales de la acera izquierda (impares), y mas de la mitad de los de la acera derecha. No tenemos muchos datos, pero la cuestión debió tener su miga, ya que hemos encontrado la referencia del “expediente de edificación forzosa casas en la calle Calvo Sotelo nº 9 (11 y 13 antiguos. 1975”)

              Pero, en 1993, y debido a los problemas tanto de un edificio en mal estado (posteriormente fue declarado en ruinas antes de su demolición en 1998), como por los problemas circulatorios que causaba una estación cada vez con más usos en pleno centro de la ciudad (casi en el propio Casco Viejo), llevaron a su cierre. Casi 10 años después, en 2002, sobre ese mismo solar se inauguró el Museo Artium (oficialmente Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo), lo que para algunos auguraba para la calle Francia una mejora sobre su ya buena situación, en contraposición con la situación general del Casco:

              (…) En la actualidad la calle Francia está recuperando su pasado de gran actividad comercial. La construcción del tan traído y llevado Museo del Arte, así como la zona de parkings que le acompaña darán sin duda el respaldo definitivo a los comercios, locales de hostelería y servicios que tiene aquí su sede. Esta céntrica vía vitoriana contiene en la actualidad negocios de todo tipo, algunos con una gran solera y remodelado aspecto, y otros que con gran dinamismo ofrecen a los viandantes lo más nuevo de mercado. Un importante número de entidades bancarias mantienen sucursales en esta calle. Comprar, buscar un nuevo lugar para vivir, aprender a conducir, decorar nuestra vivienda o buscar entre joyas y relojes un regalo de calidad y prestigio, son algunas de las cosas que podemos hacer en esta vía. Pero no solo esto. Su amplitud y configuración nos permitirán vivir en ella como si de una isla se tratara, sin necesidad de salir. Desde los estudios profesionales hasta el ocio de madrugada son posibles aquí, donde tienen su sede “instituciones de tan índole” como la escuela profesional “Jesús Obrero” o la discoteca “Elefante Blanco”, una de las más emblemáticas de la ciudad.

              (El Periódico de Álava 13-11-1999)

              Pero, contradictoriamente, la construcción del Artium iba a tener una incidencia directa (negativa) en la revisión del PERI (Plan Especial de Rehabilitación Integral) para el Casco que se aprobaría en 2006. Porque, curiosamente, aunque la zona del Artium queda, con mucho, fuera del ámbito del PERI, que por su lado Este sólo abarca hasta las aceras de la izquierda (impares) de Nueva Fuera, Bueno Monreal y Cubo, sin embargo el citado PERI iba a hacer del Artium y sus accesos desde el Casco una de sus acciones prioritaria. Así de claro lo tenían ya en 2001, un lustro antes de la aprobación del PERI, cuando la entonces aún ausente denuncia vecinal de lo que en realidad significa el PERI posibilitaba que sus impulsores hablaran clarito sobre cuáles eran sus principales objetivos:

              Un plan, que supone una renovación profunda del actual; flexible y ágil; realista y posibilista; dotado de modernas herramientas de gestión residencial e información geográfica. Un proyecto, con 42 propuestas de actuación, que tiene en el Plan director de la Catedral Vieja y su entorno, en la remodelación de los Jardines de Echauri, en la reordenación de la Plaza de la Virgen Blanca, en el futuro eje comercial del “Artium” y en la recuperación del Paseo de Ronda sus principales retos.

              Gaceta Municipal / Udal Gazeta nº 3, marzo de 2001

              Ello trajo consigo que ese PERI del Casco que no abarcaba la zona del Artium, misteriosamente, entre sus denominadas Zonas de Inversión Prioritarias (ZIP) pasara a contar con una denominada “EJE LINEAL-CULTURA (Eje Artium-Montehermoso)” que podemos contemplar en el siguiente mapa, señalado de rojo intenso (se puede descargar aquí para verlo mejor)

               

              Las consecuencias negativas para el barrio de ese hecho nos las ofrece el texto de un díptico de 2006 del barrio, ya organizado en contra del PERi en torno a la Asamblea Anti-PERI:

              Señores políticos ¿por qué no reconocen públicamente lo que es evidente?. Este PERI es una herramienta al servicio de un proyecto que intenta hacer del llamado “turismo cultural” el nuevo chollo inversor para los mismos de siempre. Para ello ha creado el “eje cultural” (Artium-Montehermoso-Catedral) y por eso las grandes infraestructuras de este PERI se centran en el Campillo Sur (curiosamente la zona del Casco donde casi no hay población) y en lo que ahora llaman Zona de Intervención Prioritaria, es decir, el Cantón de San Francisco y aledaños, justo la vía de comunicación de su “eje cultural” (¡anda, mira, si lo de la rampa va a ser por esto!)

              (Asamblea Anti-PERI, 2006)

              En otras palabras, allá donde la inversión en las verdaderas necesidades sociales y habitacionales del barrio era verdaderamente limitada en ese PERI, un buen pellizco del presupuesto se derrochaba en potenciar toda la vía de subida del Artium a Montehermoso (con ayudas especiales a comercios que se instalaran con productos y servicios especialmente atractivos para visitantes y turistas) y, sobre todo, con la imposición política de una costosa rampa mecánica que no tenía ningún sentido. Así, dicho por nosotras, a algunas les puede parecer prejuicioso, así que demos la palabra a uno de los responsables de la obra que, eso sí, tardó diez años en reconocerlo públicamente:

              Entrevista a Roberto Ercilla en El Correo

              – Las rampas mecánicas que creó junto al ya fallecido Miguel Ángel Campo han cumplido este año una década. ¿Volvería a hacerlas igual?

              – Claro. Recuerdo que hubo polémica por uno de los laterales, el del cantón de San Francisco Javier, pero nosotros nunca reivindicamos hacer ese tramo, fue una decisión política. Y podría entender las protestas que surgieron, aunque no que algunos rompieran los cristales. Si no se hubiera hecho esa parte del proyecto, la pelea hubiera sido menor. Nosotros lo que planteamos fueron las rampas del cantón de La Soledad, donde estaba la máxima pendiente.

              (El Correo 21-05-2017)

              Concluimos por donde empezamos. La inclusión o exclusión de una parte de la calle Francia (su acera izquierda) en el ámbito del Casco, como hemos visto, parece responder a intereses políticos, pues con su otra realidad ayuda a maquillar muchos de los duros datos socioeconómicos del barrio, con una realidad distinta. De igual forma que su inclusión en los planes inversores del PERI, supone el recorte en las ya precarias partidas destinadas en ese plan a cubrir las necesidades del vecindario del barrio. De ello no tiene ninguna culpa ni la propia calle, ni mucho menos su vecindario, al que le deseamos lo mejor. Entre otras muchas cosas, porque somos muchas las personas que en Gasteiz tenemos imágenes impagables de esa calle, como ésta con la que cerramos el documento (que también podía haber sido de cualquier 3 de marzo o de otras muchas cuestiones y ocasiones)

               

              FUENTE DE LOS PATOS (Plazuela de la) / AHATEITURRI plazatxoa

               

              Fuente: ATHA-DAF-GUE-16729. Autor: Gerardo López de Guereñu Galarraga

              Parece mentira que una pequeña plazuela (y de forma especial la fuente que le da nombre) tenga una vida tan intensa, y a menudo rodeada de controversias y confusiones entre quienes consignan su historia. Nuestra intención con las siguientes líneas es aclarar algunas de estas cuestiones, pero mucho nos tememos que sólo las aguas que por su subsuelo circulan sean conocedoras de la auténtica realidad.

              Comencemos por la descripción que recoge el trabajo toponímico de Gasteiz más completo que conocemos, la de Henrike Knörr y Elena Martínez de Madina y su Toponimia de Vitoria I:

              FUENTE DE LOS PATOS

              DOC. Fuente de los Patos (1852, AHPA, P. 13.504, f. 100), Fuente de los Patos (1857, AMV, sig. 37/025/022), Fuente de los Patos (1867, CAMV-AG, 1-1-13), Fuente de los Patos (CV, 398).

              “La Fuente de los Patos” (1852, AHPA, P. 13.504, f. 100).

              OBS. La conocida Fuente de los Patos, llamada así popularmente aunque las figuras que la adornan sean cisnes, se construyó el año 1831. Da nombre a una plazoleta al final de la Calle Herrería.

              (…) Ladislao de Velasco recuerda el momento de su construcción:

              “Con el año 1831 terminaba el […] emplazamiento de la fuente que decimos de los Patos y se llamó de los Cisnes por el que dirigió la obra, primero como Secretario de la Junta de obras, y luego como Arquitecto Titular, D. Francisco Echánove y Guinea.” (MVA, 119).

              (…) Plazuela de la FUENTE DE LOS PATOS/ AHATEITURRI plazatxoa

              DOC. Plazoleta de la Fuente de los Patos (CV, 398), Plazuela de la Fuente de los Patos (1999, ADCAV, exp. corr. y den.).

              OBS. Esta pequeña plaza, al pie del Cantón del Seminario Viejo, recibió su nombre el 22 de mayo de 1973.

               

              En estos párrafos del libro de Knör y Martínez de Madina se recogen ya algunos de los datos controvertidos en torno a esta Plazuela de la fuente de los Patos, pero antes de llegar a tratar cuestiones como la Plazuela o sus “patos”, comencemos por el principio, conozcamos el origen de la fuente que dio lugar a todo lo demás.

               

              El origen de la fuente

              La inmensa mayoría de los trabajos que nos hablan de la Fuente de los Patos citan su origen, como ya hemos visto, en la obra llevada a cabo por Francisco Echánove y Guinea, terminada en 1831. Ése es el origen de la posteriormente conocida como Fuente de los Patos, pero no de la originaria fuente ubicada en ese lugar. Pues bien, la primigenia fuente data nada más y nada menos que del siglo XVI, como recoge en su tesis doctoral José Rodríguez Fernández (Agua poder y sociedad en el mundo urbano alavés bajomedieval y moderno)

              aparece en un acta municipal de 1539, cuando el Ayuntamiento inició varios contactos con los monasterios de Santo Domingo y Santa Clara acerca de la posibilidad de disponer de un cierto caudal de la nueva traída, a cambio de contribuir a las costas y gastos que se hizieren de la traida y ejecucion de la fuente nueva, por razon del aprovechamiento de agua de la dicha fuente que esta ciudad les diere710. El proyecto no se materializó hasta pasados unos años y se convirtió en la primera conducción capaz de alimentar varios servicios dentro del entramado urbano de Vitoria, servicios de agua de boca que rápidamente se vieron acompañados de abrevaderos y lavaderos. Concretamente, se erigieron tres fuentes: una en la actual plaza de la Virgen Blanca, junto al mercado, prácticamente en el mismo lugar donde ya se mencionan otras fuentes sobre manantial en el siglo XV, y dos más intramuros que recibían el sobrante de la primera, en la plazuela de la Herrería y en el barrio de Santo Domingo, junto al convento ya desaparecido711

              Y en la nota a pie de página 711, a la que remite, aclara:

              711 La fuente de la plazuela de la calle Herrería ha desaparecido muy recientemente, fruto de una reurbanización del espacio con criterios supuestamente sociales que no han tenido en cuenta el valor histórico del elemento hídrico que, lógicamente, había cambiado su fisionomía con el paso del tiempo. La segunda de ellas, conocida como la fuente de los Patos se mantiene afortunadamente hoy día, y su arquitectura data de 1831 bajo diseño del arquitecto Francisco Echanove.

              Es más, en el pie de foto que acompaña su trabajo, concreta:

              vista actual de la fuente de los patos, en la plazuela de Santo Domingo (VIT_007), también de aspecto decimonónico, pero recordando el lugar donde se situó la fuente del siglo XVI que sufragó en parte el monasterio de Santo Domingo, también desaparecido en la actualidad y que recreamos gracias a un grabado de 1824.

              El citado dibujo obra de Salneuve, grabado por Le Camus e impreso en 1824 es el siguiente:

               

              La ya comentada, no es la única referencia de actas municipales del siglo XVI que citan a la fuente de Santo Domingo que nos facilita el trabajo de José Rodríguez Fernández. Así, citando como fuente el documento AMV, Libro Actas 1578-1582, año 1581, fols. 37v-38 también encontramos la siguiente referencia:

              En este ayuntamiento aviendo tratado y platicado sobre que los abrebaderos en que bebe el ganado en la plaça de esta çiudad y el que está junto a la fuente de Santo Domingo, por estar abiertos por las junturas y consumido y gastado el betun con que estavan juntas las piedras de manera que no tienen agua ninguna para servirse dellos, cuya causa padesçe el ganado por no tener donde beber necesidad acordaron y mandaron que los dichos abrebaderos se adereçen y rreparen de todo lo necesario y lo que en ello se gastare sea por quenta de esta ciudad

              Pero, en otro trabajo suyo (Relaciones de poder en torno al agua. Vitoria en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna) el propio José Rodríguez nos aporta un interesantísimo detalle que nos demuestra cómo el vecindario del barrio de Santo Domingo puso especial empeño en la consecución de esta fuente… y cómo los principales beneficiarios de la misma fueron los dominicos del convento y la familia Álava (¿qué poco cambian algunas cosas, verdad?)

              El convento de Santo Domingo no se queda atrás en su esfuerzo por contar también con agua corriente. La congregación dona una huerta y aporta 200 ducados para que el ayuntamiento los ocupe en la canalización que discurre desde el anterior servicio por toda la calle Herrería hasta el barrio de Santo Domingo, donde se colocará la segunda fuente intramuros. La misma convicción que demuestra el vecindario, dispuestos a prestar “los dineros que fueren menester”64 para establecer el punto de servicio en su vecindad, ante la falta de medios del ayuntamiento. Por cierto, son las mismas personas que, una vez que los frailes consiguen una parte del sobrante por contrato, obstruyen la conducta hacia el monasterio, profundamente molestos por sentirse agraviados al ver cómo parte del agua se va hacia aprovechamientos privados a pesar de los grandes esfuerzos realizados.

              Y es que el mecenazgo privado –en nada espontáneo como hemos podido observar sino, por el contrario, alimentado desde hacía varias décadas– va a generar que la familia Álava y los frailes dominicos consigan agua corriente en el interior de sus inmuebles, algo impensable para el resto de vecinos en esas fechas de mediados del siglo XVI.

              64 AMV, Libro de Decretos, 1557-1561, 21 abril 1559, fol. 85.

              Pero la denominación del lugar como “fuente de Santo Domingo” no solo se encuentra en textos tan antiguos. Como recogen en su trabajo Knörr y Martínez de Madina, hay varios textos que recogen esa denominación, aunque, sorprendentemente, nos indiquen que “no tenemos noticias de su ubicación”:

               

                1. FUENTE DE SANTO DOMINGO

              DOC. Fuentte de Sancto Domingo (1642, AHPA, P. 3.508, f. 123), Fuente de Santo Domingo (1810, AHPA, P. 8.706), Fuente de Santo Domingo (1832, AMV, sig. 8/15/2, f. 169v).

              “Que a solicitud de V.S. le dio en venta una hüertecilla que está junto a la Fuente llamada de Santo Domingo, y una porcion de la huerta principal del mismo convento con las casas propias suyas que dan al Campo llamado de Aldabe” (1831, AMV, sig. 10/016/016).

              OBS. No tenemos noticias de su ubicación a excepción de su cercanía con la Huerta de Santo Domingo.

              A pesar del comentario de Martínez de Madina y Knörr, parece evidente que se refieren a la fuente ubicada en el lugar en el que luego se colocaría la de los Patos, y que se reproduce en el grabado. En cualquier caso, no han sido estas dos las únicas fuentes que han estado ubicadas en ese lugar. Como recoge Ricardo Becerro de Bengoa en su Libro de Álava de 1877:

              El ayuntamiento presidido por el Sr. D. Camilo de Castañares ha mejorado esta antigua parte de la ciudad, desapareciendo con la reforma la fuente de Los Patos y el abrevadero: suple a la primera una fuente de vecindad colocada en la plazoleta y el abrevadero se ha trasladado a las afueras del portal de Arriaga.

              Igualmente, Kike Soriguren en su artículo sobre la Fuente de los Patos (Herrian, Revista de los Concejos de Araba nº 12, año 2012) afirma que:

              La que estuvo en esta “plazuela” durante algunos años fue la fuente que actualmente se encuentra en la campa de Olárizu.

               

              Los cisnes/patos voladores

              La originaria Fuente de los Cisnes (las aves realmente representadas en la escultura que decora la fuente, como se ve con claridad en la foto superior), con el paso del tiempo fue por “decisión popular” transformada en la Fuente de los Patos. Esta ‘decisión popular” es cuando menos curiosa, pues se repite al menos en otras fuentes situadas en Requena (Valencia), Almansa (Albacete) o Parla (Madrid)

              Pero esa transformación de las aves no es el único fenómeno curioso en torno a ellas. Sean cisnes o patos, pareciera que sus alas hayan transmitido a la fuente la capacidad de volar, así al menos lo indican los muy diversos lugares en lo que con el paso del tiempo ‘se ha ido posando’.

              Para conocer ese periplo recorrido se suele recurrir a lo recogido por Venancio del Val en su Calles Vitorianas, pero Kike Soriguren, en el texto que ya hemos comentado, le añade varios emplazamientos más y una cierta cronografía sobre todos ellos:

              Entre los años 1875-1876 el Ayuntamiento que presidía DON CAMILO DE CASTAÑARES, al efectuar algunas mejoras de esa zona “retiró” la fuente sustituyéndola por otra de vecindad, (…) A partir de entonces la FUENTE DE LOS PATOS ha tenido un largo y ajetreado peregrinaje por diversos lugares de la ciudad. Seguidamente estuvo instalada en la Plazuela del Principe la que ahora se conoce como la Plaza de los Fueros.

              De éste lugar volvió a su primitivo emplazamiento. Posteriormente ha estado en la Plazuela del Hospital llamada de los guardias. En el Parque de la Florida. En el Rinconcillo que forma la confluencia de la calle Postas y la Plza. de la Virgen Blanca.

              En el año 1923, dicha fuente estaba colocada en donde en encontraba hasta hace poco la gasolinera que hace esquina entre las calles Florida y Ortiz de Zárate. El día 17 de Febrero de ese mismo año, el Ayuntamiento acordó a propuesta de la firma comercial Larramendi, Pipaón y Alberdi, trasladarla a la Plazuela de los Desamparados, cuando se realizase el proyecto de obra previsto para la misma, y colocando el retoño del “árbol de Guernica” allí existente en el Paseo de Fray Francisco.

              En 1926 las reformas no se habían realizado, permaneciendo la fuente todavía en dicha confluencia de calles, el concejal delegado de Parques y Jardines Don CLEMENTE IRAZU, decidió su traslado a la calle San Francisco en su confluencia con la cuesta del mismo nombre, frente a la entrada a la calle Cuchillería. (…) El Consistorio, en sesión celebrada el 26 de Enero de dicho año, aprobó la gestión de Don CLEMENTE IRAZU, permaneciendo la FUENTE DE LOS PATOS en la calle San Francisco dieciseis años, hasta su traslado al lugar donde la podemos contemplar actualmente.

              Ubicación original en donde la fuente de Santo Domingo (calle Herrería); Plazuela del Príncipe (actual Plaza de Fueros); de nuevo vuelta a su lugar original (calle Herrería); Plazuela del Hospital (o “de los guardias”); Parque de la Florida; El Rinconcillo en la confluencia entre Postas y la Plaza de la Virgen Blanca; confluencia entre las calles Florida y Ortíz de Zárate; calle San Francisco, y otra vez a la Plazuela original (que ya no se denominaba Plazuela de Santo Domingo), que al final por ella en 1973 tomó la denominación oficial de Plazuela de la Fuente de los Patos… Lo dicho, fueran cisnes o sean patos, una fuente muy voladora.

              Fuente en Ortiz de Zárate: tomada de Gasteiz Hoy, que cita como Fuente Archivo Municipal (1910)

              Fuente en San Francisco: tomada de http://gasteiztarra-vitoriano.blogspot.com

              Las diversas interpretaciones y controversias sobre la denominación concreta del lugar donde se ubicó originalmente

              1. a) En relación a la Plazuela de Santo Domingo o Plazuela de la Leña

              Si os fijáis bien, en el párrafo anterior, cuando hemos hecho referencia al lugar inicial donde se colocó la Fuente de los Cisnes, lo hemos denominado “ubicación original en donde la fuente de Santo Domingo”, pero sin darle un nombre concreto, y es que, al menos en lo que a denominación oficial se refiere, creemos que el lugar pertenecía a la cuarta y última vecindad de la Herrería. Es más, creemos que ese espacio no ha tenido denominción oficial propia hasta que en 1973 se le dió el de Plazuela de la Fuente de los Patos. Pero hay otras opiniones. Por ejemplo, Salvador Andrés Ordax en su “Ubanismo en Vitoria 1780-1830”, sostiene que con la obras que hubo en la zona a finales de los años 20 del siglo XIX, y de la mano de las cuales se colocó la nueva fuente, se creó la plazauela de la fuente de los cisnes:

              Las de éste continuaban por la calle de Cercas Altas, que surge ahora sobre el cauce del mismo río; primero se embocinó sólo hasta la iglesia de San Pedro, y con los proyectos de 1828 y 1829 24 hasta el convento de Santo Domingo, creándose la plazuela de la fuente de los Cisnes

              Para complicar más la cuestión, Knörr y Martínez de Madina, en la entrada de su trabajo correspondiente a la calle Zapatería, dicen:

              OBS. Se le dio este título en el reinado de Alfonso VIII. Principiaba en la Plaza Vieja y concluía en el Campo de los Sogueros. A esa calle se le agregó la antigua Plazuela de Santo Domingo, actual Plazuela de la Fuente de los Patos, situada al final.

              Pero, la Plazuela de Santo Domingo, a pesar de las diversas ubicaciones con que ha contado en su historia, ninguna de ellas ha correspondido al lugar donde se ubica la Fuente de los Patos. A esos cambios hacen referencia Alberto Plata, Silvia Saiz y Serigo Escribano en su “Una fragua medieval en Vitoria-Gasteiz”:

              Los continuos cambios en la denominación y numeración de las calles de la ciudad hacen muy complicado el estudio de algunos edificios. (…) Para complicar más aún el asunto, la calle Santo Domingo de Dentro perdió en un momento posterior la denominación explicativa de “Dentro”, pasando a ser simplemente la calle de Santo Domingo. Por si fuera poco, también existía la plazuela de Santo Domingo, que se agregó a la Zapatería. Además, parte de la antigua calle de Santo Domingo de Fuera pasó a ser la nueva plazuela de Santo Domingo.

              En concreto, el cambio de una parte de Santo Domingo Fuera a Plazuela de Santo Domingo se dio en 1867, y de ello da constancia el documento municipal de 1867 “Arreglo de la rotulación de las Calles y numeración de las Casas” (sección 14, legajo 1, número 2), en el párrafo dedicado a “Plazuela de Santo Domingo” se dice:

              Conforme la numeración, pero el rótulo de la Calle Santo Domingo Fuera, el que está colocado sobre la pared del patio de la casa del Sr. de Verástegui debe quitarse y poner Plazuela

              20 años más tarde, la Plazuela de Santo Domingo cambiaría de ubicación. Así podemos apreciarlo en el documento municipal de 1887 “Cuaderno de rotulación de Calles y numeración de Casas”, en su página 7, se dice:

              tambien se ha suprimido la antigua Plazuela de Santo Domingo, por haberse agregado á la calle de la Zapatería; y, por último, se hace igualmente constar que ya no existe la calle de Santo Domingo Fuera, por quedar agregadas parte de sus casas á la calle de Correría, creando con las restantes la nueva Plazuela de Santo Domingo, la calle de Tenerías y la del Portal de Arriaga.

              Más adelante, en la página 44 del mismo documento, bajo el epígrafe de “Plazuela de Santo Domingo”, se dice:

              Nombre primitivo. (La antigua Plazuela de este nombre, situada enfrente del ex-convento de Santo Domingo, se agregó á la calle de la Zapatería).

              Se le dió este título en 12 de Octubre de 1887 y antes pertenecían sus edificios á la calle de Santo Domingo Fuera, suprimida en esta reforma.

              Principia en la calle del Portal de Arriaga, y concluye en la de Tenerías, únicas con que linda.

              La nueva Plazuela de Santo Domingo se transformaría en Plaza… aunque no hemos podido conocer cuándo. Pero el letrero que dominaba como tal a la antigua Plazuela de Santo Domingo sigue permaneciendo en la fachada del Palacio de los Álava-Velasco, una plazuela que, además, no existe en el actual callejero de la ciudad, y por lo tanto es una plazuela sin denominación oficial.

              (1954) Fuente 1954 ATHA SCH 32612

              Os preguntaréis el porqué de tanto excurso sobre la plazuela en cuestión. Y la razón es sencilla, somos muchas (nosotras las primeras, en nuestro libro sobre las Vecindades Vitorianas), que hemos errado a la hora de relacionar la ubicación de la Fuente de los Patos, con la Plaza de la Leña y, consiguientemente, con la antigua Plazuela de Santo Domingo. El origen de esa confusión está en el siguiente párrafo del “Calles Vitorianas” de Venancio del Val de 1944:

              Al final de la calle, en la pequeña plazoleta existente, se ha vuelto a colocar hace unos años la llamada “Fuente de los patos”, instalada por primera vez en este mismo lugar en 1831. Unos años después, a la vez que se trasladaba el abrevadero allí existente al portal de Arriaga, donde hoy se encuentra, se cambió aquella fuente por otra de vecindad. La artística de “los patos” ha sido llevada a diferentes lugares: plaza de la Virgen Blanca, junto al rinconcillo; cruce de las calles Ortiz de Zárate y Florida; San Francisco…; hasta volver ahora a su primitivo lugar.

              Esta plazoleta se denominó antiguamente de la Leña, en cuyo lugar solían llevarse a efecto las ejecuciones de los condenados a muerte. En 1521 fue allí decapitado el capitán de los comuneros de Castilla Juan de Barahona, hijo de esta ciudad. En 1853, en virtud de constantes protestas de los vecinos de aquellos lugares, cuyas huertas y heredades sufrían daños por la gran afluencia que solía acudir a presenciar las ejecuciones, se trasladaron al campo de Judizmendi.

              Como hemos visto, aquí erró el cronista vitoriano, quien sin embargo no reprodujo la citada referencia en su nueva edición de 1979.

               

              1. b) Su relación con el “campillo de los Chopos”

              Otra de las cuestiones controvertidas en lo referente al lugar donde se ubica la Fuente de los Patos es si coincide con el espacio que en algún momento se denominó “campillo de los Chopos”. Hay autores que piensan que sí, como, por ejemplo, Kike Soriguren, quien en su ya citado extenso artículo sobre la Fuente de los Patos, afirma:

              (…) el Ayuntamiento distinguiera el 22 de Mayo de 1973 con el nombre de PLAZUELA DE LA FUENTE DE LOS PATOS la plaza que, al pie del Cantón del Seminario separa el final de cada una de las calles tituladas de la Herrería y de la Funtadora de las Siervas de Jesús.

              En tiempos pasados se conoció como el “Campillo de los Chopos”, debido al arbolado que la cubre.

              No es el único. En la cuidada edición municipal “Cartografía antigua del Ayuntamiento de Vitoria (1617-1950)”, en su página 64, al hacer referencia del original denominado “Plano que manifiesta la abertura del nuevo cantón. Vista que presentará el campillo de los chopos”, dice:

              Este plano recoge el proyecto de apertura de un nuevo cantón propuesto por los señores Verástegui y Velasco. Presenta una planta de las calles y cantones afectados por la modificación que se pretende realizar, así como una sección en alzado del Campillo de los Chopos (actual Fuente de los Patos).

              Pues bien, pensamos que esa idea no es correcta. Creemos que el Campillo de los Chopos y la Fuente de los Patos no eran el mismo lugar, y que el primero de ellos se hallaba donde lo ubican en su trabajo Knörr y Martínez de Madina:

              OBS. En la parte más alta del Cantón del Seminario Viejo se encontraba el llamado Campillo de los Chopos, un espacio triangular ajardinado con unos chopos y una escalera de acceso.

              Nos da la impresión que la confusión es producto indirecto de la referencialidad que en estas cuestiones tiene Venancio del Val, aunque en esta ocasión no se trate tanto de un error del cronista vitoriano, sino de la interpretación de uno de sus párrafos, no especialmente acertado en su redacción. Nos referimos a éste de su “Calles Vitorianas” de 1979:

              Lleva el nombre de cantón del Seminario el que de la plazuela de Santa María, donde se encuentra el edificio que estuvo destinado a Seminario Conciliar, baja a la plazuela de la Fuente de los Patos, antiguamente conocido por “campillo de los chopos”. En 1833 se autorizó su apertura a doña María Nieves Velasco y don Valentín Verástegui, lindando con su casa solariega.

              Aunque una primera lectura pueda dar la impresión de que, efectivamente, el autor nos diga que la plazuela de la Fuente de los patos era antiguamente conocida como el “campillo de los chopos”, si nos fijamos bien, en realidad lo que nos dice es que es el espacio ocupado por el cantón cuya apertura se autorizó en 1833 el que se conocía por ese nombre de “campillo de los chopos”. La pista principal en la frase nos la da la utilización del género gramatical. Del Val en su (en esta ocasión no demasiado acertada) redacción, nos dice que era “antiguamente conocido”, es decir, usa el masculino, con lo que se está refiriendo al cantón y no a la plazuela, para la que habría tenido que utilizar la expresión “antiguamente conocida”. Un matiz sin duda pequeño, pero que ya hemos visto las controvertidas interpretaciones que puede acarrear.

              Pero es que, además, como veremos en el siguiente apartado, ¡¡¡los chopos no son chopos!!!

               

              Algunos datos curiosos más sobre la plazuela:

              Terminemos esta reseña sobre la Plazuela de la Fuente de los Patos con algunos datos curiosos sobre la Plaza.

              En primer lugar, la dimensión aproximada de la plazuela: es un espacio triangular de unos500 metros cuadrados. En los últimos tiempos ha experimentado varias reformas. Así, por ejemplo, en 2007, se le cambiaron las baldosas. En 2014, y dentro del marco de la instalación de la rampa y el ascensor del Cantón del Seminario, tuvo diversas importantes modificaciones (algunas de las cuales comentaremos luego más despacio)

              El único edificio que en ella existe, numerado con el 2, para ser un edificio del Casco, es de bastante reciente construcción (1965), y su levantamiento supuso, entre otras cosas, acabar con el evacuatorio (servicio público) que en el edificio anterior había, tal y como se puede observar en la siguiente foto:

              Fuente de los patos imagen de la plazuela: 1965(Autor: Santiago Arina) – (Fuente: AMVG)

              El edificio de viviendas levantado en ese 1965 es de unas dimensiones poco habituales en el barrio. Aunque no se observe desde el exterior, cuenta con 8 plantas: semisótano; planta baja; entreplanta; plantas 1, 2, 3 y 4, y ático/bajo cubierta. La superficie de su parcela es mayor que la de la propia plaza, pues ocupa 255,52 metros cuadrados. Cobija en su interior 4 locales y 13 viviendas. Las viviendas están ubicadas entre la entreplanta y la planta cuatro, y 5 de ellas sobrepasan los 94 metros cuadrados de superficie.

              A pesar de su relativamente reciente construcción, el PERI actualmente en vigor calificó el edificio dentro de los “Edificios inadecuados” por considerarlo un “Elemento Discordante”. Su futuro pues, mientras este PERI siga vigente, seguirá condicionado por esta clasificación.

              Vista del edificio anterior en la Plazuela. Santiago Arina y Albizu, 23 de marzo de 1967.©ArchivoMunicipalVitoriaGasteiz

              Retomemos ahora la cuestión de los árboles de la plaza. Antes hemos dejado dicho que no son chopos, aclaremos ahora que son castaños de indias (aunque desconocemos desde cuándo), y que hasta la reforma comentada de 2014 eran seis ejemplares. En el proyecto de reforma se planteó el incluir dos más, ambos en la parte suroeste de la plaza, pero que al final se han quedado en siete, pues solo se colocó uno en dicha ubicación. Tal y como señala el “Proyecto paisajístico” elaborado por Juan Antón Angulo, el estado de los 6 árboles que existían era el siguiente:

              Los ejemplares de mayor edad y envergadura son el 1, 2 y 3, situados en paralelo a la calle Siervas de Jesús (Foto 1). Los tres ejemplares se encuentran en buen estado en general. Tan sólo se observan algunas ramas puntisecas en la parte superior de la copa de los tres individuos (Foto 2) y heridas y tumoraciones de poca importancia en la parte inferior del tronco en los individuos 2 y 3 (Foto 3).

               

              Hasta aquí las historias e historietas a cuenta de una plazoleta con tantos dimes y diretes. Normal en un lugar de encuentro y descanso tan agradable como este.

              Fuente: Aabadok; Signatura anterior: 109-72 Signatura copias: Carpeta 164 – Positivos 23458 Signatura originales: Carpetilla 6×6, nº 391

            • FUNDADORA DE LAS SIERVAS DE JESÚS / JESUSEN ZERBITZARIEN FUNDATZAILERAREN KALEA

          Foto tomada de “Vitoria en fotos

          He aquí otra calle del Casco a la que habría que cambiarle el nombre sin demora. Antes de que a nadie se le disparen los pre-juicios y nos diga ¿pero no se está impulsando el que haya más calles en la ciudad con nombres de mujeres, y ahora proponéis quitar una de las pocas que sí lo tienen? La cuestión es casi a la inversa. Porque resulta que sí que hay una calle en Gasteiz (desde 2010, en el barrio de San Martín) con el nombre de Calle SANTA MARÍA JOSEFA DEL CORAZÓN DE JESÚS/ JESUSEN BIHOTZEKO SANTA MARIA JOSEFA kalea, que corrige, en parte, el error inicial de no haber nombrado a la conocida como “Siervas de Jesús” con el nombre de su fundadora (María Josefa Sancho de Guerra, que tampoco aparece completo como tal en la nueva calle). Y, reconocida así la figura de esta gasteiztarra (la discusión sobre los méritos para ello es otra cuestión en la que no vamos a entrar aquí), el mantener ahora la denominación de “Siervas de Jesús” no deja de ser impulsar una más que denunciable manera de entender el papel de las mujeres en el ámbito de los cuidados, que es a lo que hace referencia el término de “siervas”[1]. Sin descartar otras opciones posibles, mucho más apropiado y natural nos parecería, por ejemplo, volver a su denominación inicial, la de Cercas de Arriba o Cercas Altas, en referencia a la muralla que allí existía (algunos de cuyos vestigios aún subsisten). Cualquier cosa menos ensalzar el concepto de “siervas” que, desgraciadamente, es como se conoce popularmente a la calle.

          [1] Aunque, al menos para nosotres, no esté claro al “servicio” de quién estarían, si al de una figura masculina divinizada por un sector poblacional, como apunta el nombre, o al de las tareas que les encomienda su congregación: “la pastoral sanitaria, mediante el cuidado de ancianos y enfermos, en hospitales, clínicas, casas de reposo o a domicilio”.

           

          Esta calle es una de las que cierran perimetralmente el barrio, en concreto por parte de la vertiente de su ladera Oeste, pero al Casco sólo pertenece la acera derecha, de los pares (entre el 2 y el 40), dándose además la circunstancia que los edificios de su acera izquierda, impares, pertenecen a otros dos barrios distintos: del 1 al 25 a Lovaina, y del 27 al 53 a Coronación (o Errota). Hoy en día puede parecer extraño que no sea la calle completa (ambas aceras) las que sirvan de cierre perimetral del barrio por esa parte de la zona Oeste, pero, si atendemos a su origen, la cosa cambia: existieron entre lo que hoy son las dos aceras dos grandes elementos de división: uno, natural, el río Zapardiel (aunque en parte se hubiera desviado de su curso natural para hacerlo pasar por allí); otro creado por el ser humano, pero de sólida presencia en un tiempo: la ya comentada muralla o cerca que le dio su nombre primitivo de Cercas Altas.

           

          Una historia con mucha polémica

          Porque, y entrando ya en la historia de esta calle, algunas de las divergencias abiertas con respecto a esta calle tienen que ver incluso con lo referente a su existencia anterior a la de calle, en este caso porque una misma fuente ofrece dos versiones. Así, Henrike Knörr y Elena Martínez de Madina en su Toponimia de Vitoria al referirse a la calle Fundadora de las Siervas de Jesús nos dicen (los subrayados son nuestros):

          Primeramente, desde el siglo XIII, esta calle al pie de las segundas murallas de Vitoria, se llamó Cercas Altas. Con este nombre se distinguía de Cercas Bajas, calle paralela más alejada de las murallas, formando parte junto a Cercas Altas del llamado Barrio de los Labradores

          Sin embargo, cuando abordan la historia de la calle Aldabe nos dicen:

          Las actuales calle y plazuela, y los antiguos barrio, portal y fuente de Aldabe tomaron su nombre del término de Aldabe, literalmente ‘al pie de la cuesta’, extramuros de la ciudad. El acceso al intramuros de la ciudad a través de la Herrería se llamó Portal de Aldabe, y en este entorno también se podía encontrar una fuente, unas eras y un campo que constituían el Barrio de Aldabe. Al estar en el exterior de la última muralla, este barrio también se denominó de las Cercas de Aldabe, coincidiendo con lo que se ha conocido como las Cercas Altas, actualmente Calle de la Fundadora de las Siervas de Jesús.

          Es más, en su entrada sobre el Barrio de Aldabe recogen lo siguiente:

          Además, Aldabe sirvió para nombrar las eras que había en este barrio y también para referirse a la zona cercana a la muralla, conocida posteriormente como Cercas Altas y Bajas:

          “Una heredad en el termino de Heras de Aldabe” (1690, AHD, Libro del Becerro n. 1, f. 35, Parroquia de Santo Domingo).

          “… de la Casa de la Quintina a la Torre de Doña Ochanda Cercas de Aldabe […] que luego fueron altas.” (Anónimo (1963), De la Casa de la Quintina a la Torre de Doña Ochanda. Boletín de la Sociedad Excursionista Manuel Iradier, n. 73, enero 1963, p. 23-24).

          Visto así, parecería haber más fundamento para encuadrar al espacio que ocuparía luego la calle Cercas Altas (actual Siervas) en el barrio de Aldabe, sin embargo, como luego veremos, diversos documentos municipales desde mediados del siglo XIX a mediados del XX dicen que anteriormente a su constitución como calle perteneció al denominado “Barrio de Labradores”. No podemos pues asegurar completamente a qué barrio pertenecía (sin descartar tampoco que a una misma zona se le denominara con nombres diversos, no sería el primer caso).

          En lo que sí parecen coincidir las fuentes es que a esta zona de la ciudad y el Casco se le dio entidad de calle en un tiempo tan remoto como el siglo XIII con el nombre de Calle Cercas Altas, aunque durante no poco tiempo convivió también con la denominación de Cercas de Arriba.

          Sobre la extensión que ocupó en distintos momentos también hallamos divergencias. Por un lado, Knör y Martínez de Medina nos dicen que:

          Ocupó lo que después se conoció como Calle de la Constitución y Calle Diputación, por un extremo, y el Campo de los Sogueros, por el otro. El 14 de julio de 1921, el tramo central pasaría a llamarse Calle Fundadora de las Siervas de Jesús, recordando a María Josefa Sancho y Guerra

          (…) El nombre de esta calle se mantuvo hasta que el 14 de julio de 1931 cuando fue absorbido por la Calle de la Constitución. El 26 de agosto de 1936 se acordó el restablecimiento de la antigua denominación del segundo tramo de la Calle de la Constitución, volviendo a llamarse Calle Fundadora Siervas de Jesús

          No obstante, otra fuente, habitualmente de lo más fidedigna, como José María Bastida, Txapi, en el foro gorrilunurdinak afirma lo siguiente:

          Por otro lado, las casas del Campo de los Sogueros, nunca pertenecieron a la calle Cercas Altas, antecesora de la de la Fundadora de las Siervas de Jesús, sino que hasta 1855 pertenecieron a la calle Aldabe (entonces Portal de Aldabe) y la calle Cercas Altas terminaba ahí. En 1855, se le dio nombre de Calle de Campo de los Sogueros. Cuando en 1921 se cambió el nombre de Cercas Altas por el de Fundadora de Siervas de Jesús, también terminaba en Aldabe. Fue en la sesión del Ayuntamiento de 8 de junio de 1960, cuando Siervas de Jesús absorbió la del Campo de los Sogueros, adquiriendo la longitud que tiene en la actualidad.

          Por lo que se refiere a los callejeros municipales antiguos que hemos podido consultar, en el documento de 1887 “Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas”, se describe a la “Calle de las Cercas Altas” de la siguiente forma:

          Nombre primitivo. Se le dió este título en el siglo XIII, y antes era parte del Barrio de labradores. Principia en la Plaza de la Provincia y concluye en la calle del Campo de los Sogueros. Linda al Norte con dicho Campo; Sur, Plaza de la Provincia; Este, calle de la Herrería; y Oeste, con las Cercas Bajas.

          El Nomenclator de 1940 por su parte nos da la siguiente descripción:

          Su nombre primitivo fue el de Cercas Altas, cuyo título se le dio en el siglo XIII, perteneciendo antes al Barrio de Labradores. En 14 de julio de 1921 diósele el que tiene en la actualidad. En 14 de julio de 1931, el de Constitución, y en 26 de agosto de 1936, otra vez el de Fundadora de las Siervas de Jesús.

          Aunque ya hemos hecho referencia a la descripción que hace Txapi de la longitud de la calle, sobre ella también hay otras teorías. Por ejemplo, el cronista alavés Venancio del Val en su Calles Vitorianas de 1979 dice:

          Esta calle, primeramente llamada de las Cercas Altas, debido a que en ella se encontraban las segundas murallas de la ciudad, ha tenido distinta longitud, porque bien se entendía que comenzaba en la plaza de la Virgen Blanca, o en la de la Provincia, lo mismo que tanto finalizaba más aquí o más allá. Actualmente comienza en la Plaza de la Provincia y termina en el Portal de Arriaga, absorbiendo en su última parte lo que fue Campo de los Sogueros Anteriormente esta calle perteneció a la que en 1820 se llamó de la Constitución -nombre que volvió a ostentar desde el 14 de julio de 193 l al 26 de agosto de 1936-, y en 1824 de las Huertas (105). (105) Ladislao de Velasco: «Memorias del Vitoria de antaño».

          (…) El resto de la calle, hasta su final, se llamó «Campo de los sogueros» desde 1855, debido a que en dicho lugar, a su izquierda, se encontraba el que utilizaban los dedicados a la actividad de hacer sogas.

          Por si fuera poco, Julio-César Santoyo en el volumen II de su La imprenta en Álava (1997), nos da una referencia escrita con dos denominaciones:

          La primera publicación periódica de Manuel Vita en Vitoria fue el Boletín Oficial de la Provincia de Álava, cuya edición se inicio, conforme a la contrata indicada, el Io de enero de 1843. Contó con tres distintos pies de imprenta. Hasta el martes 14 de mayo de 1844 (n° 39):

          VITORIA: Imprenta del Boletín Oficial

          En la cabecera de la publicación se leía: ≪Imprenta y redacción del mismo: calle de la Constitución, Cercas Altas, numero 8≫.

          Finalmente, sin intentar hacer una recopilación exhaustiva al respecto, nos encontramos con otra curiosidad reseñable. Cuando el cronista oficial de Vitoria en 1945, J. Mz. de Marigorta, elabora sus 25 recorridos turísticos de la provincia y sus alrededores; guía general de la Casa de Álava, en su propuesta de recorrido número 3, al tiempo que proponía pararse a admirar las casas de los números 22a, 26 y 30a de Siervas de Jesús, indicaba que el camino de regreso se hiciera por las Calles de Ceras Altas y Bajas, como si tuviéramos que entender que por aquel entonces coexistían la calle Siervas de Jesús con la calle Cercas Altas:

          Recorrido 3.a

          Calle del G. Franco; típicas locales, las casas 12 a. y 14,

          Siervas de Jesús, Id. números 22 a., 26, 30 a.

          (…) Regreso por las Calles Cercas Altas y Bajas, que recuerdan el segundo recinto murado de la ciudad.

          Si se nos preguntara cuál es nuestra opinión o teoría sobre todo ello diríamos (sin poder asegurarlo totalmente) que a nuestro entender hasta 1921 era Cercas Altas, que se extendía desde la Plaza de la Provincia hasta la altura del Cantón de las Carnicerías (pero en aquel entonces, años 20 del siglo XX, la calle sólo tenía tres números pares, el 2 el 4 y el 6, mientras que en los impares iba del 1 al 29), que entonces se llamaba Cuarto Cantón o travesía a las Cercas Altas. A partir de ahí tomaba el nombre de Campo de los Sogueros. El 14 de julio de 1921 al tramo que comprendía la calle de Cercas Altas se le cambia el nombre por el de Fundadora de las Siervas de Jesús. A ese mismo tramo se le vuelve a cambiar el nombre el 14 de julio de 1931, pasando a denominarse Constitución, aunque el 26 de agosto de 1936 recupera otra vez el de Fundadora de las Siervas de Jesús. Finalmente, en 1960 absorbe a Campo de los Sogueros pasando a denominarse toda la calle Fundadora de las Siervas de Jesús.

          Lo que sí sabemos son sus actuales dimensiones, unos 400 metros divididos de la siguiente forma:

              • El tramo de la plaza de la provincia al Cantón de Anorbín son 140 metros con una anchura media de 7 metros
              • Del Cantón de Anorbín al de Carnicerías, otros 140 metros, también con 7 de anchura media
              • Del Cantón de Carnicería a Portal de Arriaga 120 metros con 6 de anchura y una acera izquierda de 2 metros y una acera derecha de 1,5metros.

          Pero continuemos un poco más con descripciones históricas de la calle, que nos van a aportar otros datos curiosos sobre la misma. Así la describía Becerro de Bengoa en 1877:

          Cercas Altas: Continua a la Plaza de la provincia la calle Cercas altas, en recuerdo de la cerca o muro que limitaba la ciudad. Es su patrona y celebran fiesta a la Magdalena. Por el lado del muro están la iglesia de San Pedro y los jardines particulares del vecindario de la Herrería, y por el de enfrente modernos edificios y la entrada del inmenso e importantísimo Taller de coches y de fundición del Sr. Montoya, desgraciadamente cerrado ya. Al pasar la salida de Avendaño se toca en los jardines del palacio de Alameda, unidos a éste por un esbelto puentecillo de hierro, tendido por encima de la calle. Al fin de las Cercas está la antigua casa de Otazu, cuartel de la Guardia Civil en otro tiempo, hoy cómoda y elegante mansión propia del Sr. D. Bruno de Aragón. Inmediata está la salida de Aldabe, que tiene una fuente pública, y siguiendo la calle, el Campo de los Sogueros, así llamado por ser el lugar donde trabajaban estos industriales.

          Esta descripción nos da pie para comentar otra cuestión. La de a qué Vecindad pertenecía la calle. Pues bien, hasta en esto es curiosa su historia, porque hasta 1910 perteneció a la Vecindad de La Magdalena (de ahí que fuera su patrona), pero a partir de entonces pasó a pertenecer a la Vecindad de La Trinidad.

          Eulogio Serdán en su Vitoria, el libro de la ciudad recoge el momento de la construcción de acera y empedrado de la calle:

          El 3 de enero de 1844 se subastaron en 91,995 reales las aceras y empedrados de las Cercas Altas desde el Alberque hasta la Fuente de los Patos.

          A lo que Venancio del Val añade algún detalle más de aquellos mediados del XIX, y una cuestión menos conocida sobre la Torre de doña Ochanda:

          (…) Con el fin de ensanchar la calle junto a la iglesia de San Pedro el año 1854 fue derribada alguna casa que existía junto a ella. En parte de la edificación de dicho templo todavía puede advertirse algún resto de las antiguas murallas.

          En algunas ocasiones se ha comenzado a distinguir la calle por su lado derecho enfrente de su comienzo en esquina por el otro lado, de manera que se confundía con las casas de la Plaza de la Provincia en la esquina con la calle de Don Pedro Egaña

          (…) En la esquina de enfrente fue popular la tienda de comidas y bebidas de Telmo lbargoitia, pariente de Quintina Escoriaza, por cuyo nombre fue conocida la casa, ahora distinguida por «Torre de doña Ochanda», después de la restauración efectuada por la Caja de Ahorros Municipal, culminada el año 1971.

          Según cuentan José Ignacio Linazasoro e Ignacio Galarraga en Vitoria. Una ciudad en el País Vasco, el derribo de la muralla de las calles Cercas Altas y Cercas Bajas tuvo lugar en 1820. Y en 1890 al tiempo que se presentaba el Proyecto de Ensanche de los Cantones del Casco, se presentó también un Proyecto de Alineación de las calles de la Herrería, Plaza de la Provincia y Cercas Altas.

          Finalmente, cabe mencionar también que esta calle fue peatonalizada en 1993 y, como es quizá la calle del Casco más mimada por el Ayuntamiento y por los intereses económicos y comerciales, fue dotada con 15 nuevos árboles, 9 bancos, 18 jardineras y 7 aparcabicis… Lo dicho, todo un oasis de mobiliario público en el contexto del Casco.

           

          La Muralla o Cerca y el Zapardiel

          Pero si de la historia de la calle hablamos, tenemos que referirnos a dos elementos que le han dado característica propia: la Muralla o Cerca y  el río Zapardiel.

          Tramo de la 2ª Muralla descubierto en Siervas de Jesús 12, actualmente oculto. Foto: Paquita Sáenz de Urturi

          Para conocer los pormenores de la Muralla o Cerca, seguimos el trabajo de Paquita Sáenz de Urturi titulado Las murallas de Vitoria-Gasteiz al que pertenece la foto que incluimos, de la propia autora:

          La ampliación de la villa a partir del año 1202 por toda la ladera Oeste de la colina, dio pie a la construcción de la Segunda Muralla. Su radio de acción se limita a ese ensanche, hasta empalmar con la antigua muralla en el portal de Santa María y Portal de San Bartolomé, abarcando su longitud la totalidad de la calle de la Herrería.

          Esta cerca añade elementos nuevos en relación con la anterior. Por un lado, la instalación de un foso o cava al pie de la misma para el que se aprovecha el cauce del río Zapardiel y por otro, la construcción de torres fuertes en diferentes puntos del trazado, especialmente en las puertas o en sus cercanías, por parte de importantes linajes alaveses.

          Si de la Primera Muralla todavía hoy en día son visibles parte de sus restos, de esta Segunda se limitan al nombre de las Cercas Altas con que se denominaron las calles por donde discurría hasta hace escaso tiempo y a los restos que quedan en la iglesia de San Pedro. Su demolición se inició en la segunda mitad del siglo XVII, completándose a finales del siglo XIX con la desaparición de las diferentes puertas de acceso a la villa.

          Las excavaciones llevadas a cabo en varios puntos de su recorrido (Herrería 43-45, Siervas de Jesús 12 y Diputación 18 nos han permitido conocer su trazado, que no corresponde a la línea de fachada de las citadas calles, sino que se localiza entre 1,5 y 2 m hacia el interior, así como sus características constructivas, como es el lienzo de doble hoja. También se ha comprobado que el sistema defensivo no consistía en la elevación de un único muro, sino que además del muro principal (muralla o cerca), y el foso o cava para el que, como se ha señalado, se aprovechó la cercanía del río Zapardiel, existía un espacio interior protegido por un paso de ronda.

          Por lo que respecta al Zapardiel, ya comentamos al respecto, cuando abordamos la historia de la calle Diputación Foral, y basándonos en el trabajo de José Rodríguez Fernández en su Agua, poder y sociedad en el mundo alavés bajomedieval y moderno, que se forzó su recorrido para utilizarlo como ‘foso natural’ en la defensa de la ciudad medieval:

          Vitoria no se contentó con aprovechar un arroyo que discurría a los pies del cerro, sino que modificó su curso para adaptarlo a la puebla nueva. La artificialidad del supuesto río natural queda de manifiesto en el registro material analizado en diversas intervenciones arqueológicas (…) Las propias noticias documentales demuestran que el Zapardiel estaba fuertemente antropizado. Se colocan estacadas de madera y muretes de piedra para contener y reforzar las márgenes de un cauce que se ha dirigido artificialmente para abrazar el límite occidental de la ciudad e, incluso parece ser que el lecho de algunas zonas al menos estaba enlosado, posiblemente para facilitar las periódicas tareas de limpieza y dragado: en 1776 se ordena limpiar y profundizar el cauce hasta llegar al empedrado o enlosado de dicho río que se hizo para que sirviese de foso y defensa a la ciudad.

          Añadamos ahora los datos que aporta el mismo autor sobre el origen del Zapardiel:

          Respecto a su origen, la espléndida obra de Henrique Knörr y Elena Martínez de Madina sobre la toponimia de la ciudad y su entorno nos ofrece una primera pista. En la entrada “río Zapardiel”240 se realiza la siguiente observación:

          “El Río Zapardiel desde 1418 también se llamaba Acequia del Rey. Este río bajaba desde Aretxabaleta y desembocaba en el Río Abendaño junto a los límites de Arriaga, atravesando la ciudad. Las aguas de este río movían un molino ubicado en el Molinatxo y otro en el Barrio de Santo Domingo.

          El nombre de Zapardiel ha dado lugar a una calle en la zona de El Caserío”.

          Esta afirmación se basa en una noticia recogida por el erudito Eulogio Serdán que todavía es más explícita:

          “El mal llamado Zapardiel fue desviado de su curso normal y encauzado para formar foso defensivo de la ciudad […] El río encauzado se le llamaba en 1418 Azequia del Rey

          ¿Cuándo se embocinó el río? Según Paloma Manzanos y Francisca Vives en su La vida cotidiana de las mujeres en la Vitoria de los siglos XVIII y XIX:

          A partir de 1820 se inició el derribo de las murallas medievales de Cercas Bajas y el embocinado del río Zapardiel que supuso la urbanización de las actuales calles Siervas de Jesús, Diputación y Prado

          Autor-ARQUE.-Feb1962.-Calle-Siervas-de-Jesus con río

          Como se recoge en un artículo al respecto de Gasteiz Hoy (de donde tomamos la foto de Arqué de 1963, que a su vez han tomado del Archivo Municipal):

          Reformas posteriores hechas en los años 60 y los 90 han permitido sacar a la luz el Zapardiel, pero siempre para volver a verlo desaparecer posteriormente.

          En ese mismo artículo y foto se trata también de otro de los elementos característicos de la historia relativamente reciente de la calle: el Puente de la Marquesa, a quien describen así:

          Era un pequeño paso peatonal privado que permitía cruzar de un lado a otro de la calle a los Marqueses de la Alameda. En un extremo de la calle se encontraba (y aún hoy sigue en pie) el palacio del Marques de la Alameda, mientras que al otro lado se encontraban los jardines.

          Según J.A. Martínez Viguri en su artículo del 10-12-2020 en el Diario de Noticias de Álava titulado El puente que derribo un camión hasta arriba de paja:

          El conocido como ‘puente de la marquesa’ lo había encargado en 1830 Íñigo Ortés de Velasco, alcalde y diputado general, marqués viudo de la Alameda cinco años antes, cuando murió su esposa Teotiste María Luisa de Urbina, tercera de la noble casa. Levantaba del suelo cinco metros y unía el palacete de la familia, con entrada por la Herrería, con un jardín privado. El río Zapardiel ya discurría bajo tierra con anterioridad al montaje del pasadizo.

          Sergio Carracedo por su parte, en un artículo publicado en el Correo años antes (26-11-2015), daba algún detalle más sobre los pormenores de su construcción:

          Su construcción en mayo de 1830 se realizó después de que don Íñigo Ortés de Velasco, que era como se llamaba el consorte de la marquesa Teotiste Urbina Gaytán de Ayala, hiciera la petición al Concejo. En la escritura firmada en el Ayuntamiento se hizo constar que la altura del puente debía ser de 17 pies casi cinco metros, suficientes para el paso de los carros más voluminosos del siglo XIX. Según la noticia publicada a raíz de la destrucción del puente, el levantamiento de esta pasarela se debió a que los propietarios querían «cubrir uno de los salientes de la parte trasera de la casa construida» entre la calle Herrería y la calle Siervas de Jesús.

          Probablemente el puentecillo no sería tan famoso si no fuera por todo lo relacionado con su desaparición, incluida la acusación (poco) velada a intereses políticos (parece que en aquellos tiempos las instituciones, como ahora, tampoco se andaban con remilgos a la hora de imponer sus deseos). Esas circunstancias nos las describe así Martínez Viguri:

          A eso de las once y veinte de la noche del 31 de marzo de 1964, el puentecillo de la imagen, en la calle Fundadora de las Siervas de Jesús, se vino abajo violentamente embestido por un camión con matrícula de Vitoria cargado hasta arriba de fardos de paja. Jamás se aclararon las intenciones del chófer, que condujo por Beato Tomás de Zumárraga hacia el Casco Viejo y giró a su izquierda hasta estamparse pocos metros después contra una estructura de hierro y piedra en desuso y serio riesgo de desplome. Cabían dos hipótesis. O el buen hombre se despistó al volante ignorando la existencia de una pasarela centenaria en ese tramo o simple y llanamente, atendiendo a otras razones y quizás a un encargo, se la llevó por delante porque ya era el único destino posible para una construcción cuyo mal estado preocupaba al Ayuntamiento. Se alimentó la sospecha de un atropello con premeditación, alevosía y nocturnidad.

          Autor: Santiago Arina y Albizu, 21 de febrero de 1961.
          ©ArchivoMunicipalVitoriaGasteiz

          El vecindario y los edificios de viviendas de la calle Siervas de Jesús

          Son varios los cronistas de la ciudad que detallan las personas, instituciones y comercios relevantes que han habitado en la calle a lo largo del tiempo. Aquí vamos a intentar hablar del vecindario en general que la habitó y de sus edificios de viviendas.

          Comenzando por sus casas y edificios desde mediados del XIX, contamos con los siguientes datos:

          Según el documento de 1855 “Proyecto de rectificación de numeración de las casas”, la calle Cercas Altas con la nueva numeración pasaba a contar con los números 1 a 29 en la acera izquierda (el 5 y el 7 eran sendos pajares) y con el 2 y el 4 en la acera derecha (el 2 era un almacén de hierro y el 4 un almacén de harinas).

          Del documento de 1887 “Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas”, se deduce que la acera izquierda (impares)  seguía manteniendo la numeración del 1 al 29, especificando que el número 5 era un establecimiento de horticultura, y que después del número 23 se hallaba la travesía a la calle de Ali.

          En cuanto a la acera derecha, especificaba que el número 4 se había derribado, que se mantenía el número 2 que seguía siendo un almacén y que toda la acera derecha, excepto este número 2 pertenecía a la parte trasera de las casas de la calle Herrería.

          En el Nomenclator de 1897 se especifica que en Cercas Altas en la acera izquierda (impares) seguía manteniendo hasta el número 29, pero remarcaba que en el 19 estaba el Convento de Siervas de Jesús, que se edificó en 1893; que entre los números 23 y 25 estaba la travesía a la calle de Ali, y que en el número 29 se establecieron en 1884 los jesuitas, pero que en 1897 había pasado a ser la Escuela municipal elemental de niñas.

          Por lo que se refiere a la acera de los pares, dice que el número 2 era el Convento de Jesuitas construido en 1886 y su capilla en 1888. También dice que el número 4, es una casa adherente a la iglesia de San Pedro. Por último que el resto de casas de esa acera pertenecen a la trasera de la calle Herrería. Según este mismo documento de 1897 Cercas Altas tenía 17 edificios.

          El Nomenclator de 1910 nos dice que en 1880 tenía 14 edificios habitables y 1 inhabitable, que en 1910 pasado a ser 18 edificios habitables y 1 inhabitable. En la acera izquierda (impares) seguía manteniendo los edificios del 1 al 29, pero por lo que respecta a la acera derecha (pares) constaba ahora de los números 2, 4 y 6, siendo el 2 el Convento de Jesuitas, el 4 una casa adherente a la Iglesia de San Pedro y el 6 un almacén.

          El Nomenclator de 1940 tiene muchos más cambios. Empezando por el nombre de la calle, que ya es Calle de la Fundadora de las Siervas de Jesús. Las especificaciones que en él encontramos sobre las casas y edificios son las siguientes:

          La acera izquierda (impares) llega ahora hasta el 31. Sobre algunos de sus números nos dice:

          21: Convento Siervas de Jesús

          29: Solar

          31: Audiencia Provincial / Juzgado Municipal

          Y especifica que la travesía a la calle de Beato Tomás de Zumárraga está entre los números 25 y 27.

          La acera derecha ha cambiado más, pasando a tener del 2 al 32, aunque buena parte de ellos siguen siendo la trasera de los edificios de la Herrería (en concreto los números 12, 18, 20, 22 y 30). Sobre otros números nos dice:

          2: RR. PP. Jesuitas

          4: Parroquia de San Pedro

          6: Colegio del Niño Jesús

          10: Panadería

          También señala que la Travesía a la calle de Don Pedro de Egaña se situaba entre los números 2 y 4, así como que la travesía al Cantón de Anorbín se situaba entre los números 10 y 12.

          Talleres REC Fernández. Fuente: Pinterest

          Talleres REC Fernández. Fuente: Pinterest

          Por lo que se refiere a la población, los datos que encontramos son los siguientes:

          En 1880 tenía 128 habitantes, que en 7 años casi se duplican hasta pasar a 226. El rápido incremento de la población se mantiene en los años siguientes, de tal forma que seis años después, en 1893 la población es ya de 265 personas, que se elevan hasta las 291 en 1910. Del vecindario de 1940 contamos con datos más desarrollados, así, de las 555 personas que componían ya su población de derecho, sabemos que casi el 60% eran mujeres (332 mujeres, de las cuales 181 eran vecinas y 151 domiciliadas), siendo los hombres tan solo 223 (145 vecinos y 78 domiciliados)

          Pero, gracias a la tesis doctoral de Antonio Zárate Martín (Vitoria: estudio geográfico de la ciudad española de mayor evolución entre 1950-1975) conocemos algunas de las características de la población de la calle y sus alrededores en 1975:

          La mayor cantidad de personas procedentes de otras provincias españolas se encuentran domiciliadas en la parte occidental de la vieja colina, entre las calles de la Correría, Fundadoras de Siervas de Jesús y los Cantones de las Carnicerías y de la Soledad. Ahí el 48,16 % de las personas censadas en 1.975 habían nacido fuera de Vitoria y de su provincia. De modo análogo a como ocurre en toda la ciudad, la mayoría de los inmigrantes procedían de las provincias limítrofes (el 15,53%) y de Extremadura (el 8,77%).

          (…) El vaciamiento del casco antiguo es un fenómeno característico de casi todas las ciudades europeas. En Vitoria este fenómeno se pone aun más de relieve si excluimos las secciones 8ª y 9ª que corresponden a la parte del noreste del casco medieval. En ese caso la pérdida de población sufrida por el casco antiguo ha sido de 3.147 habitantes entre 1.950 y 1.975. Este descenso de población ha supuesto el 20,36% de los efectivos demográficos existentes en 1.950. Las mayores pérdidas de población se han producido al oeste, entre los cantones de las Carnicerías, de Anorbín y las calles de la Herrería y Fundadoras de Siervas de Jesús, con el 37,5% de la población de 1.950, y al norte, entre las calles de Barrancal, Herrería y Cantón de Santa María, con una disminución del 29,74% sobre los efectivos demográficos de 1.950.

          Vemos, por un lado que en Siervas y en las calles de la zona la población residente en esos años era casi en su mitad de origen migrante, al mismo tiempo que contemplamos cómo desde los años 50 esta parte del barrio había ido perdiendo mucha más población que la Ladera Este.

           

          Las característica de su vecindario y de la situación edificatoria a inicios del siglo XXI

          En la actualidad la calle Fundadora de las Siervas de Jesús cuenta con edificios numerados del 1 al 53 en la acera izquierda, de ellos el de más antigua construcción es el 17, de 1885, y otros catorce son anteriores a 1960 (es decir, tienen al menos 60 años). De entre estos números impares los que van del 1 al 25 pertenecen al barrio de Lovaina, y los que van del 27 al 53 al de Coronación.

          En la acera derecha cuenta con edificios numerados del 2 al 40 (no existen ni el 8 ni el 10, ni el 16, ni el 18 ni el 20, pero existe el 36 y el 36A). Destacan por su antigüedad el 22 (de 1880), pero el 26, 28, 30 y 34 son también de 1885, sólo el 12 y el 36 son del siglo XX (ambos de 1960). Todos los números pares pertenecen al Casco Viejo. Su distribución por secciones censales es la siguiente:

          Sección censal 1: números 4 y 6.

          Sección censal 3: números 12, 14, 22 y 24.

          Sección censal 4: números 26, 28, 30, 32, 34, 36, 36A, 38 y 40

          Por lo que se refiere a la clasificación por manzanas que establece el PERI, el reparto es el siguiente (los datos que se aportan en cada uno de los edificios en este apartado corresponden aproximadamente al año 2000 y están sacados de las fichas urbanísticas del PERI):

          Manzana C: número 4

          Manzana D: número 6

          Manzana E: números 12, 14, 22 y 24

          Manzana F: números: 26, a 40

          De esos 14 edificios había cuatro sin habitar: uno, el número 4 por ser la iglesia de San Pedro; el 24 por ser el museo de Ciencias Naturales (Torre de Doña Ochanda); un tercero por estar recién reconstruido (el número 12) y, finalmente el 28, probablemente por las malas condiciones que presentaba el edificio.

          Entre los 10 restantes sumaban 67 viviendas, en las que en conjunto había empadronadas 132 personas (75 mujeres y 57 hombres). De ellas, 51 eran personas mayores de 65 años, de las cuales 22 vivían solas. Solo había 5 menores de 14 años.

          Como vemos, una media de 2 personas por vivienda; una mayor proporción de mujeres que de hombres; cerca de un 40% eran personas mayores de 65 años (de quienes un 43% vivían solas), y un bajísimo tanto por ciento de menores de 14 años (3,79%).

          Centrándonos en estos edificios de la acera derecha (pares) que son los que pertenecen al Casco, la situación que presentan según lo reflejado por las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITEs) a fecha marzo de 2020, es la siguiente:

              • Dos edificios exentos: el número 4 y el 24
              • Cinco edificios en plazo, bien por no tener cincuenta años de antigüedad, bien por haber superado la ITE (números 12, 14, 32, 36A y 40)
              • Tres edificios que tienen pendiente su realización, lo que no suele ser buena señal sobre su estado (22, 30 y 36)
              • Dos edificios que han pasado la ITE, pero que tienen pendiente realizar obras, no de importante calado (6 y 34)
              • Tres edificios que han pasado la ITE, pero tienen pendiente realizar obras urgente o muy urgentes dado su estado (26, 28 y 38)

          Es decir, que la situación edilicia de esta calle, sin ser de las peores del barrio, tampoco era precisamente buena.

           

          Finalizamos añadiendo algunas fotos curiosas de la calle, sin olvidar retomar la cuestión inicial: urge cambiar el nombre a una calle que ensalza un concepto tan denigrante como la servidumbre, en este caso concreto de forma especial enfocado en las mujeres.

           

          Shommer, 25-11-1955, ATFA

          Arqué, 1956, Archivo Municipal de V-G

           

          Fuente Gasteiz Hoy (cedida por el AMVG)

          Vicen Martín López, 1963

           

          Fuente: El Correo 17-09-2019

    •  
    • GASTEIZ KALEA

        •  

      Tomada de Arabadok (Signatura anterior: 315, rollo E-6 I Signatura copias: Carpeta 163 – Positivos 23333 a 23334 Signatura originales: Rollo 35mm, nº 90) 1953, probablemente de Alberto Schommer

      Esta pequeñísima calle del Casco tiene algunas curiosidades que merece la pena recoger, explicando algunas de ellas la interrogación que aparece entre paréntesis en el título.

      Por un lado, que posiblemente sea la única (o de las muy pocas) calles de Gasteiz cuyos letreros están puestos solo en euskera. Porque esta pequeña calle (con algo menos de 30 metros de longitud, y sin ningún edificio de viviendas) cuenta con dos placas señalizadoras de su denominación, y las dos están solo en euskera (Gasteiz Kalea) como podemos ver en la siguiente foto tomada del blog Conociendo Álava

       

      La calle Gasteiz, en el Cuaderno de Rotulación de Calles y Numeración de Casas de 1887 (año en el que se creó) aparece así definida:

      Calle de Gazteiz:

      Nombre primitivo. Se le dió este título en 12 de octubre de 1887, y se halla enclavada entre las calles de Santa María y Escuelas, sobre la parte central de “El Campillo”. No tiene edificios.

      Especifica también que pertenecía a la Vecindad de Villasuso

       

      El “alto de la refriega o del combate”

      Con la grafía de su nombre, y su significado, los documentos municipales guardan también curiosidades. Así, por ejemplo, en el Nomenclator de 1910 aparece escrita con tilde, “Gastéiz”, algo que se repite también en el Nomanclator de 1920. Pero, además, en el Nomenclator de 1910 nos dan la siguiente explicación sobre el significado del nombre de la calle:

      En lengua castellana significa “alto de la refriega ó del combate”

      Los Nomenclator de 1920 y 940 mantendrán esta más que curiosa interpretación del significado de Gasteiz, aunque reduciéndola en parte y dejándola en “alto del combate

      Lo curioso es que hoy en día en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, se abunda en esta traducción:

      Como dijimos al principio, la actual Vitoria, antes del siglo X se llamó Gazteiz. Según un documento que existe en el Monasterio de S. Millán que significa alto de la refriega o del combate de gaitea, refriega, y riz, alto pequeño o colina.

      http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/linajes-vascos-en-chile–0/html/ff75df54-82b1-11df-acc7-002185ce6064_7.html#I_30_

      El origen de tan curiosa traducción (al menos en lo que al documento de 1887 se refiere) casi con seguridad hay que atribuírselo a Becerro de Bengoa quien en 1880, en el número 11 de la segunda época de la Revista de Aragón (10 de diciembre de 1880) publicaba un trabajo titulado Etimologías alavesas. Ensayo de traducción castellana de los términos locales de la provincia de Alava, en el que incluía el siguiente párrafo:

      Vitoria.—Se llamó Gazteiz, antes de que D. Sancho el sábio de Navarra la repoblara y fortificara en 1181. Hay en el país muchas localidades terminadas en iz-itz; y todas ellas están sobre un alto pequeño ó inmediatas á él. Iz significa colina, y en ella estuvo Gazteitz, y Vitoria la primitiva, que en un principio, cuando recibió este nombre, no tuvo más que un solo barrio, el murado; y que no se formó con las ruinas de otros pueblos. Gaitea significa refriega, y bien pudo querer decir Gazteiz «alto de la refriega ó del combate,» más lógica interpretación que alto de los jóvenes derivándose de gaztea, y que «alto de la queseria» de gastay queso.

      Es verdad que esta traducción un tanto temeraria se puede entender desde la introducción que escribe (desde Palencia) el propio Becerro de Bengoa:

      En demostracion de mi vivo deseo de coadyuvar al excelente pensamiento de V. de la publicacion de una obrita etimológico-descriptiva de nuestro pais, he emprendido hace rato la tarea de dar nuevos repasos á la Gramática eúskara, y de confeccionar, para mi uso, un breve vocabulario Vasco-castellano, de que carezco en esta apartada comarca, donde los pocos vascongados que hay, no aciertan á entender la composición de la mayor parte de las palabras, que designan pueblos, rios, montes y demás nombres topográficos de nuestra tierra.

      Con pocos elementos cuento para arreglar este incompleto bosquejo, pero mi buen deseo y mi aficion aspiran á suplirlos, ayudándome además en tal trabajo el conocimiento que, acerca de la situacion y condiciones especiales de los términos alaveses, he adquirido en mis correrías por casi todos los pueblos de aquel suelo. Confio en que su pericia inteligente de V. en este asunto corregirá mis errores, y que nos auxiliarán poderosamente á dar cima á la obra, nuestros buenos amigos de Guipúzcoa y Navarra. Nunca hasta hoy, que yo sepa, se ha emprendido en Álava, la interpretacion de sus nombres topográficos; asi es, que como primera tentativa supongo que ha de ser un tanto aventurada la mia. Sin embargo, hemos de corregirla en amor y compaña, y nuestro libro será en conjunto un pobre homenaje hecho al monumento más glorioso que conserva España y con ella su historia, de los primitivos pobladores: el vascuence.

      Es decir, que no deja de ser una traducción de andar por casa plagada de buenas intenciones. Sin embargo, como desgraciadamente sucede con demasiada frecuencia en ciertos ámbitos académicos y administrativos, lo que comienza siendo una ocurrencia, al ser la ocurrencia de alguien reconocido, termina adoptándose como verdad oficial, que es lo que sucedió al incorporar la traducción a los Nomenclator.

      No es esta la única contribución de Becerro de Bengoa a la calle Gasteiz, ya que, 10 años antes de su creación, en 1877, en su obra El Libro de Alava, propuso ya la creación de la calle, aunque con otra ubicación, también en el Casco:

      Parten de la plazuela tres calles: La del centro llamada de Santa María, cuyo nombre debe cambiarse por el de Gazteiz, en memoria de la población primitiva.

      Como ya hemos visto, le harían caso solo en parte.

       

      Las quintas iglesia y torre

      Resuelta la cuestión del porqué de la referencia al “alto de la refriega” en el título, vayamos con lo referente a la quinta torre. Aunque en realidad deberíamos decir “torrecita”. Sucede que en el espacio hoy en día ocupado por el Centro Cívico El Campillo, y teniendo como fachada norte la calle Gasteiz, existió a mediados del siglo XVIII (y por solo durante unos 15 años) una gran iglesia colegial de los jesuitas, tal y como recoge Eneko Ortega Mentxaka en su El efímero colegio jesuítico de San Fernando de Vitoria-Gasteiz. De la construcción al programa decorativo (Revista Sancho el Sabio, nº 40, 2017):

      Tras la fundación en Vitoria-Gasteiz en 1751, los jesuitas se instalaron provisionalmente en el palacio de Villa Suso, donde dispusieron de un pequeño oratorio para dar servicio a la reducida comunidad con la que contaban. Los trabajos de construcción de la nueva iglesia y colegio de San Fernando comenzaron inmediatamente. La Compañía de Jesús estuvo alojada en este lugar hasta que en 1756 se dio por finalizada la construcción de la nueva iglesia colegial que ocupó un gran espacio urbano en el Campillo

      (…) Esta nueva iglesia estuvo ubicada en el Campillo (Fig. 2): al oeste lindaba con la calle Santa María (o calle del medio); al norte con la calle Gasteiz (prolongación del cantón de Santa Ana); al este con la calle de las Escuelas (o calle antigua); y al sur con un solar propiedad de los jesuitas, que llegaba hasta la calle Arrieta. La iglesia ocupaba, por tanto, el espacio en el que se levanta el Centro Cívico El Campillo en la actualidad y el terreno aludido se corresponde con la actual cancha polideportiva cubierta.

      Las dependencias colegiales o residenciales estuvieron situadas muy próximas a esta iglesia: al oeste estaban limitadas por la calle de las Escuelas (o calle antigua), frente a la iglesia; al norte por el cantón de Santa Ana; al este por la muralla primitiva que corría paralela a la calle Cuchillería; y al sur por un segundo solar propiedad también de la Compañía de Jesús, y que llegaba hasta el cantón de San Francisco Javier. Hoy en día, sobre el lugar que ocupara el antiguo colegio jesuítico se levanta el Colegio Público Ramón Bajo, y sobre el mencionado segundo solar, viviendas particulares y el antiguo edificio de la Escuela de Artes y Oficios.

      Una descripción todavía más detallada, que además nos permite conocer qué diferente era realmente esa zona a mediados del siglo XVIII en comparación a lo que hoy conocemos, nos la ofrece Vicente González de Echávarri en el tomo III de su Alaveses Ilustres (1900):

      Y para que nuestros lectores se formen idea del sitio que ocupaba la residencia é iglesia, daremos los siguientes detalles tomados de una escritura pública (1) La Casa colegio con su patin ó jardin, reducido, y hasta el confin de la pared maestra de la iglesia confina por las otras partes es á saber por el poniente con calle antigua que media entre ella y el campo (hoy calle de las escuelas) por el Norte con cantón y portal de Santa Ana y casa del cabildo eclesiástico de la insigne Colegial de Santa María de esta Ciudad (que luego fue del polvorista Aguirre y hoy sus ruinas han servido para el ensanche del cantón) por el Oriente con la muralla y huerta ó jardin de otra casa de dicha colegiata (donde hoy vive la Sra. Directora de la Normal). Venía pues á ocupar la casa residencia próximamente el terreno que hoy abarca la Escuela Normal de Maestras.

      De su frente, formando medianería con ella y paralela al cantón de Santa Ana (se denomina en este trozo calle de la Sociedad vascongada) perpendicular á dicha casa estaba la iglesia de San Fernando que cortaba la calle antigua (hoy de las Escuelas) lindando por consiguiente por Norte con cantón de Santa Ana, Mediodía campo, Oriente casa residencia y Poniente calle del medio de Suso (calle de Santa María).

      Eran propiedad de los Jesuitas, dos campos, uno se encontraba frente á la casa residencial, “de figura cuadrilonga, á excepción de lo que le entra al pié de dicha iglesia y el tránsito en su confin, demarcado con paredes bajas y algunas gradas de piedra, confina por Oriente, con la calle antigua (Escuelas) y dicho tránsito del pié de referida iglesia, por el Mediodía con callejón y calzada que de parte de la calle de la Cuhillería corre para la de la Correría, (hoy calle Arrieta), por Poniente con calzada de la calle del medio de estos campillos, de la villa de Suso y por el Norte con la iglesia de S. Fernando.” Es decir, que la iglesia de San Fernando, se extendía en la línea de la calle de la Sociedad, desde la esquina de la Escuela Normal de Maestras hasta la calle de Santa María y entre ella y este Campillo ocupaban lo que son las casas de Echávarri ó Delegación de Hacienda y su huerta. El otro campillo lindaba por Norte con el Colegio, Oriente con la muralla, Mediodía cantón y Poniente calle vieja, ó sea el terreno que desde la Escuela Normal de Maestras llega al cantón de S. Francisco Javier donde hoy esta instalada una casa particular y la Escuela de Artes y Oficios.

      El terreno ocupado por los Jesuitas era pues grandísimo, pues abarcaba en conjunto desde la muralla antigua, que separaba la Cuchillería del Campillo, hasta la calle de Santa María, de Oriente á Poniente, y de Norte á Sur, desde los cantones de Santa Ana y Sociedad vascongada hasta el depósito de aguas ó calle de Arrieta y cantón de S. Francisco Javier.

      (1) Archivo notarial de protocolos. Notaria de Jorge Antonio de Azua, Año 1767, 16 de Diciembre, folio 629 vuelto.

      Pero antes hemos comentado que estas iglesia y casa colegio de los jesuitas tuvieron una vida muy breve. Las causas de ello nos las detalla Eneko Ortega basándose en Landazuri:

      La vida del colegio vitoriano apenas duró una década, pues la expulsión de la orden ignaciana conllevó el abandono de las obras de construcción de las dependencias colegiales y el derribo de la iglesia. Tras más de dos siglos de presencia jesuítica en territorio hispano, Carlos III decidió expulsar a la Compañía de Jesús de todos sus dominios y, a la vez, se incautó de todos sus bienes. El 2 de abril de 1767 se firmó la orden recogida en la Pragmática Sanción del monarca, que cogió a los jesuitas por sorpresa, pues su preparación se había llevado en el más absoluto secreto.

      (…) El destino de este efímero colegio vitoriano después de la expulsión de los jesuitas quedó sellado el 29 de marzo de 1769, cuando el Consejo Extraordinario estableció que “por no ser proporcionado en el estado actual para destino útil, se secularice, y conceda á la Casa de Misericordia, que se está fundando en la misma Ciudad de Vitoria, á efecto de que le reduzca á viviendas, y con su producto concurra en parte á la ereccion del Hospicio”. Landazuri recoge cómo se llevó a la práctica esta disposición en 1770: “se demolió, y arruinó todo el edificio. Quedó tan extinguido, y arruinado, que despues de haberse extraído de él todos sus materiales para emplearlos en otras obras, quedó, y permanece el sitio reducido à Campo, y Egido público”.

      Caramba, caramba con cómo se las gastaba Carlos III y las rencillas entre diferentes congregaciones (que es lo que se esconde tras la expulsión, pues con el poder de la Iglesia oficial se toparon). Pero, centrándonos de nuevo en lo nuestro, Eneko Ortega se lamenta de que no existan reproducciones gráficos o pictóricas de la iglesia:

      Lamentablemente, en la actualidad no se conserva ningún resto arquitectónico de la iglesia ni del colegio de la Compañía de Jesús. A esta ausencia de vestigios físicos hay que sumar, además, la falta de reproducciones gráficas o pictóricas coetáneas que nos permitan hacernos una idea del aspecto que estos edificios pudieron tener. Estas carencias nos conducen a recurrir a las fuentes literarias. No obstante, en estas tampoco encontramos una descripción detallada, sino simples menciones secundarias, que, en conjunción con las otras iglesias que la orden ignaciana construyó en el País Vasco, permiten una aproximación a la imagen real del templo jesuítico. Para empezar, se habla de una “Iglesia muy capaz con siete Altares primorosamente adornados”. Se menciona también el “oratorio que tenía dicho Colegio al par de la sacristía”.

      Y así parecía ser, hasta que hace unos años apareció una pequeña pieza pictórica de Benjamin Zix and Constant Bourgeois, titulada «Arrivée de l’Empereur Napoléon 1er au palais du roi Joseph à Vittoria» donde, como señala Ismael García-Gómez:

      Me gustaría sin embargo llamar la atención sobre un detalle curioso. Me refiero a esa suerte de tejado puntiagudo que se ve asomar detrás del edificio de la derecha, que yo diría se trata del Palacio de Echábarri (actual Centro Cívico de El Campillo).

      Por su parecido con el remate de la propia torre de Santa María, se parece al tejado de otra torre, acaso otra torre-campanario, pero ¿de qué templo? En esa localización no me cuadra mucho, pero por otro lado no parece inventada, sobre todo dada la fidelidad que guarda el resto de la ilustración con respecto a los datos que conocemos.

      Con muchas reservas, sólo me cabe una idea, que se trate del remate de la pequeña espadaña que los jesuitas colocaron sobre el acceso del llamado Oratorio de San Fernando, el cual, sabemos por Landazuri, se construyó en la primera mitad del siglo XVIII «en la misma casa en que a la sazón habitaban los dos Padres Jesuitas en la Villa de Suso».

      He aquí el cuadro y su detalle, los dos tomados del blog de Ismael García-Gómez:

       

      Se trataría entonces de una pintura donde sí queda recogida, aunque sólo sea la torre de la iglesia de los jesuitas, esa que denominaos en este post quinta torre. Pero esta hipótesis tiene un problema, como recoge el propio Ismael García-Gómez: que la visita de Napoleón a su hermano fue en 1808, cuando, según Landzuri, la iglesia se había derribado completamente en 1770.

      Si entramos tanto en esta cuestión es para remarcar una vez más que hay que tener mucho cuidado con el relato histórico que nos llega, incluso de personas de reconocido prestigio, pues sobre errores por ellas cometidas se erigen lecturas de hechos que no responden a la realidad pero terminan figurando en los libros de Historia. Con esta misma iglesia de los jesuitas tenemos otro claro ejemplo, pues el propio González de Chávarri reconoce en referencia a lo por él escrito en un anterior tomo de su obra (Tomo I, biografía de Verástegui) que:

      (…) la incuria de un escribano al levantar las actas del Ayuntamiento de 1778, hizo decir á varios escritores y á nosotros que la residencia de los Jesuitas había sido la casa de Legarda en la Zapatería

       

      Otras curiosidades de la calle Gasteiz

      Con todo lo pequeña que es la calle, no es la única referencia a edificios señalados que se ubicaron en ella. Venancio del Val en su Calles Vitorianas de 1979 recoge que:

      En el segundo tramo de la calle [Santa María] y en la segunda mitad, confinante con la calle de Gasteiz, se encuentra el edificio de la Comandancia de Obras del Ejército, donde por la segunda década del siglo también estuvo instalada la Zona de Reclutamiento, que luego se trasladó a la última casa de la calle y posteriormente a la calle del Marqués de Urquijo. También ha estado el Depósito de Caballería. En el mismo edificio funcionó algún tiempo el colegio de los clérigos de San Viator, al llegar a Vitoria, así como el de los marianistas. Igualmente sirvió de palacio episcopal.

      En la esquina de la calle de Gasteiz [con la calle Las Escuelas] debió estar el primitivo teatro vitoriano.

      La pequeña calle, tiene también su espacio dedicado tanto en la Wikimedia, como en la Wkipedia en euskera, ofreciéndonos esta última los datos sobre sus coordenadas: 42° 50′ 58.67″ N, 2° 40′ 20.35″

      Finalmente, y como vamos a ver a continuación, parece que el rincón de la calle Gasteiz que hace esquina con la calle Santa María tenía un cierto encanto para Schommer (creemos que en la mayoría de los casos, padre), a la vista de las diversas fotografías que sobre él realizó.

      Fuente, Arabadok: Signatura anterior: 315, rollo E-6 I Signatura copias: Carpeta 163 – Positivos 23333 a 23334 Signatura originales: Rollo 35mm, nº 908. Schommer 1953

       

      Schommer 1955

       

HERRERÍA / ERREMENTARI KALEA

1940 a 1960 ATHA-DAF-GUE-14305 Vista de un tramo de la calle Herrería, a la altura del Cantón de las Carnicerías y de la torre de Doña Ochanda, cuya fachada figura a la derecha, sin ningún signo exterior de su condición y origen. Unos niños acarrean un garrafón Gerardo López de Guereñu Galarraga http://www.araba.eus/arabadok//permalink/1@13203

1940 a 1960 ATHA-DAF-GUE-14305 Vista de un tramo de la calle Herrería, a la altura del Cantón de las Carnicerías y de la torre de Doña Ochanda, cuya fachada figura a la derecha, sin ningún signo exterior de su condición y origen. Unos niños acarrean un garrafón Gerardo López de Guereñu Galarraga http://www.araba.eus/arabadok//permalink/1@13203


(Nota: como la maquetación de textos no es lo nuestro, y un blog gratuito como éste limita las posibilidades de la edición de tablas, para quien quiera el texto en pdf, descargar aquí)

 

A la mirada de una persona que pasee hoy por la calle Herrería contemplándola con detenimiento, pero sin conocer su historia, dado su todavía aspecto medievalesco, se le haría difícil imaginar las profundas transformaciones de la calle y entorno próximo a lo largo de su historia. Y no nos referimos solo a las físicas, que también. Pues bien, en las siguientes páginas vamos a abordar esas transformaciones (desde su consolidación como rúa a la actualidad), que abarcan también lo social, económico y hasta administrativo. Porque como recoge el título del post dedicado a esta calle, Herrería / Errementari kalea es una calle que ha experimentado a lo largo de su historia profundas y múltiples transformaciones.

No está ni de lejos entre nuestras pocas capacidades (ni objetivos) la de ofrecer ni tan siquiera unas pinceladas de cómo era inicialmente la puebla que se fue creando en la ladera oeste de la colina que terminaría por dar forma a las tres calles que posteriormente conocemos; ni de saber con exactitud de dónde venían las gentes que en ella comenzaron a vivir (todo apunta que de las aldeas cercanas), ni mucho menos cuántas eran y a qué se dedicaban. Hemos de partir de los datos escritos que sobre la Herre hemos encontrado y que, a menudo, como sucede hoy en día, reflejan una realidad administrativa que sólo es una parte de la auténtica realidad. Como tantas veces advertimos, conviene no olvidar la cuestión, y dar rango de verdad absoluta a la que, como mucho, solo es parcial (cuando no interesada).

La historiografía hasta ahora nos decía que, junto con el resto de las que componen la mencionada Ladea Oeste (Zapatería y Correría), la calle Herrería fue fundada en torno al año 1200 como consecuencia de la ampliación de la ciudad que ordenó o impulsó Alfonso VIII de Castilla (relacionándola en muchos casos también con el grave incendio ocurrido en 1202). Pero, en los últimos tiempos, y principalmente a través de los trabajos de Ismael García-Gómez, se cuestionan esas teorías, sugiriendo incluso que la Nova Victoria que se fundó en 1.181 por Sancho VI en realidad se trataría de la puebla nueva que se constituyó en la ladera oeste de la colina, estando ubicada en ella la Herrería. Según el propio autor, en los próximos años se debería investigar en esa línea.

Sin perder de vista todo lo comentado, vayámonos ya a pasear por la Herre, intentando hacer un recorrido distinto (en el espacio y el tiempo) al que habitualmente proponen cronistas y guías de turismo. Adelantemos que conviene ir preparadas para protegerse o disfrutar del agua, porque si en sus inicios parece que el fuego fue un elemento clave, en el desarrollo posterior de sus historia vamos a ver cómo la relación de la Herre con el agua, además de curiosa, ha sido determinante.

 

1.- LAS TRANSFORMACIONES FÍSICAS

Una cuestión previa antes de empezar. Como a lo largo del texto se va a hablar bastante de las Vecindades de la Herrería, sería bueno dejar señalado desde el principio cuántas y cuáles eran.

En ninguno de los dos casos la respuesta puede ser contundente. En lo que se refiere a cuántas, porque todo apunta a que según periodos las Vecindades de la Herre han sido tres (probablemente hasta el cantón de las Carnicerías, siendo el resto parte de la Vecindad de Aldabe) o cuatro (hasta la actual plazuela de la Fuente de los Patos). Pero también hay indicios de que en algún momento la tercera y la cuarta fueran tomadas como una sola.

Para presentarlas nos serviremos de lo que dijimos en el libro que sobre ellas escribimos[1], recordando que buena parte de los datos que vamos a ver fueron aportados por cada Vecindad, al contestar un interrogatorio hecho llegar por el Ayuntamiento en 1867.

Primera de Herrería

Calle/s o parte de calle que comprendía

Se extendía, en los impares, de la entrada de la calle a la parroquia de San Pedro, y en los pares hasta el Cantón de la Soledad.

Según los datos de 1855 abarcaba del 1 al 59 y del 2 al 54, más los Cantones de San Pedro (hoy Calle Pedro Egaña, aproximadamente) y el Cantón de San Roque. En 1881 los pares se ampliaron hasta el 56, aunque en 1887 se redujeron hasta el 48. En 1897 los cambios los tuvo la acera de los pares, pasando entonces a abarcar de los números 1 al 39, los pares se mantuvieron del 2 al 48 y apareció ya como tal la calle Pedro Egaña; mantenía igualmente el Cantón de San Roque, sin experimentar nuevos cambios en 1910.

Hoy en día se extendería del número 1 al 13C y del 2 al 42.

Patrona o patrono

Su patrono era San Roque (como la primera de Cuchillería).

Día de su Fiesta

Según la Vecindad en 1867 su fiesta era el 16 de agosto, aunque otras fuentes la sitúan el 17 de agosto. Podrían ser las dos fechas, ya que como señala Manzanos [2004] citando como fuente el Libro de cuentas de la 1.ª Vecindad de Herrería, años 1663-1786, sf., . “La celebración duraba tres días”.

Cuántos Mayorales hay

Dos. 1.º y 2.º

Si hay Sobremayoral

No hay

Si hay Contador y Secretario

Hay un Contador-Secretario, por tiempo ilimitado y es pagado por la Vecindad

Cuándo y cómo se eligen los cargos

El día 1.º de Pascua de Pentecostés, a propuesta de los salientes

Dónde se reúne

En una casa alquilada de la misma calle, n.º 23

Por qué Ordenanzas se rige

Mandaron copia suplicando su devolución

En qué ocasiones se reúne la Vecindad, o qué servicios están obligados a prestar los vecinos

Dos veces al año de obligación, y siempre que lo ordene la autoridad

Segunda de Herrería

Calle/s o parte de calle que comprendía

Alcanzaba el tramo desde el Cantón de la Soledad al de Anorbín.

En 1855 abarcaba del número 61 al 75 y del 56 al 80, así como una parte del Cantón de Anorbín. En 1881, sin embargo, el tramo de los pares pasó a abarcar del 58 al 82, y en 1887 del 50 al 74. Como sucedía con la primera Vecindad de esta calle, en 1897 fue la acera izquierda (impares) la que sufrió cambios, pasando entonces a extenderse del 41 al 55. Finalmente, en 1910 agrupaba los números del 41 y 43 (doble) al 55, y del 50 al 74 y 76 (también doble), así como parte del Cantón de Anorbín.

En la actualidad, en la acera izquierda (impares) el único portal sería el 23, mientras que por la derecha iría del 44 al 62.

Patrona o patrono

Su patrono era San Luis Gonzaga.

Día de su Fiesta

Llevaba a cabo la fiesta de Vecindad el 21 de junio.

Cuántos Mayorales hay

Hay dos

Si hay Sobremayoral

Hay un Sobremayoral

Si hay Contador y Secretario

No hay ninguno, el Sobremayoral sobrelleva ambos cargos

Cuándo y cómo se eligen los cargos

El 21 de diciembre de cada año, a gusto de los vecinos

Dónde se reúne

En la casa n.º 65 de la calle, en una casa que administra la Vecindad

Por qué Ordenanzas se rige

Por las del bando de buen gobierno de 1852

En qué ocasiones se reúne la Vecindad, o qué servicios están obligados a prestar los vecinos

En dos ocasiones. Una el domingo anterior a la festividad del Santo, y otra el 21 de diciembre

Fiestas de vecindad en la actualidad (2)

Tercera de Herrería

Calle/s o parte de calle que comprendía

Se extendía del Cantón de Anorbín al de las Carnicerías.

Con los datos de 1855 abarcaba entonces del número 77 al 97 y del 82 al 112. Los pares cambiaron en 1881, pasando a ser del 84 al 114, y en 1887 del 76 al 102. Las variaciones en la acera izquierda tuvieron lugar en 1897, ocupando entonces del 55 al 77. Finalmente, según el nomenclátor de 1910 abarcaba del 57 al 79 y del 78 al 102 y 104 (doble).

Hoy en día acogería del 27 al 37 en los impares y del 64 al 86 en los pares.

Patrona o patrono

La propia Vecindad en 1867 decía que su patrona era Nuestra Señora de los Socorros, sin embargo ésta es la Vecindad a la que más patronas distintas se le adjudican, encontrando entre ellas a Nuestra Señora de la buena Leche, Santa Josefa Sancho Guerra, Nuestra Señora de las Mercedes y Virgen del Camino.

Día de su Fiesta

Según la Vecindad, en 1867 celebraba la fiesta de Vecindad el día siguiente al de la Asunción.

Cuántos Mayorales hay

Hay dos. Cada uno desempeña su cargo medio año

Si hay Sobremayoral

Hay un Sobremayoral

Si hay Contador y Secretario

No hay

Cuándo y cómo se eligen los cargos

Por Pascuas de Pentecostés

Dónde se reúne

En una casa alquilada

Por qué Ordenanzas se rige

Por unas antiguas, y suplican al Ayuntamiento se las renueve

En qué ocasiones se reúne la Vecindad, o qué servicios están obligados a prestar los vecinos

Por Pascuas de Pentecostés para hacer el nombramiento de Mayorales, y siempre que lo ordena el Sr. Alcalde

Cuarta de Herrería o vecindad de Aldabe

Calle/s o parte de calle que comprendía

Se extendía desde el Cantón de las Carnicerías, hasta el final de la calle.

En 1855 abarcaba del número 99 al 127 y del 114 al 132. Los números pares cambiaron tanto en 1881 (del 116 al 134) como en 1887 (del 104 al 124). Los impares, por su parte, no variaron hasta 1897, cuando pasaron a ser del 79 al 107. Finalmente, en 1910 abarcaba del 81 y el 106 al final de la calle, esto es, hasta los números 107 y 126.

Hoy en día abarcaría los números 39 y 41 de los impares y del 88 al 108 en los pares.

Patrona o patrono

Su patrona era Nuestra Señora del Buen Camino.

Día de su Fiesta

Celebraba su fiesta de Vecindad en septiembre, sin día fijo.

Cuántos Mayorales hay

Dos. 1.º y 2.º

Si hay Sobremayoral

Hay un Sobremayoral

Si hay Contador y Secretario

Un Contador fijo, sin tiempo limitado y gratuito

Cuándo y cómo se eligen los cargos

Por Pascuas de Pentecostés, a propuesta de los Mayorales y Sobremayorales

Dónde se reúne

En la casa n.º 119, propia de la Vecindad

Por qué Ordenanzas se rige

No tiene ninguna; observa la marcha que sus antecesores

En qué ocasiones se reúne la Vecindad, o qué servicios están obligados a prestar los vecinos

Para nombrar Mayorales y para rendir cuentas y por comunicar alguna orden del Ilustre Ayuntamiento

Una vez conocido el detalle de las Vecindades de la Herrería, centrémonos ya en las transformaciones físicas de la Herre en estos 8 siglos de existencia que más interesantes nos ha parecido resaltar.

[1] Pasado y futuro de las Vecindades vitorianas, una experiencia de comunidad vecinal) (Egin Ayllu, autoedición)

  1. A) En la propia calle

Para la mirada de una persona paseante por la Herre, sin conocimiento previo de su historia (o de la historia oficial), sería muy complicado adivinar que hasta hace dos siglos (se embocinó en 1822) la Herre, por su parte occidental, y a lo largo de toda la calle, lindaba con un arroyo o río, el Zapardiel. Probablemente buena parte de la población gasteiztarra sí lo sepa, pero de entre ella mucha ignorará que, sin embargo, ese recorrido del Zapardiel era forzado (su cauce original no era por ahí) y que incluso el nombre original del río no era ése. Así lo asegura con rotundidad José Rodríguez Fernández en su interesantísima tesis doctoral “Agua, poder y sociedad en el mundo urbano alavés bajomedieval y moderno”:

Vitoria no se contentó con aprovechar un arroyo que discurría a los pies del cerro, sino que modificó su curso para adaptarlo a la puebla nueva. La artificialidad del supuesto río natural queda de manifiesto en el registro material analizado en diversas intervenciones arqueológicas

El mismo autor nos ofrece otros datos en los que sustenta su afirmación. Así, por ejemplo, esta frase de Eulogio Serdán en su Rincones de la historia vitoriana:

“El mal llamado Zapardiel fue desviado de su curso normal y encauzado para formar foso defensivo dela ciudad”

Además, nos aporta incluso un documento gráfico: En una pintura de Benito de las Casas, realizada en 1838, pero copiando un cuadro de mediados del siglo XVII. El cuadro en cuestión es el siguiente:

El-cuadro-con-el-desvío-del-Zapardiel

Tal y como comenta a pie de foto Rodríguez Fernández:

Podemos observar con claridad el recorrido del arroyo Zapardiel (1) y como gira bruscamente a la altura del Portal de Santa Clara o Castilla (2) para adecuarse a la muralla o Cerca Baja.

Por lo que se refiere al nombre del arroyo o río, también en esta ocasión Rodríguez Fernández recoge otra frase del propio Serdán en su misma obra: El río encauzado se le llamaba en 1418 Azequia del Rey. En la parte que más nos importa de este debate sobre el nombre, Rodríguez Fernández nos cuenta:

Esto se evidencia también en la forma de nombrar el curso de agua por parte de la documentación municipal. Zapardiel no aparece como tal en los libros de actas hasta principios del siglo XVIII, pero mucho antes, desde la década de los 70 del siglo XV, no se alude ya a una cequia del rey, sino al rio de la Herreria, rio por detras de la herreria –aludiendo a la cercanía de la calle y a la especial relación histórica que los vecinos de este vial tienen con el arroyo–.

Luego veremos cómo, en efecto, la presencia del río y del agua va a ser determinante en muchos aspectos para la Herre.

Pero sigamos con la persona que pasea por la actual Herrería. ¿Qué otros cambios físicos en la calle se le harían difícil adivinar? Pues probablemente algunos de los relacionados con sus dimensiones. Porque al pasear por los diferentes tramos de la actual Herre, cuya anchura va de los 4,4 metros en la parte más estrecha a los 5,8 en la parte más ancha, se le hará difícil pensar que la calle siglos atrás hubiera sido aún más angosta. Y sin embargo así fue. Según nos narra Alberto Plata Montero a raíz de su estudio arqueológico sobre el actual número 84 de la calle Herrería (Arkeoikuska 03):

(…) la documentación nos informa que ya desde época medieval existen problemas de estrechez en la calle herrería. Este hecho al parecer es debido a la falta de un control urbanístico por parte de las autoridades durante el primer ensanche de la ciudad, en el cual creemos que si se delimitó la parcelación de los solares y su ubicación, pero no controlaron la longitud de las edificaciones, hecho que fue aprovechado por los constructores para invadir la vía pública.

(…) Por ello las autoridades competentes en el tema comenzaron a intentar resolver el problema desde al menos el año 1310, año en el cual tenemos la fortuna de conservar un documento en el que se puede observar claramente como el concejo controla las obras de construcción mediante una legislación de obligado cumplimiento por los constructores.

El edificio que se encontraba a mitad del siglo XVIII en el solar del actual Herrería 84 (por lo tanto acera derecha, la adyacente a la Zapa) sufrió un importante incendio, a consecuencia del cual debió ser reconstruido de forma íntegra, pero reduciendo, en forma notable para las dimensiones de la calle, su línea de fachada: 0,5 metros.

El edificio tuvo que ser reconstruido de forma íntegra, manteniendo la anchura que poseía en la fase anterior, pero reduciendo sus dimensiones hacia el oeste donde la línea de fachada se retranqueó 0,5 metros con respecto a la fase anterior.

Pero ni mucho menos este fue un caso aislado, como se recoge en el mismo estudio

Los problemas de estrechez de la calle Herrería y los intentos por resolverlos por parte del concejo mediante normativas urbanísticas, son continuados en el tiempo, como se puede deducir claramente de las noticias documentales sobre el proyecto y la realización del Camino Real de Postas de la Corte a Francia a través de Álava, y por lo tanto a través de Vitoria a partir de 1765. En el proyecto se observa la presencia de diversos conflictos sobre su entrada a la Villa, como el documentado en la calle Herrería, en el que se informaba de los problemas de paso en la calle, que tenía el defecto de ser larga y estrecha, no cogiendo por ella dos carros del País.

No sólo en su anchura ha sufrido transformaciones la Herre, también en su extensión longitudinal, en torno a la cual nos vamos a encontrar también con distintas versiones. Las curiosas descripciones de los Nomenclátores de 1887 y 1897 son las siguientes:

Principia en la Plaza Vieja y concluye en el Campo de los Sogueros. Linda al Norte con el Campo de los Sogueros; Sur, con Plaza Vieja; Este, con los cantones de San Roque, Soledad, Anorbin y Carnicerías; y Oeste, con los citados cantones.

Decimos curiosa, porque las lindes que determina al Este y al Oeste son los cantones, cosa que no hace con Zapatería, que sí que dice que linda al Oeste con la Herrería, ni con la entonces Campo de los Sogueros, de la que dice que linda al Este con la Herrería. Sea como fuere, lo que está en debate abierto es si la calle Herrería ha tenido siempre esa misma dimensión o si, por el contrario, parte de lo que hoy conocemos como Herrería en tiempos tuvo otra denominación. Esa es la hipótesis que mantiene Ismael García-Gómez en su Vitoria-Gasteiz y su Hinterland. Evolución de un sistema urbano entre los siglos XI y XV:

Curiosamente, sólo las calles de Aldave de Yuso, Aldave del Medio y Aldave de Suso, resultan difíciles de encajar, al menos si –como viene siendo habitual-, consideramos que el barrio de Aldabe siempre ha estado en el entorno de la plaza que hoy día lleva su nombre, es decir, extramuros de la villa medieval. El único modo de lograr sin embargo un encaje razonable consiste en contemplar la posibilidad de que esas tres desconocidas se correspondieran con los últimos tramos hacia el norte de las actuales Correría, Zapatería y Herrería, justo los tramos que –en aquel entonces- quedarían, extramuros del bloque que hemos definido como B2, pero intramuros de este bloque B4 del que estamos tratando de describir.

Esta hipótesis se nos vino a la mente al leer un registro de 1712 que hablaba de “unas casas sittas en la última vecindad de la Calle de la Herrería de esta ciudad que llaman Aldaue”[1]. Desde la perspectiva que señalaba este documento, lo que actualmente conocemos como Herrería, sería en realidad la suma de los cuatro primeros tramos de la calle de ese nombre más un quinto –extramuros de B2- que antiguamente recibía el nombre de Aldave de Yuso; lo mismo sucedería con la calle Zapatería, cuyo epítome septentrional sería Aldave del Medio; y, finalmente, con la Correría, que sería fruto de la unión de su homónima, más la rúa conocida como Aldave de Suso.

La teoría que mantiene el autor es que primitivamente la muralla de la ciudad que transcurría paralela al costado Oeste de la Herrería, en realidad concluiría a la altura del Cantón de las Carnicerías, por donde comenzaría a trepar la colina hacia la zona de Villa Suso, dejando pues fuera del recinto amurallado lo que hoy conocemos como tramos finales de Herrería, Zapatería y Correría, y que por eso esos tramos formaban parte de la zona denominada Aldabe, llegando hasta el punto de haber sido denominados como Aldave de Yuso (la correspondiente a Herrería), Aldave del Medio (Zapatería) y Aldave de Suso (Correría).

Hemos de decir que la hipótesis de García-Gómez nos convence bastante, y que hay otros documentos que parecen indicar que, efectivamente, el llamado portal de Aldabe, parte de la muralla que ascendería por el Cantón de las Carnicerías, estaba efectivamente al final de la tercera vecindad de Herrería:

“Una casa sita en Vitoria que hace esquina a la tercera vezindad de la Herreria pegante al Portal que llaman de Aldaue” (1752, AHPA,P. 1.192, f. 799).

Es la misma teoría que expone Ricardo Becerro de Bengoa en su Libro de Alava de 1877 (los resaltados son nuestros):

Con el egregio rey Alonso VIII, se aumentó considerablemente el vecindario alzándose extramuros y en las mismas faldas ó vertientes del alto Gazteiz las seis calles concéntricas, que guardan la forma del primitivo recinto superior. Las dos primeras que forman casi circuito al rededor del campillo son: la Correería, al poniente, de N. á S. desde la bajada de las Carnicerías hasta el antiguo arco de salida á la gran plaza del Mercado; la Cuchillería al oriente de N. S. desde la bajada de Santa María hasta el antiguo arco de San Roque, sobre la cuesta de San Francisco. Paralelamente á ellas y mas inferiores están debajo de la Correería la Zapatería desde la plaza y arco de San Felipe y Santiago, hasta la bajada de Carnicerías; y debajo de la Cuchillería la Pintorería desde el arco hasta la bajada de Arana; mas inferiores aun, y ya en el último término de las faldas, se alzaron, debajo de la Zapatería la Herrería, desde la plaza en su arco, hasta el otro arco (el último que se ha destruido) en la bajada de Carnicerías á Avendaño; y debajo de la Pintorería la Judería (barrio de los judíos) hoy calle Nueva, desde el arco hasta el antiguo colegio de San Prudencio (hoy Hospicio).

También José Javier López de Ocáriz (Un trazado regular sucesivo: oval y envolvente. La villa medieval de Vitoria) cree pausible que la dimensión de las calles fuera cambiando con el tiempo:

Parece razonable pensar que no se alcanzó a completar durante largo tiempo la plena longitud de las tres calles de la puebla oeste. Todo apunta a que el desarrollo de ellas fuera siempre iniciándose desde el sur, tal como el orden las vecindades también rubrica. Creemos que pudo detenerse la expansión urbana a nivel de los actuales cantones de la 3ª o 4ª vecindad, sobre todo de esta última, hacia la altura del cantón ahora llamado de las Carnicerías o de Aldave.

Parece pues, que al menos en su origen, la Herrería (y la Korre y la Zapa) habría sido más corta que en los últimos siglos.

Si nuestra persona paseante tiene buena capaz de razonamiento podría deducir otro de los cambios habidos en la Herre (y el resto de calles). Por ejemplo, los relativos a la propia vía. Es fácil imaginarse que el inicial camino de tierra que sería la calle, con el tiempo debió empedrarse, algo que en el caso de la Herre ocurrió en 1510 (José Rodríguez Fernández, Agua, poder y sociedad en el mundo urbano alavés bajomedieval y moderno) . Casi cuatro siglos más hubo que esperar hasta que se pavimentara y se acometiera el alcantarillado de la calle, lo que según Eulogio Serdán (Vitoria, el libro de la ciudad, Volumen II, 1890) no tuvo lugar hasta 1890, y ello como medida preventiva tras la epidemia de cólera que tuvo lugar en la ciudad en 1878.

[1] AHPA, Ibañez de Hermua, Domingo. A.1712. p. 354, 1062

Cuadro Salvador Azpiazu Imbert 1917

Cuadro de Salvador Azpiazu Imbert (1917)

Y si es muy observadora, igual podría llegar a imaginarse en alguna medida otro de los grandes cambios en el aspecto de la calle. Porque si se ha encontrado con el cantón de San Roque, igual ha podido deducir que la estrechez del cantón probablemente era lo habitual en su origen, y que ha sido el paso del tiempo el que ha ido ensanchando los cantones, lo que ha supuesto el consiguiente derribo de edificios, algo que sucedió hace apenas un siglo. Según Eulogio Serdán (Vitoria. El libro de la ciudad. Volumen II):

(…) al aprobarse, en sesión de 12 de Noviembre de 1890, el proyecto general de ensanche de cantones, la Comisión de Obras, en sesión ordinaria de 2 de Enero de 1901, propuso que se proceda al ensanche del Cantón del Seminario, comprendido entre las calles de la Herrería y Zapatería. El coste de dicha obra se presupuestó en 1.437 44 pesetas.

Esos ensanchamientos de cantones y calles habían comenzando antes, pues refiriéndose al año 1851 Ladislao de Velasco en su Memorias del Vitoria de antaño nos cuenta que:

El pensamiento de sanear las estrechas y mal ventiladas calles y cantones del antiguo Vitoria, adquiriendo algunos solares para formar Plazuelas, tambien preocupó a la comisión de obras, alcanzando realizarlo en dos puntos; la plazoleta ó ensanche frente á San Pedro en la Herrería á la subida del cantón, á que sirvió de base una casa que allí denunciara el Sindico llamada o conocida por de Chonchón, y otro despejo que se llevó a cabo frente al Hospital Militar de Santo Domingo y forma otra plazuela.

Difícil también sería imaginar que el espacio posterior de la acera impar de Herrería no se fue conformando como calle hasta bien entrado el siglo XIX. Así lo recoge también Ladislao de Velasco:

Hemos dicho que por la estrecha y tortuosa calle de la Herrería se realizaba el grandísimo movimiento que necesitaran las relaciones comerciales de España con Francia y Europa por la vía terrestre, pues solo por Irun, y en menor escala por Cataluña, una carretera nos eslabonaba con el resto del mundo: y que para dificultar aun más el tránsito de esa calle, se hallaba situada en ella la Aduana. La calle que a sus espaldas comenzó a formarse en el ano de 1820 en las Cercas tomando el nombre de la Constitución, que cambió por el de las Huertas en 1824, no pasaba aún en 1828 del Portal de Aldave, Desde alli seguia el rio a l descubierto, arrastrando las inmundicias, lindando con las casas de la Herreria por un lado, y al otro el campito llamado de los Sogueros, y entre ambos un mal camino para el servicio do aquellas casas, que venta á morir y estrellarse contra la pared de la Huerta del Convento de Santo Domingo que cerraba el paso.

Así es que cuando el Ayuntamiento en su sesión de 24 de Setiembre acordó que la Junta de obras estudiara y propusiera la forma y medios de realizar la prolongación de la calle de las Cercas o Huertas más allá del Portal de Aldave, hasta el frente de la Iglesia de Santo Dominga y su plazuela, rompiendo la huerta del convento, la opinion pública acogió el pensamiento con favor, siquiera no pudo ultimarse hasta los años de 1831 y 1832 tan difíciles eran entónces las cuestiones con las comunidades.

  1. B) En sus edificios de viviendas

Vitoria-Gasteiz, calle Herrería. Autor: Santiago Arina y Albizu, 13 de octubre de 1962. ©ArchivoMunicipalVitoriaGasteiz https://www.facebook.com/lospasadospresentes/photos/a.190611271102295/1379028175593926/?type=3&theater

Vitoria-Gasteiz, calle Herrería. Autor: Santiago Arina y Albizu, 13 de octubre de 1962. ©ArchivoMunicipalVitoriaGasteiz https://www.facebook.com/lospasadospresentes/photos/a.190611271102295/1379028175593926/?type=3&theater

Pero, con son reseñables los cambios que ya hemos comentado, no son los únicos. A nuestra ya famosa persona paseante por la Herre probablemente se le haría difícil adivinar el siguiente gran cambio físico que vamos a comentar: el importante recorte en edificios que ha padecido la calle, especialmente en su primera vecindad, y más concretamente en la acera de los impares.

Partamos de que, como es natural, el tipo de edificaciones ha sido muy distinto durante los 8 siglos de existencia. Pero una cosa es que las iniciales construcciones, casi tipo cabañas, fueran dejando el lugar a casas familiares de cada vez mayor consistencia y nuevos materiales, y que posteriormente buena parte de esas casas hayan ido siendo sustituidas por edificios de viviendas (si nos atenemos a las denominaciones que usan los nomenclátores, el de 1887 aún se refiere a la “rotulación de calles y numeración de casas”), y algo muy distinto es que, de forma muy especial en esta calle, haya habido una drástica reducción del número de edificios, y que esa reducción haya tenido lugar a partir de 1880. Estos son los datos que hemos podido recopilar de documentos municipales desde mediados del XIX:

Evolución de los edificios de las Vecindades de Herrería (1855-2000)

1ª Vecindad

2ª Vecindad

3ª Vecindad

4ª Vecindad

Total Herrería

Impar

Par

Impar

Par

Impar

Par

Impar

Par

Impar

Par

Hasta 1855

25

24

7

10

11

13

15

10

58

57

1855

30

27

8

11

11

16

15

10

64

64

5

3

1

1

0

3

0

0

6

7

1881

30

26

8

12

11

13

15

10

64

61

1887

25

24

9

12

11

13

14

11

59

60

1897

16

22

9

12

11

13

14

10

50

57

1910

13

23

7

11

12

11

13

10

45

55

∆ 1910 / 1887

-17

-4

-1

0

1

-5

-2

0

-19

-9

1920

         

45

55

1940

         

30

54

∆ 1940 / 1920

         

-15

-1

2000

7

19

1

11

7

10

4

9

19

49

∆ 2000 /1940

         

-11

-5

∆ 2000 / 1881

-23

-7

-7

-1

-4

-3

-11

-1

-45

-12

Sin entrar en los cambios en los palacios y casas señoriales (de eso ya se encargan las guías turísticas, que olvidan lo demás), como se puede ver, hasta 1855 se observa un incremento en el número de edificios, y una paridad entre las aceras de los impares y los pares. También se notaba una especial concentración en la 1ª Vecindad, en la que se ubicaba el 44,53% de las casas. Esa situación se mantiene más o menos estable hasta 1881, pero en los casi treinta años que van de 1881 a 1910 se produce la primera importante reducción que se traduce en 25 edificios menos (un 20% del total), reducción que afecta en mucho mayor grado a la acera impar (19 edificios menos, un -29,7%) y, de forma muy especial a la primera vecindad de esa acera impar (sus 30 edificios quedan reducidos a solo 13). Una explicación parcial para la reducción de edificios es el hecho ya comentado de que por aquellas fechas se procedió al ensanchamiento de cantones, lo que implicaba el derribo de edificios. Pero decimos que esa explicación parcial porque esos derribos para el ensanchamiento habrían afectado a ambas aceras, y no principalmente a una, la impar.

Un segundo periodo de importante reducción de edificios, pero esta vez de forma prácticamente exclusiva en la acera impar, es el que se da entre 1920 y 1940, periodo durante el cual los 45 edificios de la acera impar quedan reducidos a 30 (esto es, desaparece uno de cada tres)

Finalmente, entre 1940 y 2000 (aunque la falta de datos nos impide saber si ha sido una dinámica continua en el tiempo o centrada en unos años concretos) se vuelve a dar una nueva importante reducción (de otros 16 edificios, casi el 20% de los edificios de la calle) que afecta otra vez más de forma muy especial a la acera de los impares (11 edificios menos, de nuevo una reducción de más de la tercera parte de los edificios de la acera).

Como resultado de todo lo comentado, en un periodo de 120 años, las 120 casas/edificios que la Herre tenía en 1881 se han reducido hasta los 68 del año 2000 (un -44,7%), reducción que afecta en mucho mayor medida a la acera impar (-45 edificios de los 64 que tenía, lo que supone una reducción del 70,3%, una auténtica barbaridad) que a la acera par (-12 edificios, algo que se puede considerar normal).

  • Con las pistas que ofrecen los nomenclátores (que hasta 1910 indican donde empieza y termina cada vecindad), hemos trasladado la división por vecindades (que en el caso, sobre todo de la 1ª y 2ª no es tan sencillo como “de cantón a cantón”) al mapa y las fichas urbanísticas del PERI (elaboradas en torno al año 2000), y a partir de los datos obtenidos vemos que:
  • La primera vecindad ha seguido perdiendo edificios desde 1910, hasta quedarse en 2000 tan sólo con 7 en la acera impar y 19 en la par. Ello supone que en los 120 años transcurridos de 1881 a 2000 la acera impar ha perdido 23 edificios (el 76,7% de los que tenía), y la acera par 7 (el 26,9%)
  • La segunda vecindad en su acera impar tan solo tiene un edificio de viviendas, habiendo perdido 7; mientras que en la acera par sólo ha perdido un edificio (pasa de 12 a 11)
  • La tercera vecindad pierde 4 edificios, un 36,4% de los 11 que tenía, mientras que la par pierde 3 (un 23,1%) lo que en ambos casos puede ser considerado como normal.
  • Finalmente, la cuarta vecindad en su acera impar, pierde todo un 73,3%, al ver reducidos sus 15 edificios de 1881 a los 4 de 2000. Por su parte, la acera par casi no sufre cambios en esos 120 años, pasando de 10 edificios a 9.

La pérdida de edificios de viviendas de la Herre va de la mano del aumento de las mismas en las calles adyacentes. Sucede que la Herre hacía tiempo que había dejado la importante calle que ahora veremos que fue, para comenzar a ser una calle olvidada. Por eso, las nuevas edificaciones que se construyen en los solares de las antiguas casas o edificios derruidos, a partir de mediados o finales del XIX se construyen con la fachada principal a Constitución, Cercas Altas o Campo de los Sogueros (más o menos las actuales Diputación y Siervas), un eje que comenzaba a ganar en importancia. Todo ello se percibe claramente en los datos que recoge la siguiente tabla:

Evolución del número de edificios de viviendas

Calle

1880

1910

1920

1940

Constitución

13

18

18

19

Pza. Provincia

9

10

10

12

Cercas Altas

15

19

18

25

Campo de los Sogueros

5

8

8

15

Herrería

126

101

100

84

Para concluir con los edificios, hemos querido observar también cuál puede ser la antigüedad de los edificios actualmente (en 2020) existentes en cada vecindad, buscando principalmente aquellos cuya fecha de construcción sea anterior a 1910. Pues bien, de los 67 edificios de viviendas actuales de la calle Herrería, nos hemos encontrado con que anteriores a 1888 (no hay ninguno entre 1888 y 1910) hay ni más ni menos que 25, todo un 37,31%, más de 1 de cada 3, lo que es una auténtica barbaridad.

Por ello hemos creído oportuno fijarnos también en el estado de cada uno de esos edificios, según los datos de las ITEs (Inspecciones Técnicas de Edificios). Lo que nos hemos encontrado es, primeramente, que el tipo que más abunda es el Pendiente (10 edificios), es decir, que a pesar de la obligatoriedad de la ITE, no se ha llevado a cabo, lo que en la mayoría de los casos que conocemos en el barrio significa que se sabe o se teme una mala situación para la que no se dispone de recursos económicos con los que hacerle frente (por eso no se llevan a cabo, porque si la ITE marca la urgencia de una obras, se han de realizar de forma inmediata, si no las realizaría el Ayuntamiento subsidiariamente, y las cobraría al vecindario en cuestión). La segunda categoría más numerosa es la de “Mal estado”, entendiendo por ello edificios que deben acometer subsanaciones inmediatas, muy urgentes o urgentes (8 edificios). Hay 4 edificios que han pasado la ITE sin problemas y otros 3 cuyo estado es “Regular/Mal”, es decir, que necesitan realizar subsanaciones pero no urgentes.

Todo ello se puede observar en la siguiente tabla:

Edificios

Año construcción

Estado (ITE)

1º Vecindad

A) Impares

3 de los 7 edificios (42,85%)

Nº 5

1886

Mal

Nº 7

1886

Pendiente

Nº 13

1867

Pendiente

B) Pares

9 de los 19 edificios (47,37%)

Nº 4

1850

Mal

Nº 8

1850

Mal

Nº 12

1886

Bien

Nº 14

1886

Mal

Nº 24

1800

Pendiente

Nº 26

1800

Pendiente

Nº 36

1800

Mal

Nº 38

1800

Bien

Nº 40

1800

Pendiente

2ª Vecindad

B) Pares

7 de los 11 edificios (63,64%)

Nº 44

1886

Regular/Mal

Nº 48

1886

Pendiente

Nº 52

1886

Bien

Nº 56

1886

Pendiente

Nº 58

1886

Mal

Nº 60

1886

Pendiente

Nº 62

1886

Regular/Mal

3ª Vecindad

A) Impares

1 de los 7 edificios (14,29%)

Nº 37

1850

Mal

B) Pares

3 de los 10 edificios (30,00%)

Nº 66

1880

Pendiente

Nº 68

1880

Bien

Nº 74

1880

Pendiente

4ª Vecindad

A) Impares

2 de los 4 edificios (50,00%)

Nº 39

1885

Mal

Nº 41

1885

Regular/Mal

La situación es verdaderamente preocupante, de forma muy especial tanto en la acera par de la primera vecindad (con 9 edificios construidos hace más de 134 años -5 de ellos hace 220 años- de los que solo 2 según la ITE están en buenas condiciones) como en la acera par de la segunda vecindad (donde no sólo hay 7 de los 11 edificios construidos hace 134 años, sino que salvo uno de ellos el resto no está en buenas condiciones). Y lo más preocupante de todo y no hay que olvidar: que en todos esos edificios en mal estado o con la ITE pendiente, con datos del año 2000, vivían 151 personas, de ellas 50 mayores de 65 años.

  1. C) Las torres y portales de la muralla

Nuestra paseante por la actual Herrería, podría llegar a imaginarse rastros de su antigua época medieval… aunque probablemente de forma errónea, pues los que parecen más evidentes son los menos reales (por ejemplo, la torre de doña Ochanda, pues la torre que hoy sobresale del resto de edificios del entorno no existe sino desde 1971, cuando se le añadió con motivo de la rehabilitación del edificio). Lo que, una vez más, difícilmente se imaginaría es las numerosas puertas y torres de la segunda muralla de la ciudad que abrazaban a la calle Herrería. Parece que 5 portales y 7 torres. Esos al menos son los que recoge Ismael García-Gómez en su Vitoria-Gasteiz y su Hinterland. Evolución de un sistema urbano entre los siglos XI y XV, del que nos atrevemos a sintetizar y extractar (esperemos que sin errores de bulto) el siguiente recorrido de los portales y torres de la muralla por la Herrería.

Comencemos por la torre 1, ubicada en la esquina de la entonces Plaza del Mercado (hoy V. Blanca) con inicio de Herrería por su parte occidental trasera (hoy Diputación). Dada sus dimensiones, más que una torre se pude considerar una casa-torre, a la que Landazuri describía como “una fortificación muy considerable para los tiempos antiguos”. Aunque esta casa-torre debió ser originalmente concebida para la protección de los portales que daban hacia la plaza del mercado (hoy Virgen Blanca), con el paso del tiempo y la ampliación del sistema amurallado sirvió también para la protección del no demasiado alejado Portal de Santa Clara (denominada también Portal de Castilla o Portal de la Alcabala).

Una vez la muralla enfilaba por la trasera occidental de la Herre, la muralla poseía una crestería almenada en todo su desarrollo, con tres torres (2, 3 y 4) que reforzaban el muro antes de que alcanzara la iglesia de San Pedro. Este segmento de muralla contaba con dos portales (de San Roque y de San Pedro) que no se puede asegurar que fueran coetáneos a la construcción de la muralla, pues no aparecen mencionados en la nómina de portales donde se cobraban tasas en 1580. Probablemente se construyeron en época tardía o, de ser antiguos, solo tuvieron un papel secundario

La primera fase constructiva de la Iglesia de San Pedro y de la muralla se hicieron al mismo tiempo, por lo que el muro del oeste es muralla, como muralla es también la torre-fuerte que remata los pies de la nave central de la iglesia. Es la torre 5, a la altura de la mitad de la fachada oeste de la iglesia de San Pedro.

Desde San Pedro la muralla seguía hasta la torre de Doña Ochanda (Torre 7), pero unas decenas de metros antes, en la intersección con el Cantón de Anorbín, se abría un portal al que se denominó de formas muy distintas según la época: Portal del Valladar (siglo XV); Portal de Ali (siglo XV); Portal de Angebín de Maturana (siglo XVI); Portal del Cristo de San Martín (siglo XIX), o Portal Oscuro (hasta su desaparición). Era el único portal de esta zona precedido de un puente permanente sobre el Zapardiel.

No muy lejos del Portal Oscuro, siempre en dirección norte, aproximadamente en el jardín del actual Palacio de los Verástegui, estaba la torre 6. La siguiente torre, la 7, era el edificio que hoy conocemos como Torre de Doña Ochanda, que debió ser otra torre tipo casa-fuerte, como la comentada en el caso de la Torre 1

En la altura del actual Museo de Ciencias Naturales, por la parte de la Herrería, estuvo el portal que cerraba dicha calle por el Norte. Desde aquí el trazado de la muralla empezaba a ascender por la ladera, como describía Landazuri: “Por el punto del Norte, que es el opuesto a la plaza, finalizan estas tres calles en tres portales construidos en la muralla, que desciende desde el de la Soledad al de Aldave”. Estos portales carecían de torres en los flancos.

Las casas-torres, especialmente las ubicadas al principio y al final del recorrido que hemos comentado, en realidad eran controladas por los grandes señores de la época (nos referimos aproximadamente al siglo XV). La Casa-Torre de la esquina de Herrería con la entonces Plaza del Mercado (hoy Virgen Blanca) era conocida como la Torre de los Abendaño (señores de Villarreal), mientras que la Torre de Doña Ochanda era de los Iruña. Así describía el dominico Fray Juan de Victoria a finales del XVI en su Nobiliario Alavés el perfil de estos grandes señores, cuya grandeza parece que se medía por la capacidad de causar males y penalidades al vecindario, así como de acribillarles a todo tipo de impuestos con los que engordaban su patrimonio (qué poco han cambiado algunas cosas tras seis siglos)

Y en Vitoria se padecía con los bandos de Ayala, gamboino, y el de Calleja, oñacino, favoreciéndose cada uno de los comarcanos bandoleros, tiranizando la república y sus vecinos, robándoles con derramas, imposiciones, matándose y haciéndose todo el mal posible, usurpando los oficios de justicia, eligiendo cada bando alcalde, regidores, procurador, allende de la de los reyes, haciendo los Ayalas sus juntas en San Miguel y los Callejas en San Pedro.

Esas luchas banderizas entre poderosos linajes se trasladaron también a la Herrería, como describen Ernesto García Fernández, Ismael García-Gómez y José Rodríguez Fernández en su Urbanismo, patrimonio, riqueza y poder en Vitoria-Gasteiz a fines de la Edad Media e inicios de la Edad Moderna:

El control de los portales derivó en disputas entre los linajes, como sucedió en el caso del control estratégico del portal de la Herrería en 1447 y 1448, pues cada linaje tenía encomendada la protección de un portal, así como posiblemente la defensa de los tramos de la muralla colindantes

Para que nos demos cuenta del poder y ambición de estos señores, valga el ejemplo de las casas y solare que un miembro de la saga de los Iruña (que, abandonando su lugar de origen en Trespuentes, se instalaron en Gasteiz en torno al 1400, instalándose en la propia Herrería, por aquel entonces Ferrería), según recoge Ernesto García Fernández (Gobernar la ciudad en la Edad Media: oligarquías y elites urbanas en el País Vasco) donaba a su muerte: sólo por lo que respecta a Gasteiz veintiséis casas y media y dos solares, ocho de esas casas en la propia Herre. Estos señorzuelos (más apropiado). No sólo freían a impuestos al vecindario, sino que además, vivían también de sus rentas, porque como afirma el autor, la mayoría de las casas estaban arrendadas y se ubicaban en las calles más potentes de la ciudad (¿a que, seis siglos después, nos suena la historia?)

Estado de la Torre de los Abendaño (Vitoria-Gasteiz) en el siglo XIX. Se trata del edificio situado a la izquierda de la imagen, el cual controlaba el acceso a la ciudad por el portal de la Calle Herrería («Vista del arco de Herrería» de Juan Ángel Sáez http://www.vitoria-gasteiz.org.es/Las-casas-torre-bajomedievales.htm

Estado de la Torre de los Abendaño (Vitoria-Gasteiz) en el siglo XIX. Se trata del edificio situado a la izquierda de la imagen, el cual controlaba el acceso a la ciudad por el portal de la Calle Herrería («Vista del arco de Herrería» de Juan Ángel Sáez http://www.vitoria-gasteiz.org.es/Las-casas-torre-bajomedievales.htm

Con el paso del tiempo las puertas comenzaron a ser un problema grave para la población. Así, por ejemplo, según recoge Mª Ángeles Martín Miguel (Algunas modificaciones urbanísticas en Vitoria durante el siglo XVI):

(…) en 1516 los vecino de la Herrería informaron al Ayuntamiento sobre el mal estado y el peligro de ruina en que estaba la puerta de esa calle, y ofrecían poner ellos “los dineros que fueren menester para el reparo”.

(…) en 1584 se ordena reedificar el Portal de la Herrería, porque con su estrechez y el paso de los carros, hacía peligroso el tránsito de los vecinos.

Y en la medida que lo que transcurrían eran siglos el problema afectaba también a la propia muralla. En palabras de Tomás Alfaro Fournier (Vida de la ciudad de Vitoria)

Los muros o cercas iban desmoronándose en informes montones de piedras. En el sector limitado por el riachuelo Zapardiel, desde los traseros de las casas de la Herrería, iban avanzando pequeños huertos o jardines para bañarse en sus turbias aguas

Así, el espacio que se iba generando pasó a ser un terreno codiciado. Veamos un ejemplo sobre ello que en este caso que nos ofrecen Paloma Manzanos y Francisca Vives (La vida cotidiana de las mujeres en la Vitoria de los siglos XVIII y XIX):

En 1775 María Santos Ortíz de Zárate elevó una petición al Ayuntamiento para que se le concediera un terreno situado entre la muralla y el río Zapardiel, en la calle Herrería, para ampliar su casa y la tienda de su hijo. La parroquia de San Pedro también deseaba este terreno para agrandar su sacristía. María Santos consiguió su objetivo, el visto bueno municipal a su petición, en detrimento de la parroquia de San Pedro. Como denunció el alcalde, la mujer consiguió el “placet” del diputado por ser su hijo.

El cólera de mediados del XIX provocó la demolición de los arcos que cerraban Herrería, Zapatería, Correría y Cuchillería, así como la desaparición del entonces denominado Portal Oscuro (que ya hemos visto que estaba a la altura del hoy cantón de Anorbín). Claro, que para algunos esa desaparición fue en beneficio propio. ¿De algún obrero o frutera? No, claro, en este caso de un marqués, tal y como recoge Ladislao Velasco (Memorias del Vitoria de antaño):

Mediante un arreglo con el Sr. Marques de la Alameda desaparece el llamado Portal Oscuro, estrecho y lóbrego callejón que comunicaba la Herrería con las Cercas, y en parte de cuyo emplazamiento se levantó la casa que hoy ocupa y pertenece á su nieto D. José María de Zavala.

Y, finalmente, intereses diversos, presentados como “necesidad de expansión” (uno de los disfraces preferidos por la especulación) llevó a acabar con algunas torres, como es el caso de la Torre de los Abendaño, para la configuración de la actual Diputación, lo que sucedió a finales del XIX, pues como nos ofrece esta imagen del trabajo de Sergio Martínez Martínez y Beatriz Arizaga Bolumburu (Vitoria en la Edad Media. Historia y desarrollo urbano), en 1868 aún subsistía la torre.

Torre que podemos ver desde otro ángulo, recogida ésta del trabajo de Agustín Azkarate e Ismael García-Gómez titulado Las casas-torre bajomedievales. Análisis sistémico de un proceso de reestructuración espacial territorial.

Es evidente cómo no pocas veces al poder económico (y por lo tanto político, pues unos influyen a los otros, antes y ahora) le interesa poco conservar la riqueza arquitectónica medieval del Casco cuando se trata de hacer buen negocio. Ahora, que si esa conservación se puede convertir en negocio (turistificación de la Almendra medieval, por ejemplo), entonces se vuelven los adalides del conservacionismo con planteamientos que buscan un barrio medieval de tiralineas (el PERI de 2008 es un buen ejemplo de ello), aunque sea a costa de condenar a buena parte de su vecindario a tener que prescindir de espacios básicos para su cotidianeidad (wc en caños, huertas con las que asegurar la propia manutención…)

  1. D) Las fuentes de la Herrería

Al principio de este texto ya hemos hecho referencia a la importancia que el agua ha tenido en el devenir histórico de la Herre. La cuestión la abordaremos más en profundidad al hablar de los cambios socioeconómicos habidos, pues está en el origen de muchos de ellos, pero igual que ya hemos comentado algo sobre el Zapardiel, vamos a dar noticia ahora de las fuentes que han existido en Herrería. Para ello vamos a hacer uso de nuevo de la completísima tesis doctoral de José Rodríguez Fernández, Agua, poder y sociedad en el mundo urbano alavés bajomedieval y moderno. Él es quien nos cuenta que:

En 1499 el maestro de traer aguas Juan de Briones realiza un proyecto para traer por primera vez agua canalizada a las inmediaciones de la ciudad, en la zona del mercado y plaza principal de la ciudad, junto a la fuente del portal de Castilla o Santa Clara

Y que no es hasta 60 años después cuando se conduce agua hacia el interior de la ciudad, esto es, dentro de su recinto amurallado, una de ellas al principio de la Herre, en la denominada plazuela de la Herrería (en lo que hoy es más o menos la plaza del Bodegón Gorbea, más conocido por el Bode):

(…) las elites dirigentes observan la necesidad de seguir embelleciendo la ciudad con nuevas fuentes dentro de los muros. El proyecto no cristalizó hasta los años 60 del siglo XVI y se convirtió en la primera conducción capaz de alimentar varias instalaciones dentro del núcleo de Vitoria, servicios de agua de boca que rápidamente se vieron acompañados de abrevaderos y lavaderos.

Concretamente, dos fueron las fuentes que se colocaron intramuros, una en la denominada plazuela de la Herrería y la otra en Santo Domingo. Ambas recibían de forma condicionada el agua de la fuente principal, instalada de nuevo en la plaza del mercado

La segunda fuente se ubicaría justo nada más terminar la propia calle Herrería; esta segunda, la única que subsiste, es la que hoy conocemos como Fuente de los Patos

La fuente de la plazuela de la calle Herrería ha desaparecido muy recientemente, fruto de una reurbanización del espacio con criterios supuestamente sociales que no han tenido en cuenta el valor histórico del elemento hídrico que, lógicamente, había cambiado su fisionomía con el paso del tiempo. La segunda de ellas, conocida como la fuente de los Patos se mantiene afortunadamente hoy día

En la siguiente foto podemos ver la fuente antes de que acabaran con ella:

La ubicación de la fuente de la hoy plazuela de la Fuente de los Patos se explica por la influencia directa de uno de los grandes poderes de la época (y de la actual), el eclesiástico, pues en aquel entonces junto a ella estaba ubicado el convento de Santo Domingo. Pero ¿por qué se instaló la fuente en esa denominada plazuela de la Herrería? Las razones para ello, que también se nos van a hacer muy contemporáneas, nos las explica Rodríguez Fernández:

Es significativo poner de manifiesto que la primera fuente construida dentro del espacio amurallado de Vitoria se erige en un solar que dona la familia Álava y que formaba parte del espacio ajardinado y huerta del palacio nobiliar (reconstruido sobre otra antigua residencia hacia fines del siglo XV) sito en la calle Herrería. A cambio, la ciudad cede un cuarto del sobrante de la fuente Principal, que discurrirá mediante encañado subterráneo por la Herrería hacia la nueva construcción. De este cuarto que llega, un tercio va a la fuente pública y su sobrante a la huerta particular, mientras que los otros dos tercios deben continuar por la Herrería hasta el barrio de Santo Domingo. En total, los Álava dispondrán aproximadamente de la doceava parte del caudal que llega a la ciudad. Una cantidad nada desdeñable que deberán llevar a su costa de forma subterránea hasta el interior de la propiedad.

Una de las cabezas visible del linaje era el señor de Marquiniz Pedro de Álava, residente en Vitoria y hombre habitual y de gran peso en el gobierno local, bien como diputado, bien como alcalde, hecho que ya de por sí convierte en sospechoso cualquier acuerdo entre las dos partes

Parece que la influencia del poder político tiene más episodios con respecto a la historia de esta fuente, como recoge el autor:

(…) En 1657 Joseph de Során y Urbina, caballero y visitador de la orden de Calatrava y “segundo alcalde” de la ciudad, solicita al ayuntamiento agua para hacer una fuente ornamental en su huerta y jardín, tomando un ochavo –es decir, un pequeño caño con el diámetro de la moneda– desde la conducción que circula por la calle Herrería hacia Santo Domingo. Como miembro del gobierno local, Joseph de Során es buen conocedor de la mala situación en la que se encuentra la conducción, ya con un siglo de antigüedad y con importantes pérdidas de caudal por falta de mantenimiento, y ofrece costear la limpieza de toda la cañería desde el manantial de origen, además de asumir las condiciones que el ayuntamiento impone en este tipo de concesiones de agua.

Dejando para el próximo apartado el profundizar sobre la influencia que los poderes económicos y políticos han tenido sobre la historia de la calle Herrería, detengámonos ahora un poco más en algunos detalles y cuestiones relativos a la entonces denominada plazuela de Herrería. Hablamos de una plazuela o espacio abierto en la parte posterior del Palacio de los Álava-Esquivel, construido en 1488 y que originalmente tenía su entrada principal por la calle Zapatería. El espacio, como ya hemos comentado, contaba con una fuente desde 1560. Pero, como vamos a ver, los usos y estados de esa plazuela han sido variados, y algunos polémicos.

Henrike Knörr y Elena Martínez de Medina (Toponimia de Vitoria I) recogen un documento de finales del XVII que nos habla de la plazuela:

“Las casas sitas en la Plazuela que llaman de la Herreria frente de la fuente.” (1685, AHPA, P. 9.057, f. 513).

Pero, por Ladislao Velasco (Memorias del Vitoria de antaño) sabemos que en 1865 la fuente cambió su emplazamiento dentro de la plazuela, ofreciéndonos también otros detalles sobre la misma:

El suelo ó área de la llamada plazuela de Alava en la Herrería, pertenecía a la familia de este apellido, dando lugar a cuestiones de policía, por los carros que permitía estacionar en ella, preocupando la posibilidad de que se cercara de paredes con gran perjuicio de la ventilación y luces de aquella parte de la calle. Para salvar estas dificultades se ultimó un convenio con su dueño el Sr. D. Ricardo de Alava, cediendo espacio bastante en su centro para emplazar una fuente colocada desde tiempos antiguos en un extremo: comprometiéndose a cerrar por su cuenta con verjas de hierro la plazuela convertida en jardín, a excepción de la parte del semicírculo de la fuente que correspondía a la Ciudad; y renunciando a los sobrantes de las aguas de la fuente á que también tenía derecho: todo mediante una indemnización de 2.000 pesetas.

La remodelación de la plaza trajo consigo también la demolición de los antiguos edificios números 34 y 36 de la Herre, tal y como consta en el Cuaderno de rotulación de Calles y Numeración de Casas de 1887.

Posteriormente esa plazuela tuvo también usos vecinales populares, según recoge Venancio del Val (Calles Vitorianas):

En la plazoleta que se forma al pie del cantón [de San Roque] junto a la del palacio de los Alava, solían celebrarse antiguamente los bailes y aurreskus con motivo de la fiesta de San Roque, Patrón de la primera Vecindad de la Herrería, y en cuyo mismo lugar se quemaban las «marchas», u hogueras en tomo a las cuales saltaba la juventud al son del tamboril.

Herrería

Hay una última cuestión que queremos reflejar. El hecho del avance que pudo suponer para la población en general la creación de las fuentes en el interior del recinto amurallado, no fue por igual para toda la población. Es más, para la mitad de la población, las mujeres, se convirtió en una nueva carga, y además no retribuida. Porque mientras antes de la instalación de las fuente existía un oficio retribuido denominado aguador, una vez se instalaron las fuentes de la Herrería, ese oficio desapareció… aunque el agua debía seguir transportándose a casas, talleres y almacenes, y esa tarea se les endosó a las mujeres como labor doméstica no remunerada (¡hay que joderse!, que diría aquélla). Así lo recoge José Rodríguez Fernández en Agua, poder, sociabilidad y desigualdades de género en las fuentes públicas de las villas alavesas (1450-1550).

Para ser exactos, estas prácticas no desaparecieron en el siglo XVI, pero el trabajo de acarrear agua en las villas alavesas recayó exclusivamente en las mujeres, tal y como recuerda una noticia de 1590 en Vitoria: …porque en la dicha çiudad no ay aguadores como en otras partes de estos rreynos sino que cada uno se sirve de sus mujeres, hijas o criadas para el dicho efeto…. A partir de entonces, mozas, mujeres y criadas son los colectivos que aparecen ligados al acarreo de agua con cántaros. La diferencia estriba en que la provisión de agua, como el lavado de ropas, se va a insertar definitivamente en el ambiguo conjunto de las labores domésticas no remuneradas ejercidas por las mujeres y mozas de la casa, salvo en el caso de las criadas que operaban en casas ajenas, recibiendo manutención y poco más a cambio de numerosos quehaceres entre los que se encuentra el conducir agua y executar otras cosas

2.- LAS TRANSFORMACIONES SOCIOECONÓMICAS

La peluquería Félix Sedano en 1962 / Santiago Arina / Ayuntamiento de Vitoria https://cadenaser00.epimg.net/emisora/imagenes/2015/10/19/ser_vitoria/1445234254_779274_1445235938_noticia_normal.jpg

La peluquería Félix Sedano en 1962 / Santiago Arina / Ayuntamiento de Vitoria https://cadenaser00.epimg.net/emisora/imagenes/2015/10/19/ser_vitoria/1445234254_779274_1445235938_noticia_normal.jpg

  1. A) A lo largo de los siglos

Casi desde la creación de la nueva puebla occidental a principios del XIII una de sus tres calles va a tomar protagonismo sobre el resto: la calle Herrería. Algunos de los elementos principales que explican ese hecho los recoge José Javier López de Ocáriz (Un trazado regular sucesivo: oval y envolvente. La villa medieval de Vitoria), el Zapardiel, la Aduana y su buena comunicación con el exterior:

El río Zapardiel, un arroyo que corre en la base de la colina por el poniente, podía surtir de unos mínimos del agua que se necesitaba (…) La forja y trabajo del hierro es la otra actividad que la puebla mantiene, según el nombre que recibió la calle Herrería. También el agua es una de las materias necesarias para este trabajo. Los datos que podemos seguir desde la baja Edad Media y siglos posteriores, hacen suponer que la privilegiada situación de esta calle, más llana y mejor comunicada con el exterior, la convirtieron pronto en calle de cierto impacto comercial, preferida por los viajeros para su alojamiento. En realidad no hay seguridad de que estuviera ahí la primitiva Aduana de Vitoria, de la que ya hay datos en 1289. Pero sí lo estuvo en época moderna, y sabemos que funcionaba como “calle de posta”

Esa preeminencia de la Herre ya en el propio siglo XIII es remarcada también por Antonio Zárate Martín (Vitoria: estudios geográfico de la ciudad española de mayor evolución entre 1950-1975), se extendiera durante siglos:

Durante el siglo XIII la mayor actividad de la ciudad se registraba en la calle de la Herrería, vía principal entonces en la que se encontraba el mayor número de comercios y por donde discurría toda la circulación que atravesaba Vitoria en dirección Norte-Sur.

(…) Con el primer ensanche medieval, ordenado por Alfonso VIII, la ciudad creció hacia Poniente, surgiendo las calles de la Herrería, de la Zapatería y de la Correría desde la parte baja a la parte alta de la colina.

La nueva trama viaria responde ahora al predominio de la función comercial La ciudad se benefició en el siglo XIII de su situación en la antigua vía romana de Burdeos a Astorga, ahora convertida en una de las rutas del Camino de Santiago. La calle de la Herrería se transformó en la vía principal de la ciudad, por ella discurría todo el trafico de personas y mercancías que transitaba por este Camino de Santiago y que desde Castilla se dirigía a Francia.

Pero si a todo ello añadimos el hecho ya analizado de que las primeras fuentes en el interior de recinto amurallado se instalaran a mediados del XVI en la propia Herrería, es fácil deducir que la importancia de la Herrería adquiere mayor resalte. En análisis de José Rodríguez Fernández (obra citada Agua poder y sociedad…)

¿Qué ocurre en Vitoria tras la llegada de los primeros servicios intramuros? (…)Lo que dibuja es una nueva línea de fuerza o conectividad –lejana para los vecinos de la villa de Suso o las calles orientales– a través de la calle Herrería, como si fuera la canalización de los servicios, que coincide con el vial socioeconómicamente más dinámico de la ciudad. Como señala Rosario Porres Marijuán, cuando se instalan estos nuevos servicios hacia 1565 la calle Herrería es el escenario y residencia de actividades artesanales pero, sobre todo, es el lugar donde se sitúan las gentes del comercio y sus nuevas residencias palaciegas, hecho que tiene su correspondencia con la enorme presencia de mesones a lo largo de la calle. Podríamos decir que la calle Herrería fue hasta el siglo XVIII una vía de servicios interna para atravesar la ciudad desde la puerta de Vizcaya al norte hasta la de Castilla al sur y viceversa, y el mejor escenario para mostrar el poderío de las elites emprendedoras locales.

La importancia de la Herrería en la vida comercial de la ciudad se refleja con bastante claridad en los datos que recoge Ernesto García Fernández en su estudio Una fotografía social de la población urbana vitoriana: el “préstamo” de 1489 y los censos de alcabalas de 1537 y 1538, donde se puede apreciar que según los padrones de 1537-1538 la Herrería contaba con el mayor número de profesionales no sólo en el sector del metal (por algo se llama Herrería), sino que también era la calle con mayor número en el sector Comercio / Transporte (13 de los 55 de la ciudad), en el de Mesoneros (contaba con la mitad de todos los de la ciudad) y de Alimentación. El resumen de las profesiones existentes en la Herre por sectores es el siguiente:

Agricultura:

  • 4 labradores

Textil:

  • 1 sastre
  • 2 sogueros
  • 1 tejedor
  • 1 trapero

Piel:

  • 3 zapateros
  • 1 zurrador
  • 2 adobadores

Metal:

  • 8 herreros
  • 5 caldereros
  • 2 cerrajeros
  • 1 navajero
  • 3 herradores

Construcción:

  • 2 carpinteros

Oficios artísticos:

  • 1 platero

Comercio / Transporte

  • 9 mercaderes
  • 1 corredor
  • 3 mulateros

Alimentación:

  • 1 tabernero
  • 6 mesoneros (la mitad de los que había en la ciudad)
  • 1 frutera

Profesiones liberales:

  • 1 escribano
  • 1 licenciado

El resumen de la situación no los facilita el siguiente dato de Rosario Porres Marijuán (Vitoria, una ciudad de “ciudades”. Una visión del mundo urbano en el País Vasco durante el Antiguo Régimen): en 1578 el 75% de los individuos dedicados al comercio se situaban en las calles Herrería (31%), Zapatería (17%) y Correría (25%)

Pero la historiadora Porres Marijuán en otro de sus textos (Vitoria ante la crisis del último cuarto del siglo XVI) nos aporta un importantísimo dato para conocer el perfil de la Herrería en aquel entonces: era, junto a Villa Suso y Zapatería, las calles donde se agrupaba el sector más rico de la población, el que vivía de sus rentas. La situación económica desahogada en la Herrería debía permanecer igual un siglo después ya que según la Memoria de los vecinos pobres en Vitoria (1683) el % de vecindario pobre de la calle (sin contar a quienes residían en el Hospital de San Pedro) no era sino el 1,08% (en la ciudad era casi del 6%) y no tenía ninguna viuda pobre (en la ciudad lo eran casi el 20% de las viudas).

La preponderancia comercial de Herrería en Gasteiz alcanza hasta, al menos, mediados del XVIII, según la lectura de Alberto Angulo Morales en Las gentes del comercio en sintonía con los tiempos: de la Herrería a la Plaza Nueva, como en Hacer y sentir la comunidad. Los mecanismos de integración y exclusión:

A lo largo de los siglos XVI al XVIII, la influencia del sector mercantil vitoriano –según los documentos de la época, las “gentes del comercio”- en la conformación de esta ciudad, tanto en el plano social como en el político, económico o en el más puramente urbanístico, alcanzó unas cuotas solamente comparables con la trascendencia que dimanaba de las acciones y mentalidades de los integrantes de la oligarquía nobiliar. En la dos primera centurias de la Edad Moderna, estos negociantes, comisionistas, tratantes y comerciantes habitaban primordialmente en el antiguo casco urbano de origen medieval, específicamente en la Herrería.

Es más, según los datos que sobre localización de las gentes del comercio en el interior de la ciudad en 1747 aporta Mª Rosario Porres en otro de sus textos (Gobierno y administración de la ciudad d Vitoria en la primera mitad del siglo XVIII) en la calle Herrería se encontraban nada más y nada menos que 23 de los 27 mercaderes, 12 de los 24 comerciantes, 3 de los 6 tratantes y los 2 negociantes. Eso sí, no contaba con ninguno de los 17 tenderos.

En base a los datos que aporta el mismo autor en otro texto (Hacer y sentir la comunidad. Los mecanismos de integración y exclusión) podemos deducir que la presencia de las “gentes del comercio” en la calle Herrería, al menos durante el periodo de 1578 a 1747 era prácticamente el doble que la que se daba en la segunda calle con mayor presencia (Zapatería), siendo en la Herre más de 50 en la primera fecha (menos de 30 en la Zapa) y más de 90 en la segunda fecha (no llegaba a 50 en la Zapa)

Y todo apunta a que el periodo en que la Herrería era la calle elegida por las élites del momento se alargó hasta el siglo XIX. Eso puede deducirse de los motivos que, según la Real Academia de la Historia, llevaron a la familia de Luis Ajuria (quien luego sería empresario, industrial, diputado provincial y alcalde de Gasteiz) a instalarse en la Herre.

Ajuria Atauri, Luis. Vitoria (Álava), 18.VII.1802 – 27.II.1871. Empresario, industrial y político.

Nació el 18 de julio de 1802, hijo de Vicente Marcial Ajuria Zamacona y Joaquina Atauri Gálatas. Su padre era comerciante de hierros al por mayor en Logroño y se trasladó a Vitoria. Habitaban en un piso de la calle de la Herrería, el área residencial de la elite vitoriana.

Como vamos a ver en seguida, la realidad actual de la Herrería dista mucho de ser la que tuvo durante todos esos siglos. Intentando buscar algunas razones (y más allá de las que afectaron a todo el Casco, como el abandono de las élites económicas y políticas del barrio según iba surgiendo el ensanche en el XIX se iban trasladando a él), la mayoría tienen que ver también con el elemento que le facilitó el prestigio: el agua. Su relación de proximidad con el Zapardiel con el paso del tiempo se fue constituyendo en un grave problema.

Azpiazu Imbert, Salvador Ramón de; APROXIMADO 1900 Mujeres y carruaje en la calle Herrería, Vitoria  AMVG > Fondo Azpiazu > Mujeres y carruaje en la calle Herrería, Vitoria (AZP-117)

Azpiazu Imbert, Salvador Ramón de; APROXIMADO 1900 Mujeres y carruaje en la calle Herrería, Vitoria AMVG > Fondo Azpiazu > Mujeres y carruaje en la calle Herrería, Vitoria (AZP-117)

Retomando otra vez el texto de José Rodríguez Fernández Agua, poder y sociedad en el mundo urbano alavés bajomedieval y moderno, encontramos citas de documentos que señalan ya hace siglos los problemas que el Zapardiel crea a Herrería y alrededores. Por ejemplo, estos dos de 1532 y 1682:

(…) En 1532, los vecinos de los Aldabes, Zapatería y Herrería en Vitoria protestan porque el cauce del rio Zapardiel que está junto a la fuente de Aldabe la ensucia en las crecidas (AMV, Libro Decretos 1529-1536, año 1532, fol. 113v).

(…) En Vitoria, julio 1682, se afronta una nueva limpieza del Zapardiel, arroyo que corre desde el convento de la concepcion asta el molino de la polvora arrimado y por devajo

de la muralla de la calle de la herrería, y es la frontera y entrada de Castilla y sirve de foso y fortaleza de dicha muralla y rresguardo de esta ciudad; se halla tan zegado y lleno de ynmundicias por el desaguadero que en el tienen las conductas de dicha calle y otras de las calles de la zapateria y correria que está impedido y embaraçado el corriente de la agoa y con tal fetor y mal olor que penetra casi todo el casco de dicha ziudad y es de temer se infeste con muchas enfermedades y otros daños y peligros de la salud pública y particular ademas de la grave fealdad y fastidio de todos los pasageros a la entrada y salida para castilla

Esos graves problemas del estado de las aguas del Zapardiel hacen que las epidemias que durante esos siglos tienen lugar en la ciudad, se ceben de forma especial en la Herrería y sus alrededores. Así, por ejemplo, cuando el cólera sacude Vitoria a finales del XVI, según recoge José Rodrigue (Cuando la muerte llega a la ciudad… un episodio de peste en la Vitoria de finales del siglo XVI)

La infección avanza sin piedad (…) Se manda tapar todas las huertas que dan al arroyo Zapardiel –límite occidental de la ciudad- y las puertas traseras de las casas que dan a la corriente del agua.

O como cuando azota es una epidemia de cólera en 1834. El testimonio en esta ocasión nos lo facilita Manuel Ferreiro Ardións en su El cólera en las transformaciones del siglo XIX en Álava. La epidemia de 1834:

El predominio de la ladera oeste no sólo es claro respecto a la colina, sino en el conjunto de la ciudad, llamando poderosamente la atención cómo desde los conventos de las Brígidas y Santa Clara al suroeste, hasta el de Santo Domingo al norte, los casos se distribuyen a ambos lados del río Zapardiel

(…) tal como comentaba para el caso de Vitoria, en relación a los numerosos pozos de agua existentes en la ciudad amurallada y a la concentración de casos en torno al río Zapardiel y al canal de la ladera este, probablemente deba de tenerse muy presente la hipótesis de que la distribución de agua para el consumo hubo de jugar un papel importante en la diseminación del cólera dentro de las localidades afectadas

(…) ya había advertido en el estudio [una inspección municipal de 1832] del estadillo vitoriano el alto porcentaje de agricultores afectados por el cólera, e igualmente, una zona muy afectada fue la que bordeaba el río Zapardiel que, al propio riesgo del río, unía la peculiaridad de asentar a un gran número de hortelanos dada la proximidad a los terrenos que labraban.

En el mismo trabajo nos ofrece un documento con una cruda descripción del estado del Zapardiel en 1721 que, como comenta el autor, constituía la gran cloaca final de la totalidad de los desechos de la urbe:

“…dixeron se hallaba la bobeda y encañado de las Carnicerias por donde debe pasar la sangre de los Bueies y Carneros que en ella se matan asta introducirse con el rio Zapardiel por el portal de Alcabe tan ciego que era imposible de que resultaba muchisimo hetor en dichas carnicerias, yque la carne participasse deel de forma que no solo se seguia al provehedor mucho daño, sino es tambien a los Vecinos porque la querian llebar para su Consumo,y siendo precisso evitar este inconveniente havian dispuesto hacer algunas aberturas para reconocer el daño y dar providecia a su remedio…”

(A.M.V. AA.MM. del 18 de Julio 1721)

Del mismo modo que nos explica el porqué de este estado:

Cabe recordar que ambos ríos eran esencialmente colectores de los residuos orgánicos que se generaban en la colina, a los que llegaban empujados por la lluvia a través de los estrechos callejones que caían directos hacia ellos. A su vez, los callejones recibían los residuos directamente de negocios y cuadras, así como de los caños que recorrían las traseras de las calles como prolongación de los comunes domésticos. Tanto ríos como caños habían sido motivo de queja secular desde las primeras ordenanzas conocidas de la ciudad, en el siglo XV, y recurrente su cita tras cada embate epidémico, especialmente pestilífero, pero las primeras medidas de cierta envergadura no se producirían hasta finales del siglo XVIII.

Sumémosle a todo ello que en la primera mitad del XIX Vitoria pierde su aduana. Aunque no hay constancia de dónde se ubicó inicialmente, si fue ya inicialmente en la calle Herrería o no, según Paloma Miranda de Lage-Damon (La censura inquisitorial en la Aduana de Vitoria)

(…) Sabemos que, aproximadamente por esas fechas [1286] ya existía una aduana en Vitoria para controlar los productos que desde allí pasaban a Castilla

(…) Juan ll, en 1435, perfeccionó el sistema aduanero castellano, prescribiendo un arancel para los productos que entraban y salían del reino y estableciendo que el tráfico mercantil debía pasar forzosamente por unos determinados puntos, que más tarde se llamarían «puertos secos». En estos lugares se situaron las «Casas de aduanas» (33), acabando así con la antigua provisionalidad de las oficinas de pago de los derechos de entrada y salida de las mercancías. Vitoria, que ya tenía una tradición aduanera de dos siglos de antigüedad vio confirmada y acrecentada su calidad de fielato entre las «Provincias Exentas» y la «Castilla Estricta»

1940 a 1960 (2) ATHA-DAF-GUE-14309 Perspectiva de un tramo de la calle Herrería, obtenida a la altura del Cantón de Anorbín. El edificio más señalado es la casa de los Landázuri Romarate, con el escudo de armas a la altura de la balconada del primer piso, compuesta de seis balcones idénticos Gerardo López de Guereñu Galarraga http://www.araba.eus/arabadok//permalink/1@13207

1940 a 1960 (2) ATHA-DAF-GUE-14309 Perspectiva de un tramo de la calle Herrería, obtenida a la altura del Cantón de Anorbín. El edificio más señalado es la casa de los Landázuri Romarate, con el escudo de armas a la altura de la balconada del primer piso, compuesta de seis balcones idénticos Gerardo López de Guereñu Galarraga http://www.araba.eus/arabadok//permalink/1@13207

La influencia de la Aduana de Vitoria iba a crecer con el paso del tiempo, como recogen Rosario Porres y Teresa Benito haciendo referencia a mediados del XVI (El estatuto de limpieza de sangre y sus repercusiones en Vitoria en tiempos de Felipe II):

En efecto, era Vitoria un enclave aduanero esencial dentro del denominado Distrito de Cantabria, y ello contribuía a darle una entidad —incluso en el contexto de la política de la Corona— que de otro modo nunca hubiera podido alcanzar sobre la base de sus recursos, cortos recursos habría que decir, a juzgar por las numerosas descripciones —en exceso catastrofistas desde luego— de la época, que la sitúan en un ámbito de tierra estéril y pobre. No obstante la existencia de la aduana contribuía a generar en ella una incesante actividad económica, pues implicaba que entre sus muros se daban cita numerosos comisionistas, encomenderos, poderistas y a veces factores de comercio, de los cuales los de origen vitoriano sólo representaban el último escalón de una compleja y extensa cadena de contactos. Se trataba de hombres al servicio de negociantes que manejaban sus mercancías y dineros a través del triángulo mercantil Burgos- (Vitoria)-Cantábrico, o la ruta Burgos-Vitoria-Fuenterrabía, pero también en el marco de los negocios internacionales. Muchos comerciantes vitorianos actuaban desde su ciudad al servicio de casas mercantiles asentadas en Rouen, Amberes, Londres, Amsterdam, Genova, etc., o se establecían en aquellas plazas cuando el negocio así lo requería’^ en un número a veces tan importante que se ha llegado incluso a hablar de la diáspora vitoriana. Del mismo modo, aunque su número nunca fuera demasiado elevado, también los comerciantes extranjeros, de los «andantes en ferias y plazas», acostumbraban a apostarse en Vitoria, por lo general durante el tiempo suficiente para buscar préstamos a corto plazo, informaciones, mercancías y posada. No faltaron incluso quienes lo hicieron de forma más duradera, en particular de origen portugués y francés

No es de extrañar por tanto que cuando algo menos de dos siglos después se produzca la pérdida de la Aduana, alguien como Ladislao Velasco no dude en calificarla de pérdida inmensa para Vitoria:

Convertida la ciudad en un verdadero Deposito o Doks. acudían a Vitoria a realizar sus compras los comercios y pueblos de Rioja y Castilla, y a la sombra de eso movimiento vivían los almacenes, tiendas, casas de Comisión y las numerosas posadas que ocupaban los carromatos, galeras, y los regimientos de mulos y borriquillos que venían del interior cargados ó á por carga, y trasbordaban las mercancías que recibían de los carro s de bueyes, que las traían ó llevaban á Behobia primera Aduana Fran cesa. Inmensa fue !a perdida que esperimentó (sic) Vitoria el día en que las Aduanas so trasladaron á la extrema frontera.

La unión de todos los factores señalados condujo de forma paulatina a la pérdida del esplendor socioeconómico que durante los primeros siglos tuvo la Herrería.

  1. B) En la actualidad

Hemos comentado cómo la paulatina creación del Ensanche vitoriano es también parte importante del declive socioeconómico de todo el Casco. En palabras de Antonio Rivera (Geografía e historia como oportunidad / amenaza en un corazón urbano: el Casco Medieval de Vitoria):

En ese punto comienza la historia del Casco Viejo como problema. Los geógrafos urbanos denominan invasión-sucesión al fenómeno consistente en la salida de la población rica del centro de la ciudad, hacia su nuevo contorno, y el encerramiento de la pobre en el núcleo urbano original. Este hecho se acompaña de una reformulación de las funcionalidades espaciales, de manera que las principales de ese momento –del momento de la Vitoria burguesa de la segunda mitad del XIX: político-administrativas, económico-financieras, culturales, proyección social, recreo…– se concentran en la zona del nuevo ensanche, mientras que las actividades secundarias o incluso margina-les –religiosas y militares de un lado; residencia depauperada, garitos, tabernas, prostíbulos…, de otro– quedan relegadas a la vieja colina. Un fenómeno éste común a otras ciudades contemporáneas, pero que, en el caso de Vitoria, se refuerza la subordinación y hasta el ocultamiento de su casco original por dos razones: una geográfica, su ubicación en un alto, desplazado del nuevo llano burgués; otra social e histórica, la afirmación de la burguesía local frente a lo que representaba la vieja ciudad

Y ese Ensanche es el que también va ir absorbiendo la mayor parte de los comercios y establecimientos de la zona, provocando también el cierre de los que hasta entonces se ubicaban en el Casco, lo que a su vez ha generado la multiplicación de las lonjas vacías. De forma muy especial en la Herre. Aunque existen pocos estudios sobre el comercio en Gasteiz que lleguen al nivel de detalle de analizar calles, el Servicio de Comercio del Ayuntamiento publicó en 2018 un Análisis dinámico de la estructura urbano comercial y hostelera del Casco Viejo de Vitoria Gasteiz 2007-2017 del que vamos a extraer buena parte de los datos que se ofrecen en los siguientes párrafos.

El mencionado estudio pone su atención en lo que considera las seis principales calles comerciales del Casco: Diputación/Siervas, Herrería, Zapatería, Correría, Cuchillería y Pintorería. Pues bien, de entre todas ellas Herrería destaca por ser la que menor número de establecimientos de Comercio minorista tiene (4, esto es, un 3,96% de los 101 que suman entre todas), la que menos establecimientos hosteleros tiene (empatada con la Corre, 8 cada, de un total de 112, esto es, un 7,14%), y la segunda que menos (junto con la Pinto y tras Cuchillería) en el sector de Otras actividades (18 de los 124 que suman entre la seis calles).

Eso sí, Herrería es la primera en tanto por ciento de locales sin actividad, pues de los 67 locales de la calle 37 se encuentran en esa situación. Es decir, más de la mitad de los locales de la calle están sin actividad. Y, lo que es más grave aún, en los diez años que van de 2007 a 2007 el panorama ha empeorado, pues a la par que se han reducido los locales con Otras actividades (pasando de 22 a 18) y los de Hostelería (de 9 a 8), han aumentado los locales sin actividad (de 34 a 37)

Si observamos con detenimiento el sector de Comercio minorista, esta es la realidad del número de establecimientos en Herrería:

  • Alimentación, bebidas y tabaco (hostelería al margen): 2
  • Equipamiento del hogar: 2
  • Equipamiento personal: 0
  • Droguerías y farmacias: 0
  • Vehículos, accesorios, carburantes: 0
  • Otro comercio al por menor: 0
  • Comercio mixto: 0

Vemos pues cómo Herrería ha pasado de ser la calle con mayor número de comercios en toda la ciudad en 1578 (agrupándose en ella el 31% de los comercios de Vitoria) a ser la calle del Casco (de entre las seis estudiadas) con menor presencia de locales abiertos (30 de 337, un 8,9%). El declive socioeconómico de la calle es apabullante. Ha pasado de ser la calle más transitada y visitada de la ciudad, en la que vivían los grandes comerciantes y buena parte de la élite económica de la ciudad, a ser una de las calles más olvidadas de la ciudad por las élites socioeconómicas y políticas actuales. Situación y evolución similar a la que ya hemos visto anteriormente en relación con los edificios de viviendas. ¿Sucederá lo mismo en cuanto a la población de la calle? Veámoslo.

3.- LOS CAMBIOS EN LA POBLACIÓN DE HERRERÍA

Herrería años 1920 a 1930; ATHA-DAF-GON-NP-015-062 Vista de la calle Herrería desde el cantón de San Roque. A la derecha figura el patio y la galería del palacio de Álava -Esquível. Varias personas caminan por la calle donde se alza la torre campanario de la iglesia parroquial de San Pedro  1920 a 1930 (Atribuida) http://www.araba.eus/arabadok//permalink/1@391670

Herrería años 1920 a 1930; ATHA-DAF-GON-NP-015-062 Vista de la calle Herrería desde el cantón de San Roque. A la derecha figura el patio y la galería del palacio de Álava -Esquível. Varias personas caminan por la calle donde se alza la torre campanario de la iglesia parroquial de San Pedro 1920 a 1930 (Atribuida) http://www.araba.eus/arabadok//permalink/1@391670

Intentar calcular el número de personas que habitaban un lugar en el siglo XVI es una tarea más complicada de lo que parece, pues lo datos que se aportan no coinciden con nuestra actual mirada. Puede tener que ver porque las divisiones administrativas que los recogen no se ajustan a lo que nos gustaría. Es, por ejemplo, con lo que se encuentra Ernesto García Fernández al analizar los padrones de vecindades vitorianas en 1537 y 1538 (Una fotografía social de la población urbana vitoriana: el préstamo de 1489y los censos de alcabalas de 1537 y 1538). Según esos datos la vecindad con menor población sería entonces la cuarta vecindad de la Herrería, con 14 vecinos, aunque el conjunto de las vecindades de Herrería fueran 111, cifra idéntica a la que sumaba el vecindario de Zapatería, y muy aproximada a la que sumaban en la Calle Nueva (105) o en la Cuchillería (126), aunque bastante distante a la de Pintorería (152) y, sobre todo, Correría (192).

Pero sucede, como el autor nos advierte, que:

Tan sólo las vecindades de la Zapatería, Pintorería y Correría se corresponden con vecinos de dichas calles. En el resto de las situaciones las vecindades comprendieron vecinos de varias calles vitorianas, extendiéndose a barrios que no contaron, de forma específica, con este tipo de asociaciones.

Así por ejemplo los 10 vecinos de la calle Prado y Santa Clara pasaron a formar parte de la Primera vecindad de la Herrería, los 19 vecinos de Villasuso se integraron en la Tercera vecindad de la Cuchillería y los 31 vecinos del Arrabal en la Primera vecindad de la Calle Nueva. Esta eventualidad está relacionada con la proximidad de dichas calles a las vecindades de las calles más próximas. Así sucede con las calles Prado y Santa Clara, cercanas a la calle de la Herrería, a cuyas vecindades fueron incorporados sus habitantes.

Con todo, no es éste, ni mucho menos, el mayor problema. Porque ¿no parecen muy pocas 111 personas vecinas en la Herrería, y sólo 797 para el conjunto de las calles de la Gasteiz de entonces? Parece que algo no concuerda. Afortunadamente contamos con la explicación de María Rosario Porres quien en su texto Vitoria ante la crisis del último cuarto del siglo XVI, no explica lo que ocurre, ayudándonos a entenderlo con un ejemplo concreto, basado en el cálculo para la Herrería.

Así nos enteramos de que lo que sucede es que los datos oficiales de muchos de los documentos no están tanto contando habitantes, sino contribuyentes, pues están tomados de las listas de las alcabalas (un impuesto de la época). Pero la autora nos ayuda a resolver el problema. Porres Marijuán parte de los datos de vecindario que el listado de alcabalas de 1578 da para la Herrería, que era de 169,5 personas tributarias distribuidas de la siguiente manera:

  • 124 hombres
  • 13 mujeres
  • 27 viudas
  • 5,5 huérfanos

La historiadora, con mucha experiencia también en estas cuestiones, nos indica el camino que ella correcto para conseguir una cifra bastante aproximada a la realidad. Por un lado, multiplica por 5 el número de mujeres y divide por 2 el de viudas, a ello le suma el de varones y huérfanos y el total lo multiplica por 4. Si hacemos esta operación con la calle Herrería tendríamos: 124 (hombres) + 65 (13×5 mujeres) + 13,5 (27:2 viudas)+ 5,5 (huérfanos) = 208 x 4 = 832 habitantes. Como advierte Porres, este criterio de cálculo es el válido para las circunstancias poblacionales de 1578, no para el resto. Y 832 personas vecinas para la Herrería en 1578 nos parece una cifra bastante creíble, aunque sin duda alta.

En cualquier caso, y a pesar de las limitaciones que ofrecen los datos de las alcabalas y otros impuestos, nos pueden servir de guía para aproximarnos a la evolución que iba teniendo la población de la Herre con el paso del tiempo. Esos datos los recogemos de otro texto de Rosario Porres (Edad Moderna: Del concepto geográfico a la entidad política)

  • Año 1578: 169,5
  • Año 1683: 117
  • Año 1732: 109
  • Año 1747: 134

Como vemos, la población de la Herre disminuye notablemente (un 31%) entre 1578 y 1683 (entre medias la peste de 1599 había diezmado la población), tendencia que, más suavizada, parece que se mantuvo hasta 1732. Sin embargo, entre los solo quince años que van de 1732 a 1747 el dato poblacional se incrementa en todo un 23%)

La siguiente referencia que hemos encontrado es de inicios del XIX. Según el documento del Archivo municipal L/004/10, titulado “Libro de las vecindades que manifiesta el número de familias que contiene esta ciudad y su jurisdicción. Año de 1809”, en el total de Herrería (3 vecindades en esta ocasión) el número de familias de la calle era 139 (66 en la primera, 36 en la segunda y 37 en la tercera) y el de “almas” 742 (418 en la primera, 164 en la segunda y 160 en la tercera).

Más detalle en los datos nos ofrece el documento del Archivo Municipal que recoge la población de Vitoria según el Padrón de 1828 (L/008/088)

Datos de población y casas en las Vecindades de Herrería (1828)

1ª Vecindad

2ª Vecindad

3ª Vecindad

4ª Vecindad

Total Herrería

Mujeres

131

60

67

76

334

Hombres

122

55

64

63

304

Niñas

52

31

45

11

139

Niños

53

29

35

14

131

Criadas

69

25

35

13

142

Criados

29

8

7

10

54

Nodrizas

1

0

0

0

1

TOTAL

457

208

253

187

1.105

% del total de población

41,36

18,82

22,90

16,92

100,00

% personal servicio / total población

21,66

15,87

16,60

12,30

17,83

% del total personal de servicio

50,25

16,75

21,32

11,68

100,00

Cuántas personas por cada persona de servicio

3,62

5,30

5,02

7,13

4,61

% mujeres servicio sobre total personas servicio

70,71

75,76

83,33

56,52

72,59

% de niñas y niños sobre total población no servicio

29,33

34,39

37,91

15,25

29,74

Casas

59

24

27

24

134

% del total de casas

44,03

17,91

20,15

17,91

100,00

Personas por casa

7,7

8,7

9,4

7,8

8,2

Vemos, por un lado, que según esos datos la población de la Herre se habría incrementado en casi un 50% en solo 19 años, lo que no nos parece creíble, sino, probablemente, efecto de que en 1809 solo se contaban los datos de tres vecindades de la Herre, y en 1828 son cuatro. Aún así, comparando la población de cada vecindad de 1809 con su homóloga de 1828 se observa un importante incremento en la 2ª vecindad (26,8%) y, sobre todo, en la 3ª (58,%). La vecindad 1ª, aunque tiene un incremento bastante menor (9,3%), sigue siendo con mucha diferencia la vecindad más poblada, ya que ella sola supone el 41,36% de la población total de las cuatro vecindades.

Si para intentar imaginarnos la situación socioeconómica de cada vecindad observamos el dato de cada cuantas personas que no sean de servicio hay por cada persona de servicio en la vecindad, destaca como la Vecindad con más personal de servicio (teóricamente más rica económicamente) la 1ª vecindad, ya que hay una persona de servicio por cada 3,62; en el otro extremo nos encontramos a la 4ª vecindad, donde hay una persona de servicio por cada 7,13, lo que reflejaría una situación económica bastante inferior.

El reparto entre sexos de las personas no de servicio es bastante equilibrado en todas las vecindades, aun siendo en todos los casos algo superior el de mujeres (51-53%) Otra cosa muy diferente es entre el personal de servicio, ahí, salvo en el caso de la 4ª vecindad, la presencia de las mujeres es muy mayoritaria (entre el 70 y el 83%)

Por lo que se refiere a niñas y niños (no sabemos qué franja de edad se entendería entonces por esos términos), sí se aprecian diferencias llamativas, que abarcan desde ser solo un 15,25% de la población (sin personal de servicio), como es el caso de la 4ª vecindad, hasta suponer más de la tercera parte, como es el caso de la 2ª Vecindad (34,39%) y de la 3ª (37,91%).

Finalmente, podemos observar el número de casas (que, además de nombrarla así, es lo que eran entonces) vemos que no hay mucha diferencia entre el % de población total con el % de casas que representa cada vecindad, siendo por tanto también en este apartado, muy mayoritaria la 1ª vecindad.

Hacia el año 1950 - (Autor: Gerardo López de Guereñu) - (Fuente: ATHA) http://vitoriaenfotos.blogspot.com/2017/09/calle-herreria.html

Hacia el año 1950 – (Autor: Gerardo López de Guereñu) – (Fuente: ATHA) http://vitoriaenfotos.blogspot.com/2017/09/calle-herreria.html

Antes hemos visto que el declive de la Herrería como calle comercial comenzó en la primera mitad del XIX, y cabría pensar que junto a él comenzara también el poblacional, pero los datos que hemos encontrado no dicen eso. Becerro de Bengoa (El libro de Alava) aporta la población en 1870: nada más y nada menos que 1.561 personas, lo que, lejos de suponer una disminución, es un incremento del 41,27% con respecto a 1828. No hemos conseguido datos entre esas dos fechas (1828 y 1870) para ver si con anterioridad llegó en algún momento a tener más población, pero lo que sí está claro es que a partir de ahí comenzó una disminución progresiva, según recogen los diversos nomenclátores. Así, en 1880 la población era de 1.475 (-5,51 con respecto a 1870); y en 1910 de 1.349 (-8,54% con respecto a 1880). Estas disminuciones de población coinciden se explican también en buena medida por la apertura del Ensanche y la huida hacia él que según las crónicas emprendieron las familias del Casco que se lo podían permitir.

Sin embargo, algo (que no sabemos interpretar) ocurrió entre 1910 y 1940 para que, a pesar del crecimiento del Ensanche, de una situación de posguerra, y sin que se hubiera iniciado el periodo de crecimiento industrial de segunda mitad del XX, aumentara considerablemente la población de Gasteiz. Algo pasó decimos para que en esos 30 años volviera a incrementarse la población de la Herrería, pasando ahora a 1.497, lo que suponía un incremento del 10,97%.

Como los datos de 1940 nos ofrecen más desglose de lo habitual, observémoslos en la siguiente tabla:

POBLACIÓN DE DERECHO DE LA CALLE HERRERÍA EN 1940

Personas vecinas

Personas domiciliadas

Total población de derecho

Mujeres

Hombres

Total

Mujeres

Hombres

Total

Mujeres

Hombres

Total

216

397

613

576

308

884

792

705

1.497

35,24%

64,76%

 

65,16

34,84%

 

52,91

47,09

 

Llama poderosamente la atención que mientras en el total de la población de derecho la diferencia entre el número de mujeres y hombres no es mucha, sin embargo, las cosas cambias cuando se observa la subclasificación entre personas vecinas y personas domiciliadas, pues entre las vecinas casi dos de cada tres son hombres, y en personas domiciliadas dos de cada tres mujeres. La sorpresa es aún mayor si nos atenemos a la definición que existía de estos conceptos que desde la ley municipal de 1870:

Es vecino todo español emancipado que reside habitualmente en un término municipal y se halla inscrito con tal carácter en el padrón del pueblo. Es domiciliado todo español que sin estar emancipado reside habitualmente en el término, formando parte de la casa ó familia de un vecino

Hemos buscado interpretaciones sobre el asunto y las que encontramos coinciden básicamente con ésta de Mariano García Ruipérez (El empadronamiento municipal en España: evolución legislativa y tipología documental)

Los domiciliados eran los españoles que sin estar emancipa-dos (en clara alusión a no tener mayoría de edad u otra limitación legal) residían en un municipio formando parte de la casa o familia de un vecino

Tenemos que decir que no nos convence. Por un lado, porque se hace muy difícil de aceptar como real que entre las personas adultas y las menores (por muy amplio que pudiera ser este concepto entonces) las diferencias entre sexos fueran tan grandes. Y, por otro lado, porque resulta más que sospechosa de que intervenían más factores discriminatorios por sexo la explicación que encontramos sobre su eliminación en 1985 en el Boletín Oficial del Estado:

Por otra parte, se elimina la distinción entre vecino y domiciliado, que se establecía por ser diferentes los derechos y deberes de los mismos. Sin embargo, la diferencia entre ambos conceptos era más ficticia que real, pues los derechos y deberes que se les reconocían estaban condicionados a las leyes específicas que los desarrollaban.

Para no liarnos más, dejémoslo ahí, pero quedando apuntado.

Desde 1940 hemos de dar el salto hasta el año 2000, última referencia que, a través de las fichas urbanísticas del PERI del 2006 hemos podido calcular sobre la población de la Herre.

Datos de población en las Vecindades de Herrería (2000)

1ª Vecindad

2ª Vecindad

3ª Vecindad

4ª Vecindad

Total Herrería

Población Total

210

109

143

131

593

% del Total de la calle

35,41

18,38

24,11

22,09

100,00

Personas mayores de 65

66

22

34

22

144

% del Total de mayores

45,83

15,28

23,61

15,28

100,00

% mayores / población vecindad

31,42

20,18

23,78

16,79

24,28

La reducción de población en el intervalo de los 60 años que van de 1940 a 2000 es una barbaridad, un 60%, casi dos de cada tres habitantes. En cuanto al reparto por vecindades vemos que la 1ª vecindad (35,41%) destaca sobre el resto, especialmente sobre la 2ª vecindad (18,38%). Si nos fijamos en la población de más de 65 años, vemos que es también la 1ª vecindad la que tiene mayor proporción (31,42%), mucho más elevada que la que tiene menor, en este caso la 4ª vecindad (16,79%)

Ya que en ambos casos tenemos los datos por vecindades, comparemos las cifras de 1828 y 2000, con casi dos siglos de diferencia:

Comparación de la población de las Vecindades de la Herrería 1828 – 2000

1ª Vecindad

2ª Vecindad

3ª Vecindad

4ª Vecindad

Total Herrería

Población 1828

457

208

253

187

1.105

Población 2000

210

109

143

131

593

Población 2000 / 1828

-54,05

-47,60

-43,48

-29,95

-46,33

% del total de la calle 1828

41,36

18,82

22,90

16,92

100,00

% del total de la calle 2000

35,41

18,38

24,11

22,09

100,00

Como vemos, en estos 172 años la población de la Herrería se ha reducido casi a la mitad (-46,33%), habiendo perdido peso en cuanto al número de personas vecinas la 1ª vecindad, que aún así, sigue siendo con mucho la que mayor cantidad tiene, y, sin embargo, la que ha ganado porcentaje poblacional es la 4ª vecindad.

Habrá quien piense que estos datos no apuntan sino a una mejora en las condiciones de vida, que, afortunadamente, no serían tan duras como hace 170 años. Nuestra respuesta es: depende. Porque hay condiciones de vida de algunas personas vecinas que nos resultan verdaderamente duras. Las habitacionales ya las hemos visto en otro apartado (recordar sólo que más de la tercera parte de los edificios de viviendas actuales de la Herre se construyeron en el siglo XIX y que 5 de ellos son de 1800), veamos ahora otras socioeconómicas.

Los datos de las fichas urbanísticas no permiten conocer la situación económica de las personas de cada vivienda, pero hay pistas bastantes como para entrever situaciones complicadas.

Por ejemplo, las fichas marcan problema de hacinamiento en 23 viviendas (un 8,26% de las habitadas, lo que es muchísimo) Veamos algunos casos reales de las situaciones en que viven estas personas vecinas:

  • En una de esas viviendas con hacinamiento vivían 3 personas adultas en una casa de 29,62 m2 (habrá quien se extrañe, pero en el Casco hay casa de este y parecido tamaño), y lo que es más surrealista, en el mismo edificio (que no estaba en mal estado) había al mismo tiempo 4 viviendas vacías, ninguna de ellas inferior a 75m2.
  • En otra casa de 34,43 m2 (hay tres de este tamaño en el mismo edificio) vivían otras tres personas adultas. En el mismo edificio, cuya situación edificatoria tampoco era mala había 2 viviendas vacías
  • En una vivienda de 80,38 m2 vivían 11 personas adultas (dos de ellas mayores de 65 años)

Y en cuanto a la situación de algunas personas mayores, dos ejemplos concretos también:

  • En un caso, vivían solo dos personas en todo el edificio, la media de edad de las 2 era de 79 años, cada cual vivía en una vivienda distinta, (en 2 de las tres que tiene el edificio) en el primer piso y en el segundo, ambos de casi 80m2 y el edificio sin ascensor.
  • En otro edificio vivían sólo 4 personas con una media de edad de 82, dos en una vivienda (el segundo piso), otra en otra (el primero) y una tercera persona en una tercera vivienda (el tercero), quedando una vacía (el cuarto). En este caso también, el edificio sin ascensor. Eso sí, en este caso las viviendas no superan los 50m2 cada.

Muy duras condiciones de vida (al menos para la época actual y para la forma de vida de la parte del mundo en el que vivimos) que, al margen de si son mejores, peores o semejantes a las de 1828, lo que están pidiendo a gritos desgarrados es actuaciones que pongan remedio inmediato a esas situaciones.

La calle Herrería, la Herre, nos demuestra con su historia no solo lo cambiante que es la vida y las vueltas que esta da, que no dejan de ser frases hechas, aunque con cierta razón de ser. Porque en el transcurso de sus ocho siglos de existencia ha pasado de ser una de las calles más importantes de la ciudad (sin duda en lo comercial y en lo económico), en la que deseaban vivir las familias con aspiraciones de escalada en el estatus social, a una de las calles de la original Gasteiz más olvidada por esas mismas clases con pretensiones (económicas o políticas) que hoy controlan los mecanismos de las decisiones políticas y económicas de nuestra ciudad. Es una demostración más de esa realidad social del barrio que tanto pretendemos remarcar y que repercute sobre las condiciones de vida de gran parte de su población, esa que vive tras la piedras que visita el turista (que late y respira, que tiene nombres y apellidos y, frecuentemente, historias de vida tan duras como intensas), que escapa a su mirada y no es ni tenida en cuenta ni narrada por quienes guían sus excursiones por el barrio. Justo lo contario de lo que hemos pretendido con estas líneas. Gora Errementari Kalea!!!

MACHETE (Escaleras del) / AIHOTZ PLAZAKO eskailerak

https://media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-s/09/c2/21/9c/vitoria-de-leyenda.jpg

Habrá quien piense que poco se puede contar de las Escaleras del Machete, pero sí tienen su historia. Para empezar, comencemos por aclarar que de los tres tramos de escaleras que dan a la plaza del Machete, las conocidas como Escaleras del Machete son las que comunican esa plaza con la meseta que hay en la entrada de la iglesia de San Miguel. Ese nombre oficial lo recibieron en 1887. Bueno, a decir verdad el que recibieron fue el de Escalera, en singular, denominación que mantuvo al menos hasta 1940.

Hoy en día cuentan con 20 escalones, aunque desde 1887 ha abarcado también el pequeño espacio que hay al final de la subida, pegando a la Iglesia de San Miguel, pero sin llegar a la zona donde se ubica la réplica del machete. Y es precisamente en ese espacio donde las escaleras cuentan con su propia historia, en general, poco conocida.

Empecemos no obstante por lo menos desconocido. Venancio del Val en la edición de 1944 de su Calles de Vitoria dice:

También lleva el nombre del Machete la escalera que baja de la plazuela que tiene la misma denominación a la entrada de San Miguel.

En la parte de esta iglesia que da a la escalera es donde debió estar primitivamente tras de una reja y alumbrada con faroles, la imagen de la Virgen Blanca

 

<a name=»hMACHETE (Escaleras del) / AIHOTZ PLAZAKO eskailerak

https://media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-s/09/c2/21/9c/vitoria-de-leyenda.jpg

<a name=»hMACHETE (Escaleras del) / AIHOTZ PLAZAKO eskailerak

https://media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-s/09/c2/21/9c/vitoria-de-leyenda.jpg

<a name=»hMACHETE (Escaleras del) / AIHOTZ PLAZAKO eskailerak

[caption id=" attachment_3722"="" align="alignnone" width="550" ]https://media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-s/09/c2/21/9c/vitoria-de-leyenda.jpg

<a name=»hMACHETE (Escaleras del) / AIHOTZ PLAZAKO eskailerak

[caption id=" attachment_3722"="" align="alignnone" width="550" ]https://media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-s/09/c2/21/9c/vitoria-de-leyenda.jpgMás información añade al respecto el siempre bien informado José María Bastida Txapi, en su Recordando Vitoria:

La imagen de la Virgen Blanca fue colocada en su actual ubicación en 1788. Anteriormente había estado colocada en un machón que da a las escaleras que suben a la plaza del Machete. En 1822 el Ayuntamiento la nombró Patrona de la ciudad. Al menos hasta 1925 a la izquierda de donde se encontraba antiguamente el machete, había una casucha que disimulaba el gran rincón donde estaba expuesta la Virgen Blanca antes de su traslado al sitio actual. Esta casa, con numeración de las Escaleras del Machete, no figura ya en el nomemclátor elaborado según el censo de 31 de diciembre de 1940

Pero estas versiones se cuestionan en parte con lo que aporta este texto de la Cofradía de la Virgen Blanca y, sobre todo, con la imagen del grabado que le acompaña y a la que hace referencia:

No se sabe a ciencia cierta cuándo la imagen de la Virgen Blanca del s. XIV fue colocada en el exterior del templo, lo que sí podemos afirmar es que se emplazó en un lugar estratégico dado que se hallaba en el muro exterior del ábside de la Iglesia de San Miguel, junto a la puerta de la muralla llamada de San Bartolomé, a la vera mismo del camino real de Castilla que a su paso por Vitoria se dirigía a Francia.

Se hallaba junto al mercado y plaza del Machete, lugar emblemático por ser donde juraban los cargos municipales. Parece probable que cuando en el s.XVI, se construyó la cabecera del templo fuera colocada la imagen en uno de los contrafuertes a espaldas de la capilla llamada de «la Cruz o de la Virgen Blanca» (hoy Sacristía).

Lo que sí es seguro que la imagen se colocó sobre un sencillo pedestal con pilastras sin protección alguna y, por tanto, muy poco resguardada de las inclemencias del tiempo.

Sólo a partir de 1616 se puede acreditar documentalmente la construcción de una nueva hornacina para cobijarla y que fue mandada hacer por los cereros de la recién creada Cofradía de la Virgen Blanca, tres años antes.

[caption id="attachment_3725" align="aligncenter" width="600"]https://cofradiavirgenblanca.com/wp-content/uploads/2016/06/Plaza-del-Machete.jpg https://cofradiavirgenblanca.com/wp-content/uploads/2016/06/Plaza-del-Machete.jpg

Decimos que cuestiona lo dicho por del Val y Bastida porque, según el grabado, la imagen está delante de la casa baja, y no el “gran rincón donde estaba expuesta”, que, además, visto en la distancia, más que protegida por una hornacina parece encerrada en una jaula. Es curioso que en aquellos tiempos tuviera que estar protegida tras una reja, pues este no parece un método para ayudar a hacer frente a las inclemencias del tiempo ¿Cuál sería entonces sus objetivo? ¿Protegerla de quién o qué? ¿Había entre el vecindario de la entonces Gasteiz y hoy Alde Zaharra personas opuestas a lo que representaba la imagen de la Virgen Blanca? Cómo nos gustaría conocer las respuestas a esas preguntas.

En cualquier caso, y volviendo a ese espacio de la Escalera del Machete, más que lo referente a la imagen en cuestión, nos interesa lo relativo a las personas, y en ese mismo rincón, y en concreto en esa casucha, vivieron personas. Así, sabemos por el nomenclátor de 1887 (que desliga esta casa de la numeración de la Plaza del Machete, donde hasta entonces figuraba con el número 1, para darle también el número 1, pero ahora de la Escalera del Machete) que en ella vivían dos personas. Las labores de investigación de Txapi y del Val nos proporcionan información sobre ellas:

Coinciden las fechas con los testimonios de dos sacerdotes mayores consultados sobre el tema. Uno de ellos, nacido en la Zapatería, pasaba en la década de los treinta todos los días por delante de esa casa para ir a la escuela que hoy conocemos como de Ramón Bajo. Allí coincidía con el nieto de sus habitantes: un matrimonio ciego. Por un artículo de Venancio del Val, sabemos que eran los padres de los hermanos Castaños, conocidos músicos locales en su época.

No sería fácil la vida para esa pareja ciega tener su hogar en una vivienda ubicada al borde de unas escaleras, y al lado de una plaza que, como veremos ahora al hablar de la plaza del machete, en 1880 tenía, en conceptos actuales, muy pocas condiciones de accesibilidad.

No sabemos si con el paso del tiempo la pareja ciega se mudó, o si cuando en 1910 se datan 5 personas viviendo en esa misma casa se estén refiriendo a los hijos del matrimonio a los que alude Venancio del Val, apreciados guitarristas. Sea como fuere, la casa ya no aparece en el nomenclátor de 1940, según el propio del Val se debió derribar en la década de los 30.

 

MACHETE (Plaza del) / AIHOTZ plaza

[caption id="attachment_3726" align="alignnone" width="1474"]Fuente: www.vitoriaayeryhoy.blogspot.com - Hilario G.T Fuente: http://www.vitoriaayeryhoy.blogspot.com – Hilario G.T

Este espacio singular del Casco Viejo gasteiztarra es otro de los lugares que ha tenido muy diversas denominaciones a lo largo de los siglos. Entre los nombres con los que oficial o popularmente se ha conocido a este espacio (en tiempos, muy distinto al actual) están los de Plaza de los Bueyes, Plazuela de la Blanca, Plazoleta de los Juicios. Aunque hace un par de años un twitt del Instituto Alavés de Arqueología ponía en boca de Elena Martínez de Madina otros dos: Mercado de Lana y Plaza de las Vacas (¿será una confusión con Plaza de los Bueyes?, no lo sabemos, pero creemos que sí, porque en su minucioso libro con Henrike Knörr (Toponimia de Vitoria I) no aparece reseña alguna sobre esa tal Plaza de las Vacas.

Antes de entrar en lo que consideramos la parte con más enjundia de la historia de este espacio, hoy en día plaza, veamos algunos datos de esos que se suelen señalar poco.

Por ejemplo, los que recogen los documentos sobre numeración de casas y posteriores nomenclátores. Así, en el documento propuesta para “metodizar la numeración de las casas” de 1855, no se propone ningún cambio para la Plaza del Machete, que tiene los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9 todos en la acera de la izquierda. Se especifica además que pertenece a la Vecindad de San Francisco. En los posteriores documentos no hay cambios (aunque en 1867 se plantearon reformas para todos los números), al menos hasta 1887, que es cuando el anterior nº 1 de la plaza se convierte en el número uno de la Escalera del Machete. Ese documento de 1887 también señala que entre el anterior número 1 y el actual número 1 existía un Sin nº, que era el nicho detrás del ábside de la Iglesia de San Miguel, donde se guardaba “el famoso Machete Vitoriano”. También indicaba que donde el que pasaba a ser ahora nuevo número 1 había estado el Retén de Serenos.

Estos documentos nos cuentan también que en 1880 tenía, situadas debajo de la Cuesta de San Vicente, 9 casas habitables (todas de un solo piso) con 39 habitantes. Este número de habitantes va disminuyendo paulatinamente, siendo 24 en 1887, y tan sólo 20 en 1910. Más cambios hubo entre 1920 y 1940, ya que los anteriores números 4 y 5 pasaron a ser un solo edificios (aun manteniendo los números), lo mismo que ocurría con los 6 y 7. Para ese 1940 la población de las casas de la Plaza del Machete había vuelto a crecer, siendo entonces de 34 (19 mujeres y 15 hombres).

Colchonero en la plaza del Machete (1900?) AF0000171/index.djvu; Signatura AZP-120

Colchonero en la plaza del Machete (1900?) AF0000171/index.djvu; Signatura AZP-120

Entre otros datos curiosos que encontramos está la explicación que nos da Ismael García-Gómez (Vitoria-Gasteiz y su Hinterland. Evolución de un sistema urbano entre los siglos XI y XV) para la ubicación del mercado en la plaza del Machete:

En esta ocasión son los vecinos y comerciantes del bloque B3 [Cuchillería, Pintorería y Judería] los que en 1484 protestan porque los puestos de venta suelen montarse ante los portales meridionales del bloque B2 [Correría, Zapatería y Herrería], lo que afecta negativamente a la actividad comercial de sus calles. La solución se hará esperar hasta 1488, año en que –según apunta Fray Juan de Victoria- después de barajarse otras posibilidades, se adoptó la solución “salomónica”; situar el mercado en un punto intermedio entre los portales meridionales de los bloques B2 y B3, a saber, en la zona donde actualmente se encuentra la plaza del Machete.

También nos parece de resaltar el hecho de que para algunos autores, junto a la actual ubicación del palacio de Villasuso pudo existir en tiempos una “Ermita de San Bartolomé”, lo que explicaría también el nombre de las escaleras. Así, Peli Martín Latorre (La ermita humilladero del Santo Cristo de la Buena Dicha. Esa pequeña historia de Vitoria que se nos escapa… que se nos va…), observando un plano de 1811, elaborado por los Capitanes franceses André Mailliart y George de Bois St. Ilys:

De ahí el gran interés que ha despertado en nosotros conocer por ejemplo, dentro del casco urbano, la configuración de la primitiva muralla y encaste de la Villa de Suso, tras la iglesia de San Miguel y lo que puede ser, de no estar equivocados, el lugar donde estaba situada la ermita de San Bartolomé señalada con una cruz, tal y como se identifican en el mismo plano todos los edificios religiosos de la ciudad, ésta junto al Palacio de Villa-Suso, en su parte superior, así como el tramo de escaleras denominadas con el nombre de este Santo, que ascendían y todavía ascienden hasta dicho lugar desde la hoy Plaza del Machete. Podría ello explicar el peculiar aspecto que hoy se nos ofrece, conformando dentro de ese local una especie de ábside al fondo del llamado Salón de Actos que se utiliza como tal en el Palacio de Villa-Suso

Para acabar con este apartado de curiosidades comentemos que en esa plaza pero en un ubicación muy distinta a la actual, existió lo que Cola y Goiti calificaba de “asqueroso meadero (…) foco de miasmas que suben a infeccionar las escuelas del viejo palacio de Villasuso”. Meadero que, como podéis observar en la foto, tiene una exagerada forma fálica.

LA PLAZA DE LA ASAMBLEA VECINAL

Pero más que en sus nombres, en la historia del Machete vitoriano, en los pormenores de su Palacio de Villasuso, en sus covachas o restaurantes, o incluso en su uso como “txoko folklóriko” (que algo de eso hay, aunque disfrutemos mucho de no pocas de las actuaciones que en él tienen lugar), cuestiones todas ellas que se tratan de forma abundante en cualquier guía turística o blog de viajantes, queremos centrarnos en otros aspectos bastante menos conocidos que para nosotras resulta fundamental no olvidar, y dotan de un carácter propio a esta plaza, como para sentir por ella un cariño especial.

Pero empecemos por su antigua “configuración” en poco parecida a la actual. Para hacernos una idea, valga esta descripción del espacio en 1291 que recoge Manuel M.ª Uriarte Zulueta en “Vitoria y sus barrios en 1291” ( Landazuri, n. 3, junio 1994):

en 1291 la Plazuela del Mercado se extendía más allá de lo que hoy conocemos como la Plaza de la Virgen Blanca:

“…mercado, que entonces comprendía toda la extensión que hoy ocupan las tres plazas, de la Virgen Blanca, de España y del Machete”

Pero en ese mismo espacio de la hoy plaza del Machete, existió también, y desde bastante antes, el llamado Cementerio de San Miguel, tal y como se ha ido confirmando en diversos controles arqueológicos, según expone Paquita Sáenz de Urturi Rodríguez en Palacio Villasuso. Mejora de accesibilidad, Arkeoikuska 2015:

(…) Otra buena razón era la cerca­nía al templo de San Miguel y el conocimiento previo que se tenía de la existencia de su cementerio en la zona colindante con este palacio. Todo ello obligaba a un control riguroso de las obras proyectadas.

Enterramientos medievales

En el exterior del palacio, en la zona trasera de San Miguel, estaba prevista una apertura para la co­locación de una zapata con unas medidas de 80 x 80 cm de lado y la misma profundidad. Pese a estas es­casas dimensiones existía la posibilidad de que se lo­calizaran enterramientos como ya había ocurrido en el siglo XIX,

(…) El resultado fue el hallazgo de un enterramiento en fosa simple excavada en la roca, sin cubierta y con el lateral derecho alterado por la reciente instalación de una tubería en la zona. En su interior se recuperaron los restos de dos individuos superpuestos uno sobre otro,

(…) La cronología precisa sobre esta sepultura queda a la espera de una posible datación por carbono, y de los estudios del cercano entorno espacial donde se encuentra la primitiva muralla, considerada como pre­fundacional para poder establecer las correctas rela­ciones estratigráficas. No dudamos de su relación con la necrópolis medieval de San Miguel.

Esta sepultura doble no ha sido la única hallada en el entorno del Palacio de Villasuso. En la reforma de 1982 se localizó un enterramiento en el rellano de la escalera que comunica la primera planta con la se­gunda, en el límite con la escalera de San Bartolomé, y junto al paño exterior de la primera muralla. (…) A priori también se relaciona esta se­pultura con la misma necrópolis de S. Miguel como los anteriores, aunque se plantean dudas sobre esto, dada su ubicación.

A modo de conclusión, destacar que los resultados obtenidos en la realización de este control han permitido corroborar algunos de los datos contenidos en la docu­mentación generada en el siglo XVI, entre Martín de Sali­nas y el ayuntamiento, y localizar los restos de una parte del cementerio de San Miguel, cuyos inicios se podrían remontar a un periodo anterior a la concesión del fuero por parte de Sancho VI de Navarra en 1181.

 

Lugar de reunión del Concejo Abierto

Vais a entender rápido el porqué nos interesa tanto saber si, como parece, este espacio que hoy ocupa la plaza del Machete fue el que en su día acogía al cementerio de San Miguel. La cuestión es que, siendo esto así, ese fue también el lugar donde hace siglos las gentes vitorianas practicaban el asamblearismo vecinal, pues era ahí donde se reunía el Concejo Abierto, Batzarre o Asamblea Vecinal de Gasteiz. Así lo recoge, por ejemplo Ladislao de Velasco y Fdez. de la Cuesta en Memorias del Vitoria de antaño:

El pueblo, esto es el comun de vecinos reconocidos como tales, se reunía á voz de pregón en el Cementerio de San Miguel, siempre que alguna cuestión ó asunto importante lo aconsejaba.

Son varias fuentes más las que señalan este hecho. Es el caso de Santiago Pérez Hernández (en su Poder y sociabilidad local en el País Vasco del Antiguo Régimen: del cobijo eclesiástico a la tardía aparición de las casas consistoriales; Vasconia n.º 33, 2003), quien recogiendo la información de Díaz de Durana, sostiene que ahí se celebró el concejo vitoriano hasta comienzos del siglo XV:

las reuniones del concejo vitoriano a comienzos del siglo XV y llegaba a la conclusión de los lugares de reunión eran principalmente dos: el cementerio de San Miguel y el Palacionuevo de San Francisco.

El hecho de que hubiera dos lugares parece directamente relacionado con la climatología, tal y como indica el blog Conociendo Álava:

El sistema de gobierno más antiguo por el que se rigieron los vitorianos fue el Concejo Abierto. Éste fue una asamblea o reunión de todos los vecinos.
(…) La asamblea de vecinos se reunía en el cementerio de San Miguel y con el mal tiempo en el portal de la iglesia de San Francisco

Esta costumbre del uso de este tipo de espacios para la celebración de la asamblea vecinal parece que era costumbre en Euskal Herria, tal y como señala Juan Madariaga Orbea en El uso laico tradicional de las iglesias y ermitas:

En toda Euskal Herria, el listado de las poblaciones en las que el Concejo Abierto (e incluso Cerrado) se hacía en las iglesias es dilatadísimo: Hondarribia en la iglesia de Santa María; Lekeitio en el pórtico parroquial, debajo del tejadillo del cementerio; Markina en la iglesia de San Pedro, Rentería en el coro de la parroquia; Vitoria en el cementerio de San Miguel; Bilbao en la iglesia de Santiago

Pintura de Mintxo Cemillán, reproducida en Sedes históricas de las Juntas Generales de Álava en Vitoria y Tierras Esparsas, S. XVI-XIX; M. Camino Urdiain Martínez.

Pintura de Mintxo Cemillán, reproducida en Sedes históricas de las Juntas Generales de Álava en Vitoria y Tierras Esparsas, S. XVI-XIX; M. Camino Urdiain Martínez.

El lugar para el medianeto o asamblea de justicia popular

Pero parece que este espacio no sólo era utilizado para la celebración de la asamblea vecinal que denominaban Consejo Abierto, sino que en ella también tenía lugar una forma de justicia comunal que se denominaba medianeto, medianedo o medianetum. En qué consistía esta figura nos lo explica el miembro de la Real Academia de la Historia Martín Almagro-Gorbea (“El “medianeto”, una institución de origen celta en los fueros de Extremadura”):

La opinión más general en la actualidad es que el medianedo era un concilium comunal con función de asamblea judicial para dirimir litigios de cualquier índole que afectaban a gentes de distintas poblaciones o comunidades en un lugar intermedio o limítrofe entre ambos, lugar al que también se denominaba medianetum

El mismo autor, en otro trabajo (La Serranía de Albarracín. Análisis etno-arqueológico de la ganadería en la Celtiberia meridional), nos da más pistas sobre su origen:

Esta institución consuetudinaria parece ser una tradición céltica, pues medianetum ο medianedo debe proceder del término céltico *medium nemetum > medionemeton, término atestiguado en Escocia y que significa «santuario central», ya que en el mundo céltico nemeton era el centro onfálico sagrado donde se celebraba la oenach ο asamblea jurídica, elemento documentado en la Península Ibérica

No hay dudas en lo relativo a que el medianetum o medianeto en Gasteiz se ubicaba en ese espacio del antiguo cementerio de San Miguel, hoy parte de la plaza del Machete. La descripción ahora es de José Javier López de Ocáriz Alzola (Un trazado regular sucesivo: oval y envolvente la villa medieval de Vitoria):

En Villa Suso, la puerta principal desde la antigüedad fue la de San Bartolomé, en la proa del navío o espolón sur de la colina, junto a San Miguel, donde debe situarse el medianetum o lugar neutral para los juicios, tal y como se indicaba en el fuero de población de 1.181

(…) En el siglo XII pudo iniciarse junto al antiguo cementerio de San Miguel, bajo la puerta principal de San Bartolomé, el lugar mágico del medianetum.

Igualmente lo describe Ladislao de Velasco en la obra ya citada anteriormente;

En la parte exterior de la Iglesia al Este inmediata á la puerta principal de la villa llamada de San Bartolomé, (hoy escalinata ó subida al Campillo), á espaldas del altar mayor y Sacramento, se estableció el llamado Medianeto ó Medianero, lugar de hacer los juicios que se habla en el convenio celebrado entre los de Victoria y los Caballeros de la Cofradía de Alava en 18 de Agosto de 1258

 

Machete 1880

El lugar para el juicio popular al Procurador General

Fue la tradición asamblearia de este lugar la que llevó, siglos después, ya a finales del XV, a que fuera el espacio elegido también para que en él se sometiera a juicio popular ante toda la población el recién nombrado Procurador General. Así lo recoge José Luis de Vidaurrazaga e Inchausti en su detalladísimo Nobiliario Alavés:

Acabado de hacer este juramento, lo llevan a las espaldas de la dicha iglesia, donde ahora la ciudad tiene cerrado con puerta de hierro y reja el machete terciado o alfanje, que solía (estar) antiguamente en la pared del cementerio de la dicha iglesia, en lugar alto, donde solía ser el lugar ordinario de concejo y ayuntamiento y consistorio, y extendiendo la mano y poniendo la mano sobre él jura

Pero no bastaba sólo con el juramento, el pueblo reunido en la plaza debía dar su consentimiento, algo que se mantuvo hasta el último juramento de un Síndico Procurador ante el Machete Vitoriano en 1841, tal y como recoge el Diario Constitucional de Palma del 2 de enero de 1841:

Concluido el juramento, hay todavía otra fórmula. El secretario lee en voz alta el poder que el pueblo otorga al procurador general, y en seguirla y antes de firmarlo pregunta al pueblo allí congregado, si en efecto quiere conferirle tal poder…. Escusado es decir, que ayer respondió que sí. Es lo regular. La tradición sin embargo conserva la memoria de un mal ciudadano a quien el pueblo desechó y que no pudiendo resistir a tan grande castigo moral, murió a los pocos días de sentimiento. ¡Lástima que algunos hijos degenerados de este país, no pudieran venir a sufrir la prueba del pueblo, del verdadero pueblo!.,

Los orígenes y pormenores de este importante acto popular los podemos seguir a través de las palabras de Rosario Porres Marijuán en su Oligarquías y poder municipal en las villas vascas en tiempos de los Austrias, Revista de Historia Moderna; Anales de la Universidad de Alicante nº 19 – 2001):

En algunas villas vascas existieron también dos figuras emblemáticas, tal vez el mejor exponente de la representatividad del comunitarismo popular que, en palabras de Pedro Lorenzo, no sólo exigía gobiernos municipales sin otro objetivo que proteger los intereses colectivos sino que también imponía el precepto de la representatividad como también el control de los oficiales designados: los procuradores generales (también llamados síndicos) y los diputados municipales. Fueron los ayuntamientos de influencia del modelo vitoriano los que incorporaron estas figuras

(…) este personaje asumía la responsabilidad de hacer cumplir en el Regimiento las leyes de la comunidad, así como de fiscalizar la labor de todos los oficiales del Ayuntamiento

(…) el procurador de Vitoria ponía en juego nada menos que su cabeza, en medio de una ceremonia que tenía lugar al día siguiente de las elecciones ante el «machete vitoriano» con el cual le sería cortada si no cumplía fielmente con su cometido. Una ceremonia mediante la cual el pueblo confirmaba su nombramiento confiriéndole poderes especiales para desempeñar su más importante misión: la de ejercer como defensor de los usos, costumbres y privilegios de la ciudad ante cualquier instancia, ya fuese provincial, real, eclesiástica, etc. Erigido como garante los derechos de la comunidad vitoriana, esta figura, creada en tiempos de los Reyes Católicos, actuaba como interlocutor válido entre el Regimiento y el Común, cuyos derechos debía preservar, aunque muy pronto pasó a incorporarse al selecto círculo de los oficios mayores junto al alcalde y los regidores y acabó por oligarquizarse al mismo ritmo que éstos (…) su concurso era imprescindible para que los ayuntamientos pudieran celebrarse, regla ésta que sin duda debió nacer para preservar los derechos del Común. Y aún más si atendemos a las premisas de Juan de Vitoria, según el cual este cargo disfrutaba de un verdadero derecho de veto porque “sólo que esté negativo basta para que no se haga lo que todos votan” (…) Con semejantes prerrogativas no es de extrañar que se convirtiera al mismo tiempo en uno de los principales y más habituales objetivos de la contestación popular, como tampoco que se utilizara la ceremonia de su juramento en la Plaza del Machete como marco de sus expresiones más virulentas.

Plaza del Machete (Fernando Echeverría 1980)

Plaza del Machete (Fernando Echeverría 1980)

Vemos pues que su origen está en el comunitarismo popular. Pero el hecho de que fuera creado en tiempos de los Reyes Católicos nos puede hacer pensar que era producto de un espíritu comunitarista que ellos impulsaran. Todo lo contrario, las distintas ordenanzas (municipales, de vecindades…) que en Vitoria se establecieron en aquel entonces a impulso de Isabel y Fernando lo que intentaban era todo lo contrario, obligar a abandonar las formas de autogobierno que la población tenía (Consejo Abierto y Vecindades Vitorianas) para “encarrilarlas” hacia un gobierno centralizado y oligárquico. El paso intermedio para ello fue el de ir moldeando esas figuras a través de las mencionadas ordenanzas, vaciándolas de contenido, como paso previo a incorporarlas al gobierno oligárquico. A pesar de ello, como señala Porres, no lograron impedir que en ocasiones la oposición popular quedara claramente manifestada.

Tanto el diario que narra la última jura como la propia Rosario Porres hacen referencia a la contestación popular mostrada en alguno de esos actos en la que hoy es la plaza del Machete. Es la propia Porres la que en un texto con un título significativo Un episodio de insurrección popular en la “Plaza del Machete” nos cuenta lo sucedido en dos de esas juras:

En las elecciones de 1677, por ejemplo, en similar ceremonia llegaron algunos vecinos a «perturbar el acto con grita y palabras concitantes a sedición», aunque las cosas no pasaron de ahí. Mucho peor fue en las elecciones de septiembre de 1738.

(…) Antes de las elecciones, parte del público asistente protestó contra el personaje que se perfilaba como procurador general, José Joaquín del corral, a quien tenían declarado como opresor del pueblo: «mal podría el común esperar su defensa y protección de quien se oponía a sus llantos y deseaba su opresión», decían. No en vano, se le conocía por su mal hacer mientras ejerció como alcalde en años anteriores. Paradójicamente, un amañado ritual de bolas y cántaro le seleccionó como procurador y los asistentes lo tomaron como una provocación.

Cuenta la documentación oficial que al día siguiente, en el acto de juramento en la Plaza del Machete y cuando el escribano Tomás ángel de Velasco preguntó si se le otorgaba el poder para defender los derechos de los vitorianos, «respondieron unos con modestia, que si, y otros con voz alta, y mucha grita, que no». Ante el alboroto, el juez dio orden de prender a quienes diesen motivo a la discordia, dando por finalizado el conflicto. Sin embargo, la relación que de los hechos hicieron las Vecindades tenía un tinte más heroico, pues venían a decir que ante la pregunta del escribano, «… se oyó una voz universal, que decía: no Señor. Y otros: no otorgamos tal poder; sin que se hubiese oído que persona alguna, ni aun los capitulares, dijesen que si lo otorgaban. A cuyo tiempo el juez levantó la voz diciendo: ¿Qué es esto? Y habiendo callado todos, continuó diciendo y mostrando grande enojo de que se negasen a su otorgamiento, que callasen, porque si alguno respirase, o levantase su voz, haría un castigo ejemplar, que se acordaría de él, con otras expresiones de amenaza, y llamando a los Ministros de Vara, dijo con el mismo ardor prendiesen luego a cualquiera que señalase, o echase la mano».

Dicen que entonces el propio escribano don Tomás ángel de Velasco, que estaba cerca del juez, se le presentó diciéndole con gran modestia y atención: «… aquí estoy yo, Señor, que no otorgo ese poder, mande Vuestra Merced prenderme, si es delito. Con lo que el Juez se sosegó». Las elecciones quedaron en el aire, y aunque apenas un mes después la nueva corporación trató de regularizarlas, el asunto tuvo que dirimirse finalmente en los tribunales.

Visto lo visto, empezamos a entender el porqué se eliminó la referencia de la plaza al poder de la asamblea vecinal, limitándola solo al manido machete. ¿Os imagináis que hoy en día el alcalde o alcaldesa tuviera que pasar por el trance de la aprobación popular en la plaza?

No es que tengamos nada en contra de la denominación del lugar como Plaza del Machete, pero nos parece mucho más importante recobrar la memoria popular del espacio del autogobierno popular, su Consejo Abierto o Batzarre, y donde la población se juntaba a debatir y decidir cuestiones. Por eso nos parecería mucho más apropiada nombrarla como Plaza de la Asamblea popular… y no digáis que no es casualidad que justo al borde de esta plaza, según se sube por las Escaleras de San Bartolomé nos encontremos con la escuela de asamblearismo de buena parte de la juventud gasteiztarra de las últimas 4 décadas: el Gaztetxe de Gasteiz.

¿Será ésta una foto de la asamblea del Gazte de mediados del siglo pasado bajando a la Plaza de la Asamblea a celebrar Consejo Abierto? Más de una cara nos parece reconocer…

 

Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz

 

 

 

 

MATEO BENIGNO DE MORAZA KALEA

 

CALLE MATEO DE MORAZA

Henrike Knörr y Elena Martínez de Madina en su Toponimia de Vitoria describen así los orígenes de la calle:

A raíz de la construcción de los Arquillos, en 1887 la Calle San Francisco pasó a denominarse Calle Mateo Benigno de Moraza en su tramo actual, y quedó el nombre de la Cuesta de San Francisco para el tramo que unía la parte baja con la alta de la actual Calle San Francisco.

No de muchos años después es la siguiente foto de Salvador Ramón de Azpiazu Imbert, datada el 20-08-1902 (AMV signatura AZP-105) y que según se describe recoge la “vista de un cortejo real que avanza por la calle Mateo Benigno de Moraza con motivo de la visita de Alfonso XIII a Vitoria. En primer plano a la izquierda se ve una niña con coleta y un globo en la mano. A la derecha, encabezando el cortejo, va un trompetero seguido por dos maceros, a continuación dos guardias y en un plano medio el rey Alfonso XIII y su séquito. Al fondo la Escalera de San Miguel con numerosas personas que observan el paso de la comitiva”.

Maceros y alfonso

De la curiosa foto nos llama la atención, se diga lo que se diga, el poco público que parece acudir a contemplar el “paseo”, así como las máscarillas o tapabocas que llevan los maceros (cuando aún faltaban 16 años para la pandemia de la llamada gripe española)

Son Martínez de Madina y Knör también quienes definen el personaje de Mateo Moraza:

Mateo Benigno de Moraza y Ruíz de Garibay nació en Vitoria en 1817 y falleció en la misma ciudad en 1878. Ejerció como abogado y representante del fuerismo alavés y vasco. Entre los cargos que ostentó destacan: secretario del Ayuntamiento de Vitoria en 1841, consultor de la provincia de Álava en 1848 y rector de la Universidad Libre en 1869, así como primer consultor de la provincia y diputado en Cortes Constituyentes.

Aunque la inicial calle de San Francisco, comprendiendo la parte que hoy conocemos como calle Mateo Benigno de Moraza, existiera desde finales del siglo XIII, hasta finales del XVIII la zona tenía una configuración bastante distinta a la actual, pues se colocaba extramuros de la ciudad, siendo una gran superficie abierta. En la parte norte de esa superficie, y lindando con la iglesia de San Miguel, en el espacio que hoy ocupan la primera manzana de los Arquillos y el inicio de la actual Mateo Moraza, según recoge Bastida “Txapi”en Recordando Vitoria, estuvo ubicada desde el siglo XVI la Casa del Peso o primitiva Alhóndiga. Este edificio sirvió también como Casa Ayuntamiento e incluso como patio de comedias. No sería hasta finales del XVIII cuando la Casa Consistorial pasaría a la Plaza Nueva y, años más tarde en 1796, con la construcción de esa fase de los Arquillos, la Alhóndiga se trasladó inicialmente al edificio creado para ubicar el Teatro y la Alhóndiga, donde luego, y hasta hace poco, se ubicó el Banco de España.

Así describe la zona Juan Ibasque en su Historias de Vitoria-Gateiz, basándose para ello en el cuadro de Benito Casas de 1832 (que a su vez sería copia de uno cuadro de 1650) que os dejamos a continuación

La alhóndiga , o «Casa del Peso» se situaba, desde el siglo XVI en lo que era la Plaza del Mercado o Plaza Vieja (un espacio que hoy lo componen la Plaza de la Virgen Blanca, la zona de Arquillos de Mateo Moraza y la Plaza Nueva).

Estaba la alhóndiga situada en la parte alta, en lo que hoy sería la primera vecindad de los Arquillos y calle Mateo Moraza, pegando a San Miguel. Era un edificio noble, con dos pisos, coronado con una torre espadaña y su fachada en planta baja, con 7 arcos y miraba a la Plaza Vieja, hoy Plaza de la Virgen Blanca (en ella se ubicó también el propio Consistorio antes de existir el de la Plaza Nueva) .

Benito Casas

Pero quien nos da una descripción de la zona a finales del XVIII y antes de que comenzaran las diversas obras que iban a cambiar todo el aspecto de la zona es Salvador Andrés Ordaz en su Urbanismo en Vitoria 1780-1830:

En su parte meridional se extendía una amplia plaza mayor que era un vacío ciudadano que quedaba entre la muralla y arrabal de la parte baja y las iglesias de San Miguel y San Vicente, construidas en el borde de la cima de la ciudad, limitándose por los otros dos costados por los portales defendidos de las calles Herrería, Zapatería y Correría, y por la muralla que llevaba hasta el convento de San Francisco. Testimoniaba su condición de plaza mayor la presencia del edificio del Ayuntamiento y, por supuesto, la vida pública que allí se desarrollaba, especialmente los días de mercado

Aunque la obra inicial es la de la Plaza Nueva, ésta tiene clara influencia sobre la zona de alrededor, que describe también Andrés Ordaz:

También fue importante la urbanización del espacio que mediaba entre la parte más alta de la ciudad y la inferior que ahora ocupaban las plazas vieja y nueva. En su zona occidental se levantaban la iglesia de San Miguel, la Casa Consistorial vieja que incluía la Alhóndiga y un modesto mercado llamado La Ala. Cruzaba un camino que desde el Hospital subía al portal de San Bartolomé, a través del cual se accedía al Campillo. El resto formaba un triángulo al ser ceñido por la calle que ascendía hacia las de Cuchillería y Pintorería.

Las reformas que se proponen son las siguientes:

La urbanización del resto de la zona tuvo un proceso más complejo hasta la definitiva edificación de los Segundos Arquillos. El planteamiento inicial surge en 1790 como consecuencia de la necesidad de acondicionar la calle de San Francisco que corría ante la fachada exterior de la nueva Casa Consistorial. Considerando como accesorias de las obras de la plaza a las de las calles que la circundaban, Olaguíbel hizo un primer plan sencillo para dejar suficientemente ancha y rebajada la calle de San Francisco. El antiguo consistorio quedaba muy próximo a la nueva plaza, por lo que el mismo arquitecto volvió a hacer otro plan que ascendía a 100.000 reales consistente en demoler la parte anterior del viejo Ayuntamiento dando mayor amplitud a la calle.

No obstante, buena parte de las que afectaban al primer tramo de Mateo Moraza (entonces San Francisco) estuvieron apunto de no llevarse a cabo:

Hay que esperar a 1801 para ver prosperar la construcción de estos segundos arquillos. Y aun a punto se estuvo de desistir de la idea pues en 1800 se pensó que resultaba costosa al Ayuntamiento la modificación de la Casa Consistorial Vieja por lo que sería mejor derribarla, trasladando la alhóndiga que albergaba al edificio del Hospital, y dejar en su solar tres plazuelas o mesetas para mayor claridad y menor gasto.

Finalmente, este fue el resultado de las obras en palabras de Ordaz:

Estos segundos Arquillos completaron las ventajas urbanísticas ofrecidas por las Casas de Segurola. En efecto, además del bloque de las casas levantadas en consonancia con las primeras, se arreglaron las escaleras de la subida al portal de San Bartolomé, por debajo del pavimento que une a los dos soportales, y el nivel de la calzada de éstos se continuó hasta el pórtico de la iglesia de San Miguel por encima de las citadas «covachuelas» destinadas a comercio. Asimismo, por detrás de las casas se urbanizó la plazuela hoy llamada «del Machete» con las correspondientes escaleras de acceso.

Hay otra particularidad del diseño de Olguibel para la Plaza Nueva con repercusión directa en la hoy Mateo Moraza, y es que proyectó que en las cuatro esquinas exteriores de la plaza se generaran cuatro plazuelas, lo que conlleva que tanto al inicio como al final de la acera derecha de Mateo Moraza nos encontremos con sendas plazuelas. La ubicada al principio de la calle durante un tiempo se llamó, al menos popularmente, la plazuela o plazoleta de las olleras, porque, como recoge Venancio del Val en su Calles Vitorianas, “En la plazuela frente a San Miguel solían colocarse el siglo pasado, para el mercado, las cacharreras y los cesteros” (edición de 1944) ,”El nombre de la plazoleta de las Olleras se debió a que en dicho lugar solían situarse las vendedoras de ollas y cacharros, junto con los de cestas cuando se estableció el mercado en la entonces Plaza Vieja” (edición de 1979).

Año 1959 - (Autor: Alberto Schommer Koch) - (Fuente: ATHA) tomado de http://vitoriaenfotos.blogspot.com/2021/04/calle-mateo-de-moraza.html

Año 1959 – (Autor: Alberto Schommer Koch) – (Fuente: ATHA) tomado de http://vitoriaenfotos.blogspot.com/2021/04/calle-mateo-de-moraza.html

De la plazuela situada al final de la acera de la hoy calle de Mateo de Moraza no hemos encontrado reseñas ni de nombres oficiales ni populares. Existe una plazuela de San Francisco, que estaba muy cerca de allí, justo a la entrada del desaparecido Convento de San Francisco, y que inicialmente perteneció a la calle de San Francisco, que alcanzaba hasta allí. Pero sabemos que es la que estaba justo al pie del convento, posteriormente convertido en Cuartel de Infantería, entre otras cosas, porque éste era el único edificio de esa plazuela en los nomenclátores desde 1887 hasta 1920, y en ella, por el número, debían figuraban empadronados los militares que lo ocupaban, ya que el dato era de 1.099 habitantes en 1887, que se habían incrementado hasta los 1.410 en 1893, que sin embargo se habían reducido hasta los 337 en 1910. Así lo reflejan Knör y Martínez de Madina:

Parece ser que el espacio entre la actual Cuesta de San Francisco y la zona baja frente al desaparecido Convento de San Francisco, hoy zona ajardinada, desde el 12 de octubre de 1887 se llamó Plazuela de San Francisco.

Hoy en día ninguna de esas dos plazoletas tiene nombre oficial, aunque habrá que esperar los cambios que se están llevando a cabo en el espacio del antiguo Banco de España y la zona de alrededores (en torno a lo que popularmente se llaman Centro del Alzheimer –porque solo tiene memoria parcial-) para ver cómo queda configurada finalmente.

Hay otro espacio de esta calle al que en la actualidad se le presta poca atención: las escaleras subterráneas que comunican Mateo Moraza con la entrada de la iglesia de San Miguel (también sin nombre oficial), y que según recoge Venancio del Val en 1944, debieron construirse por esas fechas:

A la calle de Moraza da una de las fachadas de la Casa de la Ciudad y en la acera izquierda está la nueva entrada subterránea, recientemente habilitada, a la parroquia de San Miguel.

En la posterior revisión y ampliación de su Calles Vitorianas, en 1979, del Val nos da más detalles de esas escaleras, así como de la comentada plazoleta de las Olleras:

Por los años 1938-30 se realizaron las obras de las nuevas escaleras interiores por las que se sube directamente de la calle Moraza a la iglesia de San Miguel, para lo cual fue preciso la inutilización de algunas plantas bajas y primeros pisos. Del mismo tiempo es también la escalera que, casi enfrente, se abrió desde la plaza de España a la antigua plazoleta de las Olleras, en el rincón entre la referida plaza y la de la Virgen Blanca, con el fin de desviar el tránsito de los ciudadanos de las escaleras principales del Ayuntamiento.

El nombre de la plazoleta de las Olleras se debió a que en dicho lugar solían situarse las vendedoras de ollas y cacharros, junto con los de cestas cuando se estableció el mercado en la entonces Plaza Vieja. En el medio de la plazoleta existió hasta hace todavía no muchos años una de las fuentes públicas que se veían por las calles de Vitoria. Ha solido tener esta calle su fiesta el día de San Mateo.

Con esta referencia a la fiesta de la calle por San Mateo, del Val nos da pié para comentar otra cuestión curiosa en relación a la calle. Nos referimos a lo relacionado con la Vecindad a la que pertenecía. Inicialmente, la entonces aún calle de San Francisco, pertenecía a la Vecindad del mismo nombre, que se habría creado a principios del siglo XIX, pues no aparecen datos sobre ella hasta 1828. Sabemos que en 1855 estaba formada por la mencionada calle de San Francisco, Los Arquillos, el Callejón y la Cuesta del Teatro la Vecindad de San Francisco, y que su patrono era San Francisco de Asís, celebrando su fiesta de Vecindad el 4 de octubre.

Posteriormente, en 1887, además de la recién creada Mateo Moraza, a la Vecindad se unirían los números 3, 4 y 5 de la entonces Plaza de Bilbao (hoy Plaza de los Celedones de Oro, o popularmente Plaza de Correos), la Escalera de Los Arquillos, la Escalera del Machete, la Plaza del Machete, la Cuesta de San Francisco, la Plazuela de San Francisco, la Escalera de San Miguel y el Callejón de Santa María del Cabello.

Sin embargo, hay datos como para pensar que en algún momento de finales del XIX o inicios del XX la Vecindad de San Francisco se pudo desdoblar en dos, estando compuesta una de las dos partes por las calles Mateo Moraza, Cuesta de San Francisco, Cuesta del Banco de España y Paseo de los Arquillos, las cuales tendrían como patrono a San Mateo. Esto al menos se infiere de la siguiente carta dirigida al Alcalde el 17 de septiembre de 1928:

Excmo. Sr.:

José L. Goicolea, Presidente de la Comisión Organizadora de los festejos religiosos y profanos que se celebrarán el día 21 del actual, para solemnizar la fiesta de San Mateo, Patrón de la vecindad de las calles de Mateo B. de Moraza, Cuesta de San Francisco, Cuesta del Banco de España y Paseo de los Arquillos a V.E. respetuosamente expone:

Que por la vecindad citada, se ha confeccionado un programa de festejos a base de disparo de cohetes, alegres dianas que darán comienzo a las ocho de la mañana, solemne misa cantada en la Iglesia de San Miguel a las nueve y medía de dicho día 21, concierto musical de 12 a 1 de la tarde y sesiones de bailables de 7 a 9 y de 10 a 12 de la noche del referido día, para cuya celebración así como para el disparo de cohetes, solicita el oportuno permiso de V.E. complaciéndose en significarle que vería con sumo agrado se sirviera designar una Comisión de su seno que honrase con sus asistencia el acto religioso ante citado ya que las Casas Consistoriales radican en la vecindad mencionada y el Sr. Alcalde Presidente en funciones es Presidente Honorario de la misma.

Es gracia que no duda alcanzar del bondadoso corazón de V.E. cuya vida Dios guarde muchos años.

A. M. V-G. Signatura LI/12/11 Festejos en la Vecindad de don M. B. de Moraza.

Ello viene confirmado también por Venancio del Val cuando en su Calles Vitorianas de 1979 dice sobre Matero Benigno de Moraza que “ha solido tener esta calle su fiesta el día de San Mateo”. Es el mismo autor el que recoge un curioso hecho que de haber cristalizado hubiera cambiado la imagen de la calle Mateo Moraza:

Con motivo de la guerra carlista el año 1873, entre las obras de fortificación en varios edificios, se llegó a proyectar la construcción de un puente o pasarela entre la Casa Consistorial y Los Arquillos.

De la importante vida comercial y social que tuvo Mateo Moraza en la primera mitad del XX nos da cuenta también este detallado relato del cronista alavés:

En la plazoleta opuesta, o sea la que se encuentra frente a la cuesta del Banco de España, estuvo, con acceso por la plaza de España, la farmacia de Rovira, a la que sucedió Ormazábal, trasladado asimismo hace unos años a la calle General Alava. Primitivamente la regentaba Pedro Nolasco.

A principios de siglo estuvo el titulado «Café Europa», que luego lo adquirió en traspaso Francisco Valdecantos, quien había tenido el de Gobeo en la calle de la Paz. Como quiera que en el café solían reunirse los republicanos Valdecantos le mudó el título por «El Imparcial», para significar su alejamiento de toda idea política. Al abandonar los locales los republicanos para trasladarse a la calle de los Fueros pretendió Valdecantos instalar un hotel, pero se limitó a alquilar las habitaciones como hospedaje.

En los mismos locales se reunían en la primera década del siglo los que formaban el «Vitoria Esperantista Grupo». También solían hacerlo las noches de los sábados los tallistas de la Catedral nueva, entre los que se encontraban excelentes artistas. Un día, en aquellos inviernos vitorianos de grandes nevadas, uno de ellos consiguió hacer una admirada talla de nieve en la que se reproducía a una de las hijas del dueño del café: Pilar Valdecantos.

Así como en «El Imparcial» se reunían los republicanos, posteriormente, por los años veinte, lo hacían los carlistas en el piso superior de la «Casa Paco», casi enfrente, con entrada por los Arquillos. Hubo en esta calle algunas otras farmacias. Muy famosa fue el siglo pasado la de Zabala, que estaba frente al Ayuntamiento. En ella tenían lugar muy animadas tertulias y de la misma salieron tantos hechos ocurrentes y humorísticos que caracterizaron aquella época. Era su titular Pedro-Vicente Zabala, uno de los principales humoristas de entonces. Fue concejal en 1850 y 1865. En su tienda y trastienda tenía disecados algunos animales, con los que adornaba los escaparates; procedían de capturas hechas por los también famosos cazadores vitorianos.

En el mismo n. 0 15 estuvo la Farmacia Municipal, que regentaba José Sánchez Pons, donde luego el establecimiento de licores de Ciriaco Ortiz de Anda -antes Lorenzo Benito-, y ahora se encuentra uno de los varios restaurantes de la calle.

En la calle Moraza estuvieron dos importantes imprentas vitorianas, una de las cuales subsiste en otro lugar próximo. Una de ellas, la de Sarasqueta, que estaba donde ahora la zapatería de Landaluce y que anteriormente había estado en el 31 de la Correría y en el 9 de la calle Dato. El fundador de la otra imprenta fue Ignacio Egaña, contemporáneo de !turbe, al que le sucedió su hijo Cecilio, y luego, el nieto, Francisco, padre de quienes actualmente sostienen la industria en otro emplazamiento. Primeramente se instaló con el nombre de «Egaña y Manteli» en la calle de San Francisco. Luego pasó al 14 de Postas desde Moraza. Al propio tiempo tenían imprenta en la calle Castilla, al final de ésta, donde hasta hace unos años conocimos la fábrica de purpurinas. De la imprenta de Egaña salieron a fines del siglo pasado, entre otras publicaciones, «El mosaico», «El escudo católico», «La buena causa», «El Porvenir alavés», «La trompeta», «El Lirio» y «Vitoria alegre».

En el n.0 9 estuvo en principio la confitería de Goya, a la que sucedió la ebanistería de Rodríguez. En el 23, José Aresti, donde luego José Alvarez, que desapareció en 1974. y en cuya planta superior fue entonces instalada la Sociedad Recreativa de reciente fundación, «Aldapa».

En el n.0 3 estaba en 1897 la «Tintorería Moderna»; en el 5, la droguería de Feliciano Merino y el establecimiento de mercería y efectos militares de Pedro Cobas. Donde ahora la entrada a San Miguel conocimos hasta el segundo cuarto de siglo la librería casa Flores o Herrero, junto a la cual había una tienda dond~ se alquilaban disfraces por Carnaval. En el 21 estuvo la tienda de telas de Valle, luego, confecciones Urrutia. Antes, «La Betoñesa», que se dedicaba a la compra de ropas o chatarra. La Cooperativa de Funcionarios «La Esperanza» estuvo en el mismo sitio, al fundarse, hasta que se trasladó al 2 de Olaguíbel. Al principio de la calle tuvo su zapatería Amescua. Más adelante ha estado la carnicería de Eugenio Sagarna, que fue antes del tío de éste Gregorio y también de Domingo Barrutia.

La imagen que reproducimos ahora de Enrique Guinea de 1940 (AMV) refleja no solo la curiosidad de ver el grandísimo cartel anunciador de “Las B.B.B”, sino el comprobar cómo entre sus productos estrella aparece el tapabocas, aunque no hace referencia a lo que también se ha conocido como mascarilla estos últimos años, sino a una prenda que se utilizaba para proteger la boca del frío, bastante parecido a lo que hoy se denomina braga de cuello o buff.

Mateo Moraza Enrique Guinea abril 1940 AMV VitoriaRecuerdo

En cuanto a documentos municipales sobre calles y casas, es en el “Cuaderno de rotulación de calles y numeración de casas” de 1887, cuando aparece por primera vez la”calle de Mateo B. de Moraza” de la que dice que tiene 11 edificios y 99 habitantes.

Sobre la calle dice que se le dio ese título el 12 de octubre de 1887, “y antes era parte de la calle de San Francisco, comprendiendo del 1 al 23 y del 2 al 20 de sus edificios”.

La descripción que da de la calle es:

Principia en la escalinata de San Miguel, y concluye entre las Cuestas del Teatro y San Francisco. Linda al Norte con Los Arquillos; Sur, con la Plaza Nueva; Este, con la Escalera de San Miguel; y Oeste, con la Cuesta del Teatro.

De la acera izquierda (impares) que va del 1 al 23 remarca que Todas estas casas están situadas debajo de la monumental obra de “Los Arquillos”, aunque advierte que el número 23 en realidad es la puerta accesoria del nº 1 de la Escalera de los Arquillos.

Por lo que respecta a la acera derecha (pares) que va del 2 al 20, reseña que todas son puertas accesorias de casas de la Plaza Nueva. En posteriores documentos e aclarará también que el número 1 en realidad era el accesorio del número 2 de la Escalera de Sn Miguel.

Aunque el número de edificios no varía, el de población va disminuyendo. Así, pasamos de las 99 personas vecinas de 1887 a 79 en 1893, que se vuelven a incrementar hasta las 85 en 1910. Para 1940 tenía ya una población de derecho de 113 personas (62 mujeres y 51 hombres)

Hemos querido consultar cómo habían variado estos datos sobre viviendas y habitantes en los últimos tiempos, teniendo que recurrir para ello a los que ofrecen las fichas urbanísticas realizadas por el Ayuntamiento de cara a la revisión del PERI, que aportan datos en torno al año 2000, y que se resumen en:

  • En la calle había 12 números, todos en la acera izquierda (impares), numerados del 1 al 23, pero existiendo un número 5bis.

  • El número 3 es en realidad el paso de las escaleras cubiertas que conducen a la entrada de San Miguel.

  • Todos los edificios están construidos entre 1796 y 1797, salvo el número 21, que está construido en 1787.

Entre todos los edificios solo suman 4 viviendas, en las que están empadronadas 5 personas. Para tres de esas cuatro viviendas el PERI propone la supresión de su uso como vivienda:

  • Una vivienda en la planta primera del número 1, con 102 m2, en los que vivía (o estaba empadronada) una mujer menor de 65 años. El PERI determina la tolerancia de vivienda en este edificio.

  • Dos viviendas en el número 11, una en la planta baja con nada más y nada menos que 217 metros cuadrados, y en la que vivía (o estaba empadronada) una mujer menor de 65 años. La otra vivienda de ese edificio está en la planta 1ª, que tiene 181 m2, y donde no había empadronada ninguna persona. El PERI marca como objetivo suprimir el uso de vivienda en ambas.

  • Una vivienda en el número 15, planta baja, de 228 m2, donde vivían 2 mujeres y hombre menores de 65 años.

La vivienda del número 1 estuvo a la venta hasta hace pocos meses por nada más y nada menos que 442.00 euros, lo que, desgraciadamente, no nos extraña sabiendo que esta calle forma parte del que llamamos Cinturón de oro del Casco, la única zona en la que el Ayuntamiento está poniendo empeño en dar ayudas y facilidades para su total rehabilitación (que va desde Siervas, subiendo por la Virgen Blanca, siguiendo por Mateo Moraza, Cuesta de San Francisco, calle San Francisco, y posteriormente Portal del Rey, hasta empalmar con Francia), potenciando en él viviendas de lujo, o al menos tan sólo accesibles económicamente a clases sociales muy pudientes.

Algo parecido está sucediendo desde hace tiempo con los establecimientos de hostelería ubicados en esta calle, tanto los restaurantes como los llamados “bares de copas”, de unos precios muy selectivos, es decir muy prohibitivos para las clases populares, y el vecindario medio del Casco. Cómo no echar de menos esas tascas y tabernas populares que había en esta calle, de forma muy especial la que llevaba (junto con su esposa Bego, y su amama) un querido vecino del Casco recientemente fallecido, Txusta (José Agustín Iriondo), lugar de refugio y reunión para muchos movimientos populares durante los tiempos más duros (represivamente hablando). Pero entre todos los colectivos “refugiados” en Txusta, destaca la Bertso Eskola de Gasteiz. Así que no se nos ocurre mejor manera de acabar esta reseña sobre Mateo Moraza, que recogiendo algunos de los bertsos que Juan Mari Juaristi les dedicó a las personas del Txusta en 2002 y que se recogen en Araba bertso histori ezberdin bat:

Bi mila ta bigarren
urtean gaudenez
orain hogei beteta
denon zorionez,
galaz ospa dezagun
txanpaina edanez
han sortu ta hazi ginen
habi izan denez
bertsoak jarri ditut
Txustaren omenez.


Bi lagun barra ondoan
Txusta zerbitzari
inor azaldu al da?
galdetu berari,
purua ezpainetan
keinua goiari,
hogei urtez gabiltza
tabernan kantari
bertso onenak boteaz
erratz-kirtenari

(…)

Afaritan menua
betiko sorpresa
patata ta txorizoz
betetako pertza,

solomoa, piperrak
asmatzen erraza,
postre aukera zabala
gazta edo “kontesa”
errematatuz bertso
saio aldrebesa.

(…)

Hegan hasi aurreko
guztion habia
zalea zena soilik,
han bertsolaria,
Txustan astindu gendun
beldurren nagia
zurekin dugun zorra
ez al da handia?
inork ez baitu ahazten
bere “lehen aldia”.

Txustak goibel eman zun
ixteko ordena
izan ere izan duzu
jaberik onena,
biak hartu bihotzez
guztion omena
biak zarete eta
lehena ta ondorena,
zuei eskerrak gara
gaur egun garena.

Anuncio publicitario

1 pensamiento sobre “Historia(s) del Casco / Bitxikeriak”

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s